-; m b o h a p y
When the lights go down
(当灯光下降)
De nuevo me encontraba en la patética rutina de evitar dormir, la verdad nada apasiguaría el ardor descontrolado que frenaba mis latidos. No había una pausa entre mis estúpidos deseos por sentir sus manos rodeándome, ni tampoco por más que lo anhelara volvería a encontrarme con esa cabellera desordenada en las madrugadas, manchas en las sábanas, vasos rotos, prendas desgarradas, su sutil aroma a café y vainilla.
Porque habían pasado exactamente 1 mes y dos semanas completas en las cuáles él se olvido de mi existencia y yo decidí ignorarlo pues creí que así dolería menos, pero cómo me equivoqué.
Él sólo me dejo una rosa blanca y una nota.
»Por mi propia salud y la tuya alejemónos Jimin.«
Me encontraba de nuevo llorando amargamente sin hallar una tregua entre el dolor y mis ojos que me ardían demasiado por frotarlas tratando inútilmente de detener esas gotas que provenían de mis lagrimales, sonaba la misma música de fondo que hacía una hora.
[Y quizá tu me puedas hacer que
me perdone mí misma y déjame, déjame, déjame cuándo este hecho. Porqué no has sido más que un problema.]
Y seguía una y otra vez sonando dentro mío, la misma jodida frase de siempre —si yo soy tú problema, entonces tú debes ser mi solución Jiminie.
No sé muy bien cuándo me quede dormido o cuántas llamadas perdidas tenía acumuladas en ese aparato que yacía en el piso, tampoco los mensajes de las diversas redes sociales que poseía. Vi que tenía 5 llamadas sin contestar de TaeHyung y 8 de su novio Jeongguk, también mensajes de mis otros amigos, limpié la sobra de mis lágrimas y me dirigí al baño, sabía que me veía demacrado, pero al observarme quise desaparecer y ser otra persona, pues el dolor sólo aumentaba a medida del tiempo, no bastaba con sentirme una nimiedad por dentro sino también por fuera. No me sentía bien, no me sentía yo.
Por que Min Yoongi, se había llevado todo lo que alguna vez fui.
Oí unos golpes en mi puerta, realmente no quería ir a abrir, sólo los ignoré, pero a los minutos se volvían más insistentes, más molestos.
—¡Ya voy!— exclamé levantándome de mi cómodo sofá, me arrope con mi sábana color oro favorita y caminé, desee que fuera Jin hyung con Monie hyung trayendóme algo de comer, porque la verdad mi apetito aunque había disminuido, no había desaparecido.
Bostece y abrí lentamente la puerta —¿sí?— hablé en el instante en que mis ojos rodearon esa contextura aporcelanada pude sentir como el aire no llegaba a mis pulmones y cómo inexistentes lágrimas deseaban bailar desentendidas sobre mis rojas mejillas —Yoon...— no acabé de hablar hasta que el se abalanzó sobre mí.
Me tomo cuidadosamente de las muñecas evitando que lo alejara, mis ojos estaban abiertos y vi una marca roja sobre sus cachetes, una lágrima cayo de él dando comienzo a una batalla de tristeza entre ambos, él no movía los labios sólo los tenia presionados sobre los míos.
— Jiminnie — pronunció en un tono bajo, cómo si fuera a quebrarse la realidad si el hablara más fuerte.
Estaba desorientado siendo una maraña de sentimientos, no sabia si debía de llenarlo de besos en ese instante, golpearlo, maldecirlo, dejarlo hacerme suyo o correr de allí. No sabía que era lo más prudente a hacer.
— Soy un idiota — el mismo tono quebradizo se hizo presente entre su respiración y mis nervios — te necesito mi mocoso, mi príncipe, mi Jiminie, no puedo con esto — rompió en llanto arrodillándose — mi madre... e-ella... — su voz fue inexistente ante la última oración la cuál solo comprendí porque pude leer sus labios — murió.
Lo miré desconsolado, gritó desgarrado, jamás lo había visto de esa manera, me desespere, necesitaba que el estuviera bien, que el me mirara con esos orbes llenos de intriga y misterio de nuevo, necesitaba de sus besos en forma de versos sobre mi piel. Necesitaba al Yoongi fuerte. Pero ahora era momento de ser de ser el pilar, su hombro dónde llorar, porque a pesar de cualquier cosa estaba tan jodidamente enamorado de este hombre que daría hasta la vida por él.
Me arrodillé y lo sostuve entre mis brazos, deje que sacara todo lo que pudiese, pasaron quizá horas o minutos no se, no me importaba, solo era de extrema urgencia que mi Yoongi estuviera mejor.
Lo besé repetidamente en el rostro a medida que limpiaba sus lágrimas, le repetía que todo estaría bien y que ella no desearía verlo así de triste.
Porque también me dolía la partida de su madre, pues era un ángel, la había conocido y de inmediato me lleno de una indescriptible emoción y calor cuando me hablo tan cariñosa y atentamente. Me quería y yo a ella, era de esas mujeres que dejaban marca por llegar a ser tan dedicadas y repletas de un amor puro, y sabia que por eso Yoongi era así de atento y caballeroso a pesar de sus malas palabras y pequeños hábitos malos.
Terminamos ambos recostados en la cama con la mirada fija uno en el otro, estábamos absortos del mundo, él mantenía sus ojos cerrados, su naricita estaba roja al igual que sus mofletes, lo queria llenar de una alegría inexistente sólo por no verlo así de roto.
— No me dejes tú también — pronunció abriendo sus ojos topándose con los míos — haré todo por que estés conmigo Jiminie, nunca volveré a estar sin ti, porque hacerlo es cómo si me faltara el aire, la vida no era la misma, fue volver al infierno del cuál tú me rescataste, eres mi ángel, mi cielo, la luz que necesito.
— Yoonie... — sus palabras me llegaban a llenar de tanta magia, tanta fe de que podríamos contra el mundo, que si el me amaba no me importaría que el mundo odiara nuestro amor si era él quién abrazaría mis miedos y llenaría de melodías mis llantos.
—Y no te preocupes por Suran, he terminado con ella y a la vez rompí nuestro acuerdo de bodas — me dijo llenándome de una emoción inexplicable
—Yoonie...
—¿Si Jiminie?
—Te amo Yoongi.
—También me amo — pronunció con una pequeña risa
—Usted es un tonto — dije a la par que daba leves golpeteos a su pecho, a lo que que me apretó contra sí haciendo que todo mi cuerpo se estremeciera por de nuevo volver a estar a esa proximidad de sus latidos desenfrenados.
Hundió su cabeza en mi cuello, luego de besarme levemente en ese sitio me susurró — sabes que he sido un romantico empedernido, amante de los días fríos y los libros, del arte y poesía, realmente te amo Jimin, te amo tanto que me das paz en este momento en el cuál necesito de ella. Te amo por que sin ti en mi vida todo hubiese seguido de la misma monótona manera.
Porqué redundante es repetirte que eres más que unas noches, eres mi luz, mi día, todo, eres mío Park Jimin, eres mi solución.
—Y tú eres mi problema más dolorosamente bello que pude tener el placer de que me matará y llenara de vida a la vez.
Nos besamos como si hubiese sido la última vez, lentamente fuimos desaciendonos de la ropa, pues era innecesaria, necesitábamos del otro y era muy obvio, necesitaba de esos besos húmedos que ahora repartía sobre mi pecho, deteniéndose a dejar marcas entre mi abdomen y mi cuello, marcaba mis caderas con sus dedos, mordiendo la misma dejando que se escapara un jadeo fuerte de mis labios.
Lentamente se retiró cada tela de mi, me beso toda la anatomía, cuando comenzamos el vaivén de lucha lujuriosa de su cuerpo embistiendo el mio yo ya era un espectáculo de jadeos y gemidos, besaba y arañaba su piel cada que podía. La cama nos quedo pequeña, el sofá también, todo era pequeño ante nuestro intento por ser uno.
Esa noche renombramos al amor, ese mi precioso problema volvió a mi.
(🌹) 2017
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