2: Piano
SunHi
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—Dame un Do menor— dijo en su voz profunda —¿Un La menor?— mis dedos marcaron la nota que me indicaba a la espera de la siguiente nota.
—Un Fa menor— pasó por el costado de mi y terminó apoyado contra el piano de cola blanco y brillante en el que estaba sentada.
Min YoonGi era ese tipo de hombre que me hacía temblar en el buen sentido y olvidando los trece años que nos separaban desearía que fuera mi novio y tomarle de la mano.
— Veo que te haz memorizado todo— sus manos se posaron en el piano pidiéndome espacio y toco una melodía para luego mirarme incrédulo —Replícala solo con escucharla.
—No creo que pueda.
—Se que puedes, hazlo— esperó paciente a que mis manos subieran al piano y comenzara a tocar, sin embargo lo hice en otra escala, a propósito.
—Otra vez.
—No lo sé— suspiré fingiendo frustración, porque el equivocarme significaba solo una cosa.
—¡La clase a terminado por hoy chicos!— se levantó de mi taburete para hablarle a los demás que estaban en la sala, la mayoría hombres jóvenes y niños, yo era la única fémina en el grupo.
—¡Buenas tardes, YoonGi Sunbaenim!— reverenciaban antes de salir de la sala abandonando los teclados del gran salón.
El piso de madera apenas crujía y sus pisadas de vuelta a mi lugar, después de cerrar la puerta tras el último joven que salía de la sala, me aceleraban el corazón.
—Señorita Lee, levántese.
Me levanté de mi lugar y me aparté del piano viendo como él tomaba mi lugar y luego me miraba fijamente con sus piernas entreabiertas en el asiento. Llevaba pantalones de traje negros, zapatos elegantes y una camisa de lino algo tostada que tenia el logo de la escuela bordado, todos los tutores la usaban.
—Siéntate.
Miró su entrepierna y el espacio de taburete que dejaba apenas para mi trasero haciendo que el apartado entre el piano fuera más estrecho.
—Tendré que usar otras técnicas poco convencionales con usted.
Me acomodé entre el espacio de sus piernas a penas cargando mi peso con la timidez que me inundaba en el cuerpo.
—Tus manos arriba, en el piano — apoyó mentón en mi hombro para ver mis manos sobre la teclas del piano y comencé una armonía básica, una que me ha enseñado él desde la primera clase —. A veces es mejor verlo desde su perspectiva y esta posición es más fácil para ambos. Para usted ver y yo enseñarle.
—Comprendo— tragué duro sintiendo su aroma, el calor de su cuerpo contra mi espalda y mi trasero apenas acomodado entre sus piernas que se abrían para no apretarme, en un intento fallido de apartarse de mi.
Pasó sus manos bajo mis brazos y me invitó a subir mis manos a las suyas y marcar los dedos que él iba hundiendo en las piezas del piano creando una melodía melancólica y nostálgica que nunca había escuchado.
—Esta pieza se llama First Love y es mía— dijo a mi oído siendo su manos y viendo las teclas bajo sus manos y sobre ellas, las mías.
La pasión con la que tocaba me permitió darme una pausa de quitar mis manos de las suyas y ver sus manos varoniles de dedos largos y venas marcadas, piel humectada, lechosa y nudillos rojizos. Mis manos se apoyaron en mis muslos y apreté mi vestido quitando la humedad de ellas. Su respiración estaba rozándome el lóbulo de mi oreja, hizo que mi piel se erizara.
—Sigue tocando— tomó mis manos y las dejó sobre el piano —. Déjate llevar nada más y prueba algo nuevo.
Miré el piano ante mi y decidí formar armonías al azar solo por la sensación que me tenia ahí en el presente, quería impresionarlo.
—Suena bien, intenta con esto— pasó su mano derecha hacia las piezas y formó una nueva melodía mientras yo intentaba hacia el otro extremo tocando al azar. Él sonrió, lo pude sentir por el aire que se escapó de su boca y movió mi pelo.
Le miré de costado inclinándome hacia el lado contrario encontrándome con su rostro sereno que tan solo me miró por unos segundos y volvió al piano. Yo en mi avergonzado momento me acomodé entre el taburete y sus piernas haciendo que un quejido se escapara de sus labios.
—Lo siento— admití con timidez.
—¿Estás incomoda?
¿Debía admitir que no? ¿Debía decirle que me sentía totalmente alagada de estar tan cerca de él como ahora despues de casi un mes de clases?
—No, estoy perfecto.
—Toca alguna de esas partituras— apuntó el atril donde yacía una partitura ya lista y dió vuelta la hoja.
Yo consolidé mi postura más erguida, posicioné mis manos y comencé a tocar pausadamente pero con los acordes perfectos, solo era más lenta para marcarlos o utilizar bien el pedal, me faltaba practica pero a mi parecer yo tenía todo lo que se necesitaba.
—Tienes manos finas y delicadas, se ven hermosas cuando tocas— su voz en mi oído me aceleró el corazón y me hizo perder fluidez pero seguí para no avergonzarme luego —. Son agiles, deberían aprender a ser más rápidas, te falta fluidez, solo suéltalas.
—Me cuesta hacerlo.
—Se que puede, Srta. Lee, solo es practica. Observe— su mano se posicionó en mi rodilla y delicadamente comenzó a rozarme sobre el vestido, podía sentirlo pero a penas me tocaba —. No la estoy tocando pero podría jurar que usted me siente ¿No es así?
—Lo es.
Su mano nuevamente me acarició un poco más cerca, esta vez alzando la tela de mi vestido descuidadamente pero no reaccioné, solo recibí la vista ideal de mi pierna más descubierta y su mano sobre mi muslo, tibia, firme.
—Usted se sentiría incomoda si mi mano sube más, ¿no es así?
—¿Quiere que sea sincera? ¿O le respondo lo que desea escuchar para seguir con la lección?— le miré de reojo haciendo que él se relamiera los labios.
—Sigamos con la lección.
—Entonces no— miré directamente su mano —. No quiero que siga tocándome así
—Lo mismo le pasa al piano, desea que sean suaves sobretodo si la melodía te indica que tiene una sensación fluida de amor, es una canción de amor al ver que la armonía es delicada — sacó la mano de mi pierna para apuntar la partitura.
—Lo veo.
—Es hora de que vayas a casa, la lección terminó por hoy— me tomó de la cintura y me alzó para él levantarse tras de mi —, Puedes recoger tus cosas y retirarte
—¿No desea que lo ayude con los pianos y las partituras?— le miré para ver como caminaba para tomar su chaqueta y esperarme junto a la puerta.
—Tengo clase mañana, dejaré todo así— abrió la puerta como si quisiera me que fuera rápido del lugar. Caminé hasta la percha donde estaba mi bolso y mi sweater para dirigirme a la puerta y cruzarla no sin antes devolverme a verlo.
—¿Quiere saber la verdadera respuesta?
—¿Acerca de qué?— me miró a los ojos y alzó las cejas a reconocer de que le hablaba —. Bien, quisiera conocerla.
—No me sentiría incomoda si me vuelve a tocar como al piano, Sunbae — hice una reverencia y caminé contoneando mis caderas hasta el final del pasillo saliendo de la academia.
Cuando llegué a casa me encerré en mi cuarto entrando directo a mi baño privado cuidando de dejar puesto el pestillo. Me miré en el espejo completamente ruborizada, mojé mi rostro estropeando parte de mi maquillaje pero eso era lo que menos me importaba.
Subí la tapa del inodoro, me senté bajando mis bragas hasta mis tobillos y quitándome la falda que traía puesta; abrí bien las piernas y cerré los ojos cuando mis dedos palparon esa zona en mi. Estaba empapada y al mirar mis bragas casi en el suelo era evidente.
—Sunbae— suspiré y dije en voz baja —, Mira como me tienes
Acaricié sintiéndome provocada completamente por la sensación de aliviar mi cuerpo. Había iniciado mi exploración hace unos años y jamás me había pasado algo como esto, sentirme completamente mojada y viscosa por un hombre real.
Recordé la sensación de estar sentada entre su piernas y una descarga instantánea me inundó debilitando mis piernas que comenzaban a acalambrarse por la presión de estar separadas en el retrete.
—Oh Sunbae— gemí por lo bajo recordando como sus manos pasaban por el costado de mi cuerpo y su aliento en mi oído.
¿Cómo será estar desnuda junto a él? ¿Cómo se sentirán sus manos sobre mi piel? ¿Qué lugar de mi cuerpo podría gustarle más?
Cuando mi cuerpo colapsó y me vi en la obligación de quitar mi mano de mi zona miré lo brillante que estaban mis dedos con solo rozarme.
—Espero que la próxima vez seas tu— pensaba en él, solo en él.
Mi confidente y mejor amiga Min Hye me llamaba por las tardes o chateábamos a la distancia debido a que su madre y ella fueron a Paris por la semana de la moda, yo solo esperaba que llegara pronto para ir al bar popular de la cuidad ya que necesitaba contarle lo que me había pasado pero en persona.
—Podemos ir el sábado por la noche ¿Te parece?— pregunté con insistencia —. Necesito que me prestes algo para lucir ya que mi ropa quizás no sea adecuada— miré hacia mi armario abierto que tenia quizás toda la gama de colores rosita, blanco y algunas prendas de tonos básicos y neutros para combinar.
—Claro que sí, me parece perfecto— ella parecía emocionada al igual que yo—. ¿Oíste que Lee Nari comenzará a escribir la segunda parte de "Oficina para dos"?
—¡No inventes!
—En Paris estaba el rumor desde la ultima firma de libros que fue hace una semana pero desconozco si es cierto, yo no pude ir pero dicen que es encantadora— su voz emocionada lograba traspasarse través de la llamada.
—¡Tengo tanto que contarte! Necesito consejos— tomé asiento en la cama viendo el libro sobre la mesa.
—¡Anda, cuéntame entonces!
—Necesito que sea en persona, así que más te vale salir este sábado— corté la llamada y me dediqué a leer unos capítulos que tenía pospuestos por el sueño que me invadía por la noche despues de la cena.
YoonGi
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Me estacioné donde siempre a las afueras del bar donde suelo juntarme los sábados por la noche con mis amigos de toda la vida a beber whisky y hacer apuestas estúpidas de hombres de treinta. Mera diversión para vidas banales como la mía.
Me he pasado la tarde del viernes en mi departamento mirando el techo de mi habitación evitando alimentar cualquier vicio del cual me costará salir, como desvelarme haciendo maquetas de madera, investigando temas que a nadie le importa, leyendo libros de psicología. Mi último vicio es el tabaco, pero creo que al nacer coreano eso viene en mi sangre, al menos en mi familia.
Pero he llegado este viernes por la tarde a meterme a la ducha con agua fría para dejar de pensar en la clase de piano. Mis músculos se contraían y cerré los ojos apoyándome contra la cerámica de la pared de la ducha maldiciendo a todos mis demonios internos.
"Es menor", "Es una jovencita", "Es prohibido", "¡Basta YoonGi!"
