
06 | Partido de los Camarones
El primer partido de fútbol en Seabrook había comenzado esa misma tarde.
Briana estaba sentada lejos de los demás, en una esquina de las gradas. Aplaudía apenas, con desinterés, mientras observaba cómo los jugadores se posicionaban en el campo. No tenía fe en el equipo; después de todo, Seabrook jamás había ganado un partido.
En el campo, Zed parecía emocionado, lleno de energía... pero apenas empezó el juego, ya iban perdiendo.
Zoey: los animadores son grandiosos —murmuró una pequeña zombi detrás de Briana. Era Zoey, la hermanita de Zed, según él le había contado— ¡Vamos Seabrook! ¡Vamos Seabrook! ¡Vamos Seabrook!
Eliza: no apoyamos a los animadores —le respondió Eliza, una de las amigas de Zed, con tono seco.
Zoey se quedó en silencio, pero siguió animando bajito, con una sonrisita tímida.
— vamos, Zed... —murmuré para mí misma, observando el juego. Ya tenían la derrota asegurada.
En la sala de descanso, el entrenador estaba completamente alterado. Con una tiza en la mano, se acercó a la pizarra y empezó a dibujar con furia.
Entrenador: ¡Muy bien, esto es lo que deben hacer! ¡Presten atención, lo dibujaré una vez! —exclamó— Tienen que moverse hacia adelante, ¿sí? ¡Hacia adelante! No vayan atrás, allá no hay nada. Está vacío. ¡Nada! Tienen que ir acá, a la zona de anotación. ¡Muévanse! ¡Pero hagan algo!
Soltó un largo suspiro.
Entrenador: ...Ya sabía que íbamos a perder. Y ustedes también. Así que solo... salgan al campo y pierdan mejor.
Se apartó de la pizarra.
Entrenador: fuera, equipo.
Todos salieron, excepto Zed. El entrenador se acercó a él con la mirada decepcionada.
Entrenador: llegué a creer que contigo podríamos ganar... que Iluso de mí. ¿Qué está pasando allá afuera?
Zed: no lo sé, entrenador tal vez es un problema de química en el equipo. Pero la verdad... siento que no están ayudándome.
De pronto, apareció la directora, seria.
Directora: ¡Zed! Teníamos un trato y no cumpliste tu parte, ¿mm? Si no ganas este partido, volverás al sótano. Ah, entrenador, gran idea ¡la gente nos odia y estamos perdiendo!
Se fue sin más, dejando a Zed con la palabra en la boca.
Entrenador: ¿qué pasó con esa fuerza bruta que te vi en el evento? —insistió el entrenador.
Zed: Ah, mi zombi banda estaba fallando y...
Entrenador: ¡Genial! ¡Úsala! —le animó mientras se alejaba.
Zed: no puedo entrenador, no puedo...
Pero la verdad era que no tenía muchas opciones.
Con ayuda de la tecnología de Eliza, Zed logró modificar su zombi banda. Esta vez, usaría solo su mitad zombi. Al regresar al campo, activó la banda y sorprendió a todos con su energía renovada.
Los animadores estaban paralizados. Así que Briana bajó corriendo las gradas, tomó los pompones de Bucky sin pedir permiso y empezó a animar al público:
— ¡Siente la brisa, no da risa! ¡Los zombis anotaron sin prisa!
Bucky se acercó furioso.
Bucky: ¿qué estás haciendo, rarita?
— Animando, ¿no se supone que eso hacen ustedes?
Addison se acercó también, firme.
Addison: ademas el equipo de fútbol jamás ha ganado un partido, pero podemos cambiar eso. Apuesto a que, si todos animáramos, podríamos llevarlos a la victoria.
Le sonrió a Briana, quien solo bajó la mirada y sonrió de forma nerviosa.
Bucky: sabes que todas esas ideas de actitud positiva no están en el código de los animadores. Así que basta —dijo Bucky, alejándose.
— no lo escuches —le dijo a Addison— el no decide qué es lo correcto para animar.
— gracias, Briana —añadió con sinceridad.
Ambas miraron hacia el campo justo a tiempo para ver cómo Zed lograba la primera anotación de los Camarones. El estadio estalló en gritos.
Briana se quedó de pie, mirando a Zed desde la distancia. Él le dedicó una sonrisa. Ella le devolvió el gesto levantando el pulgar.
La reja que separaba la escuela de Ciudad Zombie había sido retirada. Al llegar esa mañana, Briana escuchó la voz de la directora resonando a través de los altavoces del campus:
Directora: "Otro triunfo para nuestro equipo de fútbol, gracias al zombie Zed. Así que muestren su orgullo por los zombies. Ah, y los boletos para el próximo campeonato de animadores ya están a la venta. Compren el suyo"
Briana caminaba por los pasillos, observando cómo el ambiente en Seabrook había cambiado. Los estudiantes sonreían a los zombies, los saludaban con entusiasmo, y hasta algunos humanos se acercaban a hablarles con naturalidad, como si todo el miedo de antes se hubiera desvanecido de un día para otro.
Le parecía extraño... pero no desagradable.
Pasó junto a un grupo de chicas humanas que le sonrieron a Bonzo, quien respondió con un torpe pero adorable gesto de mano. Más adelante, Eliza discutía con dos jugadores del equipo humano sobre tácticas de defensa, mientras uno de ellos le ofrecía su jugo como si fueran amigos de toda la vida.
Briana bajó la mirada. No se sentía del todo cómoda entre los humanos, pero tampoco estaba segura de si encajaba con los zombies. Aun así, sus pasos la llevaron directo a la cafetería. El bullicio de la hora del almuerzo no la detuvo; al contrario, la empujó a buscar algo que ya no sabía si tenía: pertenencia.
Tomó su bandeja y miró alrededor, dudando por un instante. Podía sentarse sola, como tantas veces antes... o podía intentar algo distinto.
Y entonces lo vio.
Zed estaba en una mesa junto a Bonzo, Eliza y un par de zombies más. Reían. Compartían comida. Se veían felices. Y no parecía que nadie los estuviera juzgando por ello.
Inspiró hondo, se armó de valor y caminó hacia ellos.
Zed fue el primero en notar su presencia. Se giró hacia ella con una sonrisa sincera.
Zed: ¡Briana! —la saludó— ¿quieres sentarte?
Ella dudó por una fracción de segundo, pero asintió, sentándose frente a él mientras los demás le hacían espacio sin dudar.
— gracias —murmuró, bajando la mirada hacia su comida.
Bonzo le ofreció un panecillo sin decir nada, con una sonrisa tímida. Ella lo tomó con suavidad y le devolvió la sonrisa.
— no sabía si debía venir... —confesó— pero supongo que las cosas están cambiando.
Eliza: y para bien —dijo Eliza, cruzando los brazos— aunque aún hay mucho por hacer.
Zed la miró con atención.
Zed: ¿cómo te sientes con todo esto? —le preguntó con suavidad.
Briana lo miró directamente por primera vez. Sus ojos verdes parecían menos intimidantes ahora, más cálidos.
— extrañamente... bien. Me siento menos invisible.
Zed sonrió.
Zed: entonces elegiste el lugar correcto para sentarte.
Y por primera vez en mucho tiempo, Briana sintió que pertenecía a algún lugar.
La conversación entre los zombies y Briana fluía con naturalidad. Las risas eran genuinas, y por primera vez en mucho tiempo, ella se sentía cómoda. No como una rareza, sino como una más.
Entonces, de reojo, vio a Addison acercarse desde la otra punta de la cafetería. Caminaba con paso decidido, su cinta blanca resplandeciendo como siempre. Tenía una expresión firme, como si quisiera hablar... o tal vez pertenecer.
Zed fue el primero en notarla.
Zed: Addison... —murmuró con una mezcla de sorpresa y alegría.
Ella sonrió con dulzura, apenas deteniéndose frente a la mesa.
Addison: Hola, solo quería... decirles que estuvieron geniales. Zed, hiciste un trabajo increíble en el campo. Todos lo hicimos.
Zed asintió, mirándola con la calidez que solo él podía transmitir.
Zed: gracias, ¿quieres sentarte?
Addison parecía dudar. Dio un paso hacia la mesa, pero antes de que pudiera responder, una voz la interrumpió.
Bucky: ¡Addison! —exclamó Bucky desde otra mesa, con el resto de los animadores rodeándolo como una corte de sonrisas falsas— ¿qué haces allí? ven te necesitamos para planear la rutina del campeonato. Los ensayos empiezan hoy.
Addison giró hacia ellos, su sonrisa temblando apenas.
Addison: un momento, Bucky es que estoy hablando...
Pero otra animadora, Lacey, se levantó y cruzó los brazos.
Lacey: vamos, Addy, ¿de verdad vas a sentarte con ellos? epensé que querías ser animadora de y que todo Seabrook te acepte, ese siempre fue tu sueño.
Addison dudó.
Miró a Zed. A Eliza. A Briana, que la observaba en silencio. Sus ojos decían lo que su boca no podía: ven con nosotros. Elige lo correcto, no lo cómodo.
Pero luego miró a los animadores. Su mundo. Sus colores. Su infancia. Su sueño.
Y dio un paso atrás.
Addison: lo siento —susurró, forzando una sonrisa— es que... ser animadora siempre ha sido lo que soy y lo que he querido ser. Y si voy a ayudar a cambiar algo... quiero hacerlo desde ahí.
Zed asintió lentamente. No la juzgó. Solo la miró con una tristeza contenida.
Zed: entiendo.
Addison se giró, regresando con su equipo, que la recibió con sonrisas y abrazos falsos. Su expresión estaba tranquila, pero en sus ojos quedaba una sombra, una duda.
Briana bajó la mirada, su apetito desapareciendo de golpe. Zed volvió a sentarse con el ceño levemente fruncido. El ambiente se había enfriado.
Eliza: supongo que algunos cambios toman más tiempo —murmuró Eliza, cruzando los brazos.
— o cuestan más de lo que crees —susurró Briana para sí.
Y aunque en ese momento todos intentaron retomar la conversación, algo dentro de ellos había cambiado. La línea entre ambos mundos seguía allí, invisible... pero aún muy real.
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