❍ Capítulo 2
A la mañana siguiente ya estaba más que lista para ir a clases, estaba con mis compañeros de camino al centro hablando tranquilamente con unas pocas risas de por medio mientras que a la vez nos despertábamos del sueño que teníamos, porque madrugar no era fácil.
Como era de esperar, les tendría que avisar sobre las decisiones de mis padres, algo que también les afectó a los suyos de forma respectiva. Era de esperar, aunque la mayoría de nosotros ya era mayor de edad, no significaba que tuvieran total libertad, pero en mi caso, siquiera era mayor de edad, aún.
-Los míos me pidieron que fuera con cuidado, saben que me pudo defender bien, pero que igual forma no quieren me meta en problemas, dicen que pronto los veremos caminar por nuestro pueblo y capaz sea raro para nosotros - Diría Carlos mientras estiraba sus brazos.
-Los míos se preocuparon mucho, pero a la vez comprendían mi entusiasmo, tengo ganas de conocerlos en persona - Diría Elena ilusionada.
-Nosotros dos igual - Habló Carol, que su hermano estaba a su lado también.
-¿Y los tuyos dijeron algo, Maria? - Pregunté curiosa.
-Me dijeron que no me deje engañar, lo gracioso es que yo ante eso me se defender muy bien - Diría con una pequeña sonrisa Maria.
-Ah, claro, tú siempre juegas sucio en todo momento, es tu especialidad - Diría Carlos arqueando una ceja, cruzándose de brazos.
-¿Acaso te molestó que te ganara todas las veces? - Preguntó Maria entre risas.
-¡Haces trampas, sé que las haces, solo que no sé cómo! -Mostró cierto enfado Carlos en sus palabras, la chica solo se rio.
-Algún día, algún día...
Simplemente sonreiría con calma, era bueno saber que a pesar de los cambios que iban a surgir, que todos siguieran siendo los mismos y que todo se mantuviera igual, algo que me relajaba, a lo mejor, el conocer a los monstruos, podría ser algo bueno y no necesariamente peligroso.
O eso creía.
-Se nos han informado a todos los profesores de que ustedes, alumnos sean conscientes de los cambios que ocurrirán en poco, eso es de que también habrá alumnos nuevos... Monstruos en concreto.
Mis amigos y yo reaccionamos de forma tranquila, pero a diferencia de los demás, se les veía ciertamente tensos y molestos. Esto no pintaba ser muy bueno, menos si íbamos a conocer a los monstruos.
-Algunos ya han intentado de comunicar a los magos, para prepararnos por si a futuro estos monstruos nos atacan, aunque nos han jurado que no habrá ningún problema o agresión – Su expresión al decir esto no parecía muy segura. Parecía que estaba mintiendo.
-¿Y si lo hay? -Preguntó un alumno. Ah, este le conocía, Cristian, el más problemático sin duda y que Carlos siempre le sabía contener.
Este chico era el mas chulo y el que tomaba el rol de chico malo, no me caía especialmente bien e intentaba evitarle porque no me apetecían problemas, mismo con los demás, aunque sí que era problemático cuando maría intentaba burlarse de él o Elena le ayudaba con algunas de sus tareas porque la chica era demasiado buena.
-Los magos harán que vuelvan a donde pertenecen, al subsuelo.
-¿Y harán falta más ayuda no? Digo... unos magos tan estúpidos contra tantos monstruos... Yo creo que unos...
-Cristian, cállate, no puedes hablar - Habló con firmeza el profesor. Este gruñó.
-Lo que sea - Soltó de forma aburrida y puso su cabeza en la mano izquierda para apoyarla.
-Siguiendo con la explicación, pido a todos comprensión y buena actitud, no podemos dejarlos de lado, creo que todos entendemos que los monstruos ya no son como antes y han cambiado con el paso de muchísimos años, además, actualmente el que los salvó fue un humano, por lo que podemos confiar en él.
-Se quien es ese niño - Diría Maria susurrándome detrás de mí, de hecho, se subió a la mesa para acercarse a mi oreja. -, se hace llamar Frisk, se dice que su alma es la que contiene la determinación y que con ello pudo salvar a todos.
-¿Determinación? - Pregunté confusa.
-¿Enserio no sabes qué es eso? - Preguntó en un tono un poco más alto.
-¡Maria! ¿Ocurre algo? - Preguntó el profesor algo molesto.
-No, nada – Al ser gritado su nombre, se pondría bien sentada en la silla.
-Bien... Pues explicado ya todo esto, podéis retomar ya las clases, tener en cuenta, mañana o el próximo día, será cuando vengan, tener comprensión y buena actitud - Tras decir esto, este se marcharía y con ello empezarían las clases.
Así pues, la mañana sería relativamente tranquila, aunque era indudable que los susurros estaban de un lado a otro por lo ocurrido y lo que iba a ocurrir, a estas alturas, ya me quemaba la cabeza. Y en el recreo iba a ser peor, porque las voces, rumores y muchos detalles falsos, surgían de la nada.
-Ursula - Me agarró la muñeca Maria con velocidad para moverme y ponerme enfrente suya. - ¿Enserio no sabes?
-¡Dios! ¡Maria, esos sustos no!
-Perdón, perdón... ¿Pero enserio?
-Enserio, ¿qué pasa?
-Vamos a la biblioteca entonces.
Sin apenas disfrutar de mi comida con calma, ella me llevaría a la biblioteca, guardaría antes la comida, y empezaríamos a buscar ciertos libros para que ella empezara a explicarme la historia.
Podía decir con total seguridad que me dolía mucho la cabeza ya que eran demasiados detalles que no lograba entender.
Varias almas, los magos, los monstruos, los humanos, los peligros del subsuelo, los peligros de los monstruos e incluso los magos... Todo era un problema y un peligro, a decir verdad, prefería no haber escuchado ni sabido de esto, primero por el dolor y segundo porque a mitad de historia dejé de escuchar.
-¿Entiendes?
-No...- Dije con la cabeza en la mesa siendo escondida por mis brazos. -. Quiero comer, Maria, déjame...
-Ah... - Miró hacia el reloj. -. Ay... Mejor... Lo hablamos cuando sea por la tarde u en otro mejor momento... Te dejé sin comida y debes estar hambrienta.
-Sí...
No podía negar que la historia era ciertamente interesante, pero mi cabeza no daba suficiente rendimiento en este día, principalmente porque las voces resonaban sin parar sobre los rumores falsos, esto solo había causado mucho revuelo y estaba muy segura que esto saldría a la televisión, cosa que me daría mucho más dolor de cabeza cuando mis padres quisieran hablar del tema.
Y ni hablar cuando los monstruos ya puedan vivir aquí, no pararían de hablar de ello de forma interminable, cosa que me agobiaba muchísimo.
Al final, saldríamos de la biblioteca, pero Maria pediría los libros para luego llevárselos a casa, quería explicarme la historia al completo y que me enterara bien ya que tenía su importancia una vez que los monstruos llegaran a vivir aquí, que sería pronto.
Acepté, pero le pedí que fuera en un momento que no involucrara las clases, podía interesarme en otras cosas, pero mis estudios y trabajo también eran importantes para mí. Maria entendió y guardó los libros en su mochila vacía.
Las demás clases fueron sobre los estudios y para mi desgracia no pude rendir mucho porque aún seguían esos susurros y mi cabeza ya dolía con anterioridad, estaba agotada y quería volver a casa de una buena vez.
Cosa que así fue, las horas pasaron rápido para mi suerte y pude volver a casa, encontrándome a mis padres con un rostro sorprendido por mi cara de cansancio. No quería decirles el porqué, así que me inventé de forma rápida y sin mucho ingenio que esta noche no había dormido bien.
Coló, por lo que, tras comer, pude dormir con una larga siesta que no se me hizo más bien que mal, pero algo si pude descansar. Al levantarme de la cama, mirando hacia la ventana, juré haber visto unos pétalos amarillos, pero despejé de vuelta mis ojos para ver que no había nada. Suspiré y me fui al escritorio para terminar algunas tareas que nos mandaron mientras miraba el móvil de reojo y veía las redes sociales de mis amigos.
Así fue la tarde noche, quedándome despierta hasta las tantas de la noche, sí, definitivamente no iba a tomar una siesta más.
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