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chapter three

── III ──
«We were playing hide and seek, you know?»






   Edmund sentía frio, pero no se quejó, quizás porque era muy orgulloso para decir que Susan tenía razón y que debió haberse abrigado un poco más. No era raro que lloviera, mucho menos en Inglaterra. Los ingleses estaban más que acostumbrados al clima lluvioso que tenía su país.

Quitó una astilla del sillón y miró de reojo si Kath había ya movido una pieza, la muchacha se mantenía fija mirando el tablero de ajedrez y negaba de vez en cuando. A veces se odiaba por haberle dicho que se tomara su tiempo en hacer su movida.

Pensó que había sido astuto en proponerle jugar a aquel juego de mesa, y gracias a los cielos no se había equivocado. Apenas él, junto a sus hermanos y Kath habían llegado a la biblioteca, Susan arrastró a Peter en un juego en, por lo que había entendido, su hermana le daría una palabra y debían de adivinar que significaba.

¿Patético? No cabía duda. Incluso una clase de matemáticas era más entretenida que aquel juego.

── Pon atención, Peter – escuchó a su hermana apurar – "gastrovascular".

Edmund rodó sus ojos y suspiró aburrido a lo que ella dijo.

── ¿Viene del latín? – preguntó Peter cansado, era como la quinceava palabra que debía adivinar.

── ¿Del latín al peor juego de la historia? – comentó el sarcásticamente haciendo que su hermano riese. Se acercó hacia el tablero al ver que Katherine ya había hecho su movida, rápidamente acercó su alfil en el diagonal derecho y sonrió victorioso.

«Jaque mate...

La muchacha lo miró mal y sin tener tiempo a nada ella le lanzó un cojín a la cara, un ardor le recorrió la nariz y siseó poniendo su mano en él.

── Podríamos jugar a las escondidas – sugirió Lucy hablando por primera vez en toda la mañana y acercándose hacia donde estaban.

── Pero, lo que estamos haciendo es muy divertido – comentó Peter irónico. Kath y él se miraron con diversión y soltaron unas cuantas risas por lo bajo al ver como Susan bufaba y cerraba el libro de un golpe.

── ¡Vamos! ¡Una vez, Peter! – insistió Lucy. Edmund solo la miró con irritación queriéndose ir a su cuarto a dormir un poco - ¿Por favor?

Peter soltó una pequeña risa y la miró.

── Uno... dos... tres...

── ¡Debes estar bromeando! – exclamó él antes de que Kath y Susan tiraran de sus manos para que se fuera a esconder.

Corrió rápidamente por los pasillos de la gran casa, había miles de escondites posibles, pero cada vez que encontraba uno se decía que sería demasiado obvio y se iba a buscar otro. Perdió de vista a las chicas, pero no le importaba, no dejaría que Peter lo encontrara tan fácilmente.

Pasó por la cocina, pero al ver a la señora Macready cocinando la cena descartó la idea de esconderse en la alacena. En los pasillos intentó entrar en las habitaciones, pero todas estaban cerradas con llave. Incluso había encontrado un armario, pero cuando intentó esconderse rápidamente lo empujaron para que se fuera. Forcejeó con Katherine para ver quien se quedaba con el escondite, pero al final ella le cerró la puerta en la cara.

Edmund evitó reírse cuando ella le pidió que le abriese la puerta al quedarse encerrada, una de las tantas reglas que los padres enseñan es que nunca debes cerrar la puerta de un armario si estas adentro.

Sonrió al ver un escondite cerca de una ventana, corrió rápidamente hacia allí y empujó a Lucy que iba a la par de él.

── Llegué antes, vete – espetó cubriéndose con la gruesa cortina y miró hacia la ventana.

Podía oír aun la voz de Peter contando a lo lejos, pero estaba maravillado por la vista del campo del Profesor Kirke. El denso bosque parecía bailar al removerse gracias al viento que soplaba, las gotas de lluvia golpeaban el cristal y su aliento empañaba el vidrio y empezó a dibujar en él.

«¿No sabe quedarse en silencio?» – pensó al escuchar golpes a lo lejos que hacía Lucy ¿Acaso no se daba cuenta que Peter acababa de terminar de contar?

── ¡Regresé! ¡Estoy bien! – gritó su hermanita y Edmund en ese momento quiso golpearse en la cabeza – ¡No me pasó nada!

── ¡No hables! ¡Ahí viene! – espetó en un susurro queriendo no mostrar enojo ante su ocurrencia de gritar mientras jugaban a las escondidas.

Bufó frustrado cuando su hermano los encontró y salió de su escondite.

── Yo creo que no entendieron de que se trata el juego, ¿Verdad? – preguntó Peter confundido.

Edmund miró con rabia a su hermana y se cruzó de brazos, no esperaba que ella arruinase su magnífico escondite.

── Pero... ¿No se preguntaban en donde estaba? – murmuró ella.

── ¡Ese es el punto! De eso se trata este juego – espetó como si fuese obvio.

── ¿Significa que gané? – preguntó Susan con felicidad.

── No, significa que yo gané esta vez – dijo Kath con una sonrisa victoriosa.

── Lucy no quiere que juguemos más – exclamó Peter.

── Espera, ¿Qué? – Kath lo miró y Edmund se encogió de hombros, tampoco estaba entendiendo lo que pasaba.

── Pero, estuve lejos... por horas – murmuró Lucy con estupefacción. Todos la miraron con confusión y Susan se acercó hacia ella.

── Entonces muéstranos en donde estuviste.




ˏˋ 亗 ˎˊ




   Katherine rozó su mano el interior del armario, la madera estaba fría y los abrigos le causaban comezón en la nariz. Salió del armario y miró a Lucy.

── No hay ningún bosque en el armario, Lucy – le dijo apenada – solo la madera del fondo.

── Vamos Lucy, un solo juego a la vez – murmuró Peter – no todos tenemos tu imaginación.

Susan suspiró con cansancio.

── Vámonos antes de que nos encuentre la señora Macready – ordenó y todos menos Lucy asintieron siguiéndola hasta la puerta.

── ¡Pero no me lo imaginé! – exclamó la niña desesperada - ¡Narnia está del otro lado!

Kath se giró un momento para mirarla con pena, a veces los niños tenían una muy buena imaginación.

── Ya basta Lucy – advirtió Susan mirándola con cansancio.

── ¡No miento! ¡Deben creerme! – gritó la pequeña Pevensie con los ojos llorosos.

La muchacha sintió pena por ella, dio un paso para decir algo, pero alguien más ya había hablado.

── Pues, yo te creo... – dijo la voz de Edmund.

── ¿En serio? – preguntó su hermanita esperanzada.

── ¡Si! ¿No les comenté del campo de futbol que vi en la alacena de la cocina?

Kath quiso pegarle en ese instante, no era momento para hacer chistes. Lo miró mal y negó levemente.

── ¿Podrías parar ya? – le espetó Peter – Siempre tienes que empeorar todo ¿no es cierto?

── Era solo una broma... – murmuró el muchacho a la defensiva. El rubio lo miró disgustado.

── ¡Pues no es tiempo de bromas! Nunca madurarás ¿verdad?

── ¡Cállate! ¡Te crees que eres papá, pero no lo eres! – escupió antes de correr fuera de aquella habitación.

Kath intentó seguirlo, pero el muchacho cerró la puerta con fuerza, diciendo de manera indirecta que nadie lo siguiera.

── Pero que bien arreglas las cosas Peter – le dijo Susan irónica antes de salir. Peter la miró pidiéndole ayuda, pero Kath miró hacia otro lado, negándose a mirarlo.

── Deben creerme... – susurró Lucy con la voz quebrada.

── Suficiente Lucy – le dijo Peter – ya es suficiente.

El muchacho intentó buscarla con la mirada una vez, pero Kath lo ignoró poniendo sus manos dentro de los bolsillos de su vestido, el suspiró antes de irse.

Hubo un silencio incomodo en la habitación, Kath se giró y se encaminó una vez más hacia el armario. Si tendría que decir algo sobre él es que era muy extraño. No era como el armario en donde ella se había escondido, sino que mas grande y espacioso en su interior, tenía dibujos tallados en la madera, tallados demasiados realísticos en su opinión y claramente fuera de lo común. Faunos, centauros y arboles de cada tipo decoraban la superficie de esta y cuando la tocó sintió una extraña sensación correr por su cuerpo.

── ¿Tú si me crees, Kath? – murmuró en voz muy baja Lucy. La muchacha se giró y vio a la niña limpiar su nariz y sus ojos llorosos. La muchacha apretó sus labios dubitativa, suspiró antes de acercarse a la niña y envolviendo con un brazo sus pequeños hombros.

── No lo sé, Lu... debes entender que lo que dices es casi imposible de creer – le dijo suavemente, la niña asintió y con el dorso de su mano limpió su mejilla – pero intentaré creerte. ¿Por qué no me cuentas más de ese tal señor Thomas?

La pequeña niña río levemente al escucharla.

── Señor Tummnus – le corrigió.

── Señor Tummnus – dijo limpiando una lagrima que había resbalado en su mejilla – Vamos a la cocina por un poco de té.

Por el resto de la tarde, Lucy le contó todo lo que recordaba sobre Narnia, Katherine la escuchaba atentamente y se asombraba por lo que decía la niña, a sabiendas de que era solamente su imaginación no podía creerse con tal detalle que ella le contaba su visita al señor Tummnus y el eterno invierno que gobernaba la tierra de Narnia.




ˏˋ 亗 ˎˊ




   Edmund seguía ofendido y no le dirigió la palabra a nadie, incluso en la cena se había sentado junto a Katherine para mantenerse lejos de sus hermanos. El profesor aquella noche no bajó a acompañarlos y la cena se pasó en un ambiente incómodo. No pudo saborear la comida que había hecho la señora Macready, sentía que era como una masa en su boca y que le costaba tragar.

── Me siento mal, disculpe – murmuró en dirección hacia Macready y la señora asintió sin dejar de comer. Aventando el pañuelo en la mesa, Edmund salió de allí. Escuchó la voz de Katherine, pero la ignoró.

Llegó hacia su habitación y poniéndose su pijama se acostó en la cama. Intentó dormir, pero no pudo. Peter llegó hacia la habitación unos cuantos minutos después, el muchacho no quiso mirarlo, aún seguía enojado con él.

Pasaron los minutos y, aunque cerraba sus ojos para conciliar el sueño, era todo en vano. La luz se apagó y un tenso silencio reinó en la habitación y solamente se escuchaban la lluvia golpear la ventana.

── Edmund... – llamó su hermano. Este bufó levantándose de la cama poniéndose su bata y pantuflas. Si Peter quería disculparse con él tendrá que esperar hasta mañana.

Fue al baño que estaba junto a su cuarto y se lavó la cara con agua fría, odiaba que nadie lo soportase en su familia. Terminó de hacer sus necesidades y al salir secándose las manos en su bata alguien tomó bruscamente su brazo. Se giró asustado y se relajó un poco al ver que era Katherine y que lo estaba arrastrando por el pasillo.

── Kath... – murmuró con voz cansada.

── Anda, vamos – dijo la chica ahora poniendo un poco más de fuerza para llevárselo a quien sabe dónde.

── Pero tengo sueño – mintió él.

── No me importa.

Edmund suspiró a sabiendas de que no lo dejaría irse, se dejó llevar por su amiga quien abrió la puerta de la biblioteca dejándolo pasar primero.

── Sabes, los hombres deberían dejar pasar a las damas primero – dijo burlonamente él y Kath puso sus ojos en blanco.

── Cállate y entra – rio empujándolo suavemente. El muchacho sonrió y se sentó en el sillón viendo que las piezas de ajedrez seguían en su lugar. Kath se sentó frente a él y empezó a acomodar las fichas en sus respectivos casilleros. 

«Venga, cuéntame.

Edmund suspiró y por primera vez en el día pudo desahogarse. Quejas salieron de su boca, reclamó de que Peter debía ser un ancla para cuidar y estar para él y sus hermanas, especialmente en ese momento de guerra por el cual su padre estaba yendo. Se quejó de que él no estaba haciendo un buen trabajo como hermano mayor creyéndose tener derechos como el de su padre. Extrañaba en especial a este, extrañaba estar con su padre jugando a las cartas, él contándole alguna historia de joven o cuando ambos hacían bromas a su madre o arreglaban alguna tubería.

Las palabras brotaban solas de su boca, cascadas de sentimientos reprimidos. Nunca se dio cuenta de cuanto tiempo habló, ni siquiera el hecho de que él y Kath estaban jugando a una partida de ajedrez.

Kath asentía de vez en cuando, más no decía ninguna palabra y solo lo escuchaba atentamente.

Cuando sintió un peso liberarse de sus hombros suspiró, eso era lo que necesitaba. Sintió la mano de Kath tomar la suya y darle un leve apretón.

── ¿Mejor? – murmuró. Él no pudo evitar darle una leve sonrisa de lado.

── Eso creo...

Ella asintió y movió su ficha haciendo un perfecto jaque mate. Edmund soltó una pequeña risa por lo bajo y golpeó su rey para demostrar rendición.

── Normalmente el mayor es aquel que es el pilar – dijo Kath guardando sus fichas negras dentro de una pequeña caja de madera – no es solo aquel que sostiene a la familia sino el pegamento que los une. Pero nunca son perfectos, son humanos y también se equivocan y se cansan.

«Peter está tratando de mantener la familia unida, Ed; a pesar de lo que está sucediendo. Intenta estar para ti y tus hermanas.

Edmund sintió remordimiento en aquel momento entendiendo a lo que se refería.

── Al igual que él está para ustedes, tú también debes ser su soporte cuando se canse, y para tus hermanas también – siguió cerrando la caja en donde descansaban todas las fichas blancas y negras del ajedrez – Fuiste un poco cruel con Lucy hoy.

── No me regañarás tú también ¿o sí? – dijo cerrando el tablero y dándoselo.

── No, claro que no – negó – Pero solo digo que fuiste un poco cruel con ella. Recuerda que es una niña, Ed; apenas tiene nueve años.

Asintió sintiendo la culpa ponerse sobre sus hombros.

── Lo siento... – susurró.

── No es a mí con quien te debas disculpar, Ed – dijo acercándose hacia él y abrazándolo de lado. El muchacho le sonrió suavemente.

── ¿Tú si le crees? – preguntó el muchacho dejándole lugar para que ella se sentase junto a él, Kath lo miró algo dubitativa.

── No lo sé... Es raro.

── Lo es.

Ella rio ante aquello, rápidamente se vieron envueltos en otro tema tras otra y otra, no se dieron cuenta de que ya estaba cerca de la una de la mañana. Edmund se sintió agradecido por al fin haber encontrado una amiga como Katherine.






¡Hola! ¡Hola! ¡Tanto tiempo! ¿Cómo andan amores? ¿todo bien? Yo estoy más que feliz por haberles traído el nuevo capitulo de Warrior. Y si, me tarde un poco por el simple hecho de que (aunque ya estaba escrito) perdí inspiración por editarlo, lamento haber tardado pero bueno ¡Volvimos!

¿Qué piensan de este capitulo? ¿Qué les pareció? Me encantaría leer sus opiniones :)

Hemos visto la cruda realidad por la que pasan las personas cuando acumulan muchas emociones y no lo liberan. No mentiré que alguna vez me sentí así, por lo que si necesitan hablar con alguien para descargar sus emociones o necesitan algún consejo mi MD esta abierto para ustedes e incluso pueden hablarme por Instagram (rider.edits)

Ya nada más que decir, recuerden de no hacer comentarios ofensivos o con contenido que pueda adelantar los hechos del libro. Los quiero muchísimo y ¡nos vemos pronto!

RiderStilinski ── 29/04/2020 - edición: 24/02/22

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