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chapter twenty-one

── XXI ──

«Telmar, the nation of doom»












   En cuanto los primeros rayos del sol se asomaron en los cielos, el ejercito de Narnianos ya estaban listos para partir a librar batalla en la tierra de sus usurpadores. Kath llevaba una mochila de tela en su espalda con sus cosas y miró hacia la niña que estaba junto a ella, quien no quería soltarla en ningún momento, se sentía muy mal en dejar a Lucy en el altozano ¿Pero qué podía hacer ella? Peter le había dicho que se quedara y que cuidara de los narnianos restantes.

La niña tenía los ojos aguados, haciendo que el Kath sintiera una pequeña opresión en el pecho. La atrajo hacia ella para fundirla en un abrazo.

── Por favor... - susurró ella - No vayas...

La muchacha tensó su mandibula y un dolor se le formó en el pecho al escucharla sollozar.

── Lo siento Lu, pero sabes que debo ir - le dijo antes de separarla y tomar suavemente su mentón para que la vea - Volveré, lo prometo.

Depósito un pequeño beso en su frente mientras la niña asentía.

── Cuida de los narnianos por mi ¿Vale? - susurró antes de darse la vuelta y empezar el camino rumbo hacia la batalla que se libraría.

Katherine había escuchado el plan de ataque, pero no había dicho nada, sabía que Peter quería valerse por sí mismo, Edmund se lo dijo; pero si esto salía mal, Kath estaba segura que hablaría seriamente con el rubio. Los hombres podían ser tan dificiles como las mujeres.

El camino fue largo, muy largo para su gisto; a la chica le dolían un los pies ya que los terrenos por lo que pasaron era uno totalmente distinto al otro. Un tramo fue de tener que escalar de colina en colina, otro de tener que soportar que las piedras se te incrustan en los zapatos, y el último, pero el más difícil de cruzar, pasar por un bosque muy frondoso, donde tenías que estar atento todo el tiempo de que las ramas no te lastimaran y que sus espinas no se incrustaan en la piel.

Cuando llegó el atardecer cuando Katherine divisó un castillo bastante grande y un pueblo junto a el. Se escuchó la orden de Peter de detenerse. Katherine calculó que estarían a unos pocos kilómetros de allí.

── Muy bien - dijo el rubio - Preparémonos.

La chicasoltó un suspiro de resignación, el chico estuvo todo el viaje ignorandola a pesar de que ella quisiese entablar una conversación tan estupida como el qué había desayunado antes de irse. Se aferró a su mochila y caminó algo alejada del grupo en busca de un lugar donde pudiera cambiarse cómodamente. Encontró una pequeña cueva y se adentró en ella junto con su bolso. Decidió que era el lugar indicado.

Al entrar, se quitó su espada y se despojó de su vestido, tomó una camiseta blanca de su bolso y se lo puso con rapidez; tenía que vestirse rápido. Se dejó los pantalones que tenía puesto ya que eran holgados y eran cómodos. Se colgó su cinturón donde se encontraba su espada y se hizo una coleta alta.

Guardó el vestido en su bolso y se dirigió hacia el grupo. Al llegar, Susan fue la primera en notarla.

── ¡Ya deja de usar pantalones, por dios! - exclamó la chica apenas llegó haciendo que los tres muchachos que estaban con ella se voltearan a verla.

── Lo haré el día en que me dejes de decir eso - respondió burlona mientras dejaba su bolso en el suelo.

La muchacha solo rodó los ojos antes de terminar de ponerse el carcaj sobre su espalda.

── Bien, cuando el sol baje por completo empezaremos con el plan - habló Peter para luego dirigirse hacia el centauro junto con Caspian.

Katherine tomó una pechera y se la colocó, la ajustó bien para que no se moviera de su lugar y luego se colocó las hombreras. Sentía la mirada de alguien sobre ella y era consciente de quien se trataba, pero la chica solo se limitó en acomodar su armadura.

── Iré con el Q.A - murmuró Susan yéndose hacia el enano dejando a los dos chicos solos.

Un silencio algo tenso se formó entre ambos; ninguno quería decir algo, ya que ni siquiera habían hablado desde lo sucedido la noche anterior. Ni siquiera cruzaron palabra alguna en el largo trayecto.

Katherine se cuestionó una vez más, Edmund no le había dicho nada, ni siquiera una pequeña señal de que si le había gustado aquello, o algo que diga que sus sentimientos eran correspondidos. Aquello le hacía sentir ansiosa ¿Le había gustado besarla? ¿Había sido de su agrado? Por que para ella si lo fue y quería volver a saborear sus labios.

Suspiró con frustarción mientras se intentaba poner las muñequeras de metal, eran algo difíciles de poner, por eso ella siempre necesitaba la ayuda de alguien más.

Cerró los ojos antes de ver al chico.

── ¿Puedes...? - preguntó nerviosa - ¿Puedes ayudarme con esto?

El asintió antes de acercarse y atar sus muñequeras. Su toque hizo que una una sensación electrizante y  agradable recorriera su cuerpo mientras que ella miraba sus manos, como si el hecho de que al mirarle sus ojos hiciese que explotara, y no era tan lejos de la realida ya que sentía su rostro caliente ante su roce.

── Listo... - susurró el chico mirándola a los ojos, más ella solamente asintió mirando su muñeca. Katherine tragó con nerviosismo al sentir la cercanía de el.

── Gracias, Ed - murmuró.

Edmund asintió antes de darse la vuelta y alejarse. Kath se maldijo internamente por no frenarlo, quería hablar con él, necesitaba que le explicase todo lo que había pasado. Necesitaba respuestas a sus preguntas ¿Acaso Edmund la besó solo porque quiso? ¿Tendrá sentimientos por ella? ¿Por que la besó en primer lugar?

Suspiró antes de caminar y sentarse en un tronco cortado, apoyó ambas manos en la cabeza mientras respiraba profundamente, necesitaba calmarse, necesitaba relajarse. Tenía que empezar a pensar sobre la batalla, no en sus problemas de amorío.

No sé dio cuenta cuando la oscuridad reinó sobre el lugar, ni cuando Caspian había llegado, diciéndole que la llamaban.

El pequeño grupo estaba conformado por Peter, Susan, Trumpkin y Edmund. Al llegar, se puso junto a la muchacha y se cruzó de brazos, esperando a que el mayor de los Pevensie hablara.

── Muy bien, el plan será este. Edmund irá primero, se pondrá en la torre de vigilancia más cercana y ahí se quedará para dar la señal - empezó diciendo - Katherine, Susan, Caspian y Trumpkin irán conmigo luego, abriremos las puertas y dejaremos que nuestras tropas entren ¿De acuerdo?

Todos los presentes asintieron, Peter ensanchó el pecho con orgullo antes de sonreír.

── Vamos a prepararnos. Salimos en diez.

Los chicos asintieron una vez más antes de empezar a caminar, Katherine sin perder el tiempo, tomó del brazo de Edmund y, bajo las quejas de este, lo llevó hacia un lugar alejado y escondido de todos. Este era el momento que necesitaba, este era el momento para respuestas. No quería morir con la duda corcomiandole el cerebro.

── Kath...

── Callate y sigue caminando - ordenó para luego ponerse detrás de un gran árbol, lo suficientemente grande para que los tapara - Necesitamos hablar y lo sabes.

── ¿Ahora? - se quejó el chico.

── ¿Cuándo crees? - respondió con sarcasmo.

── Bien, te escucho - cedió Edmund mirándola directamente a los ojos mientras se cruzaba de brazos. Los nervios hicieron que su mente se nublara. Las preguntas remolineaban dentro de su cerebro, pero no parecían tener orden o coherencia alguna. Tensó su mandibulo y cruzó sus brazos al igual que él y apoyó el peso de su cuerpo en su pierna derecha.

── ¿Kath? ¿De qué quieres hablar? - pregunto él.

La chica abrió la boca pero la cerró rápidamente, no sabía que decirle, había pensado e inclusive ensayado lo que iba a decirle toda la tarde, hasta pensó en ser un poco dramatica y exigirle el por qué demonios le había ignorado; más el tenerlo frente a ella, esperando una respuesta, le había dejadon la cabeza en blanco. Suspiró antes de bajar la vista hacia el suelo, como si sus botas fuesen lo más interesante de esa charla.

── Lo... Lo de anoche... ¿Q-qué fue?... - tartamudeó, y la chica se quiso golpear ante eso. ¿En serio? De todas las preguntas que podía hacer ¿Tuvo que hacer aquella?

── Creí que sabrías lo que sería un beso - bromeó Edmund, pero se calló rápidamente cuando la castaña lo miró seriamente - Kath...

── ¿Significó algo? - preguntó - ¿Significó algo para ti? ¿O fue solamente por que quisiste?

El chico parecía mudo, sus mejillas estaban levemente sonrosadas y sus ojos estaban puestos sobre ella. Por un largo momento no dijo nada, solo se quedó mirándola.

Katherine suspiró decepcionada. «Lo suponía» pensó tragando el nudo de su garganta, el silencio muchas veces hablaba más que las palabras, por lo que decidio irse de allí con la poca dignidad que le quedaba.

── ¡Kath! - escuchó el chico llamarle.

── Esta bien Ed, lo entiendo - dijo sin detenerse - Una vez nos besamos porque quisimos y no hubo problemas, así que no te preo...

Katherine fue interrumpida cuando el chico la giró con brusquedad y estampó sus labios contra los suyos.

Una sensación electrizante la recorrió de arriba para abajo. Tomó con ambas manos el cuello de su camiseta y le obligó a acercarse más hacia ella, lo cual él acató ya que sus manos rapidamente se aferraron a su cadera para atraerla hacia él. Sus labios danzaban uno con el otro con una sincronía envidiable, la mente de la chica quedó en blanco, y solo se limitó en disfrutar de aquel momento.

Llevó su mano  su mejilla, como si no quisiese que desapareciera y el chico llevó su mano a su nuca haciendo que el beso se profundizara notablemente. No era igual que la noche anterior, el cual desbordaba de dulzura, este despordaba necesidad por el otro; la necediad de no separarse.

Al separarse lentamente, sus frente quedaron juntas y los ojos cerrados, disfrutando del momento que estaban teniendo mientras jadeaban en busca de calma para sus corazones agitados.

── Ed...

── Significó algo, eso está clarísimo para mí - dijo el chico en voz baja abriendo los ojos y mirándola.

Puso lentamente una mano en su mejilla y la acarició con el pulgar, fue inevitable para la chica no acurrucarse contra este, haciendo que Edmund riera.

── ¿Enserio? - preguntó la chica en un susurro mirándolo con esperanza. Sintió su corazón latir freneticamente cuando el asintió.

── Si, pero no puedo decírtelo ahora, lo haremos luego de la batalla. Quiero ser claro en todo.

Aquello cayó sobre ella como un balde de agua fria; estaba tan embelasada en las manos del chico aferrandose a ella y sus labios danzando sobre los suyos que se había olvidado completamente del por qué estaban en aquellos bosques.

── Esta bien - aceptó la chica. Se separó lentamente del muchacho y empezó a caminar.

Se detuvo abruptamente, inhaló profundamente antes de armarse de valor y correr hacia el muchacho para plantarle un último beso.

Se separó rápidamente y le sonrió.

── Nos vemos del otro lado - le susurró antes de dirigirse hacia los demás.







ˏˋ 亗 ˎˊ






   Las patas del grifo la sostenían fuertemente mientras volaban sobre el bosque, el viento golpeaba su rostro y el frío de la noche hacia que el lugar se viera muy tétrico, incluyendo también el silencio sepulcral que había. Edmund ya había llegado a la torre de vigilancia y había hecho la señal, así que allí estaba ella, colgada de un grifo con Peter, Susan, Trumpkin y Caspian mientras se aferraba con fuerza a su pechera. Las alturas no eran del todo su agrado.

Al descender, habían guardias telmarinos haciendo su turno; pero en cuanto los divisaron, no pudieron hacer mucho antes de que el grupo descendiera y los matara rápidamente. Katherine se felicitó por ponerse pantalones, no sabía cómo hacía Susan para estar en un vestido en esta situación.

Corrieron rápidamente, matando a algunos telmarinos a su paso para luego, treparon hacia la torre donde Caspian decía que el profesor vivia.

── Profesor... - llamó en un susurro este golpeando la ventana a la vez que Katherine llegaba junto a él.

El muchacho decidió abrir la ventana para revelar un cuarto de estudio que estaba destrozado. Kath entró y se fijó en el lugar, hacia muchísimo más frío allí adentro que afuera, había olor a humedad y los libros y plumas estaban desparramados en el suelo. Al parecer hacía tiempo que nadie pisaba aquel lugar.

── Tengo que ir a buscarlo - habló el telmarinodesesparado y con unas gafas rotas en sus manos. La chica se sintió mal al ver el semblante preocupado del chico.

── No tenemos tiempo - dijo Peter - Debemos abrir la entrada.

── Sin él, ustedes no hubiesen estado aquí. Ni siquiera estaría vivo sin su ayuda - exclamó decidido. A pesar de que el ambiente se volvió tenso, la chica se acercó hacia Peter y, dejando salir un suspiro de sus labios, posó una mano en el hombro del rubio.

── Podremos nosotros tres con Miraz - le tranquilizó, el chico asintió y Kath miró a Caspian -Lo que sea que tengas que hacer, hazlo rápido.

El muchacho le agradeció antes de correr fuera del lugar. Los tres chicos quedaron unos segundos allí, Trumpkin ya se había retirado hacia el cuarto donde se encontraría Reepecheep esperándolo para abrir la entrada.

── Pero... - murmuró Susan - ¿Dónde está Miraz?

Kath rodó los ojos ante eso.

── Tendremos que buscarlo por nuestra cuenta - dijo Peter.

Al salir de aquella habitación, caminaron bastante por el castillo, era gigante y con muchos pasadizos en él. Kath tenía su agarre firme en su espada desenfundada mientras caminaba junto al muchacho. Este intentó abrir una puerta, pero parecía estar cerrada con seguro.

Y así, por unos largos minutos, no podían encontrar el cuarto de Miraz. El mayor de los Pevensie se detuvo para mirar a Katherine.

── Ve con Edmund - ordenó.

La chica se giró abruptamente con el ceño fruncido.

── ¿Estás hablando enserio?

── Si, necesito que estés allí.

Katherine lo miró interrogativamente, no era lógico que a mitad del plan le diga eso, sin siquiera habérselo dicho con anterioridad. La chica tensó su mandibula con enojo y puso una mano en su cintura.

── ¿Por qué? - preguntó.

── Creo que puedes protegerlo allí arriba - le respondió el muchacho.

── ¿Crees que puedo protegerlo? Claro que puedo. Pero Edmund sabe protegerse a sí mismo - le espetó enarcando una ceja. El rubio parecía querer explotar ante su insistencia, y claro que le entendía, ella era una persona que siempre seguía el plan a pie de la letra; nunca dejaba espacios para la improvisación, odiaba imporvisar.

── Solo hazle caso Kath - le pidió Susan cansada.

La chica suspiró derrotada antes de asentir no sin antes susurrarle al chico un hablaremos más tarde y empezar a trotar por un pasillo diferente. Le había llevado bastante tiempo en caminar por todo el castillo, era gigante, y si no se equivocaba, la torre donde Edmund había hecho la señal estaba en el lado este del castillo.

Se estremeció al escuchar un grito desgarrador de una mujer, a la vez que escuchaba una campana; decenas de pisadas fuertes se escucharon por el castillo.

Entonces Katherine decidió correr.

En el camino, donde ella estaba segura en donde Edmund estaría, se cruzó con varios guardias; había tardado bastante en derrotarlos. Aunque no le gustara la idea de tener que pelear, hubiese deseado que no se librara una batalla.

Cuando su espada salió del cuerpo de un telmarino, otros tres llegaron y se pusieron frente a ella.

── Fantástico... - farfulló sarcásticamente antes de que uno de ellos se abalanzarse contra ella.

La muchacha con gran velocidad levantó su espada a tiempo para que la cimatara del telmarino no le rebanara el cuello. Con unos cuantos mandobles de ella, el hombre quedó desarmado y recibió un golpe en el rostro con el mango de la espada, cayó al suelo inconsciente. El segundo titubeó un poco antes de armarse de valor y lanzar una estocada con su arma, un movimiento muy predecible para la chica, quien solo se corrió a un lado, haciendo que el hombre cayera al suelo de bruces; Kath pateó su cabeza, noqueandolo al instante.

Se giró para ver al tercer guardia, quien dejó caer la espada al suelo y salió despavorido de allí mientras gritaba por ayuda.  Ella solo rodó los ojos ante eso.

El choque de las espadas hacía eco en el castillo, Kath estaba consciente de que sus tropas estaban librando la batalla desde hace un rato largo y que parecía no tener fin. Trotó rápidamente por el pasillo, pero al doblar a la derecha, pudo ver como Edmund se tiraba al suelo con flechas pasándole encima de la cabeza y cerraba la puerta de una patada.

Katherine corrió hacia él y lo tomó bruscamente del brazo y lo levantó.

── ¡¿Eres idota o qué?! - le gritó.

── Hola a ti también... - dijo sarcásticamente el muchacho mientras respiraba agitadamente.

Escucharon los pasos de los hombres acercándose hacia ellos, haciendo que ambos se miraran preocupados. Edmund tomó la mano de la chica y la arrastró hacia unas escaleras, ella corrió junto al chico mientras apretaba su mano.

Al llegar a la cima de aquello, llegaron a una pequeña torre; el muchacho soltó su mano antes de trabar la puerta con su linterna. Kath guardó su espada y se acercó hacia el borde, sintió un vuelco en el estómago al ver la altura en la que se hayaban. Por los cielos, odiaba las alturas.

Sintió dos manos tomar su rostro y rápidamente su mirada se dirigió hacia la de Edmund quien la revisaba con preocupación.

──  ¿Estás bien? ¿Estás herida? - cuestionó haciendo que la chica negara.

── ¿Tú estás bien? - le preguntó y él asintió; el corazón de Katherine latía rápidamente en su pecho.

Unos golpes se escucharon del otro lado de la puerta, Edmund puso a la chica detrás suyo mientras veía firmemente a dos guardias que habían conseguido salir y la pareja supieron que estaban acorralados. Kath apretó el brazo del chico llamando su atención, ambos estaban ya en la orilla de la torre, un paso más y podrían ya despedirse de su joven vida.

── Ed... - susurró ella.

──¿Confías en mi? - le preguntó por lo bajo, haciendo que solamente ella escuchara. Kath asintió sin dudar, ella confiaría su vida a Edmund.

El chico envolvió su cintura antes de ver a los guardias una vez más.

── Espero que no me odies por esto... - susurró antes de que se dejara caer al precipicio llevándose consigo a Kath. La chica soltó un grito de terror y sintió una sensación horrible pasar por sus entrañas mientras caía, se abrazó al chico rápidamente mientras escondía su rostro en el cuello.

De repente, sintió como se sentaba abruptamente en un lugar algo duro, al abrir sus ojos, notó que estaba sobre un grifo. Kath estaba sentada sobre el regazo de Edmund y este la abrazaba proctectoramente, levantó su vista para encontrarse con la de él quien la miraba directamente a los ojos.

Suspiró antes de decirle que debía acomodarse, así que, con muchísimo cuidado, se dio la vuelta y se abrazó fuertemente al grifo, quien le dijo que todo estaría bien.

Edmund la abrazó de la cintura y la atrajo hacia su pecho, haciendo que una sensación electrizante recorriera su columna.

Cuando volaron sobre el patio del castillo la escena que presenciaron dejaron a ambos con la sangre helada. Los cuerpos de una multitud de narnianos estaba en el suelo, lleno de flechas y con muchísima sangre en el suelo. Los telmarinos caminaban sobre ellos con carcajadas victoriosas y utilizando sus armas para golpearlos en humillación.

Kath llevó una mano a su boca y ahogó un sollozo, sintió que Edmund escondia su rostro en su espalda y susuraba un lo siento hacia los caídos.











RiderStilinski ── 29/06/2020 - edición: 07/04/2024

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