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       DE TODAS LAS PALABRAS que podían describir a Min Yoon Gi a lo largo de su vida, Jamás imaginaria que Hada entraría en una posible descripción.

El asiático no era dulce, y aunque era lindo, toda aquella aparente lindura se acababa cuando su lengua sarcástica salía a relucir, lo que pasaba todo el tiempo. Un hada linda y tierna con pequeñas alas iguales de tiernas jamás sería un sinónimo para el heredero Min, Jamás.

— Esto debe ser una puta broma — Fue lo primero que salió de su boca al terminar de leer la página del libro entre sus blanquecinas manos.

El libro, más bien diario, fue lo primero que agarro Yoongi de aquella vieja caja llena de las pertenecías de su abuela.  Le había causado curiosidad la desgastada cubierta de cuero negro junto a los  detalles plateados en los bordes de la tapa.

No pensó que lo que estaba escrito, con una hermosa letra entintada, era el diario de su abuela. Tampoco se imagino que lo que contenía ese diario, le traería más dolores de cabeza.

— ¡Ah, que divertida eres Min Yeong Seong! — Su tono era evidentemente sarcástico.

La situación, de cualquier ángulo que él joven Min la viera, era irrealista, estúpida. Pero aún siendo extremadamente estúpida, Yoongi le creía a su abuela. Cada palabra escrita para Yoon era una verdad, una muy dura de aceptar.

Su cuerpo se hundió entre las sábanas con un pequeño ploff, su cama parecía ser el lugar indicado para encontrar la calma que había perdido en segundos.

Sus ojos oscuros se pierden en la pintura del techo, tratando de asimilar lo que había leído, pero no podía. Yoongi no entendía nada, no sabía cuál debía ser el siguiente paso y lo frustraba, estaba tan acostumbrado a saber lo que ocurría a su alrededor que la falta de información —o falta de información lógica — lo volvía loco.

Pronto su cabeza comenzó a doler, algo que le pasaba a menudo pero que no dejaba de incomodarlo. El dolor era  punzante sobre sus cienes, como si con cada latido del corazón el hormigueo comenzará a ser mas fuerte.

Suspiró y cerró sus ojos, dejando uno de sus brazos apoyado en su frente y el otro sobre su estómago. Dejó que la ceguera lo llevara a una profunda oscuridad y así se mantuvo por unos segundos, tranquilizando su respiración, tomándose el tiempo necesario para relajar las tensiones en su cuerpo.

Hasta que aquella oscuridad fue rota por una destellante luz blanca, cegante y salida de la nada. Arrebatando nuevamente la poca tranquilidad del adolescente.

El pelinegro no pudo evitar asustarse, todo aquello se sentía diferente a algún otro sueño.

La realidad era que no estaba soñando.

— Es bueno verte, mi gatito — Su sonrisa era amable pero todo su rostro demostraba cansancio.

— Abuela.... —

El Corvette C2 de YoonGi se estaciona frente a la cabaña de madera con un pequeño chirrido de los frenos. Apurado, se baja del automóvil cerrando la puerta sin cuidado alguno.

El clima es helado por lo que decide meter sus manos en los bolsillos de su buzo, mientras que con el codo empuja la puerta de vidrio. Sobre su cabeza se escucha el tintineo de una campanilla, avisándole a la persona tras el mesón sobre su llegada.

Su cabello oscuro cae sobre su frente en cortas ondulaciones que cubren la mirada penetrante del joven, es alto, aunque cualquiera era más alto que Yoongi.

Alucinando, los ojos de Yoongi miran sin disimulo el árbol de tinta que sobresale desde la parte izquierda del hombro, terminando por la anchura del prominente cuello de aquel joven sin nombre.

Al igual que el, el otro joven posee unos ojos rasgados y piel blanquecina, aunque un tono más oscuro que Yoon.

Es guapo, bastante en realidad.

— Buenas noches — Su tono de voz es brutal, tan grave que de alguna forma empieza a dudar que sea real. No se sorprende cuando esté habla en coreano— Deseas algo en especifico? —

— Si, donde queda la sección de fantasía? —   emplea un tono menos frío que de costumbre, el hablar en su idioma natal le hace sentir un poco más de confianza.

— Sígueme — Yoon no se pierde la sonrisa del mas alto, era extrañamente cuadrada.

Lo dirige entre varias estanterías hasta llegar a casi al final de los pasillos.

— Aquí es — señala las estanterías tras su espalda. Yoongi sólo asiente para infiltrarse entre los libros.

Después de unos minutos el joven habla nuevamente. — Soy Kim Taehyung, de Daegu —

Analiza un poco sus palabras, le parece extraño los datos adicionales, pero la expresión relajada y los ojos llenos de brillante alegría despejan sus dudas.

Tarda en contestar — Yoongi, también nací en Daegu — después de eso, vuelve a buscar entre las estanterías bajo la mirada atenta del más alto.

A Yoongi no le incomoda, no mucho, de alguna forma aquel muchacho no le causaba molestia alguna.

— ¿Cuántos años tienes? — pregunta a su lado, al parecer también buscando un libro.

— Tengo 17 —contesta.

— oh, eres mi hyung — se sorprendió, el chico era más alto que el, además de atlético y tenía un tatuaje. —  Yo tengo 16. Es un poco raro porque en Corea serían 17, ya sabe, el trato es diferente para un niño de 16 que a uno de 17 — la verdad Yoongi no encontraba diferencia, pero lo dejo estar—   Aunque no me quejo del todo, ayer una abuelita me regalo una hamburguesa porque decía que un niño no debía estar trabajando por aquí ¡fue genial! — Río un poco, la emoción del menor le causó un poco de ternura

— Yoongi-Hyung, que busca exactamente? Me gustan las historias de fantasía, puedo ayudar —Pregunto mirando varios libros de la estantería con una mueca de concentración. Llevando un dedo a sus labios y picando sobre ellos.

— Libro café, de cuero, puede que viejo con unas decoraciones en la cubierta en forma de ramas —

— ¿De qué va el libro? —

Tragó un poco incómodo— hadas... —

El chico no dice nada por unos segundos, hasta que parece recordar algo. Eleva su dedo, y grita un poco mientras se pierde por el lugar.

Yoongi lo mira, el chico es extraño pero no parece mala persona. Se concentra y vuelve a buscar el dichoso libro de hadas.

No pasa mucho tiempo cuando el menor vuelve con otro grito

— pensé que en las bibliotecas no se gritaba — se burló un poco, el menor sonrió con aquella extraña forma cuadrada

— Jeje, técnicamente esta es mi biblioteca — Yoongi creyó que lo decía porque estaba en su turno — Pero Min-hyung, puede ser este el libro?

Taehyung muestra el libro entre sus manos, y el joven Min parece destensarse por completo.

— Si... — susurra sin poder creerlo, ese era el libro que necesitaba.

El asiático mayor lo agarra entre sus manos, y sin poder evitarlo, sin saber cómo evitarlo, una luz aparece entre los dos cuerpos. Igual como pasó en su "sueño".

Yoongi se asusta, no sabe que hacer pero no demuestra las emociones que lo  abruman aún cuando todo aquel acto acaba.

Espera encontrarse con la cara aterrorizada del más joven pero se sorprende al descubrir una sonrisa cuadrada, le reconforta pero a la vez le causa desconfianza.

— Te estuve esperando, Hyung —

Hi! Soy nochi, dejaré algunas especificaciones que no había dejado antes, pido perdón.

Cuando la letra este en negrita es cuando hablan coreano. Cuando este en cursiva son recuerdos o pensamientos de Yoongi.

Es todo, gracias!
⠀𝓝𝓸𝓬𝓱𝓲✨