"𝖧𝖺𝗒 𝖾𝗌𝗍𝗋𝖾𝗅𝗅𝖺𝗌 𝖾𝗇 𝗍𝗎 𝗋𝗈𝗌𝗍𝗋𝗈"
Los dones se conceden a la tierna edad de cinco años, algunos dicen que provienen como herencia del paraíso escondido llamado "Encanto", otros dicen que nos fue traído por una flor dorada con una bella canción, también se cuenta que puede ser fruto de la merylia debajo del mar, o de los antiguos dragones de oriente. No importa de donde venga, cada vida recibe un encanto diferente, y hoy era el turno del pequeño Felix.
―¡Hoy recibiré mi don! ―canturreo emocionado.
Deseaba verlo rápido, saber ¿Qué sería?, ¿Cómo se manifestaría? Por eso dio un casi salto de la cama y corrió al baño. Un chillido inconforme escapo de sus labios, Felix no pudo evitar llorar al verse en el espejo.
―¿¡Por qué tengo estas cosas en la cara!? ―exclamó indignado.
Le habían tocado unas lindas pecas color café claro en su rostro, pero a él no le gustaron. Lee quería tener algo genial, como el cabello menta de su hermano Yoongi, o el cabello bicolor rosa y verde de su primo BangChan. Toda su familia tenía dones manifestados en su cabello, más él tendría que vivir con esas, según el propio Felix, feas manchas en su cara.
―¿Fefi? ¿Qué pasó? ―preguntó su hermano mayor entrando en la habitación.
El niño rubio se escondió en la bañera, cerrando la cortina de esta. Se quitó las pantuflas y los calcetines, los dejó fuera de la bañera y encendió encendió agua.
―Nada, me estoy bañando ―mintió en voz alta.
―Ah bueno ―mintió su mayor también.
El pelimenta abrió la puerta y entró en silencio, una linda sonrisa apareció en su rostro cuando vio el calzado de su hermanito en el piso. Faltaba la ropa de vestir, preparar las toallas y lo principal: Felix nunca cerraba la cortina, sino la puerta.
―Fefi, nunca cierras la cortina ¿Por qué lo hiciste? ―dijo sentado en el piso del baño, mirando hacia la ducha.
―No quiero que me veas ―dijo con la voz triste.
―¿Ya tienes tu don? No creo que sea tan malo ―comentó.
―¡Es feo! ―hizo berrinche.
―El pelo menta también es feo ―dijo Yoongi divertido.
―¡Mentiroso! Tu cabello es genial, igual que el de BangChan hyung.
Lee mayor suspiró, el niño era terco como una mula.
―Son lindos colores, pero cuando tenía tu edad todos los niños se burlaban de mí, me dijeron cosas como "cabeza de lechuga", "helado de menta", de hecho ¿Recuerdas a Jimin? ―preguntó con ganas de reírse.
―Sí, tenía cabello de zanahoria ―dijo Félix sin poder contener la risa.
―Bueno, yo era la hoja de la zanahoria.
El niño comenzó a reír por lo que decía su hyung, pronto movió la cortina dejándose ver.
―Te ves precioso, ¿Tu don está en esas pecas verdad? ―dijo ayudando a Félix a salir de la bañera.
Él asintió un poco preocupado.
―No me gustan mucho, pero espero que el don sea bueno.
―Probemos a ver qué pasa ―sonrió el mayor.
Lee menor asintió y tocó sus pecas mirando a su hermano, de pronto su boca se abrió de estupefacción.
―¿T-Te gustan los niños y te da miedo que papá y mamá se enojen por eso?
Yoongi asintió, tan sorprendido como su hermanito, quien después de eso lo abrazó tan fuerte como pudo.
―No tengas miedo hyung, a mi no me importa si te gustan niños o niñas, igual eres el mejor hermano del mundo ―. Lo miró y continuó abrazándolo.
Desde ese día Lee Félix recibió el don de leer los secretos y preocupaciones de las personas.
En la escuela no todo era tan fácil como en casa, la familia Lee se esforzaba por hacer que Félix se sintiera bien con el atributo que vino con su don, pero en clases a veces sus compañeros se burlaban de eso.
Sus compañeros le llamaban "cara sucia", "cara manchada" y cosas ofensivas por ese estilo. Incluso frotaban su rostro con pañuelos de forma agresiva simulando limpiarlo.
Un día de esos, terminó en una banca, situada en un patio poco concurrido de la escuela, cabizbajo con el rostro rojo.
―Tienes estrellas en tu rostro ―dijo una voz sacando a Félix de sus pensamientos.
El rubio miró a su costado, viendo como un chico más alto que él se sentaba a su lado.
Fefi tocó su rostro enrojecido buscando alguna información sobre el chico.
―Tu mamá está enferma y te da miedo que muera ―dijo apenado.
―Adivinaste…Bueno, tus estrellas lo hicieron ―suspiró.
―¿Cuál es tu don? ―el rubio lo miro curioso.
El castaño de mirada sería señaló a su arete plateado, con una cruz que colgaba de él.
―Puedo saber si la gente está enferma o no ―hizo una mueca de inconformidad.
―¿Probarías conmigo? ―abrió los ojos y parpadeó como un cachorro.
―Bien, ¿Cómo te llamas?
―Félix ¿y tú?
―Changbin, mucho gusto.
Sonrió y luego tocó su arete haciendo balancear la cruz.
