|Jeon Jungkook;

—Damas y caballeros, bueno en este caso solo caballeros— Jimin se rectificó abriendo su lata de cerveza. —Démosle un fuerte aplauso a el Señor Min Yoongi por haberle salvado el trasero a Jungkook.

Reí, aplaudiendo junto a los demás, mirando como el semblante serio del mayor no cambiaba.

Yoongi bebió de su cerveza dejando de prestarnos atención.

—Hyung— llamé, captando su atención.— Gracias por ayudarme, no sabía que eras cercano a Chae Won.

—No agradezcas tanto, no fue nada.

—¡Claro que lo fue!— esta vez comentó Taehyung.—¿Podemos saber que te hizo para que la delataras de esa forma?

El mayor se quedó en silencio y la atención de todos terminó sobre su semblante serio. Agradecía internamente a Taehyung por haber preguntado, pues yo mismo no me atrevía a hacerlo por mucho que quisera saber como había surgido ese acercamiento entre ambos.

La mirada de Yoongi se detuvo sobre mi y soltó dicho comentario que causo cierta sensación extraña en mi cuerpo.

—Ella y yo teníamos asuntos pendientes.

¿Por qué sentía que había algo oculto entre sus palabras?

Y justo cuando quise abrir mi boca para preguntar el dichoso por qué. Yoongi ya se había comenzado a levantar dispuesto a irse.

—Ya me voy, es tarde— justificó su ida, tomando el casco y las llaves en sus manos.—Jimin acábate esa cerveza y vamos, te espero afuera— dijo, dirigiéndose a el chico nombrado.

—Cierto, te toca llevarme— comentó este, dándose el último trago.—Adiós estúpidos, ya después me contáis de que hablaron, besitos oscuros donde no les da el sol— comentó riendo por lo último dicho, lanzándonos un par de besos.

Y aunque le mostré una sonrisa, por dentro me había quedado un poco confuso con las palabras de Yoongi.

No sabía que pensar sobre ellas.

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El peso del cuerpo de Taehyung me aplastaba por completo. Su molesta voz pidiéndome que despertará tampoco ayudaba a mi humor.

Quería ponerle un silenciador en la boca.

—Taehyung— llamé, deteniendo su parloteo.— ¿Eres consciente de que son las nueve de la mañana y me estas robando horas de sueño?— asintió mostrándome su sonrisa cuadrada.

—Anoche te advertí que vendría, tengo una cita Jeon, estoy ansioso— recordó, lo había olvidado por completo.

Empujé su cuerpo para sacarlo de encima del mío y resoplé, pasando ambas manos por mi rostro.

—Toma la ropa que quieras, haz lo que quieras pero déjame dormir— le pedí mientras buscaba el mando de la cortina de la habitación para cerrarla.

—Necesito hablar y que me escuches, estoy ansioso, no es una cita como tal, es una salida de amigos, ¿Sabes?— continuó hablando, quise maldecir pero decidí callarme e intentar escucharlo sin dormirme.

—Continua—dije de la mejor forma posible y lo vi suspirar aliviado.

—Es que no se Jeon, me pone nervioso, no es como las demás, impone demasiado es...¿Me estaré pillando por ella?— comentó, más para si mismo que para mí, mientras caminaba de un extremo a otro.

—Pillarse por alguien no es algo malo Tae, aunque no creo que la conozcas mucho para llegar a ese punto— comenté, manteniendo mi antebrazo sobre mis ojos para eliminar rastros de claridad.— Conócela primero, llévala a sitios chulos y diviértete a su lado, veras que todo se da solo sin necesidad de forzarlo. No sabes si quizás al final te termine gustando su amiga.

—Joder y pensar que eres uno de los que más pinta de fuckboy tienes entre nosotros, ¡eres todo un romántico!— chilló irritando mi ya interrumpido sueño, le lancé una almohada.

—¡Acaba de escoger algo y lárgate!— grité.

Lo escuché protestar y a continuación como sus pasos se dirigían a el vestidor.

Al fin... paz.

Volví a abrir mis ojos unas tres horas después. Taehyung ya se había ido, estiré mi cuerpo sintiendo este muy relajado y tomé mi celular para revisar si tenía alguna notificación.

Como era de esperarse, Junsook me había escrito para recordarme que debía continuar mi labor

Jueves

A la hora que te despiertes: buscar a Zeus y Zhien en mi apartamento del centro y llévalos a casa. A partir de ahora te harás cargo de los dos.

No olvides: recoger sus bolsas de alimento, camas, mantas, bozales, vitaminas, correas, productos de cuidado y juguetes.

Cuídalos y no los malcríes, algún día dejaran de morderte porque te tendrán cariño.

Nota: si quieres puedes llevar a Chae contigo, pero también puedes ir solo.

Busca a mis hijos.

Solté un bufido al terminar de leer.

Esto no me puede estar pasando a mí.

Tenía tres quejas sobre esto: la primera, tengo que llevar el coche y odio andar en coche, la segunda, voy a morir por culpa de esos animales y tercera, esos dos tenían más atención y cosas que yo en mi vida entera.

Mi hermano definitivamente me vendería por esos animales.

No tengo pruebas pero tampoco dudas.

Abrí el registro de llamadas y busqué el número de Chae, marqué y esperé hasta el segundo timbre.

—Estuve leyendo el organizador y por supuesto que iré contigo, no puedo perderme como esos dos te hacen la vida un infierno— fue más rápida que yo al hablar, maldecí provocando que riera.

—No se quién te dijo que tus comentarios tenían gracia, porque te ha mentido a la cara y solo porque necesito tu ayuda al cargar las cosas, porque si no, no estaría llamándote— respondí dejando salir un poquito de mi molestia. —Te quiero lista ya, en menos de veinte minutos estaré buscándote.

Y colgué, lo de los veinte minutos no era muy cierto, sabía que iba a salir más tarde de la casa pues necesitaba desayunar y asearme para poder empezar mi día.

Me levanté, dirigiéndome hacia la planta baja de la casa.

Se me antojaba un buen sumo de naranja.

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Me encargué de buscar a Chae Won la que extrañadamente me saludo con un beso en la mejilla.

Un poco desconectado de la realidad, pestañé varias veces sin poderme creer tal suceso pero conservando mi semblante serio evité que esta notará el desconcierto en mi rostro por su acto.

—Venga Jeon, vamos a por los perritos.

Si... eso, los perritos.

Los perritos que me detestan.

Apagué el motor, una vez estuve estacionado, mi mirada seguía al frente y no había apartado las manos aún del volante. Chae Won había aprovechado esos minutos para deshacerse de su cinturón y bajar del auto.

Sus dedos tocaron el cristal de la ventanilla, la miré y esta con un gesto de manos y una sonrisa me pidió que saliera del auto.

Cabrona.

Estaba disfrutando este momento.

Tragué saliva y soltando un suspiro abrí la puerta para salir de una vez por todas.

Bien... esto no puede ser tan malo.

Creo.

—notita:
Gracias por leer.