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Estar mal era una definición leve para describir cómo se sentía, era como estar ebrio o drogado. TaeHyung podía sentir el entumecimiento en sus partes y las pequeñas motitas de luz en sus pupilas cada vez que movía la cabeza mientras las luces pasaban veloces a través del vidrio del automóvil.

Había estado tan bien en aquella fiesta, bailaba y reía viendo a su amigo tratar de bailar como él pero que fallaba irremediablemente. Se había puesto sus mejores ropas, aquellas de las que su madre desconocía. Y quién diría que terminaría en el asiento trasero de un desconocido yéndose a quién sabe dónde.

El auto paró, pero para TaeHyung todo era como un borrón. Sin embargo, sintió claramente como era cargado en pose princesa y como sus instintos le hacían buscar el olor a café que era mucho más notable y no sabía el por qué.

Momentos después escuchó una puerta abrirse y saliendo por un momento de su trance y aún en brazos del alfa levantó la mirada encontrándose con que habían entrado a una especie de apartamento sacado de revistas. Todo era en matices blanco y negro, unos sillones negros de cuero estaban en la mitad de la sala, cuadros de arte clásico pintaban las blancas paredes.

- ¿D-dónde es-estamos? -Preguntó con la voz bajita.

- En mi apartamento.

¡¿Qué?! Casi grita. Sus ojitos se abrieron de sorpresa. Qué hacía él a las tres de la mañana en el apartamento de un desconocido, en celo y encima de aquello ese desconocido era un maldito alfa. Dios sabe que TaeHyung no ha hecho nada más malo que no haber hecho caso a sus padres ¡una vez! Era un amor con todos, no hacía nada malo y no ha herido a nadie en su vida.

-¿Por q-qué?

-No me dijiste en ningún momento dónde vivías y creí que sería bueno traerte aquí.

TaeHyung a pesar de tener la mitad de su razonamiento funcionando supo que pasaba. Había caído como mosca a la miel, nunca un alfa lleva a un omega a su casa sin segundas intenciones mucho menos si este esta en su época de apogeo.

-Y-yo...

-Tranquilo no haré nada que tu no quieras.

TaeHyung comenzó a hiperventilar, si es que no lo estaba haciendo ya. Estaba entre los brazos de un extraño, un alfa que olía condenadamente bien. ¡Su lobo estaba saltando de felicidad! Pero su parte razonable le decía que le diese un golpe y huyera.

Lamentablemente su parte animal estaba ganando...

Su piel se erizó cuando sintió una fría mano colarse debajo de su camiseta.

-Eres realmente lindo, cachorro...

TaeHyung no pudo evitarlo y dejó salir un gemido, sus mejillas se tiñeron de un rosado suave, sintiendo aun la mano en su espalda baja hundió su rostro en el cuello del alfa y soltó pequeños jadeos, el calor le estaba quemando y se sentía sofocado, sin aire.

Extrañamente ese olor a menta lo calmaba y alentaba a la vez.

JungKook estaba a punto de mandar su autocontrol a la mierda. El aroma del omega le estaba moliendo la cabeza y le incitaba a sacar sus más animales instintos. Las cerezas le pegaban en la nariz y le invitaban a dejarse llevar.

Sin poder evitarlo, con TaeHyung aún en brazos, llevó su nariz al lugar donde el olor a cerezas era más fuerte.

- ¡Ah! - TaeHyung ya estaba más en la luna que en esa habitación. Pobre del rubio.

-¿Qué es esto? - Dijo JungKook al llegar a la curva que se formaba en el cuello del omega.

Un collar.

El lobo de JungKook gruño y comenzó a aullar de la ira. ¡¿Qué hacía un maldito collar en ese dulce cuello?! Un gruñido aterrador salió de su garganta aunque este no fue escuchado por el pequeño rubio.

TaeHyung sintió como el alfa se tensaba y sacaba la mano de su parte baja. Sintió que caminaba rápidamente con él en brazos, pero no sabía a donde iban. Estaba medio ido, pero sentía el enojo en el aire por lo que no despegó su nariz de ese cuello.

Los ojos del alfa estaban oscuros, desde que había percibido ese aroma a cerezas esa noche se había puesto ansioso y cuando lo sintió más cerca, se podría decir, que se excitó. Sus intenciones eran claras, pero el omega estaba asustado, se había mordido la lengua tratando de calmar sus instintos que le decían lanzarse y devorar ese esculpido cuerpo. Él le ayudaría como buen samaritano para que no fuese difícil hacer lo que tenía pensado, lo llevaría a su apartamento. Sí, de alguna u otra manera lo iba a hacer.

Después de todo ¿qué alfa dejaba pasar a un omega en celo? Era muy difícil encontrar uno pues los omegas eran escasos y mucho menos encontrar uno en celo. Sus años de experiencia le ayudaron a no comportarse como los pubertos que habían querido enfrentarlo. Pero era obvio lo que haría y ese rubio había caído en su trampa, literalmente le había dado permiso a hacer lo que quisiera.

Sin embargo, TaeHyung no estaba en sus cabales en esos momentos y el olor a menta lo había dejado drogado.

Lamentablemente era ya muy tarde para hacer algo al respecto.

JungKook acostó al omega suavemente sobre las sábanas azul oscuro, unas suaves luces alumbraban la cama en donde TaeHyung se retorcía, sudaba, jadeaba y miraba como el alfa le veía con un brillo depredador en los ojos que le hacían calentar pero tener miedo a la vez.

-Cachorro... - Ronroneó quitando su largo abrigo negro. Sus pantalones apretaban y sus ansias de poseer aquel dulce omega aumentaban a cada segundo.

-A-alfa... d-du...ele...

-Tranquilo cachorro, yo te haré sentir bien - Dijo mirando esos húmedos labios que eran masacrados por los dientes del rubio tratando de que los sonidos no salieran de su boca.

-Mgh...

Jadeos eran los que llenaban la habitación, JungKook se acercó quedando encima del cuerpo que cada vez emanaba más del delicioso olor a cerezas.

Unieron sus labios haciendo que descargas eléctricas pasaran desde la punta de sus dedos hasta las de sus pies haciéndoles jadear al mismo tiempo. Era como haber llegado a casa luego de un terrible día.

Sus corazones comenzaron a latir fuerte en sus pechos. JungKook mordió el labio de TaeHyung pidiendo que la abriera para meter su lengua.

Los instintos de TaeHyung despertaron haciéndole hacer cosas que nunca había pensado siquiera en hacerlas. Abrió las piernas permitiendo que el alfa se colocara allí y con ellas abrazó la cadera de este, llevó sus manos al cuello e inconscientemente comenzó a jugar con los cabellos diminutos negros en la nuca del que le devoraba la boca.

¡Dios! ¡se siente tan bien! Pensó sabiendo que nunca en su vida había hecho algo así y se arrepentía de no haberlo hecho. Sus labios eran mordidos levemente por esos pequeños colmillos torturandole y haciéndole gemir.

-Por... por f-favor

JungKook rio en medio del beso, no quería separarse de esos jugosos labios. Se sentía tan caliente y quería estar con él lo más pronto posible, quería hacerlo en todas las posiciones posibles, probar tiempos, juegos, quería ese cuerpo que se restregaba contra él, todo el tiempo.

-Pequeño y dulce omega, eres tan adictivo.

Se levantó a regañadientes y ayudando a TaeHyung, quitó lo que le cubría lanzando la ropa por ahí y dando paso a la imagen de una escultura. Esa piel tostada que estaba húmeda, la forma en la que el abdomen se movía cada que el dueño respiraba, su bonita cintura y pancita suave. TaeHyung levantó los brazos y quitó la molesta camisa que el alfa traía y los dos quedaron desnudos de la cintura para arriba.

TaeHyung admiró por un momento aquella blanca piel, tal vez unos dos tonos más clara que la suya, esta estaba estilizada y se veía tan bien cuidada que ganas no le faltaba para pasar su lengua por ahí.

JungKook se descontrolaba poco a poco a pesar de que quería hacerlo más excitante. Cogió las manos de TaeHyung y las junto sobre la cabeza de este. Con la otra bajó rápidamente el pantalón de cuero que cubría esas gruesas piernas.

El boxer de TaeHyung estaba húmedo tanto por delante como por atrás. Su respiración era agitada y quería más por lo que los minutos le torturaban y cada segundo que pasaba se perdía más en el placer.

-Eres delicioso... Dios, eres tan exquisito...

JungKook terminó bajando su pantalón y lanzándolo por los aires. Los dos estaban solo con boxers cuando volvieron a juntar sus labios en un beso desesperado y caliente.

TaeHyung volvió a dejar que sus instintos le guiarán por lo que cuando sintió que el alfa trataba de bajar su boxer este succionó la lengua que invadía su boca. JungKook gimió y se emocionó más, una descarga fue a parar en su miembro al sentir esos labios succionar tan deliciosamente su lengua.

Bajó rápidamente el único pedazo de tela que le impedía mirar en su totalidad al omega. TaeHyung gimió y se separó cuando sintió que la tela le rozaba en su parte sensible.

-Lo siento... pero ya no puedo esperar.

JungKook en un arrebato de control soltó las manos del omega y bajó su bóxer liberando a su más que dispuesto miembro.

