⋆⌇14. Planificar, amistad, mi niña.
|Jeon Jungkook;
Había pasado el primer mes de la apuesta y estábamos a punto de finalizar el segundo mes. Se que sonará imposible pero Chae Won y yo habíamos logrado entendernos llegando así a una amistad.
Después de prácticamente dos meses, se puede considerar que nos queremos un poco.
—Creo que esta falda está un poco corta ¿Qué opinas tú?— salí de mis pensamientos cuando se giró para observarme.
Detallé lo que traía puesto viendo como esa corta falda resaltaba sus piernas haciéndolas ver más largas.
—Te queda bien.
Torció sus labios no muy satisfecha y volvió a girar hacia el espejo para seguir viéndose. Estábamos en mi habitación, había ido a por ella a su casa luego de recibir un mesanje por parte de mi hermano con las tareas asignadas de hoy, la cual por supuesto implicaba la presencia de ambos.
Estaba recostado sobre el cabecero de mi cama mientras disimulaba revisar mi celular (en realidad la estaba observando a ella)
—No le des más vueltas Chae, te ves linda con esa falda— dije, viéndola aún dudar de su figura, acto seguido de escucharme sus mejillas se tornaron rojizas.
—Gracias Kook— dijo sonriendo, le guiñé un ojo divertido.
La vi soltar un suspiró a la par de volver a girarse para esta vez dejarse caer sobre la cama, a mi lado. Tomó una almohada para acomodarla bajo sus brazos y apoyando su cabeza en ellos alzó su mirada para verme.
—Y bien... ¿qué toca hoy?— preguntó
—Tenemos que ir al mediodía a degustar un menú para la cena de la boda y de paso ver alguno de los preparativos y decoraciones para la fiesta que se realizará antes del día— expliqué, ella solo asintió.— Debes ir en vestido.
—Vale, me traje unos cuantos , sabía que los necesitaría— dijo orgullosa de haberlos cogido. Acerqué mi mano a su cabello para despeinarlo.
—Bien hecho mofletes— halagué mientras ella protestaba debido a que la estaba despeinando. —Otra cosa,—dije luego de alejar mi mano y acomodarme junto a ella.— Acabaremos tarde por lo tanto te quedarás a dormir conmigo, iremos a mi apartamento ya que allá estaremos solo y podemos dormir en habitaciones separadas sin levantar sospechas, aquí no podríamos.
—Está bien... aunque no me molesta compartir cama contigo— dijo, la miré levantando una ceja y sonriéndole divertido.
—¿Acaso intentas proponerme algo mofletes?— cuestioné, sus mejillas se encendieron, escondió su rostro en la almohada mientras me gritaba que no se refería a eso y que era un cerdo.
Me reí mientras aguantaba sus manos que intentaban golpearme, me acerqué un poco más a ella haciéndola detenerse.
—Quieta fiera, era solo una broma.
—Una muy horrible— reprochó zafándose de mi agarre, bostezo.—Tengo un poco de sueño.
Tuve el atrevimiento de tomar un mechón de su cabello para apartarlo de su rostro, sus ojitos comenzaron a cerrarse.
—¿Quieres que salga de la habitación para que duermas un rato?— pregunté comenzando a levantarme para salir.
—No— agarró mi atrebrazo con su mano.—Quédate aquí conmigo, tu habitación es muy grande y oscura me da miedo.
Sonreí sin ser visto y volví a acomodarme a su lado, Chae aprovechó para pegar su frente a mi costado, tomé una de las mantas para cubrir su cuerpo, apagué la luz y coloqué el aire acondicionado en el mínimo para enfriar a gusto la habitación.
La observé dormir, como su respiración era tranquila y con cuidado de no despertarla acomodé su almohada y le deposité un pequeño beso en la cabeza...
Jamás pensé que haría algo como esto
Y menos a ella.
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Posicioné mi mano sobre su cintura juntando su cuerpo al mío mientras ambos animadamente saludabamos a la prometida de mi hermano.
Era inevitable que mis ojos no pararan sobre su cuerpo, el vestido azul celeste que traía marcaba su cintura y abultaba sus senos. Se veía alta, calzando esos tacones finos blancos que hacia ver sus piernas aún más largas de lo que de por si ya eran.
Era muy inevitable, soy un hombre, tengo necesidades y verla a ella es una de ellas.
Es tan preciosa.
—Me alegra tenerlos a ambos aquí, me hacen sentir menos sola— comentó Amara haciéndome salir del trance, vi como limpiaba el sudor de las palmas de su mano sobre su propio vestido.
Jungsook aún no había llegado.
Amara estaba nerviosa.
—Tranquila, estaremos siempre contigo— le hice saber pasando mi mano delicadamente sobre uno de sus hombros descubiertos y bronceado, brindándole tranquilidad.
Esta suspiro quizás hablando mentalmente consigo misma para calmarse.
—Bien... dado que mi prometido se demorará en llegar, iremos primero a lo de la decoración de la fiesta para así degustar la comida junto a él ¿Les parece bien?
—Todo bien Amara, haremos todo lo que digas— comentó Chae brindandole al igual que yo, tranquilidad.
—Bien, eso me alegra— sonrió Amara amablemente.—¿Qué les parece si vamos a ver el arreglo floral?
Ambos asentimos, Amara dio palmaditas de alegría y se interpuso (luego de pedir permiso) entre ambos para agarrarnos a cada uno por un brazo y llevarnos dentro del local.
—¡Esto será muy divertido!— comentó al entrar y ver el montón de decorativos de muestra que tenían los empleados armados para ella.
Reí, rebuscando en mi interior mi mejor simpatía, pues era obvio que no me emocionaba como ella este suceso.
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Flores, paños, platos, cubiertos, colores...¿Un cisne?
Resoplé cuando logré escabullirme para sentarme y respirar por unos segundos, habían sido... muchas flores, muchos colores pasteles, mucho alboroto.
No estoy preparado para esto.
Levanté mi vista a uno de los empleados y amablemente le pedí un poco de agua, mientras esperaba me fijé en Chae Won.
Se veía muy consentrada observando dos telas. A ella le gustaba esto, bueno, estudiaba diseño y el tema de confeccionar, los colores y las telas era algo que le había llamado la atención desde siempre.
—Su agua señorito Jeon— agradecí aceptando la botella.
—Oye Kook tengo que contarte algo increíble— la chica llegó a mi a cierta velocidad, tuve que aguantarla ya que uno de sus pies resbaló y casi cae. —Ay, por poquito, gracias.
Reí, tosiendo el agua que no había podido digerir bien por el susto que me había causado.
—Ten más cuidado.
—Sí, lo sé, como sea, tengo una noticia importante.
—¿Encontraste la diferencia entre dos tonos prácticamente iguales?
Me miró extrañada para luego negar con la cabeza.
—No tonto, eres el único que no sabe diferenciar un blanco beige de un beige— reprochó de nuevo.
—¡Son iguales!— me defendí, nuevamente.
—No entraré en esa discusión ahora mismo, lo que tengo que decirte es más importante— dijo moviendo sus manos exageradamente mientras daba pequeños y para anda disimulados saltitos —¡Tú cuñada quiere que le haga el vestido para la fiesta!, ¿¡No es asombroso?!
La miré feliz, abriendo mi boca de felicidad justo como lo hacía ella, tomé sus manos y juntos hicimos un bailecito absurdo en forma de festejo.
—Es maravilloso mi niña.
—¡Si que lo es!— y me abrazó, con cariño y fuerza.
Solté un suspiro, besando su cabellera y deseando muy en el fondo que no se separara nunca de mí.
—notita:
¡Qué emoción este capítulo!
Esta muy bonito y se ve más de la relación de mis niños.
Espero les haya gustado mucho jsjs
Besos.
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