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𝗡 ࿐「 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 15 」

«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝗊𝗎𝗂𝗇𝖼𝖾»... [15]

❝𝗜𝗱𝗲𝗻𝘁𝗶𝗱𝗮𝗱❞


Esa noche, después de la inquietante visita del hombre que había intentado entrar en la casa, Kim se acostó con la mente completamente revuelta. No podía quitarse de la cabeza la escena del joven, aquel muchacho frágil y silencioso que de pronto había demostrado una fuerza tan aterradora que parecía inhumana. Había algo en él, algo que no lograba entender. ¿Cómo era posible que alguien como él, alguien tan retraído y dañado, pudiera tener esa clase de poder? No había respuestas, solo más preguntas que lo atormentaban.

Los pensamientos de Kim lo llevaron al borde del agotamiento, y eventualmente, su mente cedió al peso del cansancio. El sueño lo arrastró como un manto oscuro, envolviéndolo en una realidad distinta, una más siniestra, llena de sombras y ecos distantes.

En su sueño, Kim se encontró en un pasillo estrecho y oscuro. Las paredes, húmedas y frías, parecían cerrarse a su alrededor, opresivas. No sabía cómo había llegado allí, pero lo que sí sabía, con una certeza aterradora, era que tenía que seguir adelante. Algo, o más bien alguien, lo llamaba desde el final de ese pasillo interminable. Sus pies descalzos hacían eco en el suelo de piedra mientras avanzaba con cautela, con el corazón acelerado.

A medida que caminaba, comenzó a escuchar un sonido que lo perturbó profundamente. Al principio, era un murmullo lejano, un gemido débil que apenas podía reconocer, pero luego se fue intensificando, convirtiéndose en un grito desesperado. Era una voz que conocía.

━ ¡Ayuda! ¡Ayúdame!

El corazón de Kim se detuvo por un segundo al reconocer aquella voz. Era él. El muchacho que había estado cuidando, aquel que nunca hablaba, estaba ahora gritando con desesperación, pidiendo auxilio como si su vida dependiera de ello.

Kim corrió, sus pasos resonando con más fuerza mientras el pasillo se alargaba, como si nunca fuera a llegar al final. Las sombras se movían a su alrededor, retorciéndose, observándolo. Podía sentir sus ojos invisibles clavados en su piel, pero no se detuvo. La voz se hacía cada vez más fuerte, más aterradora, como si el tiempo se estuviera agotando.

Finalmente, llegó al final del pasillo. Ante él se encontraba una puerta pesada de metal, oxidada y vieja, como si no hubiera sido abierta en siglos. Kim la empujó con todas sus fuerzas, sus manos temblando, su respiración agitada. La puerta se abrió lentamente, revelando una celda oscura.

Allí, en el centro de la celda, estaba el muchacho. Estaba arrodillado en el suelo, sus brazos atados a gruesas cadenas que lo sujetaban al suelo como si fuera un prisionero. Su cuerpo estaba cubierto de sombras que lo rodeaban, envolviéndolo como criaturas vivientes. Gritaba con todas sus fuerzas, pero su voz se ahogaba entre las sombras que parecían devorarlo poco a poco.

━ ¡Ayúdame! ━ gritó de nuevo, con los ojos llenos de terror ━. ¡No me dejes aquí!

Kim intentó entrar en la celda, pero algo lo detenía. Las sombras que rodeaban al joven se alzaron, formando figuras grotescas, alargadas, como si fueran seres de otro mundo. No tenían rostro, pero sus cuerpos oscilaban y se contorsionaban de manera inhumana, bloqueando su paso.

━ ¡Déjenlo! ━ gritó Kim, pero su voz parecía no tener efecto. Las sombras no se movieron.

El joven intentaba liberarse de las cadenas, su rostro deformado por la desesperación. Las sombras lo envolvían más y más, hasta el punto de que casi no se podía ver su cuerpo. Kim extendió la mano, intentando alcanzarlo, pero una barrera invisible lo detenía. No podía hacer nada, estaba impotente.

━ ¡Kim! ━ la voz del joven se quebró mientras las sombras lo arrastraban aún más hacia la oscuridad ━. ¡Por favor! ¡No me dejes aquí!

El dolor en su voz fue desgarrador. Kim gritó, golpeando la barrera con todas sus fuerzas, sintiendo cómo su corazón se rompía al ver al joven desaparecer poco a poco, devorado por las sombras.

━ ¡No! ━ gritó con todas sus fuerzas, pero el silencio fue lo único que le respondió. Las sombras habían terminado su trabajo. El joven ya no estaba. Solo quedaba un vacío inmenso y un eco de su último grito.

Kim se despertó de golpe, su respiración agitada y su corazón latiendo con fuerza. El sudor frío cubría su frente, y el peso del sueño aún se sentía en su pecho, como si fuera algo más que una pesadilla. Miró a su alrededor, buscando una señal de que todo había sido solo un mal sueño, pero la sensación de opresión seguía presente.

El cuarto estaba en completa oscuridad, salvo por la luz tenue de la luna que se filtraba por la ventana. El reloj en la pared marcaba las tres de la mañana. Kim se sentó en la cama, con el corazón todavía palpitando rápido. Sabía que no podía ignorar lo que había soñado. Había algo oscuro y profundo en el pasado de aquel joven, algo que hasta ahora no había querido confrontar, pero ya no podía seguir ignorándolo.

El sueño, aunque aterrador, había sido una advertencia, una señal de que debía actuar. Se levantó de la cama, decidido. Si quería proteger al joven, si quería salvarlo de esas sombras que lo acechaban incluso en sus recuerdos, tendría que descubrir la verdad, sin importar cuán oscura fuera.

A partir de ese momento, Kim supo que no habría vuelta atrás. No podía seguir pretendiendo que todo estaba bien. Las sombras en su sueño, la desesperación en los ojos del joven, todo apuntaba a algo mucho más profundo y siniestro. Y Kim estaba decidido a desentrañarlo, sin importar los riesgos.

Respiró hondo, mirando por la ventana hacia la oscuridad de la noche. El tiempo corría, y él no podía permitirse esperar más. Tenía que descubrir la verdad sobre el joven antes de que las sombras lo reclamaran de nuevo, esta vez en el mundo real.

El silencio reinaba en la casa mientras Kim se movía inquieto por la sala. La idea de descubrir finalmente la verdad sobre el joven que vivía con ellos lo llenaba de ansiedad, pero también de una extraña mezcla de miedo y alivio. Su madre, Suje, lo había dejado claro la última vez que hablaron: para ayudar verdaderamente a ese muchacho, debían averiguar quién era en realidad, y la única forma de hacerlo era hablar con el colega de Suje, quien trabajaba en un hospital psiquiátrico. Ese colega había sido quien le alertó sobre el posible vínculo entre él y una persona desaparecida. Pero, hasta el momento, todo lo que tenían eran suposiciones y conjeturas.

La mañana era fría, nublada, como si el clima mismo reflejara la tensión que Kim sentía en su interior. El joven aún dormía arriba, ajeno a todo lo que estaba sucediendo a su alrededor. Kim se acercó a la ventana y observó el jardín, tratando de calmarse, pero los pensamientos seguían girando en su mente.

━ Es hoy o nunca ━ dijo Suje de repente, rompiendo el silencio mientras se acercaba a él.

Kim asintió, sabiendo que tenía razón. Habían decidido llevar las huellas del chico al colega de Suje, en busca de respuestas definitivas. Si él realmente era la persona desaparecida que mencionaba el informe, al menos tendrían un punto de partida. Y si no lo era... la idea de que ese joven pudiera no existir en ninguna base de datos era aún más inquietante.

━ ¿Estás listo? ━ preguntó Suje, con la mirada firme pero comprensiva. Sabía lo difícil que esto era para su hijo.

Kim respiró hondo y asintió de nuevo. Había una mezcla de determinación y temor en su mirada. No sabía qué esperar, pero lo que sí sabía era que no podía seguir viviendo con la incertidumbre.

El trayecto hasta el hospital psiquiátrico fue silencioso, ambos inmersos en sus pensamientos. Suje conducía con manos firmes en el volante, mientras Kim miraba por la ventana, observando cómo los edificios pasaban en un borrón. Había tantas preguntas que necesitaban respuestas, y con cada kilómetro que recorrían, la ansiedad de Kim aumentaba.

Al llegar al hospital, fueron recibidos por el colega de Suje, un hombre mayor con el semblante severo, pero con una amabilidad que se reflejaba en sus gestos.

━ Suje ━ saludó el hombre, estrechando su mano ━. Kim. Gracias por venir.

━ Gracias por recibirnos ━ respondió Suje con una sonrisa tensa, señalando a su hijo ━. Él es mi hijo, y estamos aquí para aclarar la situación sobre el joven del que hablamos.

El hombre asintió y los condujo a su oficina, donde una luz fría iluminaba el espacio de paredes blancas y estanterías llenas de archivos. Kim sintió una opresión en el pecho mientras se sentaba frente al escritorio, observando cómo Suje sacaba del bolso la hoja con la huella del chico.

━ Lo que queremos es verificar si el joven que vive con nosotros coincide con el hombre desaparecido que mencionaste ━ explicó Suje, entregándole el papel ━. Tenemos sus huellas, y queremos saber si podemos confirmar su identidad.

El hombre tomó el papel con cuidado, observándolo detenidamente antes de asentir.

━ Entiendo. Haremos la verificación con las bases de datos que tenemos, pero debo advertirles que este tipo de procesos pueden ser largos y, en algunos casos, no siempre concluyentes.

━ Lo sabemos ━ intervino Kim, con la voz tensa ━, pero necesitamos saber quién es. No podemos seguir sin respuestas.

El colega de Suje asintió de nuevo y comenzó a teclear en su computadora, ingresando la información que tenían. Kim observaba cada uno de sus movimientos con nerviosismo, esperando algún tipo de señal, una pista que lo tranquilizara, aunque fuera solo un poco.

Pasaron varios minutos en un silencio casi insoportable, mientras el hombre revisaba varias bases de datos. Kim sentía como si cada segundo se alargara indefinidamente, como si el tiempo estuviera jugando en su contra. Finalmente, el hombre se detuvo, frunciendo el ceño.

━ Esto es... extraño ━ dijo, mirando la pantalla con incredulidad.

Kim se tensó en su asiento.

━ ¿Qué es extraño? ━ preguntó Suje, inclinándose hacia adelante.

El hombre giró la pantalla hacia ellos, mostrando los resultados de la búsqueda. Había varias columnas de datos, pero ninguna de ellas ofrecía información útil.

━ No hay ningún registro ━ dijo el hombre, señalando la pantalla ━. No aparece en ninguna base de datos. Ni como el hombre desaparecido ni como cualquier otra persona registrada. Es como si... no existiera.

El corazón de Kim dio un vuelco. Lo que tanto temía estaba sucediendo. El joven no era el hombre desaparecido, pero tampoco era nadie más. No había ninguna identidad asociada a él. Ningún nombre, ningún historial. Solo vacío.

━ ¿Cómo es posible? ━ preguntó Kim, tratando de mantener la calma ━. ¿Cómo puede no haber ningún registro?

El hombre se encogió de hombros, claramente desconcertado.

━ Hay muchas razones por las que esto podría ocurrir. Tal vez su identidad fue borrada de alguna manera, o tal vez nunca fue registrada en primer lugar. En algunos casos, si una persona ha estado viviendo en la clandestinidad o bajo circunstancias extremas, esto puede suceder. Pero es muy inusual.

Suje miró a su hijo, compartiendo su desconcierto y preocupación. Kim sentía como si el suelo se desmoronara bajo sus pies. Durante todo este tiempo, había esperado encontrar una respuesta, algo que les diera claridad. Pero en lugar de eso, ahora tenían más preguntas.

━ ¿Qué hacemos ahora? ━ preguntó Kim en voz baja, sintiendo que la realidad lo aplastaba.

El hombre miró a Suje y luego a Kim, suspirando.

━ Lo único que pueden hacer es seguir investigando por su cuenta. Si este joven está huyendo de algo o de alguien, es posible que nunca obtengan respuestas oficiales. Pero lo que está claro es que necesitan protegerlo. Si no tiene identidad, es probable que esté en mayor peligro de lo que pensaban.

Kim asintió, procesando las palabras. Sabía que ahora la responsabilidad era aún mayor. No sabían quién era ese chico, pero lo que sí sabían era que debían protegerlo, sin importar las circunstancias.

━ Gracias por tu ayuda ━ dijo Suje finalmente, rompiendo el silencio.

Salieron del hospital en silencio, ambos conscientes de que el misterio sobre el joven era más profundo de lo que jamás imaginaron. Y ahora, debían decidir cómo enfrentarlo.

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Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09

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