Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

chapter ten

 ── X ──

«The Battle of Beruna»












  El campamento tenía un ambiente de suma tristeza, los árboles no se movían con el mismo fervor que el día anterior y el viento soplaba débilmente, todos consientes de que su creador había muerto.

Katherine estaba frente la carpa de Aslan junto a Orius y Edmund, esperando a que Peter saliera de esta ya que hablaba con una dríade para confirmar si la noticia era oficial.

La castaña sintió un apretón en su mano; al levantar su rostro, vio el de su amigo mirándola con un semblante triste, pero intentando regalarle una sonrisa y tranquilizadora, la cual parecía más una mueca de dolor que otra cosa.

Ella rápidamente lo abrazó, dolía verlo así; ellos pasaron por mucho, y perdieron a una de las más grandes esperanzas de ganar, pero eso no impediría que al menos den lucha por su mártir.

── Es mi culpa... – susurró Edmund con voz quebrada – Dio su vida por mi, ni siquiera pude agradecerle.

Una lágrima cayó por la mejilla de la muchacha mientras lo abrazaba más fuerte. Nadie tenía la culpa, solamente esa bruja era responsable de todo lo que estaban padeciendo.

── No – espetó, se separó del chico y lo miró fijamente, este por otro lado, bajó su vista al suelo – Mírame Ed... – le dijo, al no recibir una respuesta, tomó delicadamente su barbilla y lo alzó para que la viera – Nada de esto es tu culpa, él era consciente de lo que hacía. Hazle honor a su sacrificio venciendo a esa bruja.

── Pero no se cómo – murmuró, las lágrimas cayeron de sus mejillas y el corazón de Kath se rompió al verlo.

── Juntos. La venceremos juntos – respondió.

Edmund le sonrió antes de abrazarla una vez más.

── ¿Me prometes siempre estar junto a mi?

── Siempre.

Ambos siguieron abrazados hasta que se escuchó el ruido de alguien tras suyo, Peter acababa de salir de la carpa en estado de estupefacción. Este tragó saliva notablemente antes de acercarse hacia donde ellos estaban.

── Es verdad. Aslan esta muerto – dijo apoyando ambas manos en la mesa donde yacía un gran mapa.

── ¿Qué haremos, Señor? – le preguntó el centauro a este. Este lo miró sin decir nada, todavía algo ido y confundido ante todo lo que estaba sucediendo.

── Peter, tienes que tomar el mando – informó Edmund.

──Pero no se cómo... – dijo él en respuesta sin dejar de mirar el mapa frente a él – ¿Qué tal si fracaso?

── No lo harás – sentenció su hermano – Hay tropas esperándote allí afuera para seguir tus órdenes. Confían en ti – habló señalando hacia el campamento – Aslan confiaba en ti... Al igual yo. Yo confío en ti.

El rostro de Peter era todo un poema, lleno de admiración y orgullo por su hermano, pero también se podía percibir temor en sus ojos. Kath se acercó hacia el con una pequeña sonrisa y posó su mano sobre su hombro.

── Bien, comandante Peter ¿Cuál será el plan?

ˏˋ 亗 ˎˊ

   El tiempo había pasado muy rápido, no se había quedado a pensar que estarían en una batalla esa mañana. Solo escucho el plan de Peter y fue a prepararse para la batalla. Los Narnianos caminaban para todos lados; cargando armas, calentando hierros, afilando sus espadas, poniéndose su armadura, nadie estaba quieto.

Soilmitch había llegado a la entrada de su carpa llevando consigo su armadura. Kath, quien estaba preparando sus armas, tensó su mandíbula al caer en cuenta de que pelearía en una batalla. Podría morir, podría sobrevivir, podría salir ilesa como también herida. Miles de resultados podían pasar. 

Pero había una chance de que ella no podría ver la luz del día después de aquella batalla.

── Usaras pantalones, debes estar cómoda – dijo el fauno  antes de irse de la carpa a alistarse.

Y tenía razón, en un lugar en donde tu cuerpo estaría en constante movimiento no era lugar para usar un vestido. Él le había entregado un pantalón oscuro y holgado, no molestaba al caminar y era flojo, así que podías mover las piernas con libertad. También le había dado una camisa manga larga blanca y holgada. Se puso la cota de malla en el pecho y las hombreras.

Una dríade había entrado pidiendo si podía peinarla, a lo que ella accedió. Rápidamente ella trenzó su cabello y lo recogió en un moño alto. Ningún pelo salía de su lugar, y no molestaba.

── Suerte mi reina – le había susurrando aquella criatura antes de irse.

Tomó el estuche de su espada y lo ajustó en su cintura. Se colgó la brújula en si cuello y salió de su carpa.

Miró al cielo celeste y tomó una bocanada de aire.

── Es hora.

ˏˋ 亗 ˎˊ

   Edmund estaba aterrado, no cabía duda de que el terror corría por sus venas y encendía como alarmas su sistema nervioso. En lo más alto de una montaña rocosa él junto a Kath y una horda de arqueros miraban con atención el campo de batalla frente a ellos. Era la colina de Beruna, el cual se hallaba a unos doscientos metros del rio que recorría casi toda la tierra narniana.

Respiro hondo, intentando controlar su respiración, tratando de que su cuerpo no entrara en un ataque de pánico.

Sintió una mano tomar la suya y entrelazar los dedos con los suyos.

── Todo irá bien – un susurro le calmó.

── ¿Qué tal si no? – le respondió abriendo los ojos y mirando a su amiga.

── Todo irá bien – repitió este sonriéndole y acariciando su mano.

Él le devolvió la sonrisa y le dio un ligero apretón.

── Kath, si muero...

── No digas eso...

── Solo quiero que sepas algo – le dijo ignorando lo que ella había dicho – Eres lo mejor que me pasó, eres la amiga que siempre he deseado tener. Que esa bruja de joda por todo lo que hizo, solo quiero que lo sepas.

Kath le regaló una sonrisa y apretó su mano ligeramente.

── Eres el mejor amigo del mundo.

── Lo sé, y deberías ser agradecida. No todos tienen el privilegio de que un niño tan carismático como yo daría su vida por la suya - dijo. La muchacha soltó una pequeña risa por lo bajo y notó como sus mejillas se sonrojaban notablemente.

De pronto, sin que lo hubiese previsto, ella se acercó y dejó un pequeño beso en su mejilla. Sintió su rostro sonrojarse intensamente y el agarre de su mano se afirmó más al de la chica junto a él.

Un cuerno se escuchó, dando la advertencia de que el ejército enemigo estaba frente a ellos. Ambos giraron su vista hacía lo que parecía ser una multitud de monstruos, criaturas y animales siendo liderados por aquella bruja.

── Carajo... – susurró Edmund.

──  Son bastantes – dijo Katherine – Pero podremos con ellos.

── ¿Eso crees? – le preguntó el señor castor que llegó junto a ellos.

── No lo creo, lo sé – le dijo regalándole una sonrisa esperanzadora – Honremos el sacrificio de Aslan.

Luego de unos largos minutos que parecieron eternos, la bruja tomó la orden de atacar primero. Sus soldados empezaron a correr hacia ellos, con gritos de guerra y las armas en alto y listos para herir, mutilar y matar a todo aquel a su paso.

Él vio como Peter alzaba su espada frente a él, esperando el momento oportuno para dar la señal. Ambos niños imitaron su acción, desenvainaron sus espadas y se prepararon mentalmente para la batalla que se aproximaba.

Cuando el ejército enemigo estaba a mucho más cerca, Peter bajó su espada. Era la señal.

── ¡Ahora! – el grito de Katherine se escuchó fuertemente mientras ella bajaba su espada. Cientos de grifo volaron en el aire, llevando consigo piedras del tamaño de unos baúles gigantes.

Volaron sobre el ejército enemigo a una velocidad absolutamente impresionante, dejando caer las rocas sobre este, creando varias caídas del ejército.

Lamentablemente, varios de aquellas majestuosas criaturas murieron bajo las heridas de las flechas del enemigo.

Edmund trataba de tener una mente fría, pero era casi imposible. La muerte frente a sus ojos era cada vez notoria, y la sangre le hervía. El odio viajaba por sus venas con solo posar su mirada en la responsable de todo este caos, y la responsable de sus pesadillas.

──  ¡Por Narnia! – se escuchó el grito de Peter frente a sus tropas – ¡Y por Aslan!

── ¡Por Narnia! – gritaron todos con júbilo mientras empezaban a correr contra aquel ejército.

El muchacho se quedó en aquella colina junto a los arqueros y Kath, quien sostenía con fuerza su espada y se aferraba a su escudo. Pronto, tras varios minutos donde solo se escuchaban los gritos, golpes de espadas y la vista a la muerte misma, Peter llamó a todos a que se dirigieran a las colinas.

── ¡Arqueros! - gritó él con voz potente y autoritaria – ¡Prepárense! – todos los arqueros tensaron sus arcos mientras su reina mantenía en alto su espada, esperando el momento adecuado. Cuando él vio que todo su ejército habían llegado a la colina, gritó con potente voz – ¡Disparen!

Miles de flechas rojas y doradas trazaron el cielo en dirección hacía el enemigo, que gracias a los cielos, dieron muchísimas bajas al enemigo, pero que lastimosamente les llevaban ventaja.

── ¡Edmund! - la voz de Peter resonó, llamando la atención de ambos castaños – ¡Salgan de aquí! ¡Busquen a Susan y Lucy y lárguense!

El muchacho miró a su alrededor mientras bajaba junto al señor castor y Kath detrás de él. AL mirar el campo de batalla lo único que pensó que sería una estupidez irse de allí. Su pueblo le necesitaba, su hermano le necesitaba.

── ¡¿Que estás haciendo?! – se escuchó el grito del castor – ¡Peter te dijo que te fueras!

── ¡Peter aún no es Rey! – le gritó antes de correr hacia la batalla.

Escuchó unos pasos seguirle al igual que unas espadas chocar. A girarse vio a Katherine yendo hacia él con su arma ensangrentada saliendo del estomago de un monstruo.

── ¿Creíste que te dejaría solo en esto, Eddy? – inquirió ella haciendo que el muchacho riese.

Kath estaba sumamente concentrada en sus movimientos, miró hacia sus lados sintiendo su espalda chocar con la del muchacho, quien estaba también al igual que ella con la espada en alto.

Un ogro con un hacha en alto se abalanzó contra ella, a lo que rápidamente ella enterró su espada en su estómago. Sin ponerse a pensar de que había asesinado a alguien, siguió defendiéndose y atacando a todo enemigo que se le cruzaba.

Había conseguido una segunda espada al matar a un enano así que con ambas manos armadas, atacaba a diestra y siniestra a todo aquel que se le ponía frente.

La sangre hervía en sus venas y la adrenalina recorría cada centímetro de su cuerpo.

Ella, al igual que todos sus soldados, conseguía heridas en su rostro y brazos. No tardó mucho en darse cuenta de un corte algo profundo en la parte superior de su mano izquierda. Pero la adrenalina no le permitió llorar de dolor, lo contrario, la enfureció tanto que sus mandobles eran tan rápidos que hasta ella a veces se daba miedo.

Cuando había hecho caer a una criatura enemiga, una luz azulada llamó su atención. Edmund estaba allí y había roto la varita de la bruja.

Katherine sonrió, un arma menos. Pero lo que no se esperaba era que con unos cuantos movimientos, la bruja había encestado aquella varita rota contra su estómago.

La castaña sintió su corazón dejar de latir por un segundo mientras que de su garganta salía un grito tan fuerte que hasta la mismísima bruja la había escuchado. Aquella asesina la vio y le sonrió cínicamente mientras que limpiaba su varita en su vestido.

Kath estaba furiosa. Clavó su espada en la cabeza de aquella criatura para luego correr hacia la bruja. Encestaba mandobles a cualquiera que se le acercaba. La ira hirviendo desde lo más profundo de su ser mientras se dirigía hacia ella.

Peter le había ganado, ahora, el mayor de los Pevensie estaba peleando contra ella. Así que Kath corrió hacia Edmund y se puso junto a el para protegerlo.

Muchas criaturas querían acercarse al cuerpo herido del pequeño rey, pero no podían, ya que no podían ni siquiera levantar sus armas cuando una de las espadas de la chica se clavaba en su estómago o cortaba su cuello.

Un rugido llamó su atención, al darse vuelta la esperanza y devoción reemplazó el odio.

Aslan estaba allí, junto a Susan, Lucy y un numeroso ejercito.

Muchos de la tropa enemiga habían decidido irse, la sola idea de pelear contra el gran león les causaba terror. Pero muchos que tenían una fe tan ciega en su líder seguían allí. Escuchó el rugido de Aslan una vez más, este se hallaba sobre el cuerpo inerte de la bruja.

Ella sonrió, todo había terminado.

Un quejido llamó su atención, Edmund estaba perdiendo cada vez más sangre y estaba sumamente pálido. Corrió rápidamente hacia su amigo, dejando su espada en el suelo tomó el rostro del castaño con ambas manos. Las lágrimas no se hicieron esperar.

── No... – susurró ella acariciando con su pulgar su mejilla – No te atrevas a irte. Resiste un poco, por favor. Ya está llegando la ayuda.

── Kath...

──  ¡Ayuda! ¡Por favor! ¡Ayuda! – gritó la castaña con dolor mientras miraba hacia todos lados, bajó su vista hacia su amigo una vez más – No te atrevas a dejarme idiota, ni siquiera lo pienses.

Este río un poco pero dejó salir un pequeño grito de dolor. Katherine tomó una de sus manos.

── Kath...

── Solo cállate.

── ¡Katherine! – escuchó alguien gritar. La muchacha levantó su vista al ver como Susan lanzaba una flecha, se giró y vio como este se clavaba en el pecho de un enano que se estaba acercando hacia ellos con un hacha.

La presencia de los tres Pevensie no se hizo esperar. Kath seguía acariciando el rostro de su amigo cuando Lucy dejó caer una gota de su poción sobre los labios de este.

Edmund dejó de respirar por un pequeño tiempo, los cuatro niños lo miraban, esperando que hiciera alguna señal de que se estaba curando.

── No te atrevas... – escuchó el susurró de Peter junto a ella.

Ed tomó una gran bocanada de aire antes de abrir los ojos y posar su mirada en los que lo rodeaban.

── Gracias... - susurró ella dejando caer las lágrimas de sus ojos y mirando el cielo. Respiró hondo al notar que se había detenido de respirar en aquel momento lleno de tensión y miedo.

Peter no dudó ni un segundo en tomar a su hermano y abrazarlo con todas las fuerzas que tenía. Edmund respondió su gesto con una sonrisa.

──  ¡¿Cuando aprenderás a obedecer lo que te dicen?! – se escuchó a Peter bromear a su hermano mientras este sonreía.

Luego de soltar a su hermano, Kath lo abrazó rápidamente mientras sollozaba.

── Me das este susto una vez más Pevensie y te mataré yo misma – le espetó haciendo que este ría.

Los otros niños se unieron a aquel abrazo mientras que sollozaban y daban gritos de alegría. Todo había terminado.

── Ya todo ha acabado – se escuchó la voz solemne de Aslan tras los niños.

Ellos se giraron y vieron como el gran león soplaba hacia un fauno que estaba congelado junto a él. Poco a poco, aquella criatura empezó a moverse, hasta que podía mover sus músculos con total normalidad.

La muchacha vio a Lucy mirar su botellita y al instante su rostro se iluminó. Se levantó rápidamente hasta los soldados que estaban tendidos en el suelo y dejar derramar una gota de aquella poción que podía sanar lo que fuese.

──  Levántense – exclamó Kath a los Pevensie junto a ella – Tenemos que ir a curarnos.

Los cuatro niños se levantaron y caminaron hacia el campamento. Susan iba junto a ella, ambas hablando de lo que había sucedido en las últimas doce horas. La Pevensie le contó que ella misma había presenciado la muerte de Aslan, y había presenciado como este aparecía vivo frente a sus ojos.

Estaban a unos metros del campamento cuando Susan le dijo algo que la descolocó.

── No eres normal.

Ella se río con ganas.

── ¿A que te refieres?

──  No eres normal – repitió acomodando su capa – La mayoría de las chicas son delicadas y tranquilas, tú claramente no lo eres. ¡Por dios! ¡Estas usando pantalones y llevando una espada ensangrentada!

Kath dejó salir una gran carcajada, lágrimas caían de su rostro mientras se volvía roja.

── Entonces...– dijo suspirando luego de que su ataque de risa se terminara – Me siento afortunada de no ser normal. Ser normal es aburrido.

──  Si, si... como digas – le bromeó Susan a lo que ambas rieron.

Cuando llegaron al campamento fueron directamente hacia su carpa, cada una, en una pequeña habitación en donde se hallaban los baños, Kath se quitó rápidamente su ropa antes de entrar y disfrutar del agua caliente que hacía relajar su cuerpo. Las dríades habían llegado y le ayudaron con sus heridas y la bañaron, hasta masajearon sus músculos, algo que si disfrutó y que agradeció enormemente.

Las criaturas le llevaron un vestido de color verde con bordados plateados. Colocaron su collar en el cuello y trenzaron su cabello con flores celestes y turquesas.

La noche cayó y el fogón se prendió. El banquete de victoria había comenzado. La música resonaba por todo el campamento, al igual que los gritos de alegría y risas de todos. Todo celebrando un mismo hecho histórico.

Todo había terminado.



















▁ ▂ ▄ ▅ ▆MARATÓN 1/3▆ ▅ ▄ ▂ ▁

¡Holasas! ¡Adivinen quien está emocionada por este finde de WARRIOR! Arrancamos fuerte xd, pero bueno. Prepárense que mañana se viene lo que todos esperábamos... LA CORONACIÓN.

No robo más tiempo ya que mañana tmb me ven ahr.

See Ya'!

RiderStilinski ── 30/05/2020 - edición: 13/01/2023

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro