La verdad dormir era una de las cosas que me tomaba más enserio, ¿por qué? porque para hacer según que engaños y trucos a los demás con mis cartas y mis juegos sucios era lo primordial, debía fijarme bien en como barajar las cartas, mirar a mi contrincante, mostrarme natural, relajada, un movimiento mal hecho y ya la había fastidiado todo.
Un pasatiempo no debía ser algo tan importante a no ser que te lo tomaras muy enserio, en mi caso, me lo tomaba demasiado enserio, tanto así que pensé una vez en ser una estafadora profesional, sin que fuera tan cantoso en mi, pero debía ir con cuidado.
Como decía, dormir era importante para mi, por ello algunas veces dormía demasiado y llegaba tarde a mis clases, siendo a veces de las últimas en llegar y saludar de forma cansada y no muy animada, ah, pero cuando alguien me retaba, despertaba muy rápido.
Hoy era el segundo día conviviendo con los monstruos, parecía ser todo normal, lo típico, con cosas que serían igual de aburridas y ciertamente tediosas, con todos mis amigos presentes... O casi todos, pues Ursula no estaba, extraño...
-Chicos - Susurré con cierta vagancia, en esta clase, todos estábamos juntos de una mesa a la otra. Carlos sería el primero en girarse. -. ¿Alguna idea de Ursula?
-No, la llame pero no me contestó... E iba a llamar a sus padres, pero trabajan y me daba corte llamarles en medio del trabajo - Explicó Carlos con un suave susurro.
-Yo ayer estaba con ella - Diría Elena, podía verla algo incómoda. -, espero que no le pasara nada, me sentiría mal que algo le ocurriera y yo no la haya acompañado...
-¿A qué hora fuisteis? - Preguntó Carlos preocupado.
-Sobre... ¿Las 6? Mas o menos, no te podría decir con exactitud.
-Pues, pudo haber ocurrido algo con ella o que se haya enfermado - Supuse en alto, poniendo mi mano en la barbilla.
-¿Eso es una indirecta de que no se curar? - Preguntó ofendida Elena.
-Elena, soy lista para engañar a la gente con las cartas, no para hacer suposiciones en la que haga daño a mis amigos - Contesté algo borde, mirándola de reojo. Ella se sentiría algo insegura en ese momento.
-No le hables así, sabes que ella lo intenta - Me hablaría Carlos con calma.
-Nosotros dos os tenemos que contar algo - Diría Zen con cierta ilusión en su rostro, mi mirada provocó que se pusiera nervioso, entendió el mensaje de que ahora no era el momento. -, pero cuando sepamos algo sobre Ursula, creo que es lo mejor...
-Bien... En el descanso, intentaremos contactar con ella o con su familia, ¿Comprendido? - Pregunté.
-¿Contactar con quien, Maria? - Preguntó el profesor en alto, mirándome de reojo. Le miraría asqueada.
-Eh, chismoso, estamos hablando de Ursula, no sabemos nada de ella y estamos preocupados por ella, por ello estamos hablando de contactar con ella, ¿Entiendes, imbécil?
-Comprendo, pero a la próxima se más educada, por ello te quedarás en el recreo a copiar cien veces una frase sobre como tener educación.
-¿Es una broma? - Susurré molesta. - Creo que no estamos en primaria para ello - Contesté molesta.
-Y yo no estoy para faltas de respeto.
-Ni yo para chismosos.
-Corta el rollo, Maria - Me susurró Carlos.
-Comprendo vuestra preocupación por vuestra amiga, pero tenéis dispositivos móviles para hablaros entre vosotros, ser más discretos, hablarlo en otras horas ¿no crees? - Su contestación me irritó, pero tenía razón.
-Touché - Al decir esto, miré a otro lado, suspirando de forma cansada.
-Bien, me alegra que nos entendamos en algo que no sean tus juegos.
Esto último, fue como un pequeño puñal en mi estómago, totalmente gratuito hacia mi persona, si tenía tanta fama como para que incluso los profesores estuvieran al tanto de mi manera de jugar. A lo mejor, a estas alturas, tendría que cambiar de persona y de estrategia...
Solo se que cuando miré hacia otro lado, mi móvil sonaría, lo miraría de reojo, siendo un mensaje de nuestro grupo, en la que nos reuniríamos para contactar con Ursula y, si no podíamos con ella, con sus padres, si es que era posible, si ninguna de las dos funcionaba, tendríamos que ir en su busca.
El olor de una tarta entraba por mis fosas nasales, si tenía que ponerme más específica, diría que era de caramelo o algo parecido, fuera lo que fuera, esto abriría mi apetito a más, así que me despertaría poco a poco y me daría cuenta donde estaba.
Suaves sábanas, un cojín muy cómodo y suave, me sentía en la nube más suave que la piel de un animal bien cuidado, me sentía como en el cielo, era agradable, tanto que era imposible levantarme de la cama.
Hasta que me di cuenta que no era mi cama, sino la de otra persona, provocando que me despertara de golpe, asustada y mirara a mi alrededor, viendo una habitación completamente distinta a la mía, una que parecía ser a la de un niño.
Despertando, intenté prestar atención, escuchaba los pasos de una persona, no, corrijo, dos, la segunda parecía ir a la habitación a la que estaba, lo que me daba cierto temor de lo que podría ocurrir y mi mejor idea era hacerme la dormida, pero era tarde.
-¡Oh! Despertaste, querida.
Juraría que estaba soñando, no era fácil de asimilar, ver una cabra vestida con una túnica morada con unos pocos símbolos blancos en el pecho, observándome con una sonrisa suave, acompañada de quién parecía ser su hijo, también una cabra, con pantalones marrones y una camisa a rayas horizontales de color amarillo y verde.
-Tranquila, no te haremos daño, sé que somos monstruos del subsuelo, pero somos buena gente.
Supongo que me dijo esto por ser incapaz de hablar y mi cara de sorpresa, lo que me hizo reaccionar y que despejara un poco mis ojos, bostezara de forma inconsciente y comenzara a hablar.
-Lo siento, soy una mal educada... Tengo muchas dudas, a decir verdad, ¿os sería una molestia si os preguntara dónde estoy? - Pregunté con educación.
-Oh, por favor pequeña, no seas tan cordial conmigo - Me respondió con la misma sonrisa, esta me hacía sentir ciertamente cómoda. -. Estas en mi casa en la que vivimos mi ex marido, Asgore, mis hijos, Asriel, Frisk, y yo, Toriel.
-Oh, un gusto conoceros, mi nombre es Ursula - Me presentaría con calma. -. ¿Por qué me encuentro en su casa?
-Ah, pues la verdad, es un poco extraño, a decir verdad, mis hijos te encontraron en la calle y vieron desmayarte de golpe, algo que a ambos les sorprendió, fueron a por ti de inmediato, porque juraron que algo o alguien te estaba llevando y tenían miedo de que fueras atacada o malherida.
-Eso... Explica bastantes cosas - Susurré sorprendida. -. ¡Oh! ¡Mie...! Digo, mis amigos, deben estar muy preocupados... ¡Maldición! Mis padres.
-¡Tranquila! Todo está bien, lo primero que hice cuando tomé tu móvil es llamar a tus padres, ellos están informados y saben que estás aquí, de hecho, ayer y hoy los pude conocer antes de que fueran a trabajar - Me explicó con calma Toriel. -. Te recomiendo mucho... Que pongas contraseña a tu móvil.
-Ya... - Rasqué mi cabeza algo nerviosa y sorprendida.
-Todo está bien, siento mucho si tomar tu móvil fue invadir tu privacidad, pero me imaginaba que tus padres se preocuparían por si no llegabas a casa y eso hice - Me explicó, parecía estar arrepentida en cierta parte, a pesar de que hizo algo bueno.
-Está bien, no, se lo agradezco muchísimo de hecho... No... No sé qué decir, estoy aún en shock - Expresé aun sorprendida.
-Es normal... Si quieres, puedo darte un tiempo a solas, que proceses bien todo y luego lo hablamos... Te hecho algo de comida y luego un postre, espero que te guste.
-G-Gracias...
A estas alturas, cuando Toriel cerró la puerta, me empecé a sentir mal conmigo misma, era impresionante el tan buen trato que había recibido en cuestión de minutos y todo porque había caído desmayada en medio de la calle, de no ser por ellos, no habría salido bien... Capaz que ni viva...
Suspiré de forma profunda, acababan de ocurrir tantas cosas y en nada debía reunirme de nuevo con ellos para al menos comer un poco, a saber, cuanto tiempo habré dormido... Antes de que me levantara de la cama, tomaría el móvil y respondería al grupo.
Sigo viva chicos, estoy en la casa de un monstruo
llamada Toriel, cuando salga os lo explicaré todo. <3
Enviado a las 13:07
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro