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✦ 𝟬𝟯 ✦

Este capítulo fue escrito mientras se reproducía Miracle de WayV (la canción que se haya en multimedia). Para una mejor experiencia en su lectura, les recomiendo que la escuchen.

─¡Papi Ten! ¿Nono y yo podemos salir al patio? Hoy en la televisión, por el canal de noticias, dijeron que esta noche habría una especie de eclipse que se podría apreciar fácilmente en el cielo y ambos queremos verlo, por favor. ─pidió Jaemin, juntando sus manitos y haciendo un pequeño puchero, siendo imitado por Jaeno.

Chittaphon soltó una risita, tras desviar su atención hacia ellos, por la curiosa deprecación por parte de los infantes, sí bien no les iba a negar la oportunidad de visualizar el firmamento estrellado, le enternecía los gestos que realizaban tratando de incentivarle a aceptar su petición.

─Solo sí se comen todos los panqueques que les de ─condicionó, reprimiendo una sonrisa─, ya le aviso a tu padre para que les coloque el telescopio y una manta afuera para que puedan acomodarse, mientras tanto, siéntense. ─ordenó el tailandés mientras les señalaba de manera amenazante a ambos ─con ayuda de la espátula que estaba utilizando─, recibiendo burlas por su falta de intimidación por parte de su descendiente y risas juguetonas que provenían de Jeno.

Se giró en su lugar para atender nuevamente lo que preparaba, observando de reojo a los niños que ya habían tomado asiento uno en frente del otro, quienes hablaban de la caricatura que estaban mirando anteriormente en compañía de Johnny. Al darle su vuelta respectiva a la esponjosa delicia que cocinaba, aprovecho los escasos segundos que tenía para llamar a su esposo a la distancia, indicándole lo que tendría que hacer para complacer a los pequeños, recibiendo una respuesta afirmativa que le hizo soltar un suspiro de alivio.

Jaemin miraba con evidente hastío los utensilios de mesa hechos de plástico que había puesto su padre con anterioridad sobre la mesa de mármol, no era un chiquillo precisamente paciente, así que no fue sorprendente que la soporífera espera por la cena se le hiciera enormemente tediosa. Su campo visual se fijó en su mejor amigo, el cual se encontraba igual de aburrido que él, toqueteando los pétalos de los hermosos girasoles que trajo su padre Taeyong como un gesto amistoso al dejar a Jaeno en su hogar para poder ir a su tan ansiada velada con Yoonoh.

Jaemin silbó suavemente y, tal cual lo haría un cachorro al escuchar su nombre, Jeno giró su cabeza hacia él, obteniendo su completo interés, el menor tomó la cuchara que se encontraba en frente de él y lo alzó cómo si fuera una espada afilada.

Tomando ese papel que él mismo se había impuesto como intrépido caballero, le retó tácitamente con su mirada a un pequeño duelo, que fue aceptado por el más alto, éste tomando su tenedor y lo cruzó con su arma, dando así inicio a su gran batalla, que terminó entre risas y chillidos inocentes una vez que Chittaphon sirvió sus tan añorados panqueques, cubiertos con un cubito de mantequilla ─que por el calor que emanaban una gran parte ya se hallaba derretida─ y el jarabe de maple que tanto le gustaba a su retoño.

Con toda la rapidez que les brindaban sus dientes, comenzaron a consumir lo servido, ensuciando las comisuras de sus labios y viéndose con complicidad, logrando mantener el semblante del adulto sonriente, sintiéndose feliz de que su hijo tuviera a su alma gemela a su lado, pidiéndole en silencio al universo que nunca los separase.

Un conocido estremecimiento recorrió el cuerpo del tailandés al sentir la vigorosa mano de su esposo sobre su hombro, giró su cabeza para observarlo, apreciando la calidez que se había instalado en su pecho al admirar como sus ojitos miraban con adoración a los más pequeños, conociendo que se había enamorado de la persona indicada.

─Ya está todo listo, ¿Se comieron todo? ─preguntó Johnny, viendo como los infantes asentían al unísono. A veces le era fascinante cómo de sincronizados podían ser sus movimientos.

─Ugh, Nono ─llamó Jaemin, Jaeno ladeó su cabeza confundido, era una curiosa costumbre que tenía cuando le interrogaban─, tienes jarabe en tu labios, déjame limpiarte. ─se inclinó suavemente sobre la mesa hasta acercarse lo suficiente a su mayor, acunando su rostro con una de sus manos y con el pulgar de la contraria limpiando la mancha en su carita, dejando a Jeno con las mejillas teñidas de un fuerte rojo─. Ahora sí, ¡Vamos, Jeno! ─exclamó, levantándose de su silla y llevando a rastras al castaño hacia el patio de su hogar, siendo vigilados desde lejos por los adultos, verificando que no resbalaran mientras corrían.

La gélida brisa nocturna le provocó un escalofrío, arrepintiéndose al no haberle hecho caso a su hyung quien le recomendó que llevaran unos abrigos para no perder el calor corporal. Inconscientemente sonrió al darse cuenta de que la única fuente de calidez que encontraba era la fuerte manito de Jaeno que se enlazaba con una de las suyas, ya que la contraria se encargaba de señalar cada uno de los astros y planetas que a simple vista se podían visualizar con gran emoción y diligencia ─puesto que se hallaban acostados sobre la manta con estampados de cuadros que había situado su padre con anterioridad─.

