⋆⌇25. Ahogar penas en alcohol.
|Jeon Jungkook;
Movíamos nuestros labios como si se tratara de una danza ensayada ya con antelación. El deseo de mantenernos lo más cerca posible era algo palpable en nuestro alrededor. Sus manos se posicionaron en mi nunca haciendo presión en esta intentando acercarnos más, como si acaso fuera posible estar más cerca de lo que ya de por si estábamos. Mis manos curiosas viajaron desde su espalda hasta su trasero y se posicionaron en él, bajo un agarre fuerte, apreté su piel provocando que el beso se entrecortara, para ella poder dejar escapar un gemido.
Acto que me hizo volver a la realidad, pestañé varias veces sin poder creer lo que había pasado de nuevo, sin poder creerme capaz de haber cometido una vez más tal error.
Pero... lo deseaba tanto.
Chae río, haciéndome consciente de la cantidad de alcohol que abundaba en su sistema y tuve que reaccionar rápidamente agarrando su cuerpo cuando ésta estuvo a punto de caer al dar un mal paso.
Maldecí con una ira reprimida que gritaba por ser liberada y busque rápidamente con la vista a mi hermano. Al verle bailar junto a su prometida, no me quedo más remedio que cargar a Chae sobre mi hombro y caminar con ella hacia donde se encontraban los demás.
—Me iré antes, tengo un pequeño problema— le dije y mi hermano llevo la vista hacia el cuerpo de Chae quien parecía estar muy divertida, pues gritaba y se movía aún siguiendo el ritmo de la música.
—Te recomiendo que la cargues de otra forma, así solo terminara vomitando— dijo gritado en mi oído, pues debido a que la música rompía nuestros tímpanos era casi imposible escucharle.
Haciendole caso la bajé de mi hombro y con cuidado la desposité en el suelo agarrándola por una de sus muñecas para evitar que se fuera lejos de mi. Junsook agarró mi mano y depósito en ella unas llaves, me guiñó un ojo y continuó bailando junto a su pareja.
Me giré suavemente tomando por los hombros a Chae para guiarla en dirección a la salida de la discoteca. Busqué el auto de Junsook y después de montar a mi querida y borracha compañera con rapidez me monté yo para ponerlo en marcha en dirección al hotel.
Agradecía en estos momentos lo ordenado que es mi hermano y suspiré aliviado al ver que tenía marcada la ruta en el GPS.
Al llegar le dí las llaves a uno de los empleados esperando que se ocupará del auto y cargando a Chae estilo princesa me dirigí hacia el elevador para subir a nuestra habitación.
Estaba molesto, bastante, pero se me fue imposible no soltar un ruido parecido a la risa mientras observaba como la chica en mis brazos murmuraba letras de las canciones y movía sus brazos divertidamente.
Abrí la puerta como pude, mientras ella reía a carcajadas, le pedí silencio, pues temía que despertara a los demás huéspedes de la planta. Cerré la puerta cuando estuve dentro y la dejé caer sobre la cama con delicadeza.
Suspiré con sonora dejándome caer a su lado.
—Mierda— solté casi en susurro cuando mis pensamientos comenzaron a atormentarme una vez más.
Nos habíamos besado.
Otra vez.
Había sentido mucho más que la primera vez.
Maldita sea.
Giré mi rostro y la miré, ella hizo lo mismo y lentamente comenzó a acercarse a mi.
Debía detenerla, sabía que debía hacerlo.
Pero...¿Realmente quería detenerla?
No... se que no.
Sus labios volvieron a tener contactos con los míos, a diferencia del que había recibido minutos antes, este poseía suavidad, podía sentir el sabor dulzón de las bebidas que había ingerido en la discoteca y lo muy exquisito que eran sus labios abultados.
Se detuvo, y maldecí por dejarle detenerse. Me miró con ojos brillosos y sonrió, para tragar salvia y torpemente darle paso a un par de palabras.
—Me gustan tus labios y su sabor.
Se levantó de su sitio, arrodillandose en la cama y me quedé muy quieto en mi sitio cuando comenzó a deshacerse de sus prendas, quedando en ropa interior frente a mi.
Tragué saliva, grabando en mi mente cada parte de su cuerpo, sus manos llegaron hasta mi chaqueta y torpemente comenzó a quitarla. La ayudé, quitando todo aquello que estorbaba entre ambos y me arrodillé en la cama justo como ella. Sus piernas pasaron sobre mis muslos y subió su cuerpo encima del mío. Se movió con sensualidad, buscando la comodidad sobre mi cuerpo y soltó un pequeño suspiro al encontrarla.
Justo cuando nuestras partes íntimas se rozaron. Apreté sus muslos dejándome llevar por el deseo que comenzaba a consumirme vivo.
Necesitaba más, mucho más de ella. Mis ojos queriendo contemplarla completamente se guiaron a su rostro y me permití verla soltando un suspiro entrecortado.
Apreté su trasero, empujando con mis manos este para no detener el ritmo que ella torpemente había marcado, sus labios se entreabrieron y sus manos apoyadas en mis hombros le ayudaban a no perder el equilibrio. Sus ojos se cerraron y se me fue imposible no mirarla con un destello, me fue imposible pensar en lo muy mal que estaba actuando, solo me dejé llevar, por sus gemidos en tono bajo, el vapor de su cuerpo y la fricción continua que comenzaba a explotarme por dentro. Recorrí su espalda con una de mis manos, aumentando un poco la intensidad de nuestro movimiento y me atreví a llevar mis labios a su cuello para dejar en este par de besos, que por lo visto la hicieron sentir mucho más placer. Su cuerpo dió un pequeño brinco sobre el mío y sentí como el control comenzaba a abandonarme por completo.
Una corriente subió por todo mi cuerpo justo después vino el vapor y el palpitar de mi entrepierna constate, deseando mucho más.
Por supuesto que quería más.
Sus labios hicieron contacto con los míos y devoré estos tanto como quise, chupando, mordisqueando y lamiendo estos como si fuera lo más sabroso que había degustado alguna vez.
Y justo cuando sus ojos miraron directamente a los míos la magia entera se destruyó, el ambiente se derrumbó y volví a caer en la amarga realidad.
De sus labios había salido entre gemidos el nombre de él.... de Min y yo lo había sentido como una patada directamente en las pelotas.
De la nada comenzó a llorar, ruidosamente y me asusté, sin entender a que venía el llanto hasta que entre sollozos comenzó a decir que le quería, que le extrañaba.
Quería sinceramente que el mundo me tragara vivo en ese preciso instante.
¿Acaso nadie piensa en cómo me siento?
La acomodé sobre mi, dejándola esconder su rostro sobre mi pecho y pasé mi mano sobre su espalda intentado buscar la calma en ella.
—Tranquila mi niña... respira— pedí en susurro, buscando tranquilizarla, cuando yo por dentro era un remolino de sensaciones, de sentimientos.
Y por primera vez en mucho tiempo... sentí deseos de llorar. Pero aún así me contuve.
Y como para no hacerlo, cuando tuve que reaccionar rápido, llevando el cuerpo de Chae hacia el borde de la cama para agarrar su cabello mientras comenzaba a vomitar todo lo que había cenado.
Hice una mueca intentando no vomitar yo y esperé a que acabara, mientras seguía pasando la mano por su espalda.
Al acabar se dejó caer hacia atrás, me separé de ella para rodear la cama teniendo cuidado de no pisar el vomito. La cargué en brazos y fui en dirección al baño.
Le limpié la boca, mientras se quejaba y protestaba torpemente y limpié su cuerpo con toallas humedas pues no me atrevía a bañarla. Le coloqué el pijama que dejaba debajo de la almohada y la volví a acostar dejando que se durmiera como si minutos antes no hubiera pasado absolutamente nada entre nosotros.
Limpié su vomito como pude, deshaciéndome de la toalla con la que lo había recogido, y soltando un suspiro ruidoso y de cansancio me quité la ropa y caminé en dirección al baño para darme una ducha lo suficientemente fría como para olvidarme de todo.
Quería salir y no volver más, quería dejar la apuesta y alejarme de ella, de él, de todos, quería encontrarle alguna salida a este problema cuando por supuesto era obvio lo tan perdido que me encontraba.
Quería no sentir nada por ella.
Pero era por supuesto, demasiado tarde.
Salí del baño en busca de ropa, me vestí y ni siquiera sequé mi cabello, tomé el celular y salí de la habitación apagando la luz.
Mierda.
Maldita sea.
Froté mi cabello soltando una maldición en voz alta y solo se me ocurrió hacer algo que hace mucho no hacía pero que ahora mismo, necesitaba más que nunca.
Ahogar mis penas en alcohol.
—notita:
¿Ok pero podemos hablar de este capítulo?
Por dios este capítulooooo.
Díganme que no soy la única que lo disfrutó.
Este es solo el inicio de los capítulos bombas de esta historia jsjsj, espero de todo corazón que les haya emocionado tanto como a mi.
En fin. Las estaré leyendo.
Gracias por leer de todo.
Muak.
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