1: Pequeñas fantasías
SunHi
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—¡Brindemos por nuestra querida SunHi que cumple sus diecinueve años hoy!— MinHye alzó su botella de soju derramando un poco en su alfombra, le hablaba a la nada porque solo éramos nosotras dos y la mucama que nos traía comida a su cuarto.
—Gracias, gracias— reverencié con un poco de alcohol en mi cabeza.
—¿Qué se siente ser mayor de edad?— tomó su teléfono —Un minuto mayor de edad— me entregó la botella y se lanzó a su cama derrotada.
—La verdad es que podría tener el mundo a mis pies pero lo único que tengo son tus calcetas peludas de cerdito—. Mostré mis pies y los apoyé en la cama.
—¿Qué harás ahora que tienes diecinueve?— tomó asiento en la cama mirandome con una sonrisa —. Ya sabes lo que dicen sobre los diecinueve años.
—¡Es la edad en la que conoces a ese chico que marcará tu vida amorosa, si si, lo sé!— me cubrí el rostro con mis manos emocionada.
—Bueno, no es un chico de verdad pero quiero que conozcas a alguien— metió su manos bajo si cama y sacó un paquete —. Quiero que conozcas a Kim JiHu, mi amado compañero de oficina— me entregó el paquete y grité fuerte por unos segundos al ver el libro al fondo del bolsito que tenia un gatito rosa y un listón del mismo color.
—¡Dios mio es "Oficina para dos" de Lee Nari!— tomé el libro y me lancé junto a ella contra la cama y ambas miramos hacia el techo.
—Lo leí gracias a un grupo de kakao talk donde hablamos cosas sucias— admitió ella, quien portaba unos ojos gigantes e inocentes, era menor que yo por meses pero en su mente parecía haber tenido miles de relaciones con chicos, sin embargo, en la vida real con ninguno. Yo al menos ya había dado mi primer beso.
—¿Es tan sucio como dicen?
—¡Sí, es sucio!— río cubriéndose la boca.
Terminamos de cenar y nos fuimos a dormir juntas en esa gran cama que tenía de sabanas de satín en tono perla. MinHye era hija de un empresario de metalurgia; su madre había sido modelo en su juventud, ahora tenia su propia agencia de modelos y diseño de vestuario, su vida se basaba en lindos vestidos y dinero por doquier.
La conocí en la primaria de aquel colegio privado donde estábamos revueltas con niños de alto rango, tanto inteligentes como bobos que tenían su vida resuelta. Ella figuraba sentada comiendo fresas y yo duraznos y los intercambiamos porque eran la fruta favorita de la otra.
MinHye desea ser diseñadora de vestuario como su madre y su vida desde ese punto parece ser un sueño o más bien un plan fácil de seguir; mi racha era muy distinta, mi padre era productor musical y jamás me propuso trabajar en la musica, menos despues del acoso que se observaba en el mundo musical y la sobre explotación.
—Quiero tocar piano, MinHye— dije en medio del silencio de la noche, la luna entraba por la ventana y era lo único que nos iluminaba.
—Pues alzo
—No sería como cantar o producir musica, es solo tocar piano— resumí.
—Podrías escribir musica para otros y venderla con un seudónimo— hablaba entredormida.
—No se si podría tolerar que alguien se hiciera rico cantando una de mis canciones siendo que yo podría hacerlo— suspiré acomplejada con la decisión —. Ya soy mayor de edad no debería decirme nada.
—¡Exacto amiga, ahora tu mandas!— alzó un brazo en símbolo de apoyo y volvió a dormir.
Al día siguiente en la cena de celebración por mi cumpleaños, mientras todos estábamos sentados a la mesa, me dispuse a decirle a mis padres mi decisión. Ambos me miraron impresionados, mamá parecía estar de acuerdo y mi padre no dijo nada, solo asumió que sería así; hubiera preferido discutir a tener ese silencio incómodo de platillos y palillos chocando o su ida a su despacho y estar encerrado toda la tarde en reuniones eternas.
Mamá me regaló un vestido, uno rosa ajustado en el busto a modo de corsé y me descubrí frente el espejo de mi cuarto con un cuerpo definido de busto delicado pero agradable, cintura ajustada y caderas armoniosas ocultas bajo la falda. Hubiera preferido algo de cuero, algo más ajustado pero esto solo afirmaba que a pesar de tener mi mayoría de edad para mamá yo siempre seria su "nenita, preciosa".
—No creas que tu padre no desea que lo hagas, es solo que quizás tenía planes diferentes para ti— mamá me ayudaba a acomodar mis cosas en el cuarto.
—No se si quiero hablar de eso, mamá.
—Sé que estas algo decepcionada por la reacción de él, pero entiéndelo.