-Hazlo... alfa... tómame - Dijo TaeHyung en el oído del pelinegro. Las manos de JungKook fueron directo a la espalda baja del omega levantándolo sin problema alguno, TaeHyung se quejó cuando fue bruscamente levantado y puesto sobre el regazo del alfa pero un grito saliendo de su garganta impidió que pudiera decir una palabra.

-¡Ah! ¡Joder! - se quejaba pues había sido penetrado de una sola. Sin preparación y aun con el lubricante natural que emanaba había dolido como la mierda.

- Estas tan apretado... - JungKook quería moverse ¡por la mierda, que quería hacerlo! Se sentía tan bien entre esas paredes que le quemaban. Sus caderas ansiosas por moverse y su lobo aullando y rasguñando en su interior de felicidad.

- Mu-uévete...

JungKook ni corto ni perezoso comenzó con un ligero vaivén. Con sus manos abría las nalgas del rubio en busca de meterse más en ese estrecho lugar. El dolor fue casi aminado por completo con fuertes descargas de placer.

-Ma-as... mgh - TaeHyung gemía, no, gritaba. Se sentía tan lleno y casi no formulaba pensamientos coherentes pues era víctima del placer más exquisito en su vida.

Sentía claramente como el miembro del mayor salía y entraba profundamente en él arrancándole gritos de placer pues algo dentro de él le hacía querer llorar cada que era topado.

- ¡Ah! ¡ah! ¡mgh! - Se retorcia escondido en el cuello del alfa que lo penetraba tan fuertemente. El aroma a menta y roble le hacían estar tan cómodo. Sus piernas temblaban y sus ojos se ponían blancos cuando las descargas de placer se extendían hasta sus oídos que se tapaban y hacían del chapoteo intenso un de los sonidos más exquisitos escuchados por el omega.

-Tan dulce... tan delicioso...

JungKook estaba en el paraíso perdido entre el placer y el gozo. Una sonrisa maliciosa pasó por sus labios cuando una punzada en su estomago le indicaba una sola cosa.

-Pequeño omega...

-Al- fa...

El pelinegro agarró los cabellos rubios del omega haciendo que este mostrase su rostro rojo, sus ojitos medio abiertos, unas pequeñas lágrimas a causa del placer resbalaban por esas bonitas mejillas.

Sus labios se unieron nuevamente y las penetraciones continuaron. JungKook tenía las manos en las dos nalgas del omega y las manipulaba a su antojo.

- ¡N-no! - TaeHyung cerró los ojos fuertemente y mordió su labio bajo casi haciéndolo sangrar al sentir como su mundo se desmoronaba en mil pedacitos de pasión y placer. Sus ojos se perdieron en una nubosidad de placer que cruzaba por sus ojos mientras sentía al potente orgasmo recorrerle por completo... sus pequeñas manitos se sujetaban fuertemente de los hombros del alfa, sus pequeñas uñas se hundían en la piel pálida y sentía el líquido caliente salir a chorros manchando su abdomen y al del alfa.

JungKook sonrió de satisfacción acelerando las embestidas en busca de su propia liberación, la cual no tardo en llegar pues esas calientes paredes le apretaban deliciosamente.

-¡Oh por Dios! - Gritó el pobre omega que todavía divagaba en su orgasmo cuando fue traído a la realidad al sentir sus paredes expandirse a tal punto gracias a la protuberancia en el miembro de su amante.

-Mierda... - susurró el pelinegro al sentir su orgasmo tan fuerte. Su semen salía a chorros en el interior del omega que gemía al sentir ese calor en su interior llenándolo, el nudo que les unía no dejaba salir una sola gota del líquido del alfa.

- O-omega... - JungKook estaba inmerso en su placer. Llevó sus manos al cuello del omega que temblaba y cerraba esos preciosos ojitos. Sacando sus colmillos se acercó al tierno cuello del rubio con la intención de completar el lazo dejando su marca allí.

Mío.

Pero se topó con un pedazo de cuero cubriendo justo la parte de la unión del cuello y hombro. Donde su marca debía estar.

Su lobo aulló desconsolado y JungKook tuvo el impulso de arrancar esa cosa a mordiscos pero no podía hacerlo, ese collar era anti-alfas.

Y así la burbuja de placer en la que se habían mantenido todo el tiempo desapareció. Tanto el lobo de JungKook como el de TaeHyung lloraban y rasguñaban el interior de sus humanos dejando a estos con un dolor en sus almas terrible.

El lazo estaba a medias y eso era lo que más dolía.













esto me dolió un poco, ya que jungkook solo se aprovecho de la situación, como iba a a hacer el otro alfa.

rian.

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