6: Comerte la boca
SunHi
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MinHye tuvo la idea de hacer de este sábado uno más divertido. En casa el ambiente estaba algo triste por el fallecimiento de un amigo de la familia, tanto mía como de ella así que como ambas odiamos involucrarnos en esas cosas nuestro padres viajaron fuera de la cuidad y no hubo mejor opción quedarnos juntas en la casa de MinHye. Sin embargo ella no aceptaría hacer una pijamada aburrida en su casa de mil habitaciones sino que terminamos en medio de la pista de baile de un bar, muy diferente al que frecuentamos la ultima vez, con unos shots de soju en el cuerpo para desinhibirnos.
—¿Si vamos al bar anterior encontraremos a tu chico?—MinHye me tomó de los hombros y habló a mi oído para que lograra escucharla.
—No lo sé— alcé la voz entre la multitud —¿Por qué?
—Puedes invitarlo a casa y tener un momento a solas—sonrió y comenzó a bailar mientras a miraba. Yo un poco aturdida por la musica y algo de alcohol que habíamos bebido caí en cuenta a lo que se refería cuando me jalaba fuera de ese bar.
Caminamos por la avenida donde habían más turistas que locales rumbo al bar anterior que quedaba al final de la avenida. No tenía idea si me encontraría con él pero el solo hecho de que existiera la posibilidad me revolvía el estomago em el buen sentido.
Mientras caminábamos rumbo a ese bar pensaba en que sucedería en el caso de que accediera ir conmigo a la casa de MinHye. Entraríamos a alguna habitación a besarnos quizás, a tocarnos; definitivamente dejaría que me subiera a algún mueble del cuarto y me besara mucho por todas partes, yo lo besaría por todas partes.
—¿SunHi?—Escuché tras nosotras desde un costado del bar y me giré mientras mi amiga me seguía empujando dentro del bar. Al mirar la silueta del hombre de cabello largo, ojos gatunos y chaqueta de cuero me detuve haciendo que MinHye me imitara.
—¡Sunbae!—sonreí como una boba y caminé hacia él como este hizo en mi dirección, botó su cigarrillo terminado al tacho de la basura determinado y nos miró a ambas.
—¿No te había dicho que este lugar no era para chicas como ustedes?—Su mirada fija en mi y el repaso que hacia con ella a mis labios me colocaron nerviosa.
—Justo veníamos a pedir referencias—MinHye sonrió y me tomó del brazo —Ya nos aburrimos del lugar anterior y buscábamos algo más interesante.
—¿Les parece un lugar para ir a comer algo?—YoonGi comenzó a hablarle directamente a MinHye mientras yo parecía estar absorbida por el momento en una atmosfera donde escuchaba su voz a lo lejos.
MinHye miraba en dirección a la calle donde YoonGi apuntaba y yo lo miraba con detención. Sus labios en tono rosa pálido, abultados, sus ojos rasgados, la voz profunda, su pelo oscuro y alargado tras sus orejas; piernas esbeltas y largas haciéndolo más alto que yo en pantalones rasgados.
—¿No quieres acompañarnos?—Alcé la voz antes de que él ingresara al lugar haciendo que él me mirara y luego a mi amiga a quien parecía darle lo mismo que lo hiciera o no.
—Si no les molesta—elevó sus hombros y se cruzo de brazos a mirarnos.
—Yo quiero que nos acompañes—le miré a los ojos casi rogándole por su presencia olvidando lo patética que me podría sentir.
—¿Que tal si se adelantan para buscar mesa mientras yo me despido de mis colegas?—Apuntó el interior del bar.
—¡Claro, vamos SunHi!—MinHye me jaló hacia la calle y caminamos juntas hasta el siguiente restaurant mientras yo me giraba de vez en cuando a mirarlo por si él también lo hacía.
YoonGi
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—Chicos ha sido una noche muy grata pero me retiro—Tomé mis llaves del centro de la mesa y me quité la chaqueta ya que la noche estaba un poco más calurosa.
—Ten buena noche— Park me dió un golpe en la espalda, había sido el único que me escuchó al despedirme ya que todos estaban con sus apuestas bajo el efecto del alcohol.
Salí del lugar rumbo hacia mi auto con la corazonada de que esta noche no solo iría a comer con un par de chicas sino que había intenciones dentras que yo desconocía. Admito que ver a SunHi despues de la tarde de ayer luego de haberla tocado en el salón me dejaba con la sensación de haber dejado incompleto nuestro encuentro.
No haría nada que ella no quisiera o que me pidiera, ese era mi lema y a pesar de que le quitara en cierta parte el sabor a lo prohibido para mi, quizás para ella era más excitante. Es una chica virgen que desea experimentar cosas, juega a ser coqueta y lo peor es que le sale a la perfección con esas pizca de inocencia en sus ojos de cachorrito.
Me detuve frente al restaurant y vi hacia su interior si es que ellas estaban o se habían ido a casa dándose cuenta que invitar a alguien que no conocían del todo era algo peligroso, sin embargo me sorprendió ver solo a SunHi en la mesa viendo hacia mi a través de la mampara. Ese rostro luminoso y la sonrisa ladina me hicieron sacar las llaves del auto y bajar hasta encontrarme con ella.
—¿Tu amiga abortó misión o está en el baño vomitando?—pregunté mientras me sentaba frente a ella.
—Digamos que pretende ser una especie de cupido—bajó la mirada algo sonrojada.
—No creo que sea mejor que los otros cupidos que me he topado, soy bueno esquivando flechas—sonreí mirando la carta del restaurant —Ya que estamos aquí ¿Pedirás algo o deseas que te lleve a casa?
—¿Qué podría comer aquí?—miró la carta y luego hacia mi esperando recomendaciones.
—La sopa de fideos es deliciosa—le apunté la sopa en el menú y ella asintió con una sonrisa.
Ambos terminamos por pedir sopa y mientras la bebíamos nos dedicábamos miradas en medio del silencio de la mesa. La gente a nuestro alrededor parecía estar muy involucrada en su mundo que era incapaz de notarnos allí.
—Mis padres están fuera de la ciudad por un funeral—se animó a decir luego de terminar su sopa mientras yo la miraba detenidamente.
—Eso suena mal—me recosté en mi asiento a mirarla, como el caldo de la sopa le hacia los labios mas brillante, como los juntaba hacia el frente para sorbetear los fideos que le quedaban.
—No conocía al hombre y odio los funerales— La entendía a la perfección, odio los funerales.
Me quedé en silencio mirándola esperando a que volviera a decirme algo hasta que de sus labios salió una propuesta ante la cual no estaba preparado.
—En el salón dijiste que ese no era un lugar apropiado para que se dieran algunas situaciones... ya sabes, "intimas"—dejó su plato de lado para inclinarse sobre la mesa acercándose a mi —.Me pregunto si quieres ir a mi casa esta noche—.
—¿Debo ir a dejarte, no?
—Pero me refiero a entrar y acompañarme hasta mi habitación—sonrió de una forma dulce y aunque estaba un poco lejos de provocarme calentura lo que me decía lograba al menos motivarme a saber que es lo que deseaba.
—SunHi...
—Quiero demostrarte que yo también puedo hacer cosas por ti como las que hiciste por mi el viernes en el salón— habló más bajo mirando a su alrededor algo nerviosa, yo reí no por o que decía sino su actitud titubeante al decirlo
—¿Y con eso te refieres a?—Despues de decir aquello ella se levantó y se acercó a mi oído para susurrarme.
—Darte placer ahí, abajo—dejó un beso cerca de mi oído y se alejó de mi volviendo a su lugar.
—Tus papás pueden haber querido volver a casa antes de lo esperado—limpié mis manos con las toallas de papel y acomodé la cuchara con los palillos al costado del plato —. No me parece que me digas esas cosas antes de que puedas cumplirlas
—No volverán—SunHi parecía convencida de que nadie estaría en su casa, era obstinada o quizás solo una chica urgida por ser tocada, no lo sé.
—¿Y si lo hicieran? ¿Cuál sería tu plan para que no me descubrieran en tu cuarto?—miré fijamente a sus ojos y ella bajó la mirada, relamió sus labios y revisó su teléfono.
—Vamos a mi apartamento, ahí no llegará nadie más—Me levanté de la mesa dejando la paga de ambas sopas y esperé a que me siguiera.
Ella caminó apegada a mi hasta salir al estacionamiento, permití que se subiera en el asiento del copiloto y antes de que arrancara el auto abroché su cinturón dándome el gusto de olerla cerca del cabello. No podía creer que si había aceptado ir a mi apartamento.