—Lo entiendo y lo acepto— la miré luego de sentarme en la cama —. No te preocupes
—Estaré en mi cuarto viendo una pelicula por si quieres sumarte— se acercó a besarme la frente —. La Sra. Kang estará hasta la tarde hoy, si quieres pastel se lo pides
—Bien— sonreí y la ví cerrar la puerta de mi cuarto.
Saqué el libro que me había regalado MinHye y le quité el pastico para olerlo finalmente, un libro nuevo era el perfume más estimulante para mi nariz. Todo el mundo hablaba de este libro y en kakao talk tenían grupos donde se hablaba solo de esto, incluso grupos donde Kim JiHu (el personaje ficticio del libro) era el dueño de las fantasías más sucias de las veinteañeras y más.
Según Nari, la escritora, describía a JiHu como un hombre de unos treinta años, alto de piernas largas y estilizadas, cuerpo atlético, nariz pequeña, sonrisa perfecta y encantadora, cabello oscuro y algo largo, piel luminosa; voz rasposa y varonil. Con aquella descripción podría imaginarme al dueño de mis fantasías por las siguientes trecientas ochenta y cinco páginas.
Pero eso cambió el día en el que crucé la puerta del salón de la academia de musica Kwon HyeMin y comprendí que Kim JiHu de "Oficina para dos" podría estar frente a mis ojos y su nombre era Min YoonGi, Min YoonGi.
YoonGi
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Miré el pastel sobre la mesa de la isla en mi apartamento, tenía un gato y un gorro de cumpleaños y volteé a ver a mis amigos sin entender por que seguían haciendo esto todos los años desde que mi ex me llamó Kitty Kitty en una fiesta.
—¡Feliz cumpleaños Kitty Kitty!— se burló Hyung Dae abriéndome una cerveza.
—Si sigues diciendo eso te irás de mi apartamento— le apunté la puerta y con la misma mano tomé de la botella de vidrio helada.
—Ya es chiste viejo ¿no?— Park me miró y movió el pastel para dejar la carne de la barbacoa sobre la mesa —. Se que tus barbacoas son las mejores y las conversaciones también.
Nos dispusimos en la terraza y conectar la parrilla eléctrica, ya que no se podía emitir humo en el edificio, tomamos asiento en los sillones y disfrutamos la vista de Seúl mientras bebíamos cerveza.
—Mi vida es un asco— Park admitió —. No sé si quiero seguir más en el banco o con mi vida en general.
—Mi vida no es perfecta pero tengo un hijo en camino, no tengo de otra— Hyung Dae me miró —. ¿Y tu vida?
La pregunta me había dejado pensando más de la cuenta, sin embargo los silencios incomodos entre las conversaciones me sentaban tan bien, los podría disfrutar y mis amigos me entendían.
Llevaba unos dos años enseñado piano en la academia Kwon HyeMin donde la directora era una mujer de sesenta años con un talento impresionante y ahora quería trasmitir eso a la comunidad. Era reconocida por hacer que sus estudiantes aplicaran a universidades prestigiosas de musica y la conocí por casualidad en un restorán donde me refugiaba los sábados por la tarde y tocaba piano a cambio de un plato de sopa casera gratis. No era un mendigo, solo me gustaba la sopa de ahí y además era gratis.
A ella le gustó mi forma de tocar y me invitó a su academia dándome una buena suma de dinero que me pareció justa, así que dejé mis otros empleos para dedicarme a tocar piano los miércoles y jueves en los bloques de la mañana y los martes y viernes por la tarde.
Nunca apliqué para la universidad y los ahorros que tenían mis padres para mi futuro los invertí en un sueño que no dió frutos; desde ahí mi vida se hizo un poco más compleja o quizás solo se trató de intentar cosas hasta que algo resultara para mi.
—Yo estoy bien— admití bebiendo de mi cerveza.
Cuando los chicos se fueron me encontré a solas en el apartamento que comenzaba ya a molestarme con su eco o quizás solo me sentía así porque era mi cumpleaños. Un mensaje de mamá encendió la pantalla, un breve "Feliz cumpleaños hijo, consigue novia y cásate antes de que sigas cumpliendo más, te quiero".
La ultima novia que tuve (sí, la del Kitty Kitty) se llevó todas mis ganas de entrar en una relación y el dinero que tenia ahorrado para cambiar mi cama por una nueva, así que me he propuesto no dejar que una mujer cruce la puerta a menos que me sienta muy atraído por ella o sea totalmente necesario. Ahora era un desconfiado, pero con justas razones.
La televisión no tenia nada bueno así que despues de cambiar algunos canales la apagué y miré el techo.
"Treinta y uno"
Me lo repetía en la cabeza como para asumirlo, procesarlo como debe ser y aquello terminó dándome hambre así que me levanté con pereza y abrí la nevera buscando algo para comer. Lo más accesible era ese puto gato cumpleañero del pastel que nadie se había preocupado de ponerle velas.
Lo saqué, le coloqué las velas y me auto canté el cumpleaños feliz aplaudiendo como un idiota en la cocina hasta que las soplé luego de darme el tiempo de pedir deseos —aunque nadie me lo pedía— con tanto afán como cuando era niño. Acto seguido unté el dedo en el pastel contra la crema y lo lamí para probarla, nadie se comería ese pastel más que yo así que si le introducía un dedo no pasaba nada.
Mis pensamientos intrusivos me llevaron a meter dos dedos, justo en la cara del gato hasta donde me llegaran y la sensación suave y húmeda de mis dedos en ese espacio esponjoso llevaron a mi mente a un rincón oscuro, muy oscuro.
Tomé un trozo de pastel en un plazo y lo llevé a mi cuarto, tomé mi computadora y abrí una pagina porno. Mientras comía de mi pastel vagaba por las categorías hasta que encontré algo que valió la pena ver. En la miniatura del video salía una chica apoyada contra un pupitre usando una falda a cuadros tipo escolar mostrando sus bragas y la mano del que parecía ser su profesor estaba entre ellas haciendo lo obvio, masturbarla.
Vi el video y me causó curiosidad lo mucho que me calentó ver la escena que, si bien era un porno para publico masculino y predecible aparte de inapropiado por la visible diferencia de edad entre la chica y el hombre que la tocaba, resultaba estimulante, al menos para mi; sobretodo la forma en la que la chica le pedía que la tocara abriendo más y más las piernas o como ella misma se abrió la blusa para mostrarle sus atributos. Era una fantasía nueva.
Fantasía que comenzó a incomodarme en el momento que Lee SunHi atravesó la puerta del salón siendo la unica chica de clase con diecinueve años y una falda a cuadros, como la chica del video porno de hace unas semanas.
—Lee SunHi— reverenció y alzó su vista hacia mi, aquellos ojos de cachorro y pestañas ligeramente pobladas, un brillo de inocencia, sofisticación en su rostro y su cabello castaño.
—Min YoonGi— le respondí —Puedes llamarme Sr. Min o *Sunbae— le apunté el piano de cola blanco que estaba desocupado al fondo del salón.
—Muy bien, YoonGi Sunbaenim— pasó por mi lado dejando la estela de su perfume avainillado con caramelo, colgó su bolsa en las perchas correspondientes y caminó hasta el piano que le había indicado mientras buscaba partituras de nivel principiante y un informativo sobre el piano y sus partes como lo había hecho con los otros chicos de la clase.
—Aquí tienes lo necesario— le coloqué todo en el atril correspondiente mientras que la veía posicionar sus manos y tocar unas armonías simples con el pie en el pedal. No era principiante, al menos conocía lo básico y eso me sorprendió —. ¿Había tocado piano antes, Srta. Lee?
—Mi mamá me enseñó algunas cosas pero como ella no es experta yo soy menos que eso— sonrió entreabriendo sus labios que lucían jugosos untados en un labial que le otorgaba un brillo.
—¿Sabe leer partituras?
—Sí, algo— tomó las que yo le entregaba y las miró.
—Si necesitas ayuda solo llámame, estaré en el mesón— apunté mi escritorio y la dejé a solas.
—¡YoonGi Sunbaenim!— alzó su voz entre el sonido amortiguado de los teclados electrónicos de los chicos principiantes de la sala en sus audifonos adaptados. Su voz que sonó más bien a un ronroneo de un gato, a un suspiro de resignación o a un gemido me hizo ver hasta donde ella estaba como si estuviera poseído.
"Estoy jodido" asumí para mis adentros luego de acercarme a paso lento donde estaba la chica.
—Creo que necesito más ayuda de la que pensaba— sus ojos me examinaron con ese movimiento de abajo hacia arriba.
¿Sería que estábamos conectados con nuestra fantasía?
*Sunbae o Sunbaenim es un termino que se ocupa en Corea para referirse a alguien que tiene más experiencia que tu acerca de un tema, en este caso YoonGi sabe más de piano que SunHi entre otras cosas (guiño, guiño)
°☆.。.:*・°☆*Buenas buenas °☆.。.:*・°☆*
¿Cuántas de ustedes esperaban este momento? Es mi primer historia de YoonGi, ¡Ya era tiempo de escribir del chico de Daegu! y como leyeron en la pagina anterior esto se viene prohibido, algo sucio, algo fantasioso y como no si nuestra pequeña SunHi está leyendo a Lee Nari de Escritores Amateurs... Si en Physically Yours logró que NamJoon se rehabilitara ¿Que nos espera acá?
Dejo cordialmente invitadas a las nuevas lectoras a pasarse por mis otras historias y bienvenidas a NewHopeland
y a las antiguas y fieles, recuerden su par de bragas limpias.
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