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✧ 02. Americans Breakfast

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         YOON GI CREIA QUE LO que las televisoras mostraban al público sobre el desayuno estadounidense era un engaño, pero cuando bajó las escaleras  y el olor dulzón de los hotcakes llego desde la cocina, supo que aquellas series y películas no estaban tan alejadas de la realidad.

Con pasos silenciosos tomó asiento en uno de los bancos de la cocina, mirando detenidamente como Jonathan Wang preparaba alguna bebida. Los ojo del joven asiático brillaron gustosos al descubrir de que se trataba, jugo de mandarina. Una sonrisa pequeña apareció en su rostro, el amaba aquella fruta anaranjada pero lo que mas agrado le causaba era que el señor Wang recordará ese detalle.

— Buenos dias... — susurró con una voz ronca al recién levantarse, el hombre pego un pequeño salto

— ¡Por Yeong Seong! — Yoongi quiso  reír de la mueca en el rostro contrario, pero aun así mantuvo la compostura

el dedo índice del mayor se movió frente al rostro de Yoongi, su boca se entre abrió buscando palabras para regañar al joven min, pero aun así no pudo decirle nada, lo dejo estar al saber que el menor solo se burlaría de él. Tenia razón en lo último, Yoongi se estaba muriendo de risa en ese momento, internamente.

Los ojos chocolates de Yoongi lo siguieron, viendo como el hombre le servía un gran vaso de jugo de mandarina y una porción perfecta de las pequeñas tortillas dulces.

— Tengo que ir a la panadería ¿podrías llevarle el almuerzo a Jackson? — recogió su chaleco y guardo las llaves del mesón en sus bolsillo, despidiéndose con torpeza.

— Si, claro — contestó con una sonrisa burlona, terminando de masticar su pancake, escuchando como el hombre abría la puerta principal

tampoco es como si tuviera otra opción...

— bien. ¡Tus llaves están en el abrigo, no olvides tu almuerzo como el tonto de tu primo! — grito lo último al estar ya fuera de la casa.

El chico se atragantó, escupiendo pequeños trozos de su desayuno en una servilleta. Sus orejas se pintaron de un caluroso rojo, igual que todo su rostro. Al parecer el primo Jackson no iba a ser el único bebé mimado de la casa.

Las manos blanquecinas del joven
Min se aferraron al volante de su corvette c2, la lluvia caía y los vidrios del auto negro se empañaban, permitiéndole al de cabellos oscuros un poco de tranquilidad antes de lo que consideraba una tormenta.

El no era de las personas que se ponían nerviosas, no exteriormente. Ni mucho menos de las personas que le importaban la opinión de los demás, pero aún así estaba tenso, ansioso. Se cuestionaba a el mismo cada minuto que pasaba dentro del coche, no sabía si lo que estaba haciendo era lo correcto.

Iba a ir a la preparatoria a perder el tiempo en cosas que ya le habían enseñado, perder el tiempo mientras tenía que dirigir una compañía, su compañía. Hyben Corp estaba en excelentes manos, pero aun siendo de esa forma, Yoongi necesitaba total control de la situación. El hecho de estar escondió en un pueblo fantasma, buscando respuestas que hasta la fecha parecían invisibles, hacia flaquear su tranquilidad.

Tenía tres semanas en aquel lugar, y no había encontrado nada.

No me preparaste para esto, Min Yeong Seong

Relajó su expresión y con la mochila en sus hombros y la música apaciguando leve el ruido del exterior, cerro la puerta del chevrolet. El sonido del seguro llamo la atención de los estudiantes de Forks High, todos observaron como el asiático bajaba del auto, pero él no se detuvo a mirarlos. Ignoró cada uno de los comentarios racistas y chismosos, solo siguió su camino, mirando hacia el frente y trazando una línea. No te acerques.

Pero parece que alguien no entendió aquel mensaje. Un chico de cabello negro grasoso y ojos marrones detuvo su paso. Desde que comenzó a hablar no pareció volver a cerrar la boca ni para respirar.

— Y es genial, sabes yo tengo descendencia asiática ¿si me estas entendiendo, sabes ingles? — claro, porque Yoongi estudiaría en un Colegio americano sin saber inglés.

— ¿estabas diciendo algo? — contestó, sacando un audífono de su oreja, con un perfecto inglés, mucho mejor que las incoherencias del tal Erik.

