chapter twenty-two
── XXII ──
«The panic room»
Los cielos empezaban a aclararse cuando Katherine divisó el altozano a lo lejos, respiró profundamente mientras intentaba limpiar los restos de lágrimas de sus mejillas. Los pasos pesados de los sobrevivientes se escuchaban como si fuese un tamborileo fúnebre, sintió un brazo que rodeaba su cintura y la abrazaba; ella correspondió el gesto mientras caminaban. Edmund no se había despegado de ella en ningún momento y ella tampoco lo había hecho. En aquel momento de luto era en dónde más necesitaba su apoyo.
Se sentía mal, se sentía pésimo. La cantidad de cuerpos que había visto era horrorosa y desgarradora, habían perdido a la mayoría de sus tropas, y no podía dejar de culparse. «Pude haber hecho algo» se decía sin cesar. Pudo haber obligado a que Peter se quedará, pudo haber insistido más. Tenia un dolor en el pecho que ni llorando toda una semana se le iría, nada estaba bien.
Peter tenía un semblante serio mientras caminaba al frente de la tropa restante, Caspian iba a su lado con la cabeza gacha, Katherine escuchó la historia de lo que había pasado, y no sabía de que pensar. Al parecer el telmarinos descubrio que había causado la muerte de su padre, en realidad quién ya que resultó ser su tío. El muchacho había ido a matarlo por cuenta propia, más una discusión acalorada en aquel lugar entre los Pevensie y Caspian había causado que perdieran tiempo y que las tropas enemigas se dieran cuenta de su presencia.
── ¿Que pasó? - murmuró Lucy al verlos llegar.
── Que te lo diga él - dijo Peter, sonaba como un niño caprichoso de cinco años causando en Kath un extraño enojo ¿No podría dejar de lado su orgullo por un instante?
── Peter... - le llamó la atención Susan, pero este no le prestó atención.
── ¿A mi? - inquirió Caspian ofendido - Pudimos habernos retirado cuando había tiempo.
── No gracias a ti, hubiésemos tenido tiempo si tu hubieras seguido con el plan, y nuestras tropas estarían vivas - objetó el rubio.
── Si nos hubiesemos quedado aquí como yo dije ellos definitivamente estarían vivos.
── Tú nos llamaste, ¿recuerdas? - dijo.
── Mi primer error - murmuró entre dientes el telmarino.
── No. Tú primer error fue pensar que podrías ser un líder para esta gente - mencionó Peter dándose la vuelta para marcharse.
── ¡Hey! - le gritó Caspian enojado - Yo no fui quien abandonó Narnia
Las palabras dichas por el chico hizo que ella se congelará en su lugar, su corazón empezó a latir frenéticamente cuando, al mirar a su alrededor, sus tropas no hacían más que mirar al suelo. Tragó el nudo de su garganta y se soltó del agarre de Edmund para caminar hacia donde estaba Susan, quien también se había congelado en su lugar y miraba con dolor al telmarino.
── Ustedes invadieron Narnia - le apuntó Peter luego de un largo y tenso silencio. Caspian lo empujó para caminar lejos de él - ¡Eres un usurpador al igual que Miraz! ¡Asi como él, tu padre!... - el muchacho paró en seco al escuchar aquello, Katherine vio claramente como este empezaba a temblar de ira - Narnia estaría mejor sin ustedes.
Con un grito de ira, Caspian desenfundó su espada, y lo apuntó haciendo que Peter lo imitera.
── ¡Ya basta! - gritó la chica y se metió en el pequeño espacio entre ambos, podía sentir el filo del arma de Caspian en su espalda, mas poco le importaba, su sangre hervía como caldera en el fuego y estaba harta - ¡Es suficiente! Bajen las espadas si no quieren que los mate yo misma en este instante.
Ambos se miraron por un instante, como si quisiese asesinarse de aquella manera. A regañadientes le hicieron caso, y empezaron a bajar sus armas lentamente.
── Ambos tienen la culpa - dijo para mirar a Caspian - Tú por no acatar las órdenes y por dejarte guiar por tus emociones. Y tú - apuntó a Peter - Por no escucharnos a todos desde un principio. Tuviste que pensar las consecuencias de tus actos.
El chico parecía dolido ante esas palabras, pequeñas lágrimas se le formaron en los ojos mientras la veía.
── Kath...
── Ya basta Peter... - suspiró cansada mientras sentía un nudo formarse en su garganta al verlo - Lo hablaremos luego - desvío su mirada de él ya que se conocía, sabría que ella se largaria a llorar en ese mismo instante y no queria demostrarse vulnerable en ese momento. Debía ser la fuerte. Escucho el característico sonido de la espada ser enfundada y la chica miró hacia Caspian.
«Nosotros no queríamos irnos... - murmuró con la voz quebrada, este puso una mueca de arrepentimiento al escucharla. Abrió la boca para hablar, pero la chica levantó la mano para que se callara - Nunca juzgues a alguien si no estás seguro de haber escuchado el relato completo.
Luego de decir eso, con un nudo en la garganta y un fuerte dolor de pecho, entró hacía el interior del altozano. Escuchó la voz de Susan que la llamaba, pero no lo hizo caso. Giró su vista por un momento y vió a una de las centauros llorar, su hijo había muerto.
Quería irse de aquel lugar, necesitaba respirar por un momento. Al mirar una vez más a sus espaldas pudo divisar el rostro preocupado de Edmund, el cual estaba junto a Susan, quien no dejaba de llamarle.
── ¡Kath! - la llamó Susan quien estaba a su lado, pero ella no le hizo caso, más bien siguió caminando hasta perderse dentro del altozano.
Edmund observó con un semblante serio a ambos chicos.
── Es tú culpa... - masculló Peter mirando al telmarino.
── ¿Mí culpa? - preguntó desconcertado el chico quien aún mantenía la espada en su mano.
── Si, tuviste que seguir con el plan, y gracias a que explotaste como un inmaduro, ahora Kath está enfadada conmigo.
── Te recuerdo primeramente que tú también tienes la culpa - le dijo cabreado - Y segund, ¿Crees que eres el único con quien ella esta enfadada?
── Al parecer si - respondió como si fuera obvio.
── ¡No eres el centro del universo!
── ¡Tú no eres quien para hablarme así!
── ¡Tú empezaste primeramente!
Edmund estaba cansado, muy cansado de toda esa situación.
── ¡Ya basta! - gritó con voz potente haciendo que ambos se callaran al instante. El muchacho se acercó hacia un centauro, quien cargaba a un muy herido Trumpkin, y lo ayudó a dejarlo en el suelo. Lucy se acercó hacía ellos y tomó su cordial para abrirlo y verter una gota en sus labios.
En los segundos que pasaron mientras la poción hacia su efecto, Edmund levantó su vista para encontrarse con la de Peter. Se veía arrepentido, pero él no estaba seguro de que ¿De haber perdido una batalla? ¿De no haber escuchado a Kath en primer lugar? ¿Haberla hecho enfadar?
Peter hizo tantos errores que el no estaba seguro de que si el podría remediarlo pronto. En el pasado, en aquella época dorada de Narnia, Peter siempre tenía a su mano derecha, a Edmund, y su mano izquierda, Kath. El chico era muy bueno en combate y era no solo rey sino también sargento de las tropas, Kath por su parte, a pesar de que participaba también de las batallas, era al cual se le encargaba de las estrategias gracias al don que Aslan le había dado.
Gracias a su sabiduría y la determinación de Edmund, Narnia había ganado batallas en el pasado.
Escuchó el enano tomaba una bocanada de aire haciendo que saliese de sus pensamientos. El hombrecito abrió sus ojos y su rostro se transformó en una mueca de confusión.
── ¿Qué están haciendo todos parados allí? - preguntó con voz rasposa - Los telmarinos llegarán en cualquier momento.
A pesar de que el enano siempre quería negarlo, era algo asegurado para todos que los Pevensie habían ganado su corazón. Por lo que, con un suspiro de alivio, el chico se levantó del suelo, caminó hacia dentro del altozano y emprendió la búsqueda de la chica.
Los pasillos del lugar eran largos, pero no demasiados, abrió algunas puertas y entró a algunas pequeñas cuevas que había pero no la encontró. Caminó por unos segundos más hasta que un sollozo llamó su atención. Al darse la vuelta, encontró una puerta algo malgastada, estaba en el fondo del lugar, y la luz no llegaba hasta allí. Era lógico que él no la hubiese visto.
Con pasos silenciosos se encaminó hacia allí, a medida que avanzaba los sollozos se escuchaban más claros.
── ¿Kath? - susurró y los lamentos pararon al instante, por un largo tiempo no se escuchó nada - ¿Kath eres tú?
── ¿Ed? - dijo la chica haciendo que él se acercara.
Al abrir la puerta, se encontró con una escena que hizo que algo en su pecho se removiera y le hiciese sentir impotente. Kath estaba sentada en la esquina más lejana del lugar, abrazada a sus piernas hecha un ovillo en el suelo y escondida en la esquina más lejana de la puerta en donde nada de luz se acercaba hacia ella.
Al ver su rostro sintió el peor de las sensaciones; de sus ojos hinchados y rojos no dejaban de escapar lágrimas que bañaban sus mejillas, su labio inferior temblaba como si tuviera frío y su nariz estaba roja.
Caminó hacia la chica y, dejando la antorcha encendida que había traido sobre un gancho, se acuclilló frente a ella. Tragó el nudo que se le había formado en su garganta y apretó sus manos al punto en que sus nudillos se volvieron blancos cuando sus ojos conectaron con los suyos.
── Kath... - susurró su nombre un vez más. tenía tantas cosas por decirle, más no sabía que decir. Su mente estaba en blanco y se sintió encabronado consigo mismo ya que, cuando él se sntía mal, Kath siempre tenía palabras para animarlo. Y ahora qu quería hacer lo mismo, no podía encontrar palabras de animo, pero rápidamente sintió como ella lo abrazaba por el cuello haciendo que aquellos pensamientos se disipasen.
Edmund rodeó con sus brazos el cuerpo de la chica mientras ella sollozaba y dejaba caer lágrimas. El también sintió ganas de largarse a llorar en ese instante, pero se contuvo, debía ser el fuerte para ambos. Sintió sucamisa humedecerse a causa de las lagrimas de la chica y, en una acción de consuelo, dejó un suave beso en su sien.
Ambos se quedaron allí, sentados en el suelo. La muchacha había escondido su rostro en el cuello de Edmund y se aferraba a él como si temiese que pudiese desaparecer.
── Pude... - la escuchó murmurar - Pude haber hecho algo... Inclusive golpear a alguno... Pude haber ordenado que nadie fuese...
── Kath...
── Pude haber hablado, no debí quedarme callada... - la chica sollozó una vez más - Debí insistir... Debí...
── Oye, escúchame - le dijo tomando las mejillas de la chica. Ella lo vio directamente a los ojos y su labio empezó a temblar - Deja de culparte.
── Pero...
── Nunca sabremos que hubiese pasado - explicó él dejando suaves caricias en su rostro - Se que te sientes mal, diría que te sientes como la misma mierda. Aunque es como me siento ahora yo mismo, así que no sabría decir lo mismo de tí, pero no sabiamos que esto hubiese sucedido. Nada es perfecto, por lo que nignun plan hubiese salido perfecto - continuó y los ojos de la chica no se apartaron de él ni por un segundo.
«Lo hecho, hecho está; no nos quedemos en nuestro pasado ahora - siguió - Concentremos en nuestro presente para planear nuestro futuro.
Y él sabía cuál era su futuro, estaba frente a ella arullada en sus manos y recibía sus caricias. Edmund no iba a negar que lo que había sucedido no le hacía sentir mal, se sentía pesimo ya que concordaba con las palabras de la chica. Más en ese instante debían de seguir adelante por aquellos que cayeron. Debían seguir adelante por el futuro.
Katherine abrió la boca varias veces para replicar, pero no decía nada. Su suave risa hizo que su corazón repiqueteara con fuerza en su pecho y le devolvió la sonrisa que la chica le regalaba.
── Sabes algo, yo debería de estar dando consejos sabios, no tú - bromeó haciendo que él riese por lo bajo.
── Bueno, es que quiero ser como tú... - se bastó con decir mientras acercaba su rostro con lentitud al suyo, sintió que ella llevó sus manos hacia su cuello en donde dejó suaves caricias con su pulgar y él inconscientemente cerró sus ojos ante aquello y juntó sus labios en un beso.
Ambos se quedaron en aquella habitación con sus manos entrelazadas y la cabeza de la muchacha recostada sobre su pecho. Hablaban sobre cosas triviales con la esperanza de que sus mentes se olvidaran por un instante los sucesos de la noche anterior. Sus risas llenaban aquel lugar mienreas las caricias no faltaban al igual que los pequeños besos.
Luego de un tiempo en donde se negaban a salir de aquel lugar, Edmund terminó dormido en su regazo gracias al toque de la chica en su cabello. Su respiración era calmada mientras mantenía los ojos cerrados, sus mejillas estaban bañadas en pecas casi invisibles, pero si prestaba atención, las podías encontrar; sus labios estaban levemente entreabiertos y su mano estaba entrelazada con la de ella.
La chica se sentía afortunada. Quería hablar con él, sobre sus sentimientos. Estaba segura de que el chico sentía lo mismo, así que ella quería dar el gran paso. Queria declararse.
No supo cuánto tiempo pasó, quizás bastantes horas, o quizás solo minutos; pero se dio cuenta que el chico empezaba a temblar levemente. Entonces notó que la temperatura en aquel lugar había desendido abruptamente, el frío empezó a hacerle efecto haciendo que ella también empezara a temblar.
── Ed... - susurró moviendo al chico - Ed, despierta.
El chico empezó a abrir lentamente los ojos. La chica le sonrió cuando él la miró.
── Hace frio - se quejó por lo bajo el haciendo que ella riese. Katherine se le quedó mirando como boba, su corazón empezaba a agitarse rápidamente cuando el chico levantó una mano y la acercó hacia su mejilla - Eres hermosa... - le susurró haciendo que ella se sonrojara.
Apoyó su mejilla en su toque y acercó la suya hacia el rostro del muchacho.
── ¿Así de lindo te despiertas siempre?
A pesar de la tenue luz que iluminaba la habitación, ella pudo ver con claridad el sonrojo que recorría las mejillas del chico a lo que ella se sintió extrañamente satisfecha.Luego de unos segundos, tomó la valentía y posó sus labios sobre los suyos. Edmund rápidamente le correspondió haciendo que ella sonriera.
Katherine se dejó llevar, la sensación de besar a Edmund era indescriptible, se sentía adicta a sus labios. Sentía como si algo le hiciera cosquillas en el estómago, era una sensación agradable pero rara a la vez. Una risilla brotó de sus labios cuando sintió el agarre del chico intensificarse para que la cercanía fuese menor.
Se separaron un momento para tomar un poco de aire él tomó sus mejillas con ambas manos y la atrajo en un nuevo beso.
Ella se sentía en paz, estar con él le daba paz.
Pero en un momento, ambos se separaron abruptamente al escuchar gritos a lo lejos. Se levantaron rápidamente y tomando sus espadas corrieron hacia donde provenía todo aquel caos. Edmund tomó su mano mientras se dirigían hacia donde provenían los gritos.
Al llegar hacia el salón de la mesa de piedra, se quedaron en shock al ver como una pared gigante de cristal se hallaba frente a Caspian, quien tenía una mano ensangrentada y extendida hacia ella. En aquella pared, se hayaba la fgigura de una persona que había causado terror en ambos hacía mucho tiempo atrás. La bruja blanca, aquel vil ser que sembró el caos y dolor y generó pesadillas a Kath y Ed cuando apenas eran unos niños.
Peter estaba peleando contra lo que parecía ser una arpía, así que Katherine soltó la mano del chico y corrió rápidamente hacia él. Le dio un golpe con el mango de su espada a aquella criatura y observó al muchacho.
── ¡Ve con Caspian! - le gritó mientras le daba una patada al monstruo - ¡Yo me encargaré de ella!
Peter asintió antes de correr hacia el telmarino que estaba en una especie de trance.
── Ah... ¿Pero qué tenemos aquí?... - escuchó una voz ronca y siseante hablarle. La criatura de aspecto de ave, pero completamente sudada que le hacía sentir asqueada, la miraba con un brillo diabolico en sus ojos - ¿Acaso es la Reina Katherine?
── Conoces me nombre... - le dijo apuntandola con su espada - Acabas de tener un diez en historia - habló para luego darle una patada en el pecho haciendo que la criatura se cayera al suelo.
Esta sacó de su túnica un cuchillo largo y afilado, arremetió contra la castaña pero ella no se quedó atrás. El arma de la criatura hizo un tajo en su mejilla haciendo que ella tocara este y viera la sangre correr.
── ¡Oh! ¿Acaso te lastimé? - preguntó la arpía viéndola con la burla en su mirada.
── ¡Oh! Te arrepentirás por haber osado a hacerlo - le respondió para luego darle una patada en la rodilla.
Al instante escuchó el ruido de sus huesos quebrarse y la criatura gritó de dolor, la muchacha sin dudar y con fuerza le cortó la cabeza y la criatura cayó al suelo inerte dejando debajo de esta un gran charco de sangre que apestaba a un rio sucio.
── Luego te traeré algo para el dolor de cabeza - susurró con sorna mientras limpiaba su espada con su camiseta.
Escuchó el ruido de un cristal resquebrajarse, se giró y observó como la bruja parecía empezar como a hiperventilar. Aquella mujer miró hacia el techo y dio un gran grito antes de que el muro se quebrara por completo.
Detrás de lo que fue aquella pared yacía Edmund con su espada en alto, el fue quien había quebrado el muro y dándole fin a la bruja una vez más.
El chico respiraba agitadamente mientras el sudor corría por su frente. Su mirada denotaba el enojo que estaba sintiendo y, si no supiese que él era el hermano de Peter, pensaría que en cualquier momento se abalanzaría sobre él para golpearlo.
── Lo sé - le dijo hacia su hermano mayor - Lo tenías controlado.
El chico caminó con determinación y sin mirara atrás al salir de all; sin embargo, la adrenalina que había sentido se fue disipando poco a poco de su cuerpo por lo que sus pasos calmados emnpezaron a volverse más rapidos. Sus piernas iban tan rápido como podían queriendo alejarse lo más posible de aquel lugar, su visión era borrosa, pero parecía que su cuerpo se movía por sí mismo. Cada vez le estaba costando más respirar, la cabeza le estaba dando vueltas y sus manos temblaban muchísimo.
Llegó hacia aquella oscura y humeda habitación en la que había estado unos momentos antes y cerró la puerta fuertemente. Arrojó la espada al suelo y puso ambas manos en su cabeza. Su respiración se entrecortaba, el oxígeno parecía no querer entrar en sus pulmones.
Se quitó la pechera rápidamente, sentía que lo estaba ahogando. Sentía que se ahogaba. Ataque de pánico se dijo, estaba sufriendo un ataque. Recordó que en el pasado, luego de la batalla contra la bruja blanca y despues de su coronación, Edmund sufría de aquellos ataques. Le daba vergüenza decir que por unos largos meses habá sufrido aquellos episodios solo.
Más un día, luego de una noche en la que las pesadillas lo atormetaban, Kath entró en su habitación con preocupación y se arrodilló junto a él. Ella no había dicho nada, solo se quedó junto a él en todo momento hasta que hubiese pasado y, sin pedir explicaciónes, pasó la siguiente semana durmiendo junto a él por si llegaba a suceder de nuevo.
Con el tiempo los ataques habían secado y Kath no había dicho una palabra a nadie sobre aquello.
Edmund acercó ambas manos a su pecho y rápidamente pensó en cosas buenas, su familia, sus hermanos, en Kath, en Narnia; pero rápidamente sus pensamientos se transformaban en los recuerdos que el alguna vez tuvo con aquella bruja.
Se quitó la chaqueta y se quedó con la camisa blanca que tenía debajo. Escuchó como alguien lo llamaba, pero aquella voz era tan lejana que no pudo centrarse en eso, ni siquiera supo distinguirla.
Se sentó en el suelo mientras intentaba respirar, pero no podía. llevó ambas manos a su rostro sintiendo su sudor en sus palmas mientras jadeaba.
── ¿Edmund? - escuchó como la dueña de la voz lo llamaba para luego tomar su rostro - ¡¿Qué pasa?! ¡¿Qué te ocurre?!
── A... A-ataque - logró murmurar pero no pudo seguir. La preocupación era notoria en el rostro de Kath.
── Ok, escúchame, céntrate en mi voz - le pidió.
── N-no... no puedo - habló con dificultad, cada vez era más doloroso para el hablar. Cerró sus ojos con fuerza, intentando que su cuerpo volviese a su control, más era imposible.
── Si, si puedes. Solo mírame... - obedeció lo que ella decía y la miró - Muy bien, debes de concentrarte. Piensa en cosas lindas...
── ¿Como qué?
── Como en tu familia, tus amigos...
── No... puedo... - sentía como el sudor caía por su frente.
── Está bien - murmuró, sonaba muy preocupada - Dame tu mano - el chico hizo caso y extendió a la muchacha, quien la tomó para llevársela a su pecho - Ok, respira junto a mi. Respira hondo. por la nariz y luego exhala por la boca.
Edmund entonces empezó a imitar lo que hacía, se centraba en verla a los ojos mientras respiraba junto a ella. A pesar de que se le dificultaba, no quitó su mirada de ella. Poco a poco, su respiración se empezó a normalizar, su mente empezó a aclararse y ya podía ver todo con mucha más claridad.
Sus ojos empezaron a llenarse lentamente de lágrimas mientras los recuerdos empezaban a bombardearlo.
Sollozó y rapidamente los brazos de la chica lo arrularon en un abrazo. Allí, sentado en el suelo y rodeado por los brazos de la chica, lloró. Los recuerdos de aquellos días oscuros venían a su memoria como flashes, el abuso físico y mental que había sufrido en ese entonces era tan traumático que él, a pesar de que había creido que había sanado, su encuentro con aquella vil mujer le hizo darse cuenta que no todo había quedado en el olvido.
Las lágrimas caían sin cesar mientras largaba sollozos a cada rato, era demasiado para él. Escondió su rostro en el cuello de la chica y sintió como ella le acariciaba su espalda, poco a poco empezó a calmarse.
── Está bien... Estoy contigo... - susurró ella en su oído y él rodeó su cintura con sus brazos y se afirmaba en ella, deseando que no se fuese. Aunque él sabía muy bien que Kath no se iría a nignun lado. Nunca lo había hecho antes ¿Por qué lo haría ahora?
Por unos momentos, el se quedó allí, llorando mientras la chica le hablaba y daba palabras de consuelo. Kath era a unica que conocía en verdad lo que le había sucedido, él nunca había sido lo suficientemente valiente para cntarselo a sus hermano. ¿Era temor? ¿Era vergüuenza lo que sentía al pensar en contarselos? No sabría decirlo, pero sabía que no estaba solo en esos momentos.
Lentamente el chico empezó a sentirse más calmado; Katherine empezó a arrullarlo cual niño después de una pesadilla y empezó a acariciar su mejilla.
── Perdón... - susurró él con la voz quebrada. La chica lo miró confundida.
── ¿Por qué?
── No quería que me vieras llorar...
── Edmund... - le llamó tiernamente mientras acariciaba su cabello - Cariño... Llorar no te hace menos hombre, te hace humano.
Él se quedó hipnotizado por aquellos ojos que le miraban con tanto amor que él no podía comprender, sus caricias lo tranquilizaba de una manera tan indescriptible. Se sentía en paz. ¿Así se sentía estar enamorado?
Por unos momentos se quedaron así, mirándose el uno al otro; ella acariciando su rostro con dulzura mientras él se calmaba con aquel gesto.
── Gracias...
Katherine le dio una sonrisa y besó su frente.
── Yo siempre voy a estar para ti, Ed - le dijo - No importa que pase.
RiderStilinski ── 06/07/2020 - edición: 14/04/2024
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