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⋆⌇29. Regreso a Corea.

|Jeon Jungkook;

Aplaudí cuando mi hermano y su ya amada esposa terminaron de bailar la primera canción que inaugura la fiesta pos-matrimonial. Las personas a mi alrededor disfrutaban.

Incluyendola a ella.

Excluyendome a mí.

Me acerqué a la mesa del ponche y serví un poco de este en mi copa. Apoyé mi espalda en la pared y me dispuse a hacer lo que posiblemente haga el resto de la noche.

Observar a los demás ser felices.

Si estuviera con Somi las cosas no hubieran sido de esta forma, todo habría sido totalmente diferente y ahora mismo yo estaría en la pista de baile junto a mi chica bailando todas las canciones que el Dj colocara.

Pero la vida definitivamente no es como se nos da la gana.

Junsook se acercó a mí portando una sonrisa radiante en su rostro, intenté sonreír, o al menos no hacer una mueca desagradable. Me tomó por la camisa y me acercó a su cuerpo para abrazarme. Acto que por supuesto no esperaba de su parte y que fue bastante notorio por mi parte. Pues al separarse de mi rió al ver mi cara de asombro.

—Gracias hermanito, eres el mejor hermano del mundo— dijo, cochando uno de sus puños sobre mi pecho con suavidad.

Quise llorar, no voy a mentir.

Junsook nunca me había dicho algo como eso. Ni siquiera cuando me esforzaba en mi adolescencia por ser mejor y que él se sintiera orgulloso.

Mis ojos se cristalizaron y su cuerpo se paralizó.

—No seas un blando, ves porque no te puedo decir nada— dijo volviendo a abrazarme.

Las primeras lágrimas salieron de mis ojos. Tenía una acumulación de pensamientos y un mínimo acto como este solo provocaba que mi cuerpo colapsara y soltara todo.

Como ahora.

Me separé de él, secando las lágrimas caídas rápidamente para evitar que alguien más se diera cuenta de este vergonzoso momento de vulnerabilidad.

—Amara me contó, no sé bien cómo te sientes ahora mismo pero puedo apostar a qué no estas bien, más si no quieres hablar no lo haremos, pero de lo contrario, estoy aquí.

Me atreví a lanzarme sobre su cuerpo, sollozando, necesitaba el consuelo de mi hermano desde hace mucho tiempo.

Desde siempre... Quizás.

—Yo... yo siento mucho por ella— dije y sentí como su agarre en mi cuerpo se volvió más fuerte. Un pequeño suspiro salió de sus labios y pasó una de sus manos por mi cabello.

—Jungkook, eres la persona más fuerte y más valiente de este mundo, esto es un bache más, un bache que como el mejor corredor de motocross de este país, ¡De este mundo!, vas a saber esquivar— me dijo separándome sin aparte las manos de mis hombros.

Limpié una vez más mis lágrimas.

—Me siento fatal porque la idea de acercarlos fue mía, no sabía que ocurriría algo así, pero te digo, mi hermano, no vale la pena querer, llorar y desgastar tu tiempo en una persona que no haría, ni siente la mitad de lo que llegas a sentir tú.

Suspiré, interpretando sus palabras, tenía razón... Junsook siempre tenía la razón.

—Enhorabuena hermano, por primera vez en veintidós años que tienes, me has ganado una apuesta— dijo y me reí, pues sí, le había ganado.—Este es un día histórico, pues no se volverá a repetir.

—Es tu boda, por supuesto lo es.

—Me refiero a la apuesta, tarado— reímos, me tendió un sobre, el cual miré curioso.—La propiedad de la casa en Maldivas están ahí.

Asentí tomando el paquete entre mis manos.

—También, — dijo detenidamente. —las llaves del garaje trasero del edificio de tú apartamento, tus motocross están ahí.

La cara se me iluminó, lo puedo jurar, lo puedo sentir y creo que Junsook lo sintió también pues volvió a darme una de esas sonrisas tan verdaderas que no suele mostrar casi nunca.

—Yo, nunca pensé que lograrías — confesé riendo de nuevo al ver su cara de indignación.

—¿Perdona?, estás hablando con Jeon Junsook, no te equivoques mocoso— dijo, dándome un pequeño golpe en la nuca. — Y también, hay dos boletos para esta madrugada, pensé que querías regresar a Corea lo antes posible.

Asentí, dándole toda la razón.

En la madrugada regresaría a Corea, y por fin, de una vez por todas...

Me alejaría de Chae Won.

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—¿Por qué debemos irnos ya?, ni quisiera pude despedirme de Amara— preguntó Chae, mientras terminaba de empacar sus cosas en la maleta rosado palo que había traído.

—Nuestra labor en ese sitio terminó Chae Won, por lo tanto ya debemos marcharnos— le dije terminado al igual que ella de empacar.

—Podíamos haber esperado hasta mañana— reprochó.

Solté un suspiro dejando de hacer lo que hacía para dirigirme hacia ella. La tomé por una de sus manos y la giré en mi dirección para que quedara frente a mí.

—Basta de comportarte como una niña, habíamos hablado esto antes de venir. ¡Cuando empezó la apuesta!, no pongas peros ahora y acaba de empacar tus cosas— regañé molesto, viendo como esta fruncía su ceño antes de darme la espalda y acatar lo mandando en silencio.

Volví a soltar otro suspiro y pase las manos por mi cabello, me encaminé a mi parte de la habitación para terminar de recoger todo y al terminar (incluso primero que ella), le dí su espacio, saliendo al balcón a fumar.

Corrí la puerta corrediza y dejé que la frescura de la noche golpeara mi rostro, calmando mis pensamientos por unos segundos. Prendí el cigarro y lleve este a mis labios, aspiré y solté luego de haberlo retenido unos pequeños segundos en mi garganta.

La noche estaba iluminada por un montón de luces que adoraban la decoración del hotel. Desde la habitación se podía escuchar la fuerte música proveniente de la sala de fiestas, donde estaba mi familia disfrutando.

Donde estaba mi hermano, recién casado y feliz.

Tan feliz.

—Ya estoy lista— su voz llegó a mis oídos, giré un poco mi rostro para verle, portaba un abrigo grueso de lana y un moño mal recogido. Asentí, soltando el cigarro y me adentré a la habitación junto a ella.

Recogimos todo, bajamos a recepción, entregamos las manillas y tomamos un taxi hasta el aeropuerto. En ningún instante nos dirigimos la palabra.

Pagué una vez llegamos a el aeropuerto y en pocos segundos ya habíamos hecho los trámites necesarios para regresar a Corea. Aún debíamos esperar unos treinta minutos para abordar el avión.

—¿Quieres ir a comer algo?— le pregunté, Chae asintió regalándome una pequeña sonrisa.

Caminamos en busca de algún sitio, al final acabamos comiendo varias bolsistas de comida chatarra.

Se anunció el vuelo y como los demás pasajeros abordamos el avión. Como era de esperarse nuestros asientos estaban uno al lado del otro. Le cedí el de la ventanilla ya que sé que le gusta mucho observar las afueras.

Nos sentamos, acomodamos y colocamos una película para ver juntos, cada cual en su pantalla. Acomodé mi cuerpo dejándome caer un poco más en el asiento y solté un sonoro suspiro antes de colocarme los audífonos.

La mano de Chae se deslizó hasta dar con la mía, sabía que le gustaba volar en avión pero que a la vez le daba miedo hacerlo, así que acepté su mano, le dí varias caricias para segurarle que estaba a su lado y que nada malo le pasaría.

Aunque ella no sería capaz nunca de decir lo mismo para mí.

Luego de despertar de una larga siesta y porque la azafata había anunciado el aterrizaje, estiré mi cuerpo y fruncí un poco mi ceño al sentir un peso sobre mis rodillas. Guíe mi vista a estas y reprimí una sonrisa al ver la cabeza de Chae ahí, mientras sus manos se aferraban a mis piernas.

¿Acaso no sentía dolor en el cuello en esa posición?

La moví sutilmente hasta lograr despertarla.

—Estamos a punto de aterrizar— le hice saber, esta aún media dormida asintió, coloco su cinturón de seguridad y apoyo su cabeza en mi hombro, aferrando sus manos a mi brazo.

Mi corazón dio un pequeño vuelco y me maldije por no controlar mis malditos sentimientos.

¿Por qué me he permitido sentir tanto por ella?

¿Por qué ella?

—Notita:

Hola, regresé.

A veces pienso que hago este apartado por gusto porque al final muy pocas responden lo que a veces pongo aquí abajo, en fin da igual.

Son libres de comentar si quieren o no.

Espero estén muy bien.

Gracias por leer.

Chauuu. ☺️❤️

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