El chico paro de divagar y un sonrojo cubrió su rostro,  Yoongi coloco denuevo el audífono y pasó por su lado. Sin darle el tiempo para contestar.

Siempre funciona

Vació el contenido de su mochila en el casillero que le indicaron, sin tener problemas en encontrarlo. Hace dos semanas Harold Greene, director y amigo de Jonathan, se había encargado personalmente de llevarlo a conocer todas las instalaciones. Gracias a eso ese día no estaba perdido.

Dejando solo en su mano el libro de biología y un lápiz. Cerro su casillero con fuerza y camino directo a la clase de biología . Se había demorado un poco mas de lo previsto, por lo que los estudiantes ya estaban en sus puesto, mientras que el señor Molina le indicaba a una chica de cabello castaño algo. Poco le importo a Yoongi, solo irrumpió en el salón, cortando las palabras de la incomoda chica.

— Señor Min, es un gusto tenerlo aquí — los ojos oscuros del joven hicieron temblar la sonrisa del profesor

El de cabellera negra asintió y se sentó en uno de los puestos desocupados, se decidió por el que no tenía un compañero. Ya que en filas anteriores, un chico de cabello cobrizo parecía querer matarlo. Sus ojos se cruzaron y no pudo evitar sorprenderse al encontrar la misma tonalidad dorada de aquel chico del bosque. El color era hermoso, pero aun así no llegaban a compararse con los ojos del de cabellos rizados.

Paró de mirarlo, y de divagar en su mente, cuando su cabeza dolió. Necesitaba una taza de café.

Despues de eso pudo seguir las clases tranquilo, al parecer la chica de cabellos castaños de la clase de biología era otro nuevo estudiante. Por ello los susurros sobre el se hicieron más bajos, internamente agradecía la aparición de Isabella Swan. Alguien tímida aunque impredecible, no era fácil fácil leer, puede que hasta un poco insípida.

Pero eso no le importaba en lo mas mínimo a Yoon Gi. El lo único que quería era entregarle la funda del almuerzo a Jackson y perderse por algún lugar, sin ruidos molestos.

Lo encontró en la cafetería, rodeado de chicos que parecían ser parte de algún club deportivo, su altura era la misma que Yoongi pero aún así sus cuerpos tenían mayor masa muscular.  El bebé Wang sonreía abiertamente mientras robaba la comida de sus amigos, esa fue la señal para el de ojos oscuros.

Suspiró y camino hacia el, sin ganas de soltar alguna palabra frente a esos idiotas que lo miraban para nada agradable. Los ojos cafes de Jackson lo enfocaron rápidamente cuando uno de los chicos lo codeó, señalando la figura de Yoongi.

— ¡Hyung! — corrió a su dirección, gritando como un niño emocionado, eso tomó por sorpresa a los deportistas. También llamando la atención de los demás estudiantes

Empujó la funda de almuerzo a la cara del más joven, cuando este intento abrazarlo.

—Tu almuerzo... — susurró.

— Bro, gracias por traerlo — el de ojos chocolate suspiró al saber que seguía— ¡estoy tan feliz de que estés aquí! ¿Quieres que te presente a mis amigos? ¡Pasemos tiempo juntos! — si fuera un gato ya le hubiese aruñado la cara a su primo

Sin darse cuenta lo había llevado a una mesa aparte, el chico había olvidado a sus amigos. Ese era el don de Jackson, te envolvía sin darte cuenta, era como un sol que te cegaba y con aquella luz te hipnotizaba para que hicieras todo lo que él quisiera.

Así fue como el se encontraba comiendo junto a su primo, quien no paraba de decir lo alegre que estaba. Igual que como le había comentado durante todas las semanas desde que había llegado.

Aunque no lo admitirá en voz alta, quería a su primo, pero ya estaba cansado de la melosidad de este.

— si si, come tu hamburguesa —. Fue lo único que se le ocurrió para que se callara, pero aun con las mejillas llenas de comida seguía soltando algunos sonidos que Yoongi traducía como estoy muy feliz.

Solo negó con la cabeza y miró a otra dirección, no quería ver el desastre que era su primo comiendo. Sus ojos buscaron algo en la puerta de la cafetería, fue como si el viento susurrara en su oído.

Lo vio y nuevamente sintió aquella atracción magnética que sólo ese par de ojos dorados podía provocar.

— Jasper... —

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