Exist.
Dicen que cuando encuentras a tu media naranja nunca podrás alejarte de ella. En este mundo existen parejas destinadas y aquellos que logran encontrarla serán los más dichosos porque han encontrado al ser con el que han sido destinados desde que nacieron.
Todos tienen alguien a quién van a querer de por vida. Las parejas destinadas rompen este esquema pues el amor se convierte en una palabra corta para describir aquellos sentimientos pero tienen algo malo entre todo ese mar de felicidad y dicha.
Si uno de los dos algún día muere, el otro ya no sentirá el mundo de la misma manera...
Dos semanas antes
Taehyung salía rápidamente del edificio en el que había entrado casi una hora antes.
Llevaba una sonrisa en el rostro y saltaba de la alegría. Había recibido la mejor noticia de su vida.
Ya no espera por contársela a su pareja.
Sus ojitos llevaban lágrimas de felicidad y a cada paso que daba sentía que se derretía y sus piernas temblaban. Su corazón latía a mil por segundo, tenía las terribles ganas de coger su teléfono y llamar a su alfa pero no quería decirle la gran noticia con ese aparato molesto de por medio, quería sentir y compartir su emoción con quien era su vida entera.
Con las manos picándole y sudorosas subió al autobús para ir al lugar dónde su pareja trabajaba. Ya no espera por llegar.
Iba a armar la bomba.
Ese día había ido a dejar su auto en una mecánica por una luz dañada y de paso había pasado por algunos lugares.
Se sentó en la parte trasera del autobús donde una señora iba con un bebé en brazos, una escena hermosa. Los brazos de Taehyung se movieron inconscientemente hasta que sus pequeñas manos se pusieron sobre su plano vientre.
Sin duda alguna sería una gran sorpresa.
Lamentablemente el mundo no es un lugar justo con todos...
Taehyung pensaba, sonreía y lloraba de la felicidad. Por fin tendría una familia y el ser que crecía en su interior era prueba de ello.
Esa mañana JungKook estaba dando los últimos preparativos para una reunión con unos empresarios muy importantes que ayudarían mucho a que su empresa creciera. NamJoon estaba ayudándole y fue él quien recibió la llamada que cambiaría el rumbo de muchas vidas.
Ese día todo se derrumbó.
Taehyung no supo bien como pasó pero de un momento a otro estaba feliz acariciando su vientre esperando llegar para tirarse sobre su alfa de la felicidad y darle esa enorme noticia pero nunca llegó porque alguien ese día quiso destruir una familia que ni siquiera se había formado del todo.
Eran exactamente las tres de la tarde cuando NamJoon recibió la llamada de un hospital.
El mundo se paró para todos.
Taehyung había sido víctima de un accidente de tránsito y murió camino al hospital. Los doctores no pudieron hacer nada.
Definitivamente el mundo se destrozó en ese momento.
Cuando el pelinegro se enteró todo fue un caos, el alfa había ido al hospital y había derribado puertas, había golpeado policías y guardias solo para comprobar lo que era irremediable.
Taehyung había estado tapado con una sábana, cuando JungKook en su arranque de desesperación quitó aquella tela blanca, todo se desmoronó como si de un simple juego de dominó se tratase.
Encontrar a tu ser más querido con los ojos cerrados, los labios morados y lastimados, con el rostro blanco... sin vida. Fue un duro golpe. Uno tan fuerte que si hubiese sido físico le hubiese matado pero ese golpe fue uno directamente al corazón haciéndole sentir un dolor más fuerte que cualquiera que hubiese conocido.
JungKook se perdió ese día. Sin que alguien lo notase se había ido a su casa sin poder estar un minuto más en ese terrible lugar y enfrentar a la cruel realidad, caminando y con la capucha en la cabeza, no lloraba, no gritaba, no se retorcía del dolor, él... simplemente ya no sentía.
Cuando llegó a su casa entró con la esperanza de ver a su pequeño en la cocina preparando la merienda con los altavoces puestos, a pesar de que los odiaba.
Sin embargo cuando ingresó encontró todo en su lugar, las luces estaban apagadas y el ambiente estaba frío.
Se sintió desolado y sin poder evitarlo y soportarlo, dejó salir unas cuantas lágrimas y gritó del dolor hasta desgarrarse la garganta.
Su pequeño se había marchado, lo había dejado solo. Se mordió el labio hasta el punto de hacerlo sangrar y aún así no lograba quitar ese sentimiento que recorría sobre su piel. Quemándole, arañándole. Matándole.
