» Capitulo 25
Viridiana Reed descendió los escalones de piedra uno por uno, su mente sumida en el pasado que habitaría por siempre en aquellos corredores.
«Pensé que jamás volvería a oír tu nombre y ahora me has enviado a una de tus descendientes. ¿Fué acaso amarte un delito?».
Empujó, sin fuerza alguna, la puerta de cristal de su santuario, aspirando el metálico sabor que flotaba en aquel aire. Se despojó de sus prendas, una a una, como si se deshiciera de una febril armadura.
Su tocado de huesos fue lo único que conservó sobre ella.
Hundió en la bañera sus pies, tiñendo su piel de rojo, y recordó, porque esa era su sentencia por haber amado, la noche, aquella noche, en que conoció a Elowyn Blight, su primer amor.
«Pero eras demasiado inteligente como para perder tu estatus por una joven como yo, que no era más que una novicia inexperta, una burla para tu prestigiado mundo de champagne y seda, ¿No?
Porque una humana agraciada con la vida material nunca podría imaginarse al lado de una hija de la muerte, por ni siquiera una sola noche.
Y aún así, fuiste mía tantas noches.
Míranos ahora, Elowyn, tú estás en una tumba y yo, en lo más alto de mi jerarquía.
¿Soy ahora digna de tu estúpido y caprichoso corazón?».
Viridiana Reed sumergió su cuerpo en la tina, desbordando decenas de hilos rojos que empaparon el suelo de baldosas antes blancas.
La última vez que vio a Elowyn no fué cuando la vió caminar en su vestido blanco hacía el altar, con más lágrimas en su rostro que flores en su ramo, si no doce años más tarde, cuando su propia familia la enterró, y ella, desde las sombras, derramó todas las lágrimas que había contenido desde entonces.
«¿Cuántos hijos tuviste, Elowyn? Creo que conté a tres engendros el día del funeral, pero supe luego que uno de ellos murió, incapaz de sobrevivir en este cruel mundo sin su madre.
Y sabes, realmente pensé que tú apellido moriría, como tú, con el tiempo, pero Elowyn, está noche he visto a una chica y se parece a tanto a tí, con tus mismos ojos de miel dorada y tú cabello castaño, aunque ella lo torno de un falso verde. Tiene también tú coraje y tú mirada, y en otra época pensaría que eres tú, volviendo a mi desde el más allá.
Pero hay algo en ella que difiere contigo y esa es la manera en la que defiende a quien proclama amar, sin importarle arriesgar su vida por ella.
¿Es de adolescente enamorada desear que hubieras sido un poco más como ella, Elowyn?».
La vampiresa, con su cabello rubio goteando sangre roja, sopló las únicas dos velas que iluminaban la estancia, tornando la luz y el fuego en una oscuridad más cruel que su corazón.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro