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. ࿐「 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 12 」

«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝖽𝗈𝖼𝖾»... [12]

❝𝗧𝗿𝘂𝗲𝗻𝗼❞

Una tarde lluviosa, el sonido de los truenos comenzó a resonar con más fuerza en la distancia, llenando la casa de una atmósfera inquietante. Kim se encontraba en la sala, mirando cómo las gotas de lluvia golpeaban las ventanas, mientras el ambiente se impregnaba de un silencio casi absoluto. El chico que había llegado hacía apenas unos días estaba sentado en un rincón del sofá, observando el exterior con la misma expresión de desconcierto que mostraba cada vez que algo inesperado sucedía.

El primer trueno fuerte lo sorprendió. El eco retumbó a través de las paredes, sacudiendo los cimientos de la casa como si el mismo cielo se hubiera abierto de golpe. Fue en ese momento que Kim notó un cambio brusco en la postura de su silencioso acompañante. Sus ojos se abrieron de par en par y su cuerpo se tensó como un resorte a punto de romperse. De repente, lo vio cubrirse los oídos con ambas manos y encogerse en el sofá, como si intentara desaparecer en la tela.

Kim se levantó de inmediato, pero mantuvo cierta distancia, sabiendo que acercarse demasiado rápido podría empeorar la situación. Observó cómo el chico respiraba con dificultad, cada trueno haciendo que su pánico aumentara. Parecía como si estuviera reviviendo algún tipo de experiencia traumática, una que Kim no lograba comprender del todo, pero que sin duda lo asustaba profundamente.

Otro trueno sacudió el cielo y el chico tembló violentamente, escondiendo su rostro entre sus brazos. Kim frunció el ceño, intentando recordar lo que había aprendido sobre el manejo del trauma. Sabía que las personas que habían pasado por situaciones terribles a veces reaccionaban de manera inesperada ante estímulos externos, como los ruidos fuertes o los cambios repentinos en su entorno. Este parecía ser uno de esos casos.

Con un tono suave, Kim se acercó un poco más.

━ Hey, todo está bien ━ susurró, tratando de sonar calmado ━. Estás a salvo aquí, no va a pasarte nada.

Pero sus palabras parecían no atravesar el velo de miedo que envolvía al chico. Su respiración se aceleraba cada vez más, sus manos aún cubrían sus oídos, y sus ojos permanecían cerrados, como si intentara bloquear por completo la realidad que lo rodeaba.

Kim sabía que tenía que intentar algo diferente. Recordó una técnica de grounding, algo que había leído en un artículo sobre cómo calmar a personas que sufrían de ataques de pánico o estrés postraumático. La clave estaba en ayudar a la persona a conectar con el presente, con su entorno inmediato, usando objetos familiares.

Mirando a su alrededor, sus ojos se posaron en un pequeño cojín que solía estar siempre en el sofá. Sabía que el chico lo había usado varias veces para abrazarlo mientras veía televisión o simplemente se sentaba en silencio. Quizás ese cojín podría servir como un ancla para devolverlo a la realidad.

Kim lo tomó rápidamente y se lo ofreció.

━ Aquí, sujeta esto ━ dijo, colocando el cojín entre las manos temblorosas del chico ━. Siente la textura, concéntrate en cómo se siente en tus manos.

El chico abrió los ojos lentamente, pero su mirada estaba perdida. A pesar de todo, sus manos comenzaron a apretar el cojín con fuerza, como si eso le diera alguna seguridad, aunque mínima. Sin embargo, el temblor en su cuerpo seguía siendo evidente, y su respiración aún era errática.

Otro trueno resonó, y el chico se estremeció nuevamente, apretando el cojín con más fuerza. Kim comenzó a sentir una creciente frustración; no por la situación, sino por su incapacidad para ayudarlo de manera efectiva. Parecía que nada de lo que hacía era suficiente para calmarlo.

Decidido a no rendirse, Kim decidió intentar una última cosa. Recordó que, en situaciones anteriores, el contacto físico había sido un recurso útil para reconfortar a alguien en medio de un ataque de pánico, siempre y cuando la persona estuviera receptiva. Kim no podía estar seguro de cómo reaccionaría el chico, pero decidió arriesgarse.

Se acercó con cautela, sentándose en el sofá junto a él. Extendió su brazo con lentitud y, con la mayor suavidad posible, lo colocó sobre los hombros del chico, ofreciéndole un abrazo cálido y protector.

━ No estás solo ━ murmuró, manteniendo su voz baja y calmada ━. Estoy aquí contigo. No dejaré que nada te pase.

El chico seguía tenso, su cuerpo rígido bajo el abrazo de Kim. Pero poco a poco, a medida que los segundos pasaban, Kim notó una ligera disminución en la intensidad de su respiración. El temblor en sus manos no desapareció por completo, pero ya no era tan violento como antes. Aunque los truenos continuaban resonando en la distancia, el chico parecía estar comenzando a relajarse bajo el tacto reconfortante de Kim.

━ Todo va a estar bien ━ repitió Kim, estrechando un poco más el abrazo ━. Solo escucha mi voz. No hay nada de qué tener miedo aquí.

Pasaron varios minutos en silencio, y Kim no lo soltó ni por un instante. Finalmente, el chico dejó caer sus manos, soltando lentamente el cojín que había estado apretando con tanta fuerza. Aunque su mirada seguía perdida, ya no estaba completamente dominado por el pánico.

El abrazo de Kim parecía haber hecho efecto, creando una burbuja de seguridad en medio de la tormenta que aún rugía afuera. No era una victoria completa, pero era un paso adelante, un pequeño momento de conexión en medio del caos.

El sol apenas comenzaba a asomarse por las montañas, iluminando lentamente el paisaje con un resplandor suave y dorado. La casa estaba en silencio, solo el sonido de las aves que comenzaban a cantar marcaba el inicio de un nuevo día. Suje, como de costumbre, había madrugado para preparar el desayuno, aunque sus pensamientos estaban lejos de las tareas diarias.

Desde la cocina, podía ver a Kim y al chico a través de la ventana que daba hacia la sala. Estaban sentados en el sofá, en una especie de calma compartida. Kim hablaba en voz baja, mientras el chico, como siempre, escuchaba en silencio. No había necesidad de palabras; el vínculo que estaban formando era palpable, casi visible en el aire entre ellos. Suje sonrió, sintiendo una oleada de orgullo al ver cómo su hijo había logrado acercarse a alguien que, al principio, parecía tan inalcanzable.

━ Kim tiene una capacidad increíble para conectar con los demás ━ murmuró Suje para sí misma mientras revolvía la olla de avena ━. Siempre ha sido así, incluso cuando era pequeño.

Pero a pesar del calor que esa imagen le provocaba, una sombra de preocupación también se asentaba en su corazón. Sabía que había algo más, algo que ninguno de ellos entendía del todo, y que ese joven, aunque ahora más tranquilo, cargaba con un pasado que seguía siendo un misterio.

Suje suspiró, dejando la cuchara a un lado. Se acercó a la ventana y observó cómo Kim le entregaba al chico un cuaderno de bocetos, probablemente sugiriéndole que dibujara algo. El chico aceptó el cuaderno con torpeza, su expresión seria, pero no completamente cerrada. Había progreso, eso era innegable, y Suje no podía evitar sentirse orgullosa de su hijo por todo el esfuerzo que estaba poniendo.

Sin embargo, había algo más. Una inquietud que no podía sacarse de la cabeza. Había algo oscuro en los ojos del chico, una especie de tormento que Kim aún no podía ver, pero que Suje, con la experiencia de los años, había percibido desde el principio. Era sutil, escondido detrás de la aparente fragilidad, pero estaba allí, acechando en las sombras.

━ No es normal que alguien llegue en ese estado ━ susurró Suje para sí misma ━. Nadie llega así sin haber pasado por algo terrible.

Se acercó a la mesa, donde había dejado algunos de los dibujos que el chico había hecho en los últimos días. Eran crudos, casi infantiles en su ejecución, pero la oscuridad que contenían era innegable. Figuras vestidas de blanco, una cueva negra que parecía absorber todo el espacio en el papel. Era inquietante, pero Suje intentaba no precipitarse en sus juicios. No sabía si esos dibujos eran simples reflejos de pesadillas o de recuerdos que el chico no podía expresar de otra manera.

Kim, por su parte, parecía menos preocupado por los dibujos. Para él, cualquier progreso en la comunicación del chico era un avance, una señal de que poco a poco estaba abriéndose. Suje lo entendía, pero también sabía que no podían ignorar las señales.

━ Algo lo ha marcado profundamente ━ pensó Suje, recordando los momentos en los que el chico se sobresaltaba por los ruidos fuertes o las miradas perdidas que a veces tenía, como si su mente estuviera atrapada en algún lugar del que no podía escapar.

Volviendo a la cocina, Suje sirvió dos platos de avena caliente, sabiendo que Kim no tardaría en entrar para desayunar. Mientras colocaba las cucharas en la mesa, pensó en lo que podría decirle. Kim siempre había sido fuerte, pero Suje no quería que se viera arrastrado a algo que pudiera lastimarlo también. Ese chico, aunque claramente vulnerable, tenía un pasado oscuro, y Suje no estaba segura de si era algo que Kim podría manejar solo.

━ No puedes protegerlo de todo, pero tampoco puedes ignorarlo ━ se dijo Suje, frotándose las manos mientras pensaba en cómo abordar el tema con su hijo.

Finalmente, Kim entró en la cocina con su habitual energía matutina, seguido de cerca por el chico, que caminaba unos pasos detrás de él, siempre en su sombra, pero con una expresión ligeramente más relajada que cuando había llegado.

━ Buenos días, mamá ━ saludó Kim con una sonrisa, mientras tomaba asiento ━. Hoy parece que va a ser un buen día, ¿no crees?

Suje le devolvió la sonrisa, pero sus pensamientos seguían ocupados.

━ Sí, parece que el clima va a mejorar ━ respondió, sirviendo la avena en sus platos ━. ¿Cómo están ustedes dos?

Kim levantó la vista y asintió, como siempre, lleno de optimismo.

━ Mejorando. Creo que está empezando a sentirse más cómodo aquí. Todavía no habla, pero... creo que estamos avanzando.

Suje observó cómo el chico se sentaba lentamente, sus manos aún algo nerviosas mientras tomaba la cuchara. Era un progreso, sí, pero ¿a qué costo? Sabía que había mucho que no sabían de él, y que probablemente Kim se estaba acercando a un abismo que no comprendía del todo.

━ Me alegra que estés ayudándolo, Kim ━ dijo Suje finalmente, su voz suave pero cargada de un trasfondo de preocupación ━. Pero solo... ten cuidado. No siempre sabemos lo que alguien ha pasado, y algunas heridas no son fáciles de sanar.

Kim la miró, confuso por el tono de su madre.

━ ¿Por qué lo dices?

Suje suspiró, bajando la vista hacia los dibujos en la mesa.

━ Solo... es una sensación. No te estoy diciendo que dejes de ayudarlo, pero ten en cuenta que podría haber cosas que no podemos entender del todo.

Kim asintió lentamente, aunque Suje sabía que él aún no comprendía la magnitud de lo que intentaba decirle.

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Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09

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