Había muerto, el lazo que lo unía con su omega se soltaba de su lado, arrancándole una parte de él de la peor manera porque sentía como si la piel se le desgarrase. Pero se aferraba con uñas y dientes al pequeño hilo que aún le sostenía en pie.
Pero no duró mucho.
Pasó días encerrado en su habitación mordiéndose las uñas y los brazos, lastimándose porque era la única manera de calmar el dolor tan fuerte, aquel que se expandía por todo su cuerpo como si de un veneno letal se tratase.
La falta de comida y el dolor desgarrador que sentía en todo su organismo le jodieron la cabeza al tercer día en el que comenzó a escuchar voces en su casa. A veces era capaz de reconocer la voz del rubio y reía como loco porque sabía que esta era fruto de su mente que comenzaba a dañarse, pero no le importaba, cuando el lazo se rompió totalmente JungKook sufrió mucho, sufrió como nunca.
El sentimiento de pérdida, de nostalgia, de abandono... todo le pegó tan fuertemente que deseó estar muerto antes de pasar por aquel cruel sufrimiento que no hacía más que destruirlo, pudriéndole por dentro.
Un lazo formado por casi cuatro años no era para menos, uno que se forjó con sangre, sudor y lágrimas para que fuese irrompible, se desvaneció de la peor manera.
Pero lo peor no terminó allí, no sabía porque, pero el día del funeral de su pequeño había estado más que dispuesto para ir y despedirse de su otra mitad, de despedirse de su alma porque el cuerpo que se movía ya no la tenía. Esa se había marchado el mismo día que la del rubio.
Se lamentó por haber ido aquel día...
Se enteró de la peor manera de que su pequeño estaba esperando un bebé...
De que iba a ser padre...
Se enteró de que luego de años tratando de realizar el milagro todo se fue al caño por una mierda, culpó al mundo por haberle arrebatado lo que más quería en si vida, por haberle quitado la posibilidad de ser padre, por haberle quitado la vida a un ser que ni siquiera conocía el mundo y que nunca lo haría.
Algo en su cabeza hizo clic y allí sí, se perdió totalmente.
Volvió a su casa con el corazón en la mano.
Arregló el desastre que había hecho y por primera vez en días... comió algo para sanar a su magullado estómago.
Taehyung había llegado un poco después para decirle que lo estaba haciendo bien y JungKook lloró escondiendo su rostro en ese cuello que ya no tenía el olor del rubio pero que seguía allí con él.
Ese día había reído porque, prácticamente había sido un día normal en su dañada mente.
Había pasado el resto de la tarde con el rubio viendo películas y riendo de las babosadas que pasaban por ahí.
Todo volvió a la normalidad.
JungKook no dejó a Taehyung, por algún motivo que había olvidado, durante días, siempre lo tenía entre sus delgados brazos y le acariciaba, le daba los mejores mimos que podía y se deleitaba con las risas que el menor soltaba.
Había olvidado por completo que días antes su pequeño había muerto, había olvidado por completo que iba a ser padre y se dedicó a vivir el mundo que su mente por tanto daño había creado.
Un mundo que no existía...
Uno que era feliz y normal...
Uno en el que Taehyung que era un espejismo del verdadero...
Uno que murió el día en la que la esencia del joven se perdió totalmente de ese lugar.
JungKook vivió sus últimos días en una mentira en la que su pequeño omega seguía a su lado, como siempre. La verdad es que nunca estuvo allí, aquel joven dejó de vivir el día en el que un maldito decidió que era mejor idea unas cuantas botellas encima que unas vidas felices que vivían y otras que ni siquiera conocían el mundo.
Dos semanas después la esencia del que algún día fue un enérgico omega se fue completamente. Ese día mismo la esencia de su pareja marchó con ella.
...
El día en el que NamJoon vio a su amigo por última vez fue en esa tienda. Había sentido el dolor que se escondía tras esa sonrisa en el pelinegro. Pero no dijo nada por la estúpida ira que había tenido en ese momento por pensamientos realmente tontos.
Tampoco dijo nada cuando, una noche fue a ver que pasaba con el pelinegro y encontró la casa de este hecha cenizas.
JungKook había prendido fuego a su casa porque ya no soportaba el frío pero en su dañada mente, solo prendía la chimenea para acurrucarse con su omega y dormir...
Solo había querido dormir cálido... por última vez...
estoy llorando ¿ustedes no? es muy tristeee :(((
espero les halla gustado unu
rian.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro