Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

» Capitulo 3

«Tú y yo nos llevaremos muy bien».

Amity Blight sonrió tontamente al recordar aquellas palabras mientras inclinaba la segunda copa de vino contra sus labios, disfrutando de la dulzura metálica de la sangre y las uvas, su primera comida real en dos días.

«Oh, sal ya de mi cabeza, Luz» le ordenó ella al adorable fantasma de su roomie, pidiendo una tercera copa mientras trataba de ignorar los nervios que correteaban sobre su piel al estar aquella noche en Daemonik, un supuesto bar secreto que solo abría sus puertas al anochecer, si tienes colmillos.

Pero la chica en su cabeza no se evaporó ni un poco y, con aquella sonrisa contagiosa que poseía, continúo recorriendo su mente, endulzando con su presencia sus más recientes recuerdos.

«Claro, tú y yo seremos muy buenas amigas, Blight» le había dicho.

Otra sonrisa.

–Aquí tiene, mademoiselle– dijo el hombre detrás de la barra, sacándola de sus pensamientos un instante y sirviendole a Amity otra copa de Cinsault.

Ella tomó lentamente la bebida, saboreando los últimos tragos de su cena antes de pagar la cuenta y alejarse de aquel encantador y siniestro bar en mitad de la noche.

«Ese lugar es solo un rumor, una mentira» había insistido Edric tantas veces que Amity se preguntó porque, ¿Había algo malo ahí? ¿A qué le temía Edric?

Esa duda nadaría en su cabeza varias semanas más.

–Real o no, los rumores saben muy dulces– susurró Amity bajo la lluvia con una sonrisa, salpicando agua a su paso mientras volvía al apartamento, con una botella de vino extra en la chaqueta y los labios entintados de rosa.

Eran casi las dos de la mañana cuando Amity, mortalmente cansada, llegó a casa. Intentó abrir la puerta sin hacer mucho ruido, para no despertar a Luz, pero se sorprendió al verla en la sala, despierta y trabajando en su computadora con una taza de algo dulce a su lado.

–Hola Amity– la saludó ella al verla, con una nota de emoción en su voz. –¿Dónde estabas?– le preguntó, tomando un par de sorbos de aquella bebida achocolatada.

–Yo… salí con unas amigas– mintió Amity, cerrando la puerta y caminando con timidez hacia ella.

Luz, quién notó una mezcla de tristeza y sueño en sus palabras, cerró la computadora y movió los cojines a un lado, invitandola a sentarse con ella.

–Te ves un poco cansada– le dijo mientras ella se sentaba a su lado, quizás un poco demasiado cerca.

–Tal vez lo esté– admitió Amity, y sabía que esas palabras tenían algo de realidad. Se sentía tan cansada y asustada trás haber dejado Blight Manor, y la magnitud de esa decisión la golpeaba cruel y lentamente.

Ella había traicionado a Edric, y él intentaría buscarla en cualquier momento.

«No quiero pelear contigo, hermano» sollozó en su cabeza. «Solo… déjame ir».

–Ow, no llores– exclamó Luz de pronto, acercándose y secando una lágrima que no sabía que había resbalado por su mejilla.

Amity suspiró al sentir la mano de aquella chica, la caricia cálida que tocaba su rostro con dulzura y los ojitos avellana que la miraban con preocupación, alejando con un solo gesto sus amargos pensamientos.

«¿Quien eres, Luz, y qué es todo esto que me provocas?».

Ella cerró los ojos un instante, hipnotizada por el tibio tacto, y se inclinó sobre la palma abierta de la otra chica, entregándose por completo a aquel gesto tan íntimo.

El tiempo pareció detenerse en aquel momento, dejando solo un irregular latido entre las dos.

Amity abrió los ojos despacio, observando como Luz, siempre sonriente, se había sonrojado cuál cereza, nerviosa.

–¡Lo siento!– exclamó ella, apartándose con vergüenza. –Perdón, no fue mi intención, yo…– intentó disculparse, pero las palabras se sentían incorrectas en su boca.

Ella quiso hacer eso. Lo volvería a hacer.

–Esta bien– la tranquilizó Luz, tomando la taza de chocolate y llevándosela a los labios para evadir otro contacto. –Si… si quieres hablar, aquí estoy– le dijo, sonriendo nerviosamente.

–Gracias– respondió Amity, acomodando un mechón de su verde cabello detrás de su oreja. –Eres… eres muy dulce– le dijo, sonriéndole también.

–Y tú muy linda– confesó Luz, volviendo a tomar de su chocolate.

Amity espero que agregara algo más o se retractara, pero la chica solo volvió a abrir su computadora y reanudó su trabajo.

«Y tú muy linda».

Amity no entendió porque aquello la hizo palidecer y titubear una sonrisa, pero Luz, su roomie, pensaba que era muy linda, y eso la hizo sentirse extrañamente feliz.

«Y tú muy linda», eso pensaba Luz de ella.

–Hay chocolate en la estufa– murmuró Luz después de un rato, volteando a verla. –Puedes tomar un poco si quieres– le dijo.

–Gracias– aceptó Amity, inclinándose sobre la humana para limpiar una manchita de chocolate que había quedado pintada en la comisura de sus labios, antes de levantarse y desaparecer en la cocina.

Luz solo se llevó los dedos a los labios, dónde el karma había devuelto el fantasma de una caricia sobre su boca.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro