Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 2.2

Me di cuenta que el subsuelo era bastante extenso a la vez que peligroso, Toriel me llevaba por algunas zonas un poco peligrosas del cual agradecía tener la compañía de aquella mujer a mi lado, pero a su vez, me estaba dando cuenta de que era demasiado protectora conmigo.

En uno de los pasillos intentó darme un voto de confianza para ver si era capaz de no pegar a los monstruos que me encontraría por este arruinado y morado lugar, el "monstruo" en cuestión, era un maniquí, por lo que simplemente me quedaría mirándole por unos segundos, algo confusa sin saber que hacer.

-Háblale, seguro que te dirá algo interesante – Me sugirió.

-Eh... - Su idea provocó que me sorprendiera un poco, pero la hice caso porque suponía que eso la haría feliz. Respiré hondo y miré el maniquí. -. Hola, buenas... ¿Tardes?

-¡Oh! ¡Buenas tardes jovencita!

Era obvio que esa voz la había hecho Toriel para intentar fingir que era el maniquí quien había hablado, solamente solté un suspiro con una ligera risa, había de admitir que su manera de ser me hizo gracia y más ante esta situación.

-Genial, pequeña, veo que sabes bien como se debe actuar con los demás, amabilidad, paciencia y cariño – Me habló con felicidad.

-Pero ellos me intentarán hacer daño – Le dije con preocupación.

-No si estoy aquí.

Sus palabras fueron literales, ya que, durante el viaje a su casa, me daría cuenta de que un monstruo se enfrentaría contra mí, intentaría hablarle con calma, pero este era un poco pesado, aunque no duraría mucho su tozudez ya que Toriel le miraría con una cara molesta, provocando que este se marchara algo asustado.

Fue cuando me di cuenta de que Toriel no iba a dejar que nada ni nadie me hiciera daño en este lugar, incluso era posible que no me dejara salir de aquí, ya que el exterior era peligroso y ella no podía tolerar que me dañaran.

En uno de los paseos al subsuelo, ella me daría la confianza de dejarme sola, poniéndome a prueba por un momento para vez si era capaz de cruzar un pasillo a solas, algo que conseguiría sin fallo alguno, aunque más sorpresa sería ver como Toriel estaba detrás de una columna.

-Pequeña, tengo que irme por un momento, pero te dejaré este pequeño teléfono para que nos podamos comunicar, ¿entendido? – Me preguntó con un rostro preocupado.

-Claro Toriel, no hay problema, todo irá bien.

Ella me sonreiría ante mis palabras, marchándose del lugar, dejándome totalmente sola. Vi cómo se alejaba cada vez más y más hasta que al fin estaba sola y podría respirar algo más aliviada.

-Demonios, me va a dar pena tener que dejar el lugar – Hablé con preocupación.

Avancé por lugar, pasando por los pasillos algo descuidados llenos de hojas verdosas, algo curioso a diferencia del exterior cuyas hojas indicaban el otoño. No solo eran hojas, el suelo era algo polvoriento y de por medio pasaban los pocos monstruos, levantando el polvo y causando un poco de ruido, se lo estaban pasando bien a su manera.

A veces, en mi camino, los monstruos eran demasiado curiosos conmigo, enfrentándose a mí, apareciendo en aquel lugar oscuro encerrada en una caja en la que tendría que esquivar sus ataques e interactuar con ellos, intentando adivinar que es lo que les podría hacer más gracia y que me perdonaran.

Había aprendido con felicidad mis opciones, atacar, interactuar, objetos y perdonar. La primera era obvia que jamás la iba a utilizar, la segunda me venía bien para poder analizar bien mi contrincante, ver que podía hacer para interactuar, ya sea hablando, haciendo cosquillas, jugar con la comida que tenía o con algunas hojas... La tercera opción era mi inventario, pero no podía guardar mucho más que en mis bolsillos, que estaban llenos de caramelos que tomé de un plato, pero no tomé todos.

La última opción, perdonar, era muy simple, una vez que cumplías con la felicidad de los monstruos o estos no querían pelear más contigo, esta opción brillaba, siendo así que los perdonaras y que estos se marcharan o se hicieran tus amigos.

