⋆⌇28. La boda.
|Jeon Jungkook;
—¡Eso no va en ese sitio!
El rostro de frustración de Junsook había pasado por delante de mi una vez más, vagamente llevaba unas papitas a mi boca mientras desde mi comoda silla adornada por un listón en forma de lazo rojo observaba como mi hermano estaba a punto de desmayarse de los nervios.
Tomó el jarrón con flores y lo colocó de la supuesta forma que debía ir, en realidad no había mucha diferencia con respecto a cómo estaba acomodado anteriormente pero no me arriesgaría a decirle y que me golpeara.
Está un poco histérico.
—¡No, no, no!
Volvió a correr frente a mis ojos en otra dirección corrigiendo a un asustado empleado debido a sus gritos.
Bueno, en realidad está muy histérico.
Los demás me miraban en busca de ayuda, si alguien podia sacar a Junsook del salón donde se realizará la fiesta luego de la ceremonia, era yo.
Bufé soltando el paquete de papas vacío a un lado y sacudiendo mis manos me levanté en dirección a mi hermano. Planté mis manos en sus hombros y le hice presión en la zona.
—Uh, eso me alivia— dijo, dejando a un lado los gritos.
—Venga insoportable, estás molestando a las personas y no estás dejando a nadie avanzar. Vámonos de aquí— le dije, siguiendo masajeando la zona de sus hombros, asintió sin protestar relajando su cuerpo.
—Todo debe ser perfecto.
—Y lo serás si dejas de molestar— le contesté, riendo cuando protestó por haberme detenido.
Salimos de la sala y ví a mis espaldas cómo los empleados encargados en la decoración suspiraban aliviados, los entendía, Junsook a veces era un grano en el culo.
—Estaba pensando que podías cantar de nuevo en la ceremonia— dijo, lo miré frunciendo mis cejas.—Amara disfrutó oírte y me pidió que lo hicieras una vez más— asentí aceptando.
Caminamos hacia el lobby, y nos sentamos una vez que pedí un agua tónica para mí y una piña colada para él.
—No estés ansioso, todo va a salir bien— le dije, este dejo de mover sus manos soltando un suspiro.
—Es el amor de mi vida— asentí, sabiendo lo mucho que la amaba. —¿Y si no se aparece en la ceremonia y me deja plantado?
—Estás hablando de la chica que esperó cuatro horas en la entrada de la empresa a qué salieras de trabajar para solo pedirte el número del celular, no creo que eso suceda— le recordé bufando, este rió, quizás recordando el suceso.
—Ojalá algún día puedas encontrar a alguien que te haga feliz Kook— me dijo, sonrió de medio lado y le dió un sorbo a su bebida.
Sentí una pequeña punzada en mi pecho.
Sí... yo también deseaba eso.
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El momento había llegado, todos los invitados y algunos huéspedes del hotel revoleteaban cerca del sitio donde se realizaría la ceremonia.
En la playa, al interperie. Había sillas con listones en forma de lazo y una alfombra en el medio de color rojo oscuro y encima un montón de pétalos blancos, en el fondo en dirección a la playa estaba un arco de madera adornado con rosas blancas, rojas y telas finas, era un sueño, el deseo de toda novia. Los invitados vestimos ropa de hilo, de color blanca o roja, y todos portamos flores, las mujeres en el pelo, los hombre en la mano o bolsillos.
La boda se realizaría con el atardecer, para darle ese toque mágico y único que será recordado en la memoria de muchos.
Junsook caminaba de un lado a otro mientras mamá intentaba acomodarle el cuello de su fina camisa, papá por otro lado ya portaba un vaso con alguna bebida fuerte mientras hablaba con un grupo de negociantes que habían aparecido en último momento. Nadie dijo nada, pero no sé contaba con la presencia de esas personas.
Chae no había aparecido en ningún momento del día por mi campo de visión, había estado el día entero con la novia, ayudándola a prepararse para el mejor momento de su vida.
Me sentía tranquilo.
La brisa despeinaba mi cabello pero no era lo suficientemente violenta como para romper algo de la decoración, era agradable. Mis piernas cubiertas por un pantalón de hilo color rojo rozaba mi piel provocándome cosquillas y la camisa de la misma tela se pegaba a mi cuerpo como una segunda piel.
Estaba en una esquina, descalzo, porque sí, la boda no exigía zapatos para que todos sintiéramos la arena sobre nuestros pies. Me había posicionado encima de la tarima improvisada decorada por supuesto, dónde debería cantar.
Amara no quería la intro de todas las bodas, ella quería que yo cantara y bueno, no iba a negarme a una de sus peticiones.
Todos habían llegado, esperábamos pacientemente a que la novia iniciara la ceremonia con su aparición, los invitados hablaban y reían y yo solo me dedicaba a contemplar las olas romperse en la orilla.
—¿Estoy bien?, dime qué estoy bien o te golpeare— reí cuando los nervios fueron notorios en su voz.
—Estas muy bien, las invitadas de tu casi mujer están babeando desde sus respectivos asientos por ti— le dije y disimuladamente ambos miramos hacia un grupo de amigas de Amara que al ver que teníamos su presencia nos saludaron animadamente.
—Soy un galán— se dijo así mismo y me reí a carcajadas, Junsook era un ser especial a veces.
—Lo que digas bombón pero vuelve a tu sitio— le dije, cuando la madre de Amara hizo presencia.
Eso significaba que estaba apunto de empezar la ceremonia.
En menos de tres segundos, todos estábamos en posición y justo cuando se comenzó a presenciar los primeros pasos de Amara, mi voz se amplificó por los altavoces junto a la música.
Te lo prometo de Humbe comenzó a salir de mis labios, mientras miraba a la futura madre de mis sobrinos, que caminaba despacio agarrada del brazo de su padre vistiendo un vestido blanco largo con unos diseños de unas flores en rojo esparcidos en el, su cabello suelto era adorando por una corona de rosas roja y portaba la sonrisa más radienate y hermosa jamás vista antes.
En cambio Junsook estaba llorando, secaba sus lágrimas con disimulo pero desde mi lugar podía escuchar sus pequeños sollozos.
Estoy muy orgulloso de él.
Mis ojos curioso se dirigieron hacia Chae, que venía mucho más atrás de la novia, esparciendo más pétalos junto a otras personas más. Vestía un vestido por encima de sus rodillas de color rojo y portaba una pequeña corona de flores blancas, se veía radienate, la luz del atardecer caía sobre su rostro y le daba ese brillo tan lindo y especial que derretía a cualquier ser humano que se quedara viéndole.
Al terminar la canción y ya cuando Amara estaba justo al lado de Junsook, bajé de la tarima y me coloqué al lado de mi madre, de pie, presenciando el mejor momento de la vida de mi hermano. Chae llegó hasta mi lado y sin quitar la sonrisa de su rostro juntó nuestras manos.
Sentí el revoloteo en mi estómago, y mi corazón ir a un ritmo más acelerado. No quería que ella provocará esto en mí.
Pero era tan imposible.
Tan difícil.
Que estaba perdiendo una vez más la batalla conmigo mismo.
—notita:
Espero que les haya gustado el capítulo. Está escrito con mucho amor.
Gracias por leer.
Ah...y otra cosa, la historia ya está llegando a su final.
🙂❤️
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