⋆⌇2. Imbécil.
|Jeon Jungkook;
Mientras me dirigía a casa le di una y otra vez vueltas a lo antes mencionado por los chicos y aunque intento que no me parezca absurda la propuesta planteada, no lo logro.
Pues como todo en la vida, llevar acabo esa idea tenía sus pros y sus contras. En mi cabeza hay más contras que pros, pues en el caso de que decida hacer dicho plan debería encontrar una chica que este dispuesta a estar junto a mi durante seis meses sin algún tipo de relación amorosa siempre y cuando no estén presentes familiares, es agotador solo de pensarlo.
Pero si tenía bastante claro que no estaba dispuesto a formar una relación ahora mismo, simplemente no me apetecía y no lo haría.
Creo que en vez de estar pensando en buscar una nueva chica debería llamar a Somi e intentar conseguir aunque sea una explicación que justifique el hecho de que terminó lo que teníamos a través de una llamada telefónica.
Aunque realmente creo que no conseguiría algo con hacer eso (a no ser el hecho de terminar seguro hablándole a su buzón de voz). Pues soy fiel creyente de que: "Cuando una persona se va de tu vida, es porque simplemente ya no es necesaria en ella".
Pero joder, ella era muy necesaria ahora mismo.
Dios mío esto parece una película cliché para adolescentes.
Suspiré sintiendo mi propio aliento caliente en el pequeño espacio que tenía en el casco y dándole un pequeño asentimiento de cabeza le agradecí al portero por abrirme la entrada. Llegué al garaje dejando la moto en su sitio, me quité todo lo que tenía relación con ella y lo coloqué encima del mueble una vez que llegué al vestíbulo. Estiré mi cuerpo dejando que mi boca se abriera en un bostezo que solo despertó cierto cansancio en mi cuerpo, a la par que hambre.
Dirigí mis pies hacia la cocina la cual no estaba tan cerca del vestíbulo, pues la casa tenía cierta estructura extraña y debía caminar un poco para llegar allí.
¿Quién diablos habrá diseñado una estructura tan trabajosa como esta?
Abrí la puerta, captando la atención de las personas que se encontraban dentro.
—Hola— saludé como hacía cada vez que entraba a este sitio (en el cual se encontraba la gran mayoría de los empleados del hogar)
—Buenas tardes señorito Jeon— habló quizás por todos, la señora Lee (que básicamente era la encargada de dirigir toda la casa)—¿Desea algo?
—Sí, tengo un poco de hambre, venía a por alguna fruta, quizás— le comenté llegando a el mesón redondo del centro de la habitación donde había cierta cantidad de comida.
Parece que la cena de hoy será hasta tarde.
—De fruta nada, necesitas comer algo que te alimente más— la voz de mi madre retumbó de una forma melodiosa por las cuatro paredes.
Mierda...
Apoyé uno de mis pies en el suelo para impulsarme de este y hacer girar el pequeño asiento en el cual me encontraba para mirar a mamá. Le di una sonrisa nerviosa. Sabía que una vez que se acercara a mi y detectara mínimo olor a alcohol me regañaría
Y si, así mismo fue.
La sonrisa que portaba fue sustituida por un fruncimiento de ceño, se inclinó un poco más hacía mi, rodee los ojos, sabía perfectamente que era lo que quería.
—No voy a echarte el aliento, sabes perfectamente que bebí— le dije, cruzándome de brazos. Imitó mi acción, negando varias veces con la cabeza.
—Jeon, ¿Qué te he dicho de manejar tomado?
—Mamá.
—Sabes que es malo, puedes tener un accidente o que te detengan.
—Lo sé mamá, regresé con cuidado a casa, estoy entero, mírame— me levanté, abriendo ambos brazos y dando una pequeña vuelta para que me viera completo.
—Bueno, evita que haga que escondan las llaves de las motos— se subió las mangas de su camisa mientras soltaba cierta ¿Amenaza?
Abrí mi boca en indignación.
—Mamá ya soy mayor de edad— le recordé, pues a veces me trataba como cuando era un crío.—Tengo veintidós años— le mostré la cantidad con mis dedos. Colocando estos delante de sus ojos.
Soltó una risita apartando mis manos de su rostro.
—Igual lo haría— tocó la punta de mi nariz. Yo me giré mirando a la señora Lee.
—Bueno, si las escondes la señora Lee me ayudaría a encontrarlas ¿Cierto?— pregunté, mirándola con un puchero.
—De eso nada jovencito, es más tome, tome un panecillo— me tendió una pequeña cesta con panecillos y se dio la vuelta concentrándose en la comida.
Mire a mamá abriendo la boca con indignación. Ella se rió, pasando su mano por mi espalda como consuelo.
—Ahora, hablando en serio ¿Qué pasa?— la miré haciéndome el bobo mientras llevaba un panecillo a mi boca, negué.— Jungkook— se volvió a cruzar de brazos. Oh no, ahora saca su lado psicólogo.—Te conozco, bebiste whisky, solo haces eso cuando sientes que algo no está en el orden que quieres con respecto a tu vida.
Se movió, aceptando el bowl con una mezcla que le entregaba una de las empleadas y sin apartar la vista de mi comenzó a batir este. Preparando una masa.
Solté un bufido, porque sabía que tenía que contarle si no, estaría aquí hasta que me lo sacara ella misma. Mamá podía llegar a ser muy insistente cuando quería saber algo.
—Mi relación con Somi terminó— llevé otro panecillo a mi boca, tragué.— Antes de que empieces con tu charla, quiero decirte que no me siento mal con eso, no quiero llorar o intentar arreglar las cosas— hice una pequeña pausa para tragar mejor, sentía un trozo de pan en el cielo de mi boca.—Solo siento un pequeño vacío.
Me levanté abriendo el frigorífico y tomando una botella de agua me volví a colocar frente a ella.
—Bien... supongo que te sientes de esa forma porque tu relación llevaba un tiempo siendo rutinaria, monótona con otras palabras, quizás. Ese puede ser uno de los motivos de su fin, desde mi punto de vista—se expresó.— Quizás sientas ese vacío porque tendrás que reajustar tu vida y cambiar ciertas cosas en las que ella participaba.
—Mamá eres una comecocos—me miró seria por unos minutos, para luego comenzar a reír, me uní a su risa.
Había descrito como me sentía en unos minutos. Bueno, eso creo, tengo muchos sentimientos mezclados y no sabría definir que siento con exactitud.
—Bueno, me dedico a eso cariño— se levantó dejando el bowl sobre la mesa, se dirigió a la despensa buscando algo.—Es normal, en unos días se te pasará, o puede que en un poco más de tiempo. En el caso que no puedas dormir o te de ansiedad me lo comunicas y te daré algo ¿entendido?
Asentí, levantándome para ir en dirección a mi habitación.
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Abrí mis ojos haciendo una mueca por la luz repentina que se había apoderado de mi habitación.
—Cariño llegaron los invitados— la voz de mamá llenó mi habitación en silencio. Solté un gruñido mientras me giraba boca arriba y entrecerraba un poco los ojos.
—Vale— dije con voz ronca.— ¿Debo vestirme formal?— la vi negar.
—Se trata de los Han's, es una cena casual— asentí nuevamente empujando con mis pies la manta que me cubría.
Mamá se retiró dejando mi habitación oscura de nuevo. Me levanté sintiendo como algunos de mis músculos se tensaban por haberlos ejercitado. Me estiré, alargando una de mis manos para encender la luz de la habitación. Froté mis ojos dirigiéndome a el armario en busca de algo para ponerme.
Bajé las escaleras de dos en dos, encontrándome con los Han's en la sala principal de la casa.
—Miren nada más que pareja más bonita— hice saber de mi presencia con tal comentario, ambos mayores se giraron hacia mi con sonrisas en sus rostros.
—Vaya, si es el galán de los Jeon's— comentó el señor Han abriendo sus brazos para que me acercara a abrazarle.—En cada visita te veo más grande, mira nada más en el hombre que te has convertido— le agradecí por sus palabras.
—Es un muchacho encantador— esta vez fue la señora Han quién rodeó mi cuerpo con sus finos brazos.
—Permíteme decirle que se ve estupenda esta noche— halagué, provocando que riera.
—Debes tener a todas las jovencitas suspirando por ti, muchacho— comentó, le di una sonrisa de labios cerrados.
Luego de una que otra palabra más, ambos mayores se retiraron de la sala, dejándome solo con ella.
Ella...
Vaya, no recuerdo bien la última vez que la vi. Pero una cosa que tengo clara es que...se ve demasiado diferente.
Más linda tal vez.
Sus ojos pequeños se enfocaron en mi por unos segundos, los apartó, llevando una de sus manos al borde de su vestido.
—Jeon— dijo, como saludo, estaba nerviosa o eso parecía.
Es un poco cruel que diga esto, pero me gustaba verla en ese estado.
—Vaya Chae Won, si te sabes mi nombre— comenté con asombro, me miró extrañada.— Como siempre me llamas por imbécil pensé que no sabías mi nombre.
Aguanté la sonrisa que quería expandirse por mis labios cuando presencié como su nerviosismo era sustituido por molestia.
—Imbécil.
Llevé ambas manos a mi pecho. A la zona del corazón e incliné un poco mi cuerpo hacia atrás, haciendo una mueca un poco exagerada en mi rostro.
Bufó, llevando una de sus manos a mi brazo para golpearlo.
—¿Ves porque nunca puedo intentar llevarme contigo?— comentó dándome con el puño cerrado en mi antebrazo.
Solté una pequeña risa nasal, acercándome un poco más a ella.
—Lo que pasa es que la función de cada uno en esta vida es molestar y ser molestada, creo que no tengo que especificar quién es quién — le guiñé un ojo, viendo nuevamente como el color rojizo se apoderaba de sus mejillas por la molestia.
—Imbécil.
Se apartó alejándose de mí, negué varias veces bastante divertido con respecto a este encuentro y dando pasos largos la alcancé, tomando uno de sus hombros para frenarla y así poder impactar suavemente mi cuerpo con el suyo. Rodee mis brazos sobre sus hombros y le di un pequeño abrazo.
—Es bueno volver a verte mofletes— suspiró asintiendo, la solté, fingiendo que ese abrazo no había pasado jamás, empujé un poco su cuerpo para abrirme camino hacia el comedor.
Han Chae Won es la hija menor de la familia Han's y desde que la conocí a sido un objetivo de burla para mí. Pues cuando caí en cuenta de que esta jamás se fijaría en mí (como lo hacían las demás de su curso e incluso sus propias amigas) y tampoco tenía interés en formar una amistad conmigo, mi única forma de llamar su atención era a través de burlas, yo tampoco pretendía ser su amigo o conseguir algo más de eso, simplemente me gusta esta relación que tenemos, éramos conocidos que se molestaban y ya. Así estaba bien.
Cualquiera que nos mirara pensaría que estamos enamorados, pero quizás para su descontento este nunca había sido ni será el caso.
No puedo mirar a esa niña como algo más. Prácticamente la vi crecer de los quince años hasta los diecinueve. Es simplemente raro.
Muy raro.
—notita:
Estos dos me gustan mucho, espero que también les guste a ustedes, son muy diferentes.
En fin, gracias por leer.
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