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❍ Capítulo 17

Ciertamente las clases a estas alturas eran repetitivas, sabía varias de las asignaturas que estaban dando y las llevaba al día, es por ello que a veces hablaba con Flowey en susurro para evitar que me escucharan.

-Creo que no estáis listos para ir allí - Susurró Flowey a mi oído, en el izquierdo, para que no le vieran.

-La verdad pienso lo mismo la verdad, pero no hay nada allí, ¿no? -Pregunté en flojo.

-Creo que no hay nadie... No debería... - Sonaría preocupado Flowey.

-No suenas muy convencido.

-Porque no lo estoy.

Me quedaría pensativa, las palabras de Flowey me dejaron en claro que tenía que preocuparme de aquel lugar, porque no iba a ser nada fácil y desconocíamos lo que había. Parecía que Flowey, aun habiendo salido todos del subsuelo, que había aun seres que no podían salir porque significaban un peligro, lo que me causaba muchos nervios.

Realmente el único que sabía defenderse era Carlos, pues era el que siempre entrenaba y, tras lo ocurrido con Cristian, lo hacía con más motivo, no quería quedarse atrás, porque no solamente era el hecho de ser el mejor luchador, sino porque Cristian normalmente era muy pesado y a veces peligroso.

Podía ver la cara de mi compañero, preocupado, nervioso, su pierna no paraba de moverse por los nervios, se le notaba preocupado y ansioso, aunque él dijera que estaba bien, que era una reacción normal de su cuerpo, aunque no era así, le conocía bien.

Habría un momento en el que, entre cambio de clases y profesores, Carlos habría desaparecido de mi vista, lo que me sorprendería y, al girarme, podría ver como se marchaba con la mochila agarrada de un lado. Sabía que iba hacer y esto solo hizo que suspirara de cansancio.

-Creo que no soy la única preocupada - Susurré.

-¿Por qué lo comentas? - Preguntó Flowey distraído.

-Carlos se ha ido a entrenar -Respondí con suavidad.

-Oh, ya, entiendo... Capaz es por ese chico o porque queréis entrar al subsuelo - Supuso.

-O ambas.

Aburrida, puse mi mano derecha en la mejilla, pero no por mucho, Carol y Zen me asustarían, dando un pequeño salto de la silla para luego mirarlos confusa, parecían ansiosos por algo, sobre todo Zen quien miraba a su hermana y a mí de forma repetida. Arqueé la ceja para esperar a que hablaran.

- Necesitamos que vengas hoy a nuestra casa, le dijimos también a los demás, pero nos han puesto pegas casi todos, Maria dijo que iría - Comentó Carol.

-¿Y por qué? - Pregunté sorprendida.

-Bueno es simple, tenemos que hablar sobre nuestras estrategias cuando sea el momento de ir al subsuelo, pero quiero hablarlo en nuestra casa para que sea más cómodo y con menos interrupciones - Explicó Carol.

-Creí que había quedado claro.

-Bueno, no del todo, lo que hablamos fue muy mal explicado- Se cruzaría de brazos y su cara se mostró algo más tensa, algo no iba bien.

-Está bien, intentaré ir.

-Gracias, será por la tarde sobre las 5 o 6, ya lo detallaremos en el grupo.

Sería extraño que se fuera con tan solo decirme esto, pero podía ver a ambos preocupados, estaba segura que por eso no era, sino por algo más. Flowey también estaba de acuerdo conmigo, pues algo extraño tenían escondido que sabían y que no expresaron del todo, capaz una exploración que hicieron sin nosotros.

-Con ellos dos - Habló Flowey, aprovechando que el alboroto en clase era grande. -, hay que ir con ojo, son unos curiosos de cuidado, cualquier cosa y la van a liar.

-Lo sé, lo sé muy bien Flowey, los conozco de casi un año - Comenté cansada, viendo al profesor para prestar atención.

Las demás clases fueron aburridas, aunque tenía a María que aún me ayudaba a distraerme y no pensar en nada y a veces a Elena quien se ponía hablar de lo que más le gustaba, la medicina y lo entusiasmada que estaba, aunque hace poco se había interesado por las plantas y animales.

No sería tras unas horas en las que por fin podríamos salir de clases y regresar a casa, sería rápido esta parte ya que mis padres me vinieron a recoger en coche para ir a comer fuera, les avisaría de que había quedado y ellos también, por lo que me dejarían en un sitio cerca de la casa de Carol y Zen.

Tendría que caminar igual, cruzando por las calles ciertamente vacías mientras pensaba en mis cosas al igual que Flowey, que a veces no era muy hablador conmigo, capaz porque la preocupación le superaba o simplemente no sabía que decirme. En uno de los cruces, Flowey me frenaría.

-¿Ese no es Carlos? - Preguntó.

Sí, sí lo era, a la derecha, al otro lado de la calle, había un gimnasio y se podía ver a Carlos con su típica ropa naranja, entrenando con furia, sudor, resistencia... Respiraba un poco, se limpiaba el sudor, suspiraba, parecía que gruñía molesto y seguía entrando.

Se lo tomaba demasiado enserio, Carlos a veces no tenía limite en lo que hacía, si se lo proponía no paraba y no era sano, porque a veces salía muy cansado y agotado y podía dormir más de 14 horas si esto ocurría. No sabía cuándo decir "basta".

Entraría al gimnasio, aunque me sentía ciertamente intimidada, ver a tanta gente fuerte y entrenada y el ambiente de calor y sudor, a pesar de que estaba bien ventilado, y las miradas extrañas de otros que se extrañaban como una chica como yo estaba allí.

Cerca de Carlos podría ver como estaba dándole golpes a un saco de boxeo con ira, rapidez, fuerza, esquivaba cuando el saco se movía... Enserio, juraba ver a un luchador profesional, alguien totalmente distinto, una persona cuya ira que no expulsaba fuera, lo hacía aquí y parecía ser alguien distinto.

Tras unos minutos entrenando de forma intensiva, en un momento en el que tomaría su botella de agua se daría cuenta de mi presencia, pero no la de Flowey, sorprendiéndose y escupiendo el agua para luego mirarme sorprendido, luego se rascaría la cabeza, avergonzado y hablaría:

-Lo siento.

-¿Por qué? - Pregunté arqueando la ceja.

-No creo que haya sido agradable verme, de normal entreno sin que nadie me vea, no es muy bonito ver como tu amigo se pelea con un saco de boxeo... No sabes que puedo pensar y mi actitud y el porqué de todo, lo siento si no te fue agradable - Explicó mientras se secaba el sudor. Había que admitirlo, los músculos de Carlos no eran una broma.

-Tienes tus motivos, tienes tus motivaciones, sé que son buenas, nos quieres proteger y ayudar en todo momento, lo que no me gusta es que entrenes todo un día y no descanses, ¿acaso has dormido?

-Yo...

-¿Carlos? - Le interrumpí para que no me fuera con otro tema.

-No, la verdad es que apenas he dormido - Su contestación me hizo suspirar.

-Venga, nos vamos - Mi respuesta le sorprendería. -. Vas a dejar de entrenar e irás a tu casa para ducharte, cenar y dormir a las nueve.

-¿A las nueve? Pero si duermo a las doce o una - Se quejó molesto.

-¡Carlos no has dormido apenas! ¡Llegaste a clase que parecías una momia! ¡Te preocupas por nosotros, pero no por ti! ¡Por eso hago yo esto, vendrás conmigo e irás a casa!

Ciertamente mis palabras dejaron sorprendido a Carlos, él vería como hablaba a Carol y Zen para avisarles de que no podría quedar hoy, iba asegurarme de que Carlos llegara a casa y al menos cenara, si hacía falta le cocinaba yo porque siendo él no iba hacer nada. Los hermanos lo entendieron, diciéndome que lo dejarían para otro momento.

Cuando terminé de hablar Carlos ya llevaba la mochila en su espalda con otra camisa distinta, se le veía avergonzado e incómodo, aunque era normal, parecía ser su novia cuando no era así, era una amiga que me preocupaba por él porque es una persona muy tozuda a veces. Al salir del gimnasio, empezaríamos el trayecto a su casa.

Por primera vez conseguiría que expresara sus preocupaciones, estaba rayado por lo que nos pudiera pasar no solo en el subsuelo sino por Cristian, su mejora le asustó y le preocupó de lo que pudiera hacer, empezando con Maria ya que suele vacilarle mucho y estafarle, es por ello que se lo tomó tan personal el entrenamiento, aunque se dio cuenta de que no era tan sano y que realmente no estaba solo.

Nos sabíamos defender, a nuestra manera, a veces las palabras pueden ayudar en vez de tanta pelea, aunque como humanos que somos tendemos a la ira y a los gritos y con ello formar una gran pelea y todo porque no nos sabemos escuchar y entender. Con Cristian confiaba que, si razonábamos con él, podríamos conseguir un poco de calma y menos preocupación.

Y luego con el subsuelo, es un tema más distinto y que entiendo que entrene, pero tampoco tanto, no sabemos lo que hay, pero hay la posibilidad de que no haya nada o si haya algo, pero capaz ese algo sea amigable, aunque por lo que me susurraba Flowey no parecía serlo la verdad.

Llegaríamos a la casa, Carlos me agradecería que lo acompañara, pero se preocuparía por mí ya que no quería que me pasara nada en mi trayecto a casa, le dije que no se preocupara, que yo estaría bien y, antes de que dijera algo más, le cerré la puerta en la cara y le dije que más le valiera cenar, ducharse y dormir si no quería que le pegara mañana.

Con una sonrisa suave, iría directa a casa, saber la opinión y las preocupaciones de Carlos me dejaron en claro que no podía hacer como si nada, que también tenía que estar atenta con mis amigos, aunque no sería la única, porque Flowey escuchó toda la conversación y me dijo que intentaría ayudar a mis amigos, aunque sería más difícil ya que no se podía dejar ver, todo por culpa de que los monstruos hablaron mal de él.

Capaz... Con el tiempo... Si lo conseguía, podría convencer a mis amigos y a los monstruos de que esta flor no era tan mala como ellos lo pintaron...

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