—¿Tu amiga?
—Se fue a casa, ella estaba segura de que yo encontraría la forma de volver—suspiró acariciando la correa del cinturón sobre su pecho.
Esta noche llevaba una falda negra con aspecto de cuerina, por la combinación de colores nos veíamos similares, sin embargo me gustaba más cuando usaba tonos rosas o claros. Arranqué el auto y nos fuimos directo a mi apartamento, de vez en cuando la miraba en el caso de que se arrepintiera pero no había nada de eso en su expresión, quizás estaba algo nerviosa pero no parecía arrepentida.
—Pasaré por unos condones a la farmacia ¿Quieres algo?—mientras me estacionaba pensaba s debía hacer algo de compra.
—No, nada—miró hacia mi presionando sus labios entre sí.
—No tardo— bajé del vehículo y entré al lugar mirando lo que había a mi alrededor buscando los condones que necesitaba, llevaba meses sin comprar y en ese corto lapsus de tiempo los empaques habían cambiado.
—Buenas noches Sr. ¿Qué se le ofrece?—La mujer que atendía la tienda me miró a través de sus anteojos.
—Quiero una caja de condones ultrafinos y un lubricante—miré hacia la ventanilla mientras la mujer sacaba las cosas que le pedía y cuando ví el lubricante sabor a fresa sobre el mesón miré a la mujer algo confundido.
—Es el que más se llevan, supuse que usted lo quería—Lo pasó por caja y metió todo a la caja cobrándome el total y yo sin poder negarme quitando la vista de ella me dirigí de vuelta al auto.
Dejé las cosas en el asiento trasero y continué el camino unas calles más abajo. SunHi estaba en su teléfono texteando quizás con su amiga, ahora era yo el nervioso por la curiosidad sobre su rostro al ver el lubricante de fresa. Lo ocuparía para colocarle al condon un poco, no necesitaba que tuviera sabor pero esa mujer asumió cosas que no debía.
Ingresé al estacionamiento del edificio de 14 pisos y dejé mi auto en el mismo lugar de siempre. Bajé para abrir la puerta de ella dejándola bajar y tomé las cosas del asiento trasero. Caminamos juntos hasta el ascensor y subimos hasta mi piso.
—Vives lejos de la academia—SunHi iba apegada a mi cuerpo contra mi brazo izquierdo.
—Solo un poco, en auto no tardo nada—La miré a través de los espejos del lugar y cuando la puerta se abrió ninguno de los dos tomaba la iniciativa de salir hasta que ella lo hizo y yo fui detrás.
Abrí la puerta del apartamento y la dejé pasar primero, ella tomó la chaqueta que llevaba puesta y la colgó en el perchero dejándome ver una camiseta de encaje asustaba a su cuerpo en un tono rosa a mi parecer era lencería pero la moda de las chicas hoy confunde mucho.
—Ponte cómoda—dejé la bolsa de lo condones en la encimera de la cocina y caminé hasta el lugar para tomar agua —. ¿Quieres un café o un trago?
—Necesito el baño—SunHi habló directa y concreta y cuando me giré a verla me sonrió breve.
—Pasillo, ultima puerta a la derecha—apunté el lugar donde comenzó a caminar rápidamente.
Mientras ella estaba en baño, tardándose yo me di el tiempo de ver lo que había en mi nevera. Si ella pensaba quedarse yo debía revisar si había algo para comer al siguiente día que fuera decente y encontré unos huevos, baos frescos y unas verduras para preparar caldo.
—Lista—apareció por el pasillo acomodándose la falda y repasando sus dientes con su lengua de una forma graciosa, yo inevitablemente sonreí.
—¿Quieres comer algo?
—Ya tomamos sopa, para mi es suficiente— Se apoyó en la encimera, sus senos sobresalían de su camiseta de encajen de forma encantadora pero ella parecía estar algo agitada y nerviosa.
—¿Es primera vez que haces esto?
—No contigo Sunbae, la primera fue el viernes—resumió mordiendo su labio para ocultar su nerviosismo.
Me giré a mirarla nuevamente inclinándome sobre la encimera a centímetros de ella, me acerqué a su oído a milímetros de que nuestras rostros se tocaran. Moví su cabello tras su oreja para que me escuchara mejor y provocar una descarga eléctrica sexual, tal como lo hacía el chico de libro que ambos leíamos.
—Pero sería la primera vez que me tendrías dentro ¿No es así?—acaricié su mejilla y noté que había cerrado sus ojos —Abierta de piernas para mi suplicando que vaya más lento porque te duele—dejé que mi lengua entrara al juego y lamí un poco su cartílago — ¿No es así, SunHi?
Me alejé lentamente para verla al rostro notando que sus mejillas estaban rojizas y sus ojos aún cerrados, los cuales fue abriendo lentamente para encontrarse con los míos mientras yo tras la encimera ocultaba una erección que progresivamente se colocaba más dura.
—Toma la bolsa, llévala a la segunda puerta a la izquierda y espérame ahí—apunté el pasillo y me giré para beber un nuevo vaso de agua y llevar uno para la habitación momentos despues.
Cuando ingresé a la habitación ella estaba de pie viendo el lugar dando la espalda hacia la puerta, ante lo cual tomé la oportunidad de acariciarle la cintura dándome cuenta que mi mano casi la abarcaba por completo. Me apegué a ella haciéndole notar lo duro que estaba por ella y sin intención de apurar las cosas la giré hacia mi quitándole las cosas de la mano, lanzándolas a la cama.
—¿Para que es el lubricante?—preguntó mirandome al rostro —. Yo no busco tener sexo anal o algo así..
—¿No lo buscas o nunca lo haz probado?— acaricié su rostro para quitar los cabellos que se apegaban a su rostro —. No sabes si te podría gustar
—¿A ti te gusta?
—Sí, esa zona apreta más que el cana vaginal, puedes estimular el clitoris para no dejarlo de lado y la posición para llegar más al fondo es excitante —Sus ojos se abrían más y más ante mi, nuestros cuerpos estaban próximos y podía sentir con mayor intensidad su perfume de vainilla caramelo.
—Hablas como un experto en esto—bajó la mirada pero tomé los costados de su cara para que me mirara nuevamente, no quería que dejara de hacerlo.
—Si quieres que lo sea, lo seré—acaricié sus labios con mi pulgar haciendo que cerrar sus ojos —Quiero comerte esa boquita linda que tienes—susurré cerca de su oído sintiéndola tensarse.
Me acerqué a su mandíbula dejando un beso corto, luego a su mentón, cuello, mejilla hasta llegar a sus labios donde estos me esperaron ansiosos; jamás pensé que sabría como seguirme el ritmo pero su lengua se mezcló con la mía haciendo que la acercara más a mi cuerpo con un poco de fuerza. Era un beso lleno de deseo, saliva y suspiros, su lengua sabía jugar y sus dientes me mordisqueaban dejándome pensar si esto provenía del libro o era obra de ella y su imaginación.
—¿Te gusta el sabor a fresa?—Pregunté una vez que la hice tomar asiento en la cama.
—Sí ¿Por qué?—Ella vió hacia mi y luego notó la bolsa tras de ella, con una seña le pedí que la trajera hacia mi y noté como subió sus piernas a la cama sentándose sobre su pantorrillas.
Tomé el lubricante desde el interior de la bolsa y la caja de condones fue a parar a la mesa de noche al costado de la cama. Encendí la lampara de pie y apagué la luz de las paredes quedando bajo una luz cálida. Abrí el bote de lubricante que tenia aspecto de dentífrico y saqué una porción del porte de un maní y acerqué mi dedo a su boca.
—Prueba—SunHi obediente sacó su lengua y rozó mi dedo con ella haciendo que bajo mis pantalones mi pene se removiera y diera un respingo poco notorio, su lengua era suave, húmeda y cálida.
—Sabe rico—sonrió relamiéndome lo labios.
—¿Sigue en pie tu propuesta de un oral?
—Sí, Sunbae—Se acomodó sobre sus piernas apoyando sus manos a los costados de sus muslos, parecía un cachorrito listo para recibir su premio.
Hola Chicas!
Estoy feliz por el alcance de la historia así que esperaré más comentarios en este capitulo para seguir con el siguiente. Unos 7 comentarios para mi sería una buena razón para liberar el siguiente capítulo, a ver si logramos llegar esta noche y les subo la parte que todos esperar.
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