Algunos de los que pude hacerme amiga me indicaron por donde ir o me dieron consejos del lugar, que objetos comer o me pedían perdón por ser tan groseros conmigo. Yo siempre les agradecía o les perdonaba.

En uno de los pasillos sería una sorpresa poder encontrarme con un fantasma con un rostro triste mientras escuchaba música, pues este tenía puestos unos auriculares un poco grandes. Intenté hablarle, pero no me hizo caso, es más, provocó que nos enfrentáramos sin querer.

-Ay, mierda, no quería... - Levantaría mi cabeza para ver que aquel fantasma se encontraba deprimido, o eso me parecía, su cara era triste y este me observaba con pena.

-Oh, hola – Su tono era triste, sentí pena por él, me arrepentía de esta batalla que busqué sin querer, porque fui una descuidada y busqué la pelea.

-Lo siento, yo no quería molestar – Hablé con vergüenza, el fantasma me miró curioso. -. No quería molestar tu siesta o tu momento de paz, pero bloqueabas el camino y, ahm...

No sabía como hablar, su mirada perdida hacía sentirme confusa porque no sabía si escogía las palabras correctas o si simplemente no sabía hablar mucho más que decir hola. ME rasqué la cabeza nerviosa para luego ver que lágrimas caían de sus ojos.

Estas hacían daño, por ello intenté esquivarlas con cuidado para evitar hacerme daño, intenté animarle, provocando que este me mirara con curiosidad, sin entender porqué hacía esto. Seguí, insistí, hasta que el fantasma paró de llorar.

-¿Por qué me animas? – Preguntó confuso.

-No me gusta... Ver la gente triste, me pongo también triste y siento que es mi culpa, es más, molestarte hizo que me sienta mal, no era mi intención.

-No me molestó, de hecho, quiero enseñarte algo – Me dijo con un tono más animado, provocando una pequeña sorpresa en mi rostro, pues con sus lágrimas estaba formando un sombrero.

-Woah... Es, curioso la verdad – Admitió con asombro, el fantasma me miró con sorpresa.

-Oh, ya veo...

De repente saldríamos de la zona de combate, apareciendo el fantasma en el suelo, aunque poco duraría en levantarse para mirarme por unos segundos. Sentía que me analizaba o que quería saber quién era.

-No eres de aquí.

-No, soy nueva.

-Soy Napstablook, vago por algunas zonas del subsuelo, es bueno saber que nuevos seres cruzan por aquí... Aunque desde el último habrán pasado años – Se presentó con calma.

-Vaya, ¿y dónde están? – Pregunté curiosa.

-No lo sé, honestamente no es algo que me ponga a investigar porque siempre estoy solo escuchando música – Respondió con cierta timidez, parecía sentirse mal por no darme una respuesta correcta.

-No te preocupes, gracias por darme una respuesta, ahora si no te importa, necesito volver con Toriel – Hablé con calma y una sonrisa suave.

Él solo me miró con sorpresa, dejándome paso para que pudiera avanzar, me despedí mientras seguía mi camino, aunque este me miraba con curiosidad. Antes de que pudiera dar la vuelta por el siguiente pasillo, el fantasma me interrumpiría el paso de forma calmada.

- ¿Tuviste una hermana? – Preguntó el fantasma con curiosidad.

-N-No, que yo sepa, ¿por? – Pregunté sorprendida.

-Está bien... Solo, ve con cuidado, aunque estarás a cuidado de Toriel, pero ve con cuidado, por favor.

Y desapareció. Su actitud fue algo que me dejó sorprendida, quedándome en el sitio pensativa para luego poner mis brazos cruzados y caminar despacio por los pasillos, algo extraño acababa de ocurrir aquí, eso o a lo mejor era normal, pero no lo podía saber. Tenía que admitir que su preocupación por mi fue extraña e inesperada, por no decir que a él apenas le conocía.

Por no decir que la mayoría de los monstruos que estaban en la anterior línea no pude verlos ni conocerlos y ahora era mi oportunidad para saber quien era quién a la vez que su historia.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro