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𝗣𝗥𝗢𝗟𝗢𝗚𝗨𝗘

𝐏𝐑Ó𝐋𝐎𝐆𝐎
─────── ⋆⋅☆⋅⋆ ───────

Hace más de 3.000 años atrás,
más antes del inicio de la temible
Guerra Santa nombrada por los dioses...


Todo el mundo sabía que Adalina era una huérfana sin padres, cuya cual fue acogida por la Deidad Suprema por razones desconocidas por la mayoría, solo se circulaba el rumor de que está Deidad la habría adoptado como una hija más suya debido ante las circunstancias en las que habría llegado al clan.

Desde el momento en que llegó siendo apenas una bebé con tan solo 3 días de nacida envuelta en trapos y en un cesto un tanto desgastado. Sus pequeños ojos de un tono verde lima y cabello anaranjado habrían fascinado a la Deidad, contando lo tan rápido que habrían aparecido sus alas de diosa demostrando que era una más de ellos.

Sin embargo, todo parecía muy sospechoso. ¿Cómo una bebé paro en el bosque del Rey Hada? Se sabía que la pequeña Adalina habría llegado desde el clan de las hadas traida por una diosa. Lo que se teorizaba al respecto a su nacimiento era que su Madre habría entrado en labor de parto en pleno bosque de camino hacia los castillos del clan de diosas una vez acabará con una misión hasta que una de las Diosas de aquella misión la habría ayudado en la labor y su vida concluiría una vez su preciada hija estuviera sana y salvo en sus brazos.

Pasado el tiempo, la pequeña bebé habría crecido convirtiéndose en una mujer espléndida y hermosa con grandes habilidades dentro de aquel clan. La Deidad Suprema la llamaba como su Hija y ella la llamaba su Madre, y se veían pocas veces debido a la rutina diaria de misiones donde debía de confrontar a los demonios en lugares situados alrededor de Britannia donde se deseencadenan distintas masacres por partes de estos seres oscuros contra los clanes y más sobre todo contra el clan de las Diosas.

Un pleito que se extendió por lo largo del tiempo, no había ni registros donde se viera que hubo al menos un momento de paz y calma junto a la convivencia entre los clanes. Quizás se vería imposible que existiera tal hecho mientras existieran los demonios en aquel mundo.

࿔‧ ֶָ֢˚˖𐦍˖˚ֶָ֢ ‧࿔࣪

Adalina observaba su reflejo en el espejo de su habitación. Su cabello, de un tono anaranjado que se encendía con la luz del sol, caía en ondas suaves hasta llegar a sus caderas. Sus ojos, de un verde lima brillante y vibrante, eran quizás su rasgo más distintivo como un bosque profundo atrapado dentro de gemas hermosas. Su piel era clara como la porcelana. Aunque era esbelta, su figura no denotaba fragilidad; su postura firme y los movimientos decididos de su cuerpo reflejaban la disciplina de una guerrera y la gracia de una líder natural. 

En sus labios una mueca de disgusto se mostró recordando lo sucedido ayer: donde la Deidad Suprema la habría proclamado como la sucesora del mando del clan de las diosas delante de todos los miembros del clan, Adalina no paraba de cuestionarse de las razones de esta misma deidad ante su decisión, no es que dudaba acerca sobre su mando que ella podría ejercer, ya que lideraba tropas de dioses o diosas que se les encargaba cumpliendo un excelente labor sobre todo llegando sanos y salvos de las misiones con la victoria.

Solo que era sumamente raro y extraño esta toma de decisión sin antes haber sido previamente conversado con ella, sobre todo que la noticia no solo la tomo por sorpresa y a los miembros del clan, sino también de igual forma a Elizabeth quien legítimamente tendría que haber sucedido al trono.

Ahora había cierta desconformidad entre los miembros como a la vez de la división entre estos quienes apoyaban a Adalina y otros a Elizabeth, la decisión sobre quién subiría a liderar al clan dependía de un combate que se haría entre estas dos y fuese presenciado por todos para ver quién de estas fuese la victoriosa del combate.

Ambas destacaban por sus poderes y habilidades, una quizas poseía más que la otra, pero ambas se mantenían al mismo nivel.

Elizabeth a quien Adalina consideraba casi como una Hermana menor para ella, siempre la destacaban por su gran persona tan amable, bondadosa con todos en la mayoría. La belleza que poseía dejaba a cualquiera quizás con la palabra en la boca con solo su presencia, su cabello albino y largo con ojos turquesa destacaban en ella siendo como una joya explendida. Su nombre tan solo de ser escuchado en el clan de Demonios fundía el miedo entre aquellos quienes se habrían enfrentado a la temida "Ellie la despiadada" y apenas lograron salir con vida de ella.

A diferencia de la pelianaranjada, Elizabeth era más que todo pacífica contra sus oponentes, siempre optando por la mejor opción que era la de una conversación ante todo antes de dar con un pleito capaz de quitar la vida de muchos cuyos no merecían un destino tan cruel marcado en una guerra donde los dioses solo los usaban como peones en su juego de ajedrez. Al contrario de Adalina quien solo aceptaba las órdenes que siempre se le daban llegando incluso a acabar con la vida de muchos Demonios sin darles una oportunidad de poder escapar quedando sus manos manchadas ante las vidas tomadas que ella cargaba, aunque aparentaba no sentirse molesta o desagradable por esto, muy en el fondo se sentía arrepentida llegando a rezar por esas almas para que pudiesen en algún entonces reencarnar lejos de toda esta masacre creada por los dioses cuya cual parecía no tener nunca un final.

Tener que enfrentarse a quien consideraba Hermana de vida, para Adalina el temor ante la idea de solo lastimarla, nunca se lo perdonaría a si misma, sin embargo Elizabeth una vez salieran de la sala de conferencias de la Deidad Suprema le deseo mucha suerte y que de la misma forma temía que aquel enfrentamiento las llegase a apartar la una de la otra en busca de un pleito para acabar con la hermandad que ambas crearon sin la necesidad de lazos sanguíneos.

Adalina se detuvo frente al espejo antes de salir de su habitación, deslizando suavemente sus manos por el delicado vestido blanco que había elegido. La prenda parecía casi etérea, con un diseño que abrazaba su figura de manera sutil pero elegante. Los hombros descubiertos dejaban al aire su piel mientras que las mangas onduladas, ligeras como nubes, le conferían un aire de fragilidad y fuerza a la vez. 

La tela caía en capas suaves hasta sus rodillas, creando un movimiento grácil cada vez que se giraba para observar otro ángulo. El ajuste en la cintura destacaba su silueta, como si hubiera sido hecho especialmente para ella.

«Es mejor que me apure, quiero terminar de una vez por todas con esto.» pensó mientras ajustaba el collar de flores doradas que adornaba su cuello, como un recordatorio de su conexión con el clan de las hadas, puesto a que era una híbrida por parte de ambos clanes tanto diosa como hada, sin embargo carecía de dichas habilidades que un hada poseía y solo se destacaba a si misma como una Diosa.

La información con respecto a la sangre que corría por sus venas era muy secreta, quedando solo entre ella y la Deidad Suprema debido a que estaba prohibido la unión entre dos individuos de distintos clanes y que alterarán el orden que siempre se mantuvo con la unión de dos seres de la misma especie.

Afortunadamente Adalina pudo contar solo con sus habilidades de Diosa a lo que tenía de memoria, ya que nunca se le hizo presente alguna característica o poder de hada. Y ni siquiera recordaba a sus padres, nunca pudo ver siquiera sus rostros, solo tenía poca información de lo que le ha confiado la Deidad sobre su Madre, sin embargo todavía quedaba buscar algo más sobre su Padre del cual desconocía la Deidad acerca de este mismo.

Las dudas con respecto a su Padre habrían sembrado en ella la curiosidad, que debido a esta termino por escaparse una vez de aquel castillo del clan de las diosas donde la mayoría habitaba entre las nubes sin dar aviso alguno. Causando que fuese buscada por todas partes por algunos miembros como orden superior ante la sospecha de un rapto ya que apenas y tenía solo la apariencia de una niña, siendo muy inocente como a la vez desconocía en su totalidad el cruel mundo que la rodeaba.

Sin embargo, tuvo ella la suerte de encontrarse con Gloxinia quien era el primer Rey Hada en el clan elegido por el Árbol Sagrado. Quien le brindo su ayuda en busca de información de su Padre, que terminó enterándose de que este mismo era una Hada cuyo destacaba al ser un espléndido guardia y protector de los suyos ante las amenazas de los demonios que rondaban por el bosque del rey hada.

Pasó un tiempo en aquél Bosque, conoció hasta al Rey de los Gigantes: Drole. Quien fue muy amigable con ella hasta que entre aquellos dos reyes y la hibrida naciese una hermosa amistad. Más allá de eso, termino encontrándose hasta incluso el antiguo hogar de su Padre y Madre que era una casa en un árbol en las profundidades del bosque, estaba un tanto desgastado debido al pasar del tiempo, sin embargo aquel hogar que podría llamar, llevaba un pedazo de sus padres quienes habrían esperado la llegada de su hija. Pero por distintas razones que aún se desconocían, esto no se pudo dar ya que ambos habrían fallecido; su Madre al darla a luz y su Padre ante unos Demonios al intentar defender su hogar.

Luego de este descubrimiento, fue encontrada por su Maestra: Dania. Quien de la misma manera la diosa la habría pillado en la misma ocasión cuando era tan solo una bebé. Llevándosela de aquél Bosque y la pequeña prometiese volverse a ver con aquellos reyes, Adalina decidió soltar el pasado de sus padres para continuar con el gran futuro que la esperaba asegurado por su Maestra. Quedando solo el bonito recuerdo de que sus Padres esperaban a su llegada sin embargo debido a circunstancias quizás del destino, los separaron pero ahora con esto en mente le daba quizás la suficiente fuerza por seguir esforzándose y luchar por su vida en esta gran guerra a la cual sus Padres hubiesen querido que viviera aferrándose a ella.

De pronto la puerta de su habitación habría sido abierta por una Diosa de cabellera pelinegra: Lilia, quien era para Adalina actualmente su dama de compañía que la acompañaba en cada misión que se le presentaba, más que todo en un principio Lilia se le fue dada para que supervisen sus pasos y no volviese a ocurrir el mismo incidente como cuando escapó del castillo.

Pasado un tiempo de aquél escape, la híbrida ya más crecida y con misiones siendoles conferidas, se habría vuelto una gran guerrera casi en las primeras filas de las tropas. Su maestra no pudo estar más orgullosa de como su pequeña diosa se habría convertido en una gran mujer sin duda alguna, sus enseñanzas en ella habrían dado fruto.

Pero dicha alegría ante los nuevos logros de su alumna se habría esfumado, puesto a que su vida habría sido arrebatada a manos de un demonio que la habría atacado a sangre fría casi incapaz de reconocer su mismo cuerpo. La pelianaranjada apenas y pudo con aquella noticia quedando totalmente afectada.

Una parte de ella se habría ido con su Maestra, aquella que le enseño todo. Desde su llegada al clan siempre era apartada por el resto ya que se desconfiaba de ella, si no fuese por la compañia de Dania quien siempre se sentaba a su lado con una amigable sonrisa quizás haya pasado toda su vida alejada del resto.

La Diosa Dania pidió tomarla como alumna, cosa que no se le fue denegado debido a que ninguna otra Diosa o Dios estaba dispuesto a tenerla de alumna debido a lo acumulados que estaban estos por los pequeños dioses y diosas que estaban preparando para la guerra contra el clan demonio.

Su Maestra fue como una verdadera madre para ella, sin embargo ante su reciente fallecimiento solo aumentaba el deseo de darle fin a la absurda guerra llegando a la conclusión que la única manera de acabarla era con la destrucción del clan de los demonios.

Más allá de solo sus deberes, Lilia se habría vuelto quizás hasta la confidente de la pelianaranjada más leal que habría conocido en el clan, contando que fue ella un gran apoyo cuando perdió a su Maestra brindándole su compañía que era lo que más necesitaba Adalina en aquél entonces. La presencia de la pelinegra era reconfortante para ella, hasta ser posible capaz de que la híbrida confiaría su misma vida en sus manos.

━━Señorita Adalina, todo está listo para que pueda partir hacia el Teatro del Cielo donde la esperan.

━━Gracias Lilia, en estos momentos estaba apunto de salir. ━━Echandole una última mirada a su espejo se dispuso a salir de su habitación seguido del estruendo sonido de la puerta siendo cerrada por la de cabellera  pelinegra. ━━Y ya te dije que cuando estemos solas llámame solo Adalina. ━━Murmuró a lo bajo inclinándose un poco a la altura de Lilia para que la escuchará.

━━Perdón Adalina, es que apenas y puedo acostumbrarme a decirte así cuando estrictamente se me reclamaba que siempre llamará a una Diosa o Dios superior en rango con "Señorita" "Señora" "Sir" "Señor" si me escuchasen ahora mis antiguos maestros estaría "Shhiiing". ━━Dejó escapar Lilia entre labios apretados, imitando el sonido filoso de una espada al deslizarse para cortar su cuello, acompañando el gesto con una sonrisa burlona que suavizaba la intensidad de la broma.

Ambas soltaron una ligera carcajada cubriendo sus bocas para no hacer el más minucioso ruido en aquél pasillo que llamase la atención de alguien debido ante las imitaciones de la pelinegra ante el recuerdo del rostro amargado de sus maestros que siempre la regañaban por su comportamiento "rebelde" desde llegar tarde a las clases porque se abría dormido, robar la comida de sus compañeros a sus espaldas culpando a otro, hasta escaparse de las clases de ejercitación cuando se la tenía que emparejar con alguien.

Recuperando el aliento. Lilia y Adalina caminaron en silencio tomando la debida distancia que debía haber entre ambas cuando vieron a varios miembros del clan de las diosas en su mayoría acumulados en la entrada del castillo que usaban mayormente para puntos de encuentro más fácil en llegar en medio de aquellas misiones por Britannia.

Habrían tan solo dos castillos del clan de las Diosas donde uno lo usaban como lugar para entrenar a los nuevos miembros del clan y se encontraba en tierra firme donde era también un punto de encuentro para aquellos miembros esparcidos por toda Britannia en busca de mitigar los ataques por parte de los demonios, mientras el otro estaba por las nubes donde ahí se encontraba la Deidad Suprema. Entrar ahí era todo un lío para cualquier novato ya que dicho castillo era casi como un laberinto pillarlo en medio de las nubes, sin embargo para aquellos que tenían un rango alto en cuestión de poder su entrada era más que recibida, como si la Deidad viese quienes llegaban a su territorio y ordenaba quién entraba y quien no.

━━Una gran cantidad de personas esperan impacientes a saber quién será la siguiente líder de las diosas. ━━Lilia mantenía su andar al lado de Adalina quien con solo dar unos pasos firmes, dispersaba a las personas que se cruzaban en su camino al notar su presencia. ━━Los Arcángeles decidieron incluso asistir a ver tal enfrentamiento.

Los labios de la pelianaranjada se formaron en una mueca con solo escuchar a los Arcángeles. No los odiaba a la mayoría, solo que sabía que entre aquellos cuatro también estaba dividido la opinión de quién merecía tal cargo, como si se fueran dos opiniones contras las otras dos totalmente distintas.

Una vez ambas se alejaran de aquella cantidad de personas juntadas en la entrada del castillo. Cada una extendió sus alas tomando impulso y dar vuelo siendo observadas antes de salir por los guardias que vigilaban los muros del castillo.

El lugar donde se llevaría tal enfrentamiento sería el Teatro del Cielo, un lugar no muy visitado por muchos en medio de las nubes pero siempre en buenas condiciones.

El camino hacia el Teatro del Cielo no era tan largo, lo complicado era poder distinguirlo entre la inmensidad de nubes capaces de tapar la vista de cualquier ser con la capacidad de volar. Sin embargo, pudieron lograr en localizarlo debido ante el estruendo ruido que provenía de tal lugar ante la cantidad de diosas y dioses reunidos solo para ver tal enfrentamiento.

Al aterrizar notaron la inmensidad de personas del clan de las Diosas sentados en aquél lugar que tenía en el centro el área donde se enfrentarían aquellas Hermanas.

Lilia reconoció a lo lejos a dos de los arcángeles: Sariel y Tarmiel, quienes estaban entre las primeras filas para observar aquel combate esperando a las competidoras por el trono. La mirada azulada de la diosa se posó entonces en Adalina, quien se encontraba mirando un punto fijo perdida entre sus pensamientos.

━━Adalina, sé que el destino del trono está en juego y que esto es serio... pero si todo se pone complicado, siempre puedes intentar algo inesperado, como lanzar un "ark" justo al suelo. Con suerte, tu hermana tropieza y la llaman 'torpe Ellie' por el resto de la eternidad.

Sonriendo con malicia, sacando de sus pensamientos a la de ojos verdes lima, hubo un silencio entre estas dos.  Hasta que la mirada de Adalina se centró en su dama de compañía, parecía un enigma, una mezcla de emociones y el desconcierto. Parpadeó inclinando la cabeza evaluando si lo que acababa de escuchar era un chiste o una estrategia capaz de dejar en vergüenza a su pequeña Ellie.

━━En verdad que aveces pienso serías una gran estratega secreta de los demonios.

La Diosa solto un bufido un poco incómoda ignorando sus palabras.

━━Sino puedes usar la misma táctica que ella usa con los demonios, solo que con un toque tuyo. Háblale y luego de distraerla lanzándole un buen ataque capaz de sacarla del área de batalla y desconcertarla hasta que esté perdida y finalices con ella.

Pero sus palabras quedaron en el vacío cuando la pelianaranjada dejo de prestarle atención al sentir como alguien las vigilaba desde algún lugar sintiendo el extraño poder que venía de este mismo.

Observó por todas partes donde podría estar dicha persona, sin embargo no pillaba nada más que a su acompañante que seguía hablando hasta que bajo un poco la cabeza volviendo a tomar su atención, pero sintiéndose ligeramente incómoda por sentir que alguien la observaba.

━━...Si decides no seguir mi consejo, que la suerte te acompañe. No importa cual sea el resultado, estaré a tu lado. Siempre lo estaré, Adalina. ━━Fue entonces cuando la Diosa pelinegra se lanzó a abrazarla tomándola por sorpresa, pero correspondiendo tal acto.

El momento fue breve entre ambas, pero para cada una se sintió como si el mismo tiempo se detenía para poder darles el espacio de disfrutar de la compañía de la otra olvidando los gritos de los miembros de su clan en busca de dar inicio al combate.

Adalina se alejó primero del abrazo y avanzó con calma dando los primeros pasos donde el lugar que sería su enfrentamiento contra su hermana. El vestido claro que portaba ondeaba suavemente con el viento y a medida que se acercaba al sitió, los murmullos crecían a su alrededor: algunos la observaban con desdén, sus ojos llenos de dudas y reproches, mientras otros inclinaban la cabeza en señal de respeto, confiando en que ella sería la guía que necesitaban.

Adalina no reaccionaba, no desviaba su mirada, porque sabía que ese momento no era para los demás. Era para ella, para lo que estaba por demostrar.

Una vez en medio de la gran multitud presente, vio entonces a Elizabeth quien de la misma forma se acercaba para estar frente a ella tomando distancia. Ambas se miraron por un par de segundos hasta que se escuchó la voz de uno de los arcángeles callando con solo levantar su mano a la multitud impaciente: Ludociel.

━━Ah, perfecto, ya va a empezar a hablar el ciego...seguro que dirá algo sobre "ver más allá de lo obvio". ━━Susurro a lo bajo Adalina mirando al arcángel que estaba reunido con los otros tres más destacando por su cabello largo y oscuro con sus cuatro alas angelicales sobresaliendo de su espalda. Sus ojos estaban rasgados por lo que casi todo el tiempo se le veía con los ojos cerrados. Vestía una armadura de color amarillo chapada siendo esta de color verde con un conjunto de túnicas adornadas en su cuerpo. 

━━Me es dado el honor de su grandísima Deidad Suprema, presenciar como una de las Diosas reconocidas como herederas al trono e hijas de nuestra Deidad subira para liderarnos y representar con grandes honores a nuestro clan en la guerra santa que está cada vez más próxima en llegar y yo uno de los cuatro arcángeles siendo su líder, verificaré que todo el combate sea llevado con total normalidad sin trampas.

Adalina decidió buscar a Lilia con la mirada hasta pillarla sentada al lado de Jelamet y Nerobasta quienes pertenecían a la Lanza Divinal Corporal que son Diosas que sirven a los Cuatro Arcángeles dentro de la Milicia Divina y son de mayor rango que los Soldados Divinos. Seguido luego llegaron las Diosas Jenna y Zaneri que se les unieron en aquella fila donde estaban sentadas ocupando los espacios vacíos.

━━Sin mucho más que agregar que empiece este duelo y que ambas Diosas muestren lo mejor de cada una. ━━Con una amplia sonrisa, el arcángel tomó asiento al lado de su hermano Mael quien tenía la vista puesta en la pelianaranjada.

Dichas tales palabras los miembros del clan de las diosas comenzaron en gritar el nombre de a quien apoyaban armándose una gran bulla entre los cielos. Mientras, Adalina y Elizabeth seguían intactas en su sitio mirándose fijamente a la otra.

━━Es la primera vez que me enfrento a ti, Adalina. En verdad espero que sea cual sea el resultado de este combate eso no cambie nada las cosas entre nosotras. ━━Terminando con aquel silencio, la Diosa Elizabeth hablo, era notable su preocupación aún en medio de aquel lugar rodeadas entre la multitud que este enfrentamiento solo traería la separación de ambas, hecho que no quería que sucediera.

━━Digo lo mismo Elizabeth y si es posible, luego de esto quizás debamos de quedarnos hasta que todos se vayan y pasar algo de tiempo juntas como en los viejos tiempos. ━━La pelianaranjada sonrío con su mirada fija y determinada en la pelialbina que de la misma manera sonrío hacia su querida Hermana mayor al entender sus palabras, ya que habría pasado mucho desde la última vez que ambas se daban el tiempo de descansar en medio de todos los conflictos del clan contra los demonios.

Fue entonces donde ambas al mismo tiempo cerraron sus ojos hasta que al abrirlos se mostrarán sus ojos anaranjados y manifiestan un símbolo de triskelion que simbolizaba que pertenecían al clan de las Diosas.

Ambas se lanzaron al ataque tomando vuelo con sus cuatro pares de alas teniendo en manos un "ark" dispuesto a depositarselo a la otra.

Esto era solo el inicio...

࿔‧ ֶָ֢˚˖𐦍˖˚ֶָ֢ ‧࿔࣪

En otro lugar, más lejano donde el miasma era prescindible y habitaban las criaturas más horrendas que solo se devoran entre sí y un espacio especial entre el mundo de los vivos y el otro mundo. Descrito como un lugar donde hace tanto calor infernal como frío inclemente, ocurren muchas tormentas y el aire es tan tóxico que daña letalmente tus pulmones.

Conocido como el Purgatorio donde habitan los seres del clan de los demonios y donde el tiempo pasa diferente a como lo hace en el mundo actual, donde un minuto allá es un año en el Purgatorio, siendo un lugar como el mismo infierno en la tierra.


En medio de ese ambiente desolador, cerca de uno de los inmensos castillos de piedras que habría dentro de aquel lugar se encontraba una persona de cabellera rubía que se mantenía firme. Sus brazos cruzados sobre su pecho y su postura relajada contrastaban con la intensidad de su aura oscura que se extendía como una amenaza silenciosa. Sus ojos tan oscuros y la mirada tan sombria reflejando el constante cambio del clima: desde tormentas eléctricas que partían el cielo en dos hasta un calor abrasador que hacía vibrar el aire a su alrededor.

Detrás de él se encontraba otra persona de cabellera pelinegra que recién llegaba ocultando el par de alas de materia oscura en silencio. Observó al demonio delante suyo pensando si quizás era momento oportuno de hablarle, ignorando sus dudas se atrevió a finalmente llamarlo

━━¡Hermano! ━━Grito para poder captar la atención del rubio.

Este ser al reconocer la voz de quién se trataba solo miro por el rabillo de su ojo sin moverse quedando con sus brazos cruzados.

━━¿Qué quieres Zeldris? ━━El mencionado al oír el tono molesto con el que se le dirigía supuso que quizás abría interrumpido en el momento menos exacto para hablarle.

━━Es sobre nuestro Padre. Luego de que oyera sobre mi plan, termino aceptando y...━━No pudo acabar ya que lo habrían interrumpido.

━━¿Estás seguro de que haya aceptado el viejo? De seguro te habrá lanzado a patadas antes de siquiera escucharte hablar.

El pelinegro recordó entonces cuando se encontró con su Padre y al hablar con este, el le dio permiso de hacer lo que quiera con la condición de que no cometa una estupidez que dejara en ridículo al clan de demonios.

━━Tienes razón, pero de todas formas. Me dio la autorización de que tomara actos con mi plan a cambio de que me acompañaras. ━━Apenas acabo de hablar vio como su Hermano se volteaba para verlo con aquella mirada capaz de intimidar a cualquier ser.

━━Pierdete.

━━Pero Hermano, tenemos a una Diosa en nuestras manos capaz de darnos la información que deseamos del clan de las Diosas.

━━Zeldris. Si nuestro Padre te tuviese la suficiente confianza en tus planes dejaría a que fueses tu solo. Tuviste el tiempo suficiente para demostrarle que eres digno de su confianza, sin embargo que hacías ¿Te perdías todo el tiempo con aquella vampiro? Claro, solo mi tonto hermano aprovecharía para escaparse con aquella mujer y si te tienden una trampa será solo culpa de tu estupidez en fiarte de una diosa cualquiera.

Hubo un silencio entre ambos. Zeldris sabía que no era nada fácil convencer a su Hermano mayor, sobre todo cuando los dos apenas y podían llegar a congeniar, pero que se refiriera a su amada como un estorbo para él eso le hizo mirarlo molesto ante sus comentarios ya que su amada Gelda no tenía nada que ver en esto.

El Demonio rubio solo se volteo nuevamente mirando el purgatorio queriendo evitar a toda costa el posible pleito que se formaría con su Hermano, no estaba de humor para discurtir con él, pero con tan solo mencionarla a la vampiro que habría cambiado de una forma a su hermano se dio cuenta de cómo está podía afectarlo de alguna manera su estado quizás hasta en lo más mínimo.

━━Está bien, ¿Cuál es el mendigo lugar donde pediste pillarte con la maldita? ━━Soltó sin prestarle atención a la reacción de Zeldris que se mostró sorprendido ante el abrupto cambio de decisión de él.

━━...Es en un pueblo humano llamado Caerwyn, debe estar a una hora de vuelo hasta llegar allí. Tenemos que estar en la noche justo cuando hay un evento por cosas o festividades humanas donde debemos hacernos pasar por uno de ellos para no atraer la atención.

━━Que tonto eres, como si no bastará con que tú tienes que ir directo a sus redes. ━━Una mueca se formó en sus labios sin quitar aquel rostro fruncido y amargado que siempre llevaba. ━━Ahora vete, nos reuniremos más tarde.

Zeldris sin esperar más se alejó de él y crease un par de alas con su materia oscura pensando en lo muy cruel que llegase a ser su Hermano hasta incluso con su propia familia. Aquel rostro que siempre se mostraba molesto y enfadado todo el rato parecía que nunca desaparecería del rostro del rubio quizás en siglos.

Sería extraño ver por primera vez a su Hermano preocupándose por otro que no sea así mismo o cambiando aquellas actitudes. Si eso pasará, tendría por echo que aquella persona quizás se llevaría sus respetos.

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Adalina abrió los ojos lentamente, sintiendo cómo el dolor y la confusión se apoderaban de su cuerpo. El aire parecía denso, cargado de un silencio inquietante, apenas interrumpido por murmullos lejanos.

Mientras se incorporaba, notó la escena que la rodeaba. El majestuoso Teatro del cielo tenía un gran agujero en medio de la multitud y una enorme grieta se extendía a través del suelo, como si una fuerza imparable hubiera estado apunto de partirlo el lugar en dos. 

Sus ojos se enfocaron lentamente en una figura frente a ella: el cuerpo de su hermana Elizabeth, tendido en el suelo, cubierto de heridas. Adalina sintió un nudo en el pecho al darse cuenta de la magnitud del daño. Sus recuerdos eran borrosos; no podía entender cómo había llegado a ese momento, cómo la batalla había terminado de esa manera. 

━━¡Elizabeth! ━━ Su voz resonó desesperada, mientras se arrastraba hacia su hermana, ignorando las miradas incrédulas y los susurros de los espectadores que habían presenciado lo impensable. ━━¡Elizabeth, despierta! ━━ La tomó por los hombros, sacudiéndola suavemente, sus manos temblando mientras buscaba algún signo de vida. 

Antes de que pudiera obtener una respuesta, una figura emergió entre la multitud. Era una diosa de cabello albino recogido en un moño con unos mechones cayendo por su rostro palido y teniendo un vestido negro que parecía absorber toda la luz a su alrededor. Su rostro permanecía impasible, pero sus ojos destellaban con una intensidad que exigía obediencia. 

━━Ya es suficiente. ━━Dijo la diosa, su voz firme pero calmada. Sin esperar respuesta, tomó a Adalina del brazo y la apartó del cuerpo de Elizabeth. ━━No es momento para lamentaciones, ni para preguntas.

Adalina intentó resistirse, pero estaba demasiado aturdida, su mente aún atrapada en la escena del combate. La diosa la llevó a un lugar apartado, donde el silencio era absoluto y las nubes se espesaban como un velo que ocultaba el mundo. 

Allí, la dejó caer suavemente sobre una roca lisa, sus manos aún sujetándola para asegurarse de que no se desplomara.

━━Respira. ━━Le ordenó, como si el simple acto pudiera devolverle el control. ━━Hay cosas que necesitas saber…pero no aquí, no ahora.

Adalina pudo reconocerla, se trataba de: Mirelia, la maestra de Elizabeth. Sin embargo con la mirada perdida, solo pudo susurrar: ¿Qué hice?

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