|Jeon Jungkook;

Tres meses después, había recuperado esa parte de mí que había creído perdida.

Había sido difícil, había perdido a un hermano y a la chica que de una forma incorrecta me había hecho experimentar lo que es estar enamorado.

Aunque no haya sido correspondido.

Hubieron muchos momentos incómodos, como cuando tuve que contarle la verdad a mamá, y que esta se lamentara por no haber estado atenta de que no estaba bien.

Los chicos por otra parte siempre estuvieron a mi lado y al lado de Yoongi, no iba a ser egoísta y entendía que estaban en el medio de ambos, ni de un bando ni del otro.

No había tenido más contacto con Chae Won y evitaba las cenas familiares donde estuviera ella y su familia, mis padres lo entendían por lo tanto nunca me obligaron a asistir a una. Por otro lado Yoongi había cumplido mi petición y desapareció de mi vida.

Lo agradecía, realmente.

Estuve bien por mucho tiempo, pero admito que me sentí un poco miserable y dolido cuando supe que ambos habían regresado y por supuesto que su relación ahora era formal.

No estaba contento con esa noticia pero no podía hacer nada más que masticar, tragar y continuar con mi vida.

Luego de eso todo mejoró, volví a las carreras, pero no como corredor, mi padrino había fundado una academia para niños y me ofrecí voluntariamente a entrenar a los pequeños y adolescentes. Me hacían sentir vivo y me entusiasmaba verles superarse con emoción.

No había tenido contacto con chicas, y admito que quedé varias veces con mi ex, si, esa misma que me dejó por teléfono. Los fines de semanas nos encontrábamos y charlábamos en una cafetería en el centro de Seúl. Eramos cercanos, no amigos, solo... personas que se conocen lo suficiente como para tener una buena conversación.

Junsook iba a ser papá, de una niña y estaba muy emocionado por eso, me hacía mucha ilusión tener una sobrina con la cual planear varias travesuras para su testarudo padre.

En tres meses había superado la etapa de mi vida que podría considerar la más agridulce hasta el día de hoy. Y estaba muy orgulloso de mí, por haber seguido adelante.

Ahora estaba en mi propiedad en Maldivas, frente a la playa, acostado en una hamaca con uno de mis pies rozando la arena mientras me balanceaba lentamente. El atardecer comenzaba a hacer presencia en el cielo y teñía mi rostro de naranja, tenía una sonrisa en los labios debido a las maniobras de acrobacia que intentaban hacer Taehyung y Jimin en la arena. Mientras que Namjoon le huía a las olas que intentaban arrastrarlo hasta la orilla.

Un tacto frío se aferro a mi frente y guiando mi mirada hacia arriba me encontré a Jin colocándome un poco de protector solar en el rostro.

—Cuando te salgan arrugas a mi no me vengas llorando— me dijo, mientras frotaba mi rostro. Solté una carcajada y dejé que llenara mi rostro con aquel producto de fuerte olor.

—Chicos, chicos, acabo de encontrar una estrella de mar, le he tomado una foto porque me daba miedo tocarla— comentó emocionado Hoseok mientras corría hacia nosotros para mostrarnos.

Pero antes de llegar tropezó con sus propios pies y cayó de cara a la arena, me reí, me reí al punto que en un mal gesto terminé en la arena yo también y aún así, estando posiblemente con el culo lleno de arena, continúe riendo.

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En la noche, esperé que todos estuviéramos en la sala, mayormente nos quedábamos despierto hasta tarde y veíamos alguna película o jugabamos PlayStation.

Cuando Taehyung (que era el que faltaba) apareció y se dejó caer en uno de los sofás mientras aún secaba su pelo con una toalla, me atreví a apagar el televisor arriesgándome a recibir los reproches de los chicos e incluso algún lanzamiento repentino de objeto como atentado hacia mi persona. Y me posicioné frente a ellos.

—Espero que lo que tengas que decir sea importante porque si no, juro que te golpearé— comentó Nam mirándome amenazadoramente

—¡Estaba en la mejor parte!— reprochó Jimin, haciendo berrinche como un niño pequeño.

—Ya, ya, cállense de una vez— dije y de una bolsa que traía en una de las mano saqué cinco cajas blancas medianas con unos listones rojos.

—¿Nos vas a pedir matrimonio?— preguntó Jimin burlón.

—¿A los cinco?—  le siguió el juego Taehyung

—Que mujeriego ¿No?— opinó Jin cruzándose de piernas.

—En todo caso sería hombreriego ¿verdad?— expresó Hoseok a lo que todos lo miramos con una mueca en el rostro.— Qué, quien me dice a mi que no me puedo inventar palabras— protestó y se cruzo de brazos.

—Hombre, si le das una vuelta tiene sentido— abrió debate Namjoon y por un momento sentí un tic nervioso en mi ojo cuando los demás le siguieron la rima y comenzaron a opinar.

—¡Chicos!— llamé, haciéndolos callar.—Saben qué, iba a decirles unas palabras lindas pero es un caso perdido, abran las cajas de una vez.

Y obedeciendo a mi mandato lo hicieron.

—¡Oh mierda, esto no puede ser real!— chilló Jimin agitando la llave frente a su rostro.

Reí, los demás estaban igual que él.

Resulta que en cada caja estaba la llave de sus nuevas motocross y también una pequeña foto de esta ya que al estar en Maldivas no podrían verlas en este momento y quería que por lo menos supieran cuales les había entregado.

—Siempre he querido esta moto tuya ¿Cómo lo supiste?— preguntó riendo y acercándose para abrazarme.

—Jimin, siempre le pasabas la mano y la llamabas bebé, ¿En serio me preguntas que como lo sé?— le dije.

—Oh, ven que te beso— dijo y haciendo una mueca de desagrado coloqué una de mis manos frente a su rostro mientras le pedía que dejara de hacerme el koala.

Los demás se levantaron y me abrazaron, agradeciéndome el gesto, pero Taehyung se quedó sentado mirándome seriamente.

—¿Qué pasa Tae?— preguntó Hobi y de inmediato la atención de todos cayó sobre él.

—Esto es una broma— dijo mirándome. Me negué.— Jungkook, me estas jodiendo en serio— dijo negando y reí.

—¡Dejen la intriga y cuentenlo de una vez!— protestó Jimin a lo que Taehyung decidió enseñar la foto que le había entregado a él.

—¡Maldito carbón!— expresó de nuevo Taehyung.

—¿Te acuerdas aquella vez que me lloraste porque querías que te consiguiera ese auto de papá para impresionar a la chica?— empecé diciendo.— Pues decidí vender una de las motos y comprarte uno, es el carro de tus sueños.

—Hijo de puta— dijo riendo y se saltó la mesita que estaba frente al sofá para darme un abrazo.

Reímos y plameé su espalda.

—Feliz cumpleaños, hermano— le dije y este volvió a abrazarme.

—¡Okeyyy perras abrazo grupal!— gritó Jimin y todos nos juntamos. Hasta que tuve que protestar porque no podía respirar.

Y sí, en tres meses habían sucedido muchas cosas, pero me había dado cuenta de otras muchas cosas más. Tenía seis hermanos, contando al que ya tengo de sangre, que jamás me darían la espalda, jamás me harían daño y que siempre me darán una mano para ayudarme a levantarme de mis caídas.

Y con eso.

Con eso es suficiente.

Posdata: Gracias por todo.

💙