Cuando salí de la ducha me digné a servirme un vaso de whiskey con hielo y me fui a la cama a ver televisión. La noticias eran absurdas pero no estaba cansado para dormir o super interesado para leer otro articulo de musica o neurociencia, tampoco tenía ánimos de cocinar para distraerme así que miré el techo mientras lanzaba mi pelota antiestrés de color naranja, que por cierto tenia olor a cítricos a pesar de que llevaba años con ella. Hasta que el pensamiento vino a mi, su respuesta:
"No me sentiría incomoda si me vuelve a tocar como al piano, Sunbae"
Esa voz dulce y femenina, su cabello castaño, rostro pequeño, ojos de cachorrito. Su maldito olor a vainilla y caramelo, la forma en la que dice mi nombre o como se pone nerviosa cuando me acerco a ella. Es irritablemente bella a sus diecinueve años con una inocencia que mostraba con su rostro angelical.
Las ganas de apretarle su rostro y acorralarla contra el piano me eran inevitables, su presencia hacía que apretara la mandíbula. Jamás en mi vida me había sentido tan impotente ante la sensación de querer estrechar a alguien tanto como a ella.
Alcé la sabana para ver mi miembro empalmado bajo ella y cerré los ojos, era una necesidad para mi bajar aquello que había provocado con mi mente pero siendo bastante sinceros, ella lo había provocado con esa frasecita que puede haber tenido mucho de verdad.
¿Acaso ella también deseaba esto como yo?
Cerré mis ojos para pensar en ella, era fácil ya que la tenía en mi retina como un recuerdo tallado a la fuerza. Ya sabía lo suave que podía ser su piel y el ancho de su cadera y mientras me acariciaba de arriba hacia abajo la imaginaba sentada como hoy sobre mi entrepierna pero yo penetrándola hasta lo más profundo de su interior, estirando sus paredes que aparentaban ser estrechas, imaginándola desnuda apoyada contra el techado del piano, gimiendo con esa voz dulce.
—¡Al fin llegas! Íbamos a empezar sin ti— Hyung Dae apartó la silla para que me sentara.
—El estacionamiento— los miré a todos sentados en la mesa y saludé amable.
—Apostaremos unos tragos y luego veremos que sale de todo esto— rió Park.
Me senté junto a Hyung Dae y miré a mi alrededor buscando algún mesero disponible y como era fin de semana y el lugar parecía ser lo suficientemente popular me vi en la obligación de sacar la cara por el grupo.
—Iré por una ronda de cervezas— me alcé de mi silla y caminé hasta la barra esperando a que alguien me atendiera.
Mi espera fue poco amena durante los primeros cinco minutos ya que me sentía completamente ignorado por el bartender quien yo sabía que notaba mi presencia pero prefería llevar cócteles al típico grupo de hombres que regalan ese trago a las chicas, tragos que no son del todo "regalados".
Me quedé mirando al grupo de hombres que rían y miraban hacia la mesa de la esquina donde un par de chicas conversaban y recibían sus cócteles afrutados. Mi vista no era la mejor y menos en un lugar como ese pero podría jurar que una de las chicas era Lee SunHi de la escuela de piano.
¿Que hacía en un lugar como este? ¿Acaso no sabía que era algo peligroso recibir cosas de extraños?
—Cinco cervezas—dije al chico que se acercó a preguntar que deseaba y mientras las sacaba no dejaba de mirar hasta la esquina donde la chicas ahora bebían.
—¿Sabes quienes son las chicas de la mesa en la esquina?— mi pregunta seguramente le llamó la atención a el chico quien me sonrió.
—Pierdes el tiempo, el grupo de allá ya le invitó sus tragos— miró hacia el grupo de hombres sospechosos —Pobres chicas. No creo que tengan más de veinte años.
—¿Crees que los tragos tengan algo?— tomé las cervezas como pude y giré mi rostro hasta el rincón del club.
—De seguro, siempre lo hacen. Ofrecen tragos, esperan que hagan su efecto y se las llevan— suspiró el chico secando los vasos.
Caminé hasta nuestra mesa dejando las botellas para los demás que habían comenzado el juego y me dirigí al rincón del club para asegurarme de que no fuera SunHi quien estaba en un lugar como este.
Necesito apreciaciones... Espero que les esté gustando la historia.
Agradezco cada voto y comentario <3
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