Pese a que podía escuchar su dedicada explicación, Jaemin se encontraba perdido en el reflejo de las estrellas en sus ojitos amarronados, ya se estaba haciendo un hábito para él que cuando ambos entablaban algún tipo de conversación trivial el menor se enfocara más en analizar las facciones de su hyung.

Jaeno pudo sentir su mirar sobre él y, aunque ya la luna estaba posicionándose para su espectáculo visual aquella noche, giró su cabeza, lo que hizo que sus rostros estuvieran lo suficientemente cerca para percibir la respiración del otro.

El rostro de Jaemin, tras haber sido descubierto, hirvió vorazmente, haciendo que cubriera su rostro avergonzado─. Lo siento, Jeno hyung.

─¿Eh? Solo me estabas viendo, no te disculpes, Jam. ─negó con su cabeza, levantándose y sentándose de manera india como lo hizo Jaemin con anterioridad.

─No, no es por éso, perdón por... Haberte besado esa tarde. ─aclaró, pronunciando las últimas palabras con un tono de voz excesivamente bajo, por lo que Jeno tardó en comprender lo que había dicho.

Poco menos de un mes había pasado desde el incidente, del cual ninguno de los dos había vuelto a mencionar para evitar cualquier tipo de incomodidad que pudiera causar, así que su disculpa asombró al mayor, quien rascó su cabeza con algo de vergüenza al recordar ese roce de labios que había hecho cuando Jaemin seguía adentrado en el magnífico reino de Morfeo.

─No te preocupes, te disculpo, de hecho... ─relamió sus labios, inseguro de confesar aquello que podía provocar una tormenta en su armoniosa amistad─. No me disgustó el beso.

Su declaración hizo que inundara el ambiente de un silencio profundo como la noche misma, Jaeno mordía su labio inferior con nerviosismo, como sí lo que hubiese dicho pudiera causar algún desastre, mientras que Jaemin jugaba con sus mechones castaños que necesitaban ser recortados por su largo, puesto que en ocasiones le impedían ver con claridad.

El mayor tomó una bocanada de aire, inflando su pecho de forma cómica, al menos ante los ojitos del más bajo, y así proponer sonriente otra cosa con el fin de acabar con el tormentoso mutismo─. Mejor sigamos viendo al cielo.

─Discúlpame nuevamente, Nono. ─exclamó, por lo que Jeno frunció su ceño por sus repentinas palabras.

─¿Por qué me pides perdón otra ve-?

No pudo completar la oración debido a que Jaemin lo tomó fuertemente por su blanca camiseta y chocó sus belfos con los de él, reviviendo ese exquisito sentimiento en sus pechos que echaban de menos, añorantes de que fuera un beso sempiterno. Aún inexperimentados en la danza, los labios de Jaemin se movieron ligeramente sobre los de Jeno, los cuales solo intentaban seguirle el ritmo que llevaban, marcando un compás lleno de inocencia que fue irrumpido por el menor, éste al sentir una inusual sensación en su pancita y un calor inexplicable en él se separó con la misma brusquedad con la que había iniciado la muestra de amor.

"¿Jaeno habrá sentido lo mismo que yo?" "¿Estaré a punto de enfermarme y por eso me duele el estómago?" eran las preguntas que cruzaban por su cabecita, no le había disgustado lo que sintió, sin embargo, le espantaba la idea que después de lo que había sucedido Jaeno no quisiera ser más su amigo.

No se había percatado que sus pensamientos acaparaban su atención del mayor y éste, para que volviera a la realidad, acunó con una de sus manos su carita, haciendo hervir la misma con su tacto─. Emm, ¿Nana?

─¡Y-ya la luna está en su punto, v-veamos por el telescopio! ─dijo, atropelladamente. El más bajo no mentía, el acto del satélite estaba en su clímax, así que se levantó de la manta y dió los pasos correspondientes hasta el objeto, agachándose hasta que su rostro estuviera lo suficientemente próximo al lente. A la par de que Jaemin miraba la maravilla nocturna, el más alto solo se dedicó a arrimarse un poco hacia donde estaba él y, en vez de enfrascarse en la apreciación del eclipse, prefirió detallar el lindo rostro de su dongsaeng.

Este capítulo fue escrito para celebrar el cumpleaños de mi luna, mi propio Renjun que hoy está de cumpliendo veintiún años. HyeLiaLoVe, espero que te haya gustado este regalo, te amo mucho, tanto como el Jeno de esta historia ama a Jaemin ♡

A partir de este momento habrá actualizaciones constantes cada dos semanas y a partir del siguiente capítulo Jaemin y Jeno ya serán adolescentes, por lo que se viene bastante drama.

Les agradezco muchísimo el apoyo que le están dando a esta historia, pensé que no tendría un buen recibimiento, les amo muchísimo.

Recuerden comer y tomar agüita, nos leemos luego.

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