―Tendrás gripe en un mes, cuídate ―habló deteniendo el balanceo de su arete.
―Gracias, por lo de las pecas también ―sonrió.
Desde ese momento Félix se sintió cada vez más a gusto con Changbin, lo veía como un chico lindo, amable, con mucha actitud, alguien con quien siempre quería estar.
Por desgracia, la vida no era un jardín de rosas para todos.
Sus padres descubrieron el secreto de Yoongi, obligando al mayor a marcharse a Estados Unidos, Lee menor en cambio, terminó siendo enviado a Corea Del Sur, lugar del que según sus padres saldría con una novia y una vida recta.
El problema es que Felix extrañaba a Changbin, lo extrañaba demasiado, ni siquiera había podido decirle que se iría o despedirse. Todo fue demasiado rápido.
Felix, ya de veintiún años, dejando el pasado y la esperanza de volver a ver a su amigo tenía un plan; ganar suficiente dinero para salir de Corea e irse a Estados Unidos con Yoongi.
Por lo que sabía, su hermano mayor tenia novio allá, ambos se ganaban la vida en un restaurante donde podían hacer música para entretener a los comensales, eso cuando no estaban ocupados dirigiendo la cocina, porque si, YoonGguk era su restaurante.
La idea de irse estaba cada vez más cerca de ser verdad, unos pocos días de trabajo más y por fin tomaría el avión.
Para sus padres, él estaba estudiando duro en la Universidad, y aunque sí lo estaba haciendo, quería ser transferido a un instituto americano, estudiar pastelería y no volver a separarse de su hermano.
De nuevo, Félix estaba reponiendo los postres del mostrador, el chico de las pecas trabajaba en una pastelería llamada Magnate, esto no era casual, pues se había encontrado con el mismísimo Park Jimin, quien después de enterarse lo que el pelimenta había pasado, no dudo en darle un empleo a Lee.
Cuando regresaba hacia la cocina, escuchó la puerta abrirse y volteo apresurado a ver de quien se trataba, más casi se le cae la mandíbula al ver a Seo Changbin, su amigo de la juventud, entrar llevando a una mujer hermosa del brazo.
Los ojos del castaño se abrieron en grande al verlo, pero por alguna razón respiro al ver que él llamaba "Noona" a esa mujer, para posteriormente sonreír con amabilidad. Ella lo llamó "binnie" y este señaló a Félix casi de inmediato.
El pelo rubio trago saliva, miró a su alrededor pero ningún mesero estaba cerca, con lo cual se dio a la tarea de ser él quien los atienda.
―Bienvenidos, este es nuestro menú y la sugerencia del chef, tómense su tiempo para decidir ―sonrió.
Changbin abrió la boca sorprendido.
―Las estrellas en tu rostro siguen intactas ―sonrió provocando que el muchacho tocará sus pecas con una linda sonrisa.
―Ella está embarazada y no sabe como decirle a sus padres que será madre soltera ―comentó avergonzadose al instante. ―P-Perdón, es el don.
Changbin miró a la mujer que lo acompañaba y está sonrió comprensiva, tocando el brazalete plateado con alas de ángel que traía en su muñeca.
―No tienes malas intenciones, pero te dan miedo tus pecas, que si me permites diré que son preciosas ―articulo ella.
―Gracias…
―MiJung, es mi hermana mayor, y tiene el don de ver el aura de las personas con su brazalete ―explicó Chag.
Luego de que esta confusión fue solucionada, el castaño le pidió a Lee la chance de verse después de su trabajo, a lo que este dijo que si de inmediato.
Como acordaron, se encontraron después del trabajo, la hermosa noche los acompañaba mientras caminaban por el puente sobre el río. La luz de la luna parecía hacer brillar las pecas de Félix, y eso a Changbin le encantó.
Se contaron todo, y Lee por fin pudo cobrarle por que se habían alejado todos estos años, también lo que planeaba de aquí en más.
―Igual yo, me mudaré a Estados Unidos con mi hermana, ella decidió tener al bebé allí ―relato en un suspiro.
Félix lo observó con cuidado, seguía siendo hermoso y dando esa impresión de seriedad, cuando era simpático y atento en realidad.
Al final de la velada pasó algo que Félix no se esperaba.
―Hay algo que siempre quise hacer con tu rostro ―comentó Changbin y se acercó a él.
Lee cerró los ojos, dejándose hacer, sintiendo los labios suaves de Seo sobre su mejilla derecha, la punta de su nariz, la frente, la mejilla izquierda y finalmente sus labios. Changbin había besado cada una de sus pecas, haciéndolo sentir precioso, amado. Recordando un poco lo mucho que extrañaba a su hermano y la seguridad que este le daba sobre sus pecas.
―Siempre me gustaron las estrellas en tu rostro ―se ánimo a decirle. ―Bah, siempre me gustaste tú.
Concluyó, recibiendo por respuesta un beso de Félix, un pequeño acto de cariño que expresaba más que las propias palabras. Un 'Te quiero' dicho con el tacto de sus labios juntos. Un final hermoso que ni siquiera los dones pueden predecir. Donde Félix sabía que siempre sería amado y Changbin adoraria esas estrellas por el resto de su vida.
Hi Stays! Gracias a una dinámica hermosa he podido crear esta historia con estos protagonistas que respeto mucho. Ojalá les guste♡!
Si hay multifandoms o armys leyendo esto, ojalá que les guste también ♡
Lxs amo! ♡
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