⋄⊰ Łσ qυє ραѕα єи Łαѕ Ɣєgαѕ, ѕє qυє∂α єи Łαѕ Ɣєgαѕ ⊱⋄
—¡Wow! Luces realmente apuesto, pero,... dime que esa cara larga que más parece que tienes ganas de ir al baño, es un chiste. — El chico frente a ella, solo sonríe de lado, haciendo realmente su mayor esfuerzo para no parecer tan, ¿cuál sería la palabra correcta?
¿Aburrido? ¿Desanimado? ¿Cero emocionado?
Estira un poco sus labios en busca de dibujar una sonrisa algo extensa a la vista de su hermana mayor. Quien incluso tensa sus labios al mismo tiempo que él para apoyarle en sonreír, pero es en vano, no puede.
—¡No puedo! — Confirma lo que no era necesario que confirmara.
Sienna, su hermana mayor, sonríe para animarlo. Ella es un poco más baja que él, con hermosa piel canela, labios abultados y pomposos, cejas de grosor medio y hermosos ojos cafés, profundos. Su cabello en negro carbón, con mechas azules, llega hasta sus hombros, siendo lacio por naturaleza, pero, aún conservado un poco de los rizos que decidió hacerse el día anterior para la boda de su hermanito.
—Oh, Gulfie, realmente no sé qué decirte. — Un tierno y estirado puchero se dibuja en sus labios pintados de un rosa tenue.
—¿Qué más que solo decirme que estoy perdido, eh? — El chico de cabello azabache, cuerpo delgado en color canela, labios pomposos y curvados en corazón, con cejas ni tan gruesas pero tampoco tan delgadas, y hermosos ojos canela, encoge sus hombros y se recuesta sobre el auto de su -ahora- esposo.
—Gulfie...
Los hermanos Kanawut se encuentran frente a la casa de este último, esa casa en la que ha vivido desde los quince años. Debido a que quiso independizarse a tan corta edad, con el propósito de que su padre no decidiera más sobre su vida.
Lo cual para nada resultó, y si se preguntan por qué, pues...
—Es un matrimonio arreglado, Na. Ni siquiera lo he visto tantas veces, te juro que puedo contarlas con los dedos de las manos, y, solo necesito uno... — Sienna lo observa con seriedad —partido por la mitad. — La hermana mayor frunce el ceño.
—¿Y eso equivale a?...
—Mediodía —responde, en un balbuceo poco entendible.
—E-Está bien, está bien, entiendo esa parte, ¿de acuerdo? — Gulf suspira muy pero muy decepcionado de esto. —Pero, oye, esto es por papá, ¿recuerdas? — El menor vuelve a suspirar y abre uno de los botones de su camisa formal, la cual hace juego con sus pantalones azul rey.
Así es, su esposo, lo llevará de vacaciones a LAS VEGAS en pleno verano. Casinos, bares, alcohol, no le parece en nada apetecible. Es decir, Gulf jamás ha sido como todos esos chicos que disfrutaban beber hasta emborracharse, olvidarse de su propio nombre y luego despertar en un callejón y sin billetera, o si corres con suerte, te dejan para el taxi.
Además, el clima en Tailandia ya es lo suficientemente caluroso como para ir a Las Vegas y terminar por asarse allá.
—¿Cuando no, Na? — Su hermana guarda silencio —Siempre es por él, siempre se trata de él y jamás de nosotros.
—Gulf... por favor. — El tono en la voz de su hermana le hace darse cuenta que ha empezado a molestarse.
—No. Fue lo mismo que pasó contigo, te comprometió a los 18 y ni siquiera te permitió que estudiaras la carrera de tus sueños, ¿por qué? Únicamente porque Michael es empresario, tú tuviste que pasar a ser su secretaria cuando QUERÍAS SER MÉDICO.
—¡Y ESTÁ BIEN! — Interrumpe su hermana. —Michael y yo nos enamoramos.
—Ni siquiera lo conocías — Sienna chasquea la lengua.
—Lo sé, pero tú al menos haz visto una vez a Max, Gulf, yo conocí a Michael el día de nuestra boda.
—¿Ves a lo que me refiero?
—¡Pero nos enamoramos!
—¡Pues yo no voy a correr con la misma suerte! Papá ni siquiera sabe si soy gay, ni siquiera me preguntó si me gustan los hombres, las mujeres o las rocas, él no sabe nada de mí, de nosotros, ¿sabes por qué? Porque no le importam--
Una cachetada es lo que recibe como la respuesta de su hermana. Detiene sus palabras y la observa con furia saliendo de sus ojos.
—Es... nuestro padre, Kanawut. El mismo que perdió a mamá en un robo a mano armada...
—Sí, ese día en el que él mismo la envió en su lugar, ¡¡por tal de revolcarse con su amante!! — Sienna abre en grande sus ojos —¿Qué? ¿Creían que porque tenía apenas ocho años no iba a enterarme de la forma en que mamá murió? ¿Que viviría creyéndome ese cuento de que murió de cáncer? ¡El cáncer no te mata en un día! Y ELLA ME SONREÍA FELIZMENTE UN DÍA ANTES DE MORIR, ESTABA BIEN, ELLA ESTABA BIEN. — Limpia con brusquedad una de sus lágrimas. —Y no se vale que él nos condene únicamente porque se siente culpable. ¿Que quiere vernos bien y felices? ¿Que hace esto por nuestro futuro? Por favor, él lo único que quiere es que tengamos dinero para parecer importantes ante el mundo, únicamente porque jamás entendió a mamá y cree que ella será feliz con vernos como personas adineradas, pero eso... NO PASARÁ.
—¡GULF!
—NO, SIENNA. ENTIENDE QUE LOS MUERTOS NO ESCUCHAN, NO TE DICEN QUÉ HACER Y QUÉ QUIEREN, LOS MUERTOS ESTÁN MUERTOS. — Ambos continúan observándose mutuamente, con sus ojos acuosos y el dolor en su corazón. —Me alegra mucho que a pesar de todo tú sí hayas encontrado el amor en Michael, y que le hagas creer a él que hizo bien. Pero, está más que claro... que eso no pasará conmigo.
—Gulfie...
—Ya sé lo que dirás, que debo aceptarlo así como tú lo hiciste. — Su hermana traga grueso y le mira suplicante. —Es lo que estoy haciendo, ¿no? Aceptando la idea de ser malditamente infeliz al lado de un hombre al que no amo y que ni siquiera conozco, pero está bien que yo sufra mientras él reduce sus culpas mientras su hijo vive toda una puta y miserable vida al lado de un MALDITO EXTRAÑO.
Max carraspea al momento en que Gulf termina de hablar, con su semblante bajo y las maletas del chico en ambas manos. Sienna aclara su garganta y limpia sus lágrimas, acomoda su sombrero amarillo queso, que hace juego con su vestido de lana, y le sonríe de lado a su ahora cuñado. Sin contar la boda, es primera vez que lo ve.
Gulf por otro lado, simplemente gira su cabeza y dándole la espalda a su hermana decide entrar al auto, azotando la puerta al hacerlo. Max mueve su cuerpo de adelante a atrás, tres veces nada más, ese ha sido su ritual desde siempre para aliviar la tensión.
—Y-Yo... lo siento mucho, señor Nattapol. — Sienna dice. —Gulf es aún un jóven y-y él n-n--
—Tranquila, no tiene que disculparse en absoluto. Yo... lo entiendo. Creo que sobraba lo de "maldito" —Frunce el ceño mientras sonríe —, pero es algo a lo que puedo sobrevivir. — Sienna lo acompaña en otra sonrisa más.
—Muchas gracias, seño--
—Oh, por favor, llámame Maxiin, o Max. — Le extiende su mano, Sienna la recibe agradable y la estrecha con la suya.
—Sienna, bueno, creo que ya me conoces. — Sonríe nerviosa.
—Lo hago, es un gusto.
Desde el interior del auto Gulf escucha a su hermana y al desconocido esposo suyo, hablar entre sonrisas y risas. Claro está que no logra escuchar lo que dicen.
Una lágrima vuelve a resbalarse por su mejilla, la cual limpia de inmediato en busca de que el chófer no lo note. Pero es tarde, el apuesto jóven con su respectivo traje en negro y boina a juego, le estaba observando desde el espejo retrovisor. Gulf nota esto y lo fulmina con la mirada, haciendo que el chico de inmediato gire su rostro hacia otra dirección, pero, después de unos segundos vuelve a observarlo, ambos repiten esta acción al menos unas tres veces.
—De acuerdo, basta, ¿soy o me parezco? —pregunta tajante.
—Es, señor.
—Ay, por favor, no me digas así. Apenas tengo 22. Me llamo Gulf — Como todo un gatito educado, extiende su mano hacia el chófer, el cual la observa unos segundos en los cuales se cuestiona si tomarla o no. —¡Vamos, se me cansa la mano, soldadito!
—¡Oh, oh! S-Sí, sí. — Toma la mano ajena —Soy Tul, Tul Pakorn, para servirle, se-- Gulf lo observa enarcando una ceja —quiero decir, Gulf, señorito Gulf.
El nombrado vuelve a recostar su espalda en el asiento, mirando serenamente al chófer.
—Dime, Tul, ¿llevas mucho tiempo dedicándote a esto?
—Toda mi vida, señor, nací conduciendo autos.
—Ouh, ¿es eso posible? — Parpadea incrédulo, Tul frunce el ceño y sonríe confuso, pero niega.
—Por supuesto que no, señor, — El pelinegro le mira serio —Gulf, Gulf, perdón, soy un cabezota. —Sonríe. —Solo estaba siendo exagerado, me refiero a que mi padre fue chófer de la familia Nattapol desde hace más de 50 años, comenzó a trabajar con ellos desde los 15. De hecho, mi madre también era su empleada.
—¿Era? — Tul se cabizbaja un poco, pero asiente.
—Así es, ambos murieron en un accidente de autos. Un conductor ebrio impactó su auto, mi padre ya no veía muy bien y simplemente no pudo recuperar el control y... cayeron al principio.
—Yo... lo... lo lamento mucho, Tul.
—Gracias, pero no me quedé solo, —Sonríe —los señores Nattapol me cuidaron como un hijo más, me dieron techo, comida, estudios, todo lo que podía necesitar. Mientras trabajaba para ellos, hasta el día en que decidí que quería ser chófer como mi padre. Estudio medicina también, pero por ahora soy chófer. — Gulf sonríe por inercia al momento en que Tul lo hace, justamente cuando va a responder, la puerta del auto es abierta y su esposo entra.
—Hola —saluda sonriente. En realidad su sonrisa es muy bonita, pero a Gulf le desagrada a más no poder, por más apuesto que sea, a él le repudia en demasía.
El menor se da cuenta de como Tul de inmediato vuelve su rostro al frente y observa a su esposo con el resentimiento marcado en esos bellos ojos marrón. Frunce su ceño y observa a Max, este también observaba a Tul pero vuelve su vista hacia él de inmediato en cuanto nota que Gulf lo observa.
—¿Qué dijo mi hermana? —pregunta Gulf, queriendo bajar la tensión tan incómoda que se respira ahí.
—Que disfrutaras mucho y que tu padre dice que te ama. — El pelinegro suspira profundamente y lleva su cabeza en dirección a la ventana del auto.
—¿Nos vamos? —pregunta, sin mirar a nadie.
—Por supuesto —responde Max.
Gulf continúa con su mirada fija en la ventana, observando hacia la casa y dándose cuenta de que su padre le observa desde la ventana de arriba. Con sus brazos hacia atrás y su mirada penetrante, pero, el menor es su digno hijo, pues no se queda atrás. Le mantiene la mirada incluso cuando el auto ya ha avanzado y lo va dejando atrás.
Él ama a su padre, pero está consciente que nadie por más familia que sea, tiene permitido violar tus derechos y opiniones, de querer manipularte a su antojo y de obligarte a hacer lo que él o ella quieran, nadie tiene ningún derecho.
Pues todos somos libres de elegir con quién estar, todos tenemos derecho de tener una vida privada y de escoger a la persona con la que queremos estar. Pero su padre, parecía no entender eso, y mientras él no se diera cuenta de su error, Gulf no podría perdonarlo, sacrificar la felicidad de alguien únicamente para que te dé lo que tú quieres, es inhumano y sobretodo, egoísta.
Las Vegas Nevada
El auto estacionó frente al hotel Wynn Encore. Gulf fue el primero en salir del auto y abrir grandemente su boca al observar el enorme edificio frente suyo. Miró a Tul quien había ido con ellos por ser la mano derecha de Max, y ambos compartieron una estupefacta mirada.
Habían sido dieciséis horas de vuelo, en clase privada, y ahora se enteraba con que se hospedarían en este lujoso y por supuesto, caro, hotel. Es aquí donde terminaba de confirmar que Max nadaba en dinero, aún así, él no iba a caer.
—¿Te gusta? — Max se posicionó a su costado izquierdo, pasando su mano por la cintura de él. El moreno de inmediato respingó en su lugar y dedicándole una furiosa mirada, alejó su mano de su cuerpo.
—Primero: no me toque, no tiene ningún derecho de hacerlo. Si quiere tocar a alguien, vaya y toque a mi padre. — Tul ahogó una risa, callando de inmediato en cuanto Max le miró molesto —Segundo: el dinero y los lujos no me importan en absoluto cuando tengo que estar con otra persona para recibirlos. Me gusta conseguir las cosas y los lujos por mi propia mano. Tercero: el hotel está muy elegante y por supuesto de clase, lo cual yo no tengo, ¿de acuerdo? El del dinero, es mi padre, no yo. Cuarto: más vale que haya reservado habitaciones separadas, y si no es así, me quedaré en la del chófer. —Miró a Tul. —¿Tienes problemas en dormir en la misma habitación que este hombre?
—Ninguno —respondió sereno. Maxiin rodó los ojos.
—Por favor, Gulf. Estamos casados ahora...
—No me importa en absoluto. Para mi padre mis derechos podrán no valer, pero al menos cuando no es contra él yo los hago valer. Él me toma como un objeto que puede entregar hoy y recuperarlo mañana, pero no se equivoque señor Nattapol, usted no podrá hacer lo mismo. — Sin decir ni una sola palabra, arrebató su maleta de la mano de Max, y comenzó a caminar hacia la recepción del hotel.
Maxiin suspiró resignado. Lentamente giró su cuerpo hacia Tul y le miró suplicante. El rubio no respondió ni siquiera con un gesto, bastó con la tristeza en sus ojos para que Maxiin se diera cuenta de que él no quería estar ahí.
—Si tampoco quieres quedarte conmigo, ¿por qué aceptaste sus berrinches? — Tul regresó al auto y entró en este, cerró la puerta de golpe y tragando grueso para desaparecer el nudo en su garganta, respondió:
—Iré a estacionar el auto.
—Tul, — Se acercó a él y sujetando su muñeca evitó que encendiera el auto—por favor...
—Señor, iré a estacionar el auto. — El mayor soltó el agarre, y, de inmediato Tul encendió el auto y se retiró.
Dando lentamente la vuelta comenzó a caminar hacia el hotel. Gulf se había escondido tras unos arbustos, únicamente para comprobar la teoría que había formado el día de ayer al contemplar esas miradas fugitivas que ambos se dedicaban. Y realmente lo confirmó.
—Así que me engañará con el soldadito —susurró. Una ladina sonrisa se formó en sus labios —. Eso me parece excelente. — Volvió a sonreír.
🏨
El reloj marcaba las nueve de la noche, Gulf, Tul y Maxiin se encontraban en la misma habitación. Pues, resulta que Max no es nada estúpido como Gulf creyó, este había reservado un penthouse con más de tres habitaciones, incluso sobrando algunas.
Mientras Gulf veía la televisión, Maxiin se encontraba en el grande sofá de color vino, contiguo a la sala en la que se encontraba la enorme pantalla LED. Kanawut por supuesto que no desconocía que a Max tampoco le importaba un carajo ese matrimonio, pero volvió a confirmarlo justo en el momento en que Max sacó todos sus documentos de la empresa y comenzó a trabajar ahí mismo.
¿Quién trabaja en su luna de miel? Por supuesto un esposo al que le importa un carajo la pobre alma en pena con la que se acaba de casar.
La ventaja era que le volvía más fácil todo.
Tul salió de su habitación asignada y caminó hacia el refrigerador, Gulf alzó una ceja de forma malvada.
—Oye, soldadito. — Tul y Maxiin lo miraron al mismo tiempo.
—Soy un chófer, señor, no un soldadito. Ya se lo dije.
—Y yo ya te dije que no me sigas llamando "señor" — Enarcó una ceja.
—L-Lo siento...
—Escucha, ¿quieres ir a divertirte? — El rubio frunció su ceño, Maxiin intentaba fingir que continuaba trabajando y que no le importaba ni un poco la conversación. El chófer miró a Maxiin y luego a Gulf, repitiendo la acción unas dos veces.
—E-Eh... y-yo...
—Escucha, Gulf. Sé que no te agrado, ¿verdad?
—Efectivamente.
—No te agrado, y está bien, pero somos un matrimonio ahora y debemos actuar como tal. Incluso ante el chófer... — Tul apretó la botella de agua entre sus manos y su semblante decayó en segundos, Maxiin se maldijo por eso, pero continuó con su mirada firme —no me hagas quedar como un idiota frente a mi empleado.
Por esas palabras incluso el menor se molestó, pues incluso él ya se había dado cuenta de la tensión que esos dos mantenían siempre que sus miradas se cruzaban. Tul solo susurró un "permiso" y se retiró.
—No lo puedo creer, —bufó —y descuide, yo no tengo que hacer nada, estoy seguro que Tul ya ha podido darse cuenta de lo idiota que usted es.
—Basta, respétame, por favor. — Rio sarcástico.
—No soy una mujer a la que podrá manipular, si bien puede controlar a Tul por lo que sea que ambos tengan, conmigo no será lo mismo, señor. Usted y yo no vamos a enamorarnos como mi hermana y mi cuñado. ¡Yo me largo! — Se levantó de un solo impulso, apagó la televisión y caminó hacia la puerta.
—¿A dónde vas?
—¡Eso no le importa! — Ni siquiera tomó su chaqueta y salió azotando la puerta.
Maxiin dejó salir todo el aire que había contenido y se dejó caer en la silla, revolviendo sus rebeldes cabellos. Él había aceptado el matrimonio con Gulf, debido al chantaje de sus padres.
La única persona a la que Maxiin había amado siempre, era Tul. Crecieron juntos y hacían todo juntos, lo inevitable sucedió y terminaron por enamorarse. Comenzaron su relación a escondidas de los padres del mayor, pues este temía que los mayores no aceptaran dicha relación. Maxiin conocía mejor que nadie a sus padres, y sabía que estos aparte de homofóbicos, eran de aquellos que hacen lo que sea por guardar las apariencias, y eso implicaba que su único hijo y heredero de su imperio, no podría casarse con alguien de clase baja.
Por ello, al descubrir la relación de Max con Tul, ante el rubio lo pintaron como si era algo que les terminaba dando igual. No fue hasta que Tul empezó sus clases de conducir, que, ambos abordaron a Maxiin y le advirtieron que si no acababa con esa relación ellos le retirarían toda la ayuda posible a Tul. Tan cruelmente ellos querían quedar fuera de eso, pues le tenían aprecio a Tul, pero no uno tan grande como para permitirle estar con su hijo. Fue así como Max de la nada terminó con su amado rubio sin darle ni una sola explicación, comenzando a tratarlo meramente como jefe-empleado.
Por las noches lo escuchaba llorar en su habitación, y sin poder decir nada él simplemente se dejaba caer al suelo y lloraba junto a Tul, cubriendo su boca mientras se recostaba en su puerta.
Un mes después la propuesta de matrimonio con el menor y heredero de las industrias Traippipatanapong, llegó a su puerta. Sus padres aceptaron de inmediato dicha oferta, obviamente Max intentó negarse, pero sus padres le dijeron que la carrera y todo lo que Tul había construido "gracias a ellos" hasta el día presente, corría peligro. Por ello aceptó y por ello se condenó así mismo a vivir atado al lado de un hombre al que no ama, y, al que está seguro que jamás podrá amar. Porque el único en su corazón es Tul, su bello y hermoso Tul.
Una lágrima se resbaló por su mejilla, la cual se estampó en su pierna, en la fina tela de sus pantalones de seda.
Tul tragó grueso y suspiró triste al contemplar dicha escena desde lejos, llevó una mano a su pecho e inclinó su cabeza.
—Aún te amo —susurró.
Gulf ingresa al antro, vistiendo de la forma más casual que puede. No quiere aparentar que es adinerado, ni nada de eso. Pero con el simple hecho de poner un pie en ese antro que incluso tiene un casino dentro suyo, es suficiente muestra de dinero. Es como un grito silencioso que anuncia que nadas en dinero. En fin, si fue a ese lugar es porque por el momento es su única escapatoria para no estar cerca de Max, y de paso también está dentro del hotel en el que se hospedan.
—Señor, bienvenido al club XS de Las Vegas.
Todo dentro de esas cuatro paredes gritaba lujo por donde lo vieras. Todos le observaban a medida que avanzaba, pues, Gulf no es un chico que pueda pasar desapercibido. Peor aún cuando viste pantalones de cuero bastante ajustados a su piel, un cinto del mismo material que pasa desapercibido con sus pantalones, un crop top negro con diamantes y una camisa de vestir con manga larga, por encima de ese crop top, obviamente a simple vista no se nota que él lleve puesta tal prenda de ropa. Peinó su cabello hacia atrás, pero, unos mechones rebeldes se vuelven hacia el frente, y como toque final lleva consigo un poco de gloss en sus labios. No es exagerado, es simplemente sencillo y perfecto.
Caminó y caminó entre toda esa aglomeración de gente, música electrónica y a alto volúmen sonaba por todos lados. Ni siquiera entendía por qué recurrió a un antro cuando a él nunca en la vida le han gustado esas cosas.
—¿Te sirvo algo, preciosura? —preguntó amablemente el bartender. Gulf sonrió de lado y asintió.
—Una margarita, por favor. — El bartender atendió a su pedido y se giró para preparar dicha orden.
Gulf tomó asiento, recostando su espalda en la barra y apoyando sus codos hacia atrás en la misma.
—¡Damas y caballeros, recibamos en esta noche al alma de la fiesta. Al corazón de este club! — Gulf se sorprendió por la cantidad de aplausos que comenzaron a escucharse, la multitud se enloquecía y a su paso empujaban a unos contra otros. Enarcó una ceja en sorpresa por esto. —El rey del lugar está aquí.
Los aplausos incrementaron y la música comenzó a sonar. Parecía una de esas presentaciones metaleras. Sonrió, le gustaba ese género. El bartender le acercó su bebida por un costado, para no distraerlo.
Quién diría que en un lugar como ese cantaran las bachatas de un cantante bastante reconocido. Porque sí, de parecer la intro de un concurso metalero aquello había pasado a reproducir la introducción de aquella canción tan peculiar y calienta bragas.
—Que bien te ves... te adelanto no me importa quién sea él... — Gulf recordaba