Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

» Capitulo 34

Drea Willow preparó la aguja en silencio mientras aquel chico pecoso temblaba en su asiento.

-Lo sentirás como el piquete de una pequeña hormiga, no te dolerá nada- le dijo ella sonriendo, y el chico, embobado con la enfermera de rizos oscuros, asintió, fantaseando con invitarla después a una cita.

Ella pasó el algodón húmedo y frío contra su piel y él trató de regular la respiración, inhalando el antiséptico aroma a hospital de aquella sala, y luego sintió como la pequeña y fina aguja se enterraba en su piel, comenzando a drenar lentamente sus venas.

-Di-dijo que no doleria- jadeó él, aguantando el impulso de arrancarse aquella aguja que enviaba una punzada de dolor cegador a lo largo de su brazo.

Sentía que estaba por desmayarse.

-¿Oh, te duele?- preguntó la chica con algo que sonó a indiferencia, dándose la vuelta y mirándolo con aquellos preciosos ojos verde mar a través de sus lentes. -Pensé que serías más valiente- dijo ella, chasqueando la lengua, decepcionada.

Él chico sintió su orgullo, y sus posibilidades con ella, heridos, e inmediatamente se retractó.

-Y ti-tiene razón, no duele na-nada- dijo él, respirando de manera trabajosa.

Drea Willow rodó los ojos, cansada y aburrida de haber lidiado toda la mañana con adolescentes que solo accedían a donar su sangre para poder verla pasearse con aquél vestido blanco de enfermera por ahí, imaginando en sus cabecitas quién sabe qué. Pero se tranquilizó y en cambió, centró su atención en la bolsa de sangre cada vez más llena.

Se le hacía agua la boca de tan solo verla.

Cuando fué suficiente, liberó al chico y le dió una galleta de azúcar, lo único que él conseguiría de ella.

-Eso es todo- dijo Drea, llamando al siguiente chico en la cola.

-Oye...- empezó el chico, mirando sus piernas y olvidando totalmente su discurso conquistador. -Me preguntaba si... si te gustaría sa-salir conmigo a... a...- tartamudeo.

-No- cortó Drea, preparando la siguiente aguja.

-¿Qué?- preguntó el chico, -¿Por qué no?-.

-Porque no eres mi esposa- dijo ella.

El chico frunció el ceño, molesto, y se dió la vuelta, alejándose de ella y saliendo de la clínica indignado.

-Vaya- suspiró Willow, -y pensé que Boo era dramática-.

Él siguiente chico parecía más calmado, con la vista clavada en su celular, y ella lo agradeció mientras preparaba la pequeña aguja para extraer su sangre.

Dos horas, y un par de idiotas más tarde, Drea Willow dió por terminada su tarea, llevando la última bolsa de sangre a la bodega con las demás, dónde su amante la esperaba para fugarse con el botín.

-¡Boo!- chilló Willow al entrar en la bodega. -¿Cuántas te tomaste?- exigió saber.

Boscha, con hilos de sangre derramándose de su boca, sonrió al ver a su chica y dejó de lado la bolsa prácticamente vacía.

-Solo dos, o tal vez tres- dijo ella, restándole importancia.

-¿Sabes que?- se rindió Willow, alejando de la vampira las demás bolsas con sangre, -es imposible razonar contigo- exclamó, molesta.

-Oww, ¿Cuántos fueron?- preguntó Boo, acercándose a ella y pasando un dedo entre sus cejas, deshaciendo el ceño fruncido que tenía.

-Ahg, no lo sé, perdí la cuenta después de que uno literalmente me acorralara para que le diera mi número- dijo ella, gruñendo.

Boo sintió las ganas de seguir a ese chico y terminar de desangrarlo con sus dientes, pero en su lugar, abrazó a su chica y besó su frente, dejando que ella se relajara entre sus brazos.

Alcanzó la bolsa medio vacía de sangre y se la ofreció a Drea, mirándola beber el líquido rojo mientras arreglaba sus rizos oscuros.

La vampiresa saboreó la metálica sangre fresca, pura y sin especias, sintiendo como bajaba por su garganta y caía cálidamente hasta su estómago.

Era lo que necesitaba.

Terminó de ingerir la sangre y, rodeando a Boo con sus brazos, le robó un beso lento y cálido, manchando de rojo sus labios.

También necesitaba eso.

Boscha jadeó al sentir la repentina presión sobre su boca y aquel invasivo beso, y dejando que Drea la acorralara contra la pared, soltó el botón superior de su disfraz de enfermera.

Ambas se miraron a los ojos unos segundos, verde contra violeta, antes de comenzar a comerse desesperadamente a besos.

Ella levantó su falda y ella rompió su escote, sumergiéndose hasta los huesos en su lujuria.

Pasaron casi cuatro meses antes de que Luz la llamase, en una mañana fría y nublada, alegando que hacía meses que no iban a tomar un café.

Esa era su manera de decir tregua y dejarla a ella disculparse.

El aroma a café con leche que flotaba en el aire le trajo a Drea Willow el recuerdo de aquella mañana, mientras estacionaba el coche frente al King's palace y miraba hacia el otro lado de la ventana.

Lucía le había perdonado sus pequeñas mentiras, avergonzada por haberlo tomado tan mal, pero su amistad no había vuelto a ser la misma desde entonces.

Ni Drea ni Lu eran las mismas chicas que se habían topado por accidente en los pasillos de la universidad, y ella estaba segura de que jamás lo volverían a ser.

«Tenemos que comenzar de cero».

Drea apagó el motor del coche, suspirando. Lucía la había invitado, a ella y a Boo, a una pequeña fiesta que había organizado, para celebrar la salida de su primer libro.

Sonaba muy emocionada cuando la llamó para invitarla.

-¿Puedo tomar más?- preguntó Boo, sacándola de sus pensamientos, y mirando embobada las maletas en el asiento de atrás que contenían las bolsas de sangre.

-Creo que ya tomaste suficiente, Boo- replicó Drea, mirando la boca y los colmillos pintados de rojo de su amante. -Además, Viri nos matará si no le entregamos la cantidad exacta de sangre que nos pidió- le recordó.

Boscha gruñó al escuchar mencionar el nombre de su hermana y, saliendo del auto, cruzó la calle hasta el edificio, con Drea Willow corriendo detrás de ella, exclamando «esperame, Boo».

Boo era Boo, y Drea estaba segura que al no saber siquiera en que piso vivía Lu, intentaría entrar al primer departamento que encontrara.

La alcanzó en el vestíbulo, viendo aún más embobada una pantalla más grande que ella. -Camina- río Drea Willow, tomándola de la muñeca y llevándola hasta el elevador.

Reconciliarse con su mejor amiga había tardado meses y no planeaba volver a arruinarlo ésta noche.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro