chapter thirteen
──XIII ──
«Going back Home»
El viento golpeaba su rostro con suavidad a la vez que su capa de la muchacha revoloteaba tras ella mientras cabalgaba en su caballo, sus amigos reían detrás de ella intentando alcanzarla. Los cinco reyes, para celebrar el cumpleaños número veinticuatro de la reina Katherine, habían decidido ir en busca del ciervo blanco; el cual se rumoreaba que, cuando uno lograba atraparlo, este cumpliría un deseo.
Así que, ellos estaban persiguiéndola para que Kath pudiera pedir su deseo a aquel ciervo.
Peter la sobrepasó, luego Susan y Lucy. La castaña río antes de voltearse y ver a Edmund quien se había detenido. Ella hizo que su caballo la acercara hacia su amigo y le sonrió cuando él reparó en su presencia.
── ¿Qué sucede Ed? – preguntó ella.
── Nada, solo quería descansar.
── ¿Hablas enserio? – dijo una voz detrás suyo, Lucy miraba de forma burlona a su hermano – ¿Qué era lo que decía en el castillo Susan?
── Oh ustedes tómense su tiempo, yo mismo iré por el ciervo – se burló haciendo que los cinco rieran.
Kath al alzar su vista encontró un objeto algo inusual y familiar. Un faro cubierto por hojas de hallaba junto a los chicos. Algo dentro de su pecho se removió, como si un recuerdo atrapado dentro de su mente quería resurgir, más no podía.
── ¿Qué es eso? – preguntó Peter bajándose de su caballo. Todos imitaron su acción y se acercaron hacia el farol.
── Parece de un sueño... – dijo Susan.
── Dentro de otro sueño – susurró Kath sin apartar su mirada de aquel extraño, pero fascinante objeto.
── Bitación... – murmuró por lo bajo Lucy – ¡Bitación!
La menor de los monarcas corrió hacia un punto específico siendo seguido por sus dos hermanos mayores, quienes la llamaban a gritos y pidiendo que se detuviera y volviera con ellos.
Antes de que la muchacha lo siguiera, una mano tomó su brazo y la mantuvo en su lugar.
── Ed, tenemos que seguirles.
── Lo sé, pero... Tengo que decirte algo. Es urgente.
── Ed, me lo puedes decir cuando volvamos ¿Vale? – el muchacho, a pesar de querer negarse, asintió un poco apenado y la decepción se reflejó en su rostro. Kath tomó la mano del chico y le sonrió – Venga vamos, o los perderemos.
Rey y Reina entonces corrieron hacia donde estaban los llamados de sus amigos. Chocaron de pronto con Susan, quien estaba dentro de un frondoso y gran arbusto siguiendo a Peter y a Lucy.
── ¡Cuidado! – se quejó ella. A lo que ambos respondieron con un lo siento.
Estaban los cinco adentrándose a una parte frondosa del bosque, Katherine sintió como Edmund sujetaba con fuerza su mano mientras corría las hojas que se hallaban frente ambos. Ella volteó por un segundo, los caballos estaban en la entrada de aquel bosque, esperando a sus amos y pastando.
── ¡Auch Peter! ¡Para! – dijo Lucy.
── ¡No te toqué!
── ¡No me empujes! – gritó Susan hacia Edmund.
── ¡Ni siquiera te estoy tocando!
── ¡Basta! – se quejó Katherine al sentir un empujón. Se sintió confundida cuando abrigos aparecieron en su campo de visión – ¿Qué?
── ¿Ustedes ven abrigos también? – preguntó Peter – ¡Susan! ¡Para ya!
── ¡No te estoy tocando!
De pronto, cayó rápidamente al suelo. Sintió que estaba sobre algo frío así que levantó la vista para ver que estaba en una habitación muy familiar. El lugar estaba lleno de polvo, como si aquel dormitorio no se hubiese limpiado en años, el olor a humedad calaba su olfato y los rayos de sol se colaban a través del gran ventanal.
── ¿Qué es...? – se interrumpió al escuchar que su voz era aguda. Miró sus manos y se sorprendió al ver que eran pequeñas. Volteó y era tan grande su asombro al ver que sus amigos volvían a ser los mismos niños que cuando los conoció por primera vez.
Observó a Edmund que estaba junto a ella, él estaba sobándose la cabeza ya que se golpeó contra el suelo al caer. Ella tímidamente tomó su mano y lo miró.
──¿Estas bien? – le susurró.
── Si, tranquila – la voz del chico era como cuando era niño, entonces ella se llenó de nerviosismo.
── ¿Que hacen en el suelo? – preguntó una voz detrás de los niños. El profesor Diggory estaba detrás suyo con una pelota en su mano – ¿Qué hacían dentro del armario?
── Bueno Señor... – le dijo Peter – Creo que si se lo contáramos, no nos creería.
El profesor río antes de lanzarle la pelota, este lo atrapó al instante y vieron como Diggory se agachaba junto a ellos.
── Entonces hay que intentar.
ˏˋ 亗 ˎˊ
Un semana luego de que los niños hayan vuelto de Narnia, el aura de tristeza aún seguía sobre ellos. Aunque intentaban demostrar lo contrario. Katherine intentó ser fuerte, pero era casi imposible no derramar lágrimas cuando pensaba en el reino que había dejado atrás.
Si le dieran una oportunidad de volver en el tiempo, ella hubiera elegido no ir tras ese ciervo.
Era de noche, y ella estaba en la biblioteca mirando las estrellas. Aquellas constelaciones no eran para nada como las Narnianas, les faltaba magia, eso era obvio. Pero era lo más cercano a Narnia, El Profesor Diggory les había dicho que, una vez que entras a Narnia por una entrada en específica, era muy difícil que ésta pudiese servir de nuevo.
Y ella lo confirmó en cuanto lo intento. Una noche, mientras todos dormían, ella se escabulló hasta la habitación en donde se hallaba aquel armario. Entró por sus puertas y tocó la madera del fondo. Golpeó este, una y otra vez rogando a todo lo existente volver.
Al darse por vencida, sabiendo que no habría respuesta por parte de un armario que no tenía vida propia, se dirigió hacia la biblioteca del profesor, y desde esa noche siempre iba allí a pasar el tiempo, rezando y rogando por el bien de su reino.
Lloró en silencio mientras veía aquel cielo, extrañaba Narnia con todo su corazón.
La puerta se abrió y vio como Edmund entraba por este, limpió rápidamente sus mejillas y le sonrió.
── Está bien llorar Kath – le dijo acercándose hacia ella y sentarse en el mismo sofá en donde la muchacha estaba – Solo hazlo.
Katherine lo miró por un segundo, sus labios temblaron por un segundo y un sollozo escapó de estos antes las lágrimas resbalaran por sus mejillas una vez más. Edmund rápidamente la abrazó dejándola llorar en su pecho.
── ¿Por qué? – susurró ella con voz quebrada.
El chico se separó un poco de ella y tomó su mejilla para que le mirara.
── Aslan sabrá el por qué – le respondió en voz baja.
── Pero él... Él nos confió Narnia ¿Cómo pudimos haberlo abandonarlo? – sollozó la muchacha – No era mi intención dejarlos...
── Ni tampoco era el mío, pero por algo habrá pasado – murmuró él forzando una sonrisa en su rostro.
Katherine lloró una vez más mientras se apoyaba en el hombro del chico. El dolor en su corazón era insoportable.
── ¿Podrías quedarte conmigo? – pidió.
── Siempre.
ˏˋ 亗 ˎˊ
Las vacaciones habían pasado lo que significaba que el tiempo de volver a casa había llegado. Los niños iban a separarse. Lo bueno era que descubrieron que vivían a unas cuantas calles del otro, así que podían visitarse todo el tiempo que querían.
En ese momento los cinco niños estaban en un compartimiento del tren escarlata que hacía su viaje hacia la estación de Londres. Hablaban animadamente para poder entretenerse. Kath estaba sentada junto a Susan y ambas charlaban sobre cómo había terminado el libro que ambas leyeron. Lucy estaba durmiendo en el regazo de la castaña mientras que los chicos jugaban a las cartas.
A pesar de que aquellos meses luego de su partida de Narnia fueron duros, pudieron aceptar que no regresarían, no por el momento. A pesar que el dolor seguía vigente en sus corazones, ellos decidieron atesorar los recuerdos que tenían de aquella bella tierra de Narnia, el cual ellos eran reyes y reinas.
Un señor llegó diciendo que estaban a diez minutos de la estación de tren. Así que todos empezaron a prepararse. La pequeña Pevensie se había quejado de que no la hubiesen dejado dormir un poco más mientras todos preparaban sus maletas.
Cuando llegaron a su estación, no se separaron en ningún momento.
Katherine charlaba con Edmund mientras buscaba con la mirada a su mamá. Al encontrar la cabellera rojiza de su madre sintió una extrema sensación de alivio, nostalgia y alegría en su pecho que fue tal que no pudo evitar gritar su nombre mientras corría hacia ella.
Madelyn la abrazó fuertemente mientras besaba repetidamente su cabeza.
── ¡Oh mi niña! ¡Mi niña! Te he extrañado tanto.
── Yo también mamá... – susurró la niña separándose de ella, sin dejar de aferrarse a su brazo.
Una mujer estaba junto a su madre, ella le regaló una sonrisa mientras la veía.
── Kath, ella es una amiga de la infancia. Es Helena...
── ¡Mamá! – el grito de Lucy resonó por la estación y corrió hacia aquella mujer. Helena fue envuelta en un abrazo grupal rápidamente por cuatro niños.
── Mis niños... – lloró la mujer mientras abrazaba y besaba las mejillas de los Pevensie.
Madelyn y Helena se sorprendieron cuando ellos le contaron que pasaron las vacaciones juntos. El rostro de la señora Pevensie brillaba mientras abrazaba a Lucy.
── Niños – llamó la mamá de Kath a los Pevensie – Su madre debe de contarles algo. Katherine y yo iremos a la tienda de periódicos mientras hablan.
Helena parecía que captó la idea de la pelirroja, así que llevó a sus hijos a unos de los bancos para sentarse junto con ellos. Kath estaba un poco preocupada, pero tomó la mano de su madre y Madelyn la llevó hacia el puesto de periódico.
── Hija.
── ¿Sí mamá?
── Te contaré algo – Katherine asintió y su madre suspiró un poco entristecida – La casa de los Pevensie fue destruida por una de las bombas.
La niña ahogó un grito.
── ¿Enserio? – le preguntó mientras que su madre asentía con tristeza.
── Helena ha sido mi mejor amiga desde que tengo uso de razón. Por cuestiones de la vida, tuvimos que separarnos un tiempo. Pero cuando te fuiste, pude contactarme con ella y me contó lo que ha pasado.
El cerebro de Katherine intentaba procesar toda la nueva información que su madre le estaba dando.
── Entonces... ¿Qué harán los Pevensie?
── Ellos vendrán con nosotros, vivirán un tiempo mientras intentan reconstruir su casa.
El corazón de la niña saltó de alegría, ellos estarían juntos.
── ¿Enserio?
── Así es – le sonrió su madre mientras la llevaba a una tienda de dulces y compró unos cuantos.
Ambas Smith, tomadas de la mano, caminaron hacia los Pevensie, quienes parecían entristecidos por aquella noticia. Madelyn sacó la bolsa de cartón de su cartera y lo extendió hacia los niños, quienes agradecieron y compartían con Kath.
── Bien, es hora de irnos – dijo Helena posicionándose junto a la pelirroja.
── Pero... ¿A dónde? – preguntó Susan.
── Vivirán en mi casa mientras se arregle el suyo – informó con una sonrisa tranquilizadora Madelyn. Los cuatro niños abrieron los ojos de para en par y miraron a Kath.
── Sorpresa... – murmuró ella con una sonrisa.
Entonces, ambas familias caminaron hacia la casa de los Smith mientras los niños contaban como les había ido en el verano.
Obviamente se abstuvieron de comentar algo relacionado con Narnia.
¡Holis Holis people! Dios... YA LLEGAMOS AL ÚLTIMO CAPÍTULO DE LA PRIMERA TEMPORADA DE WARRIOR *se pone a llorar*
Quiero agradecer a todos por seguir apoyando a esta historia. A pesar de que esta fue originalmente publicado en el 2020 muchos de ustedes siguen hasta el dia de hoy leyéndolo, así que quiero agradecerles desde lo más profundo de mi corazón.
Ya sin nada más que decir ¡Nos vemos en la siguiente temporada!
RiderStilinski ── 24/06/2020 - edición: 21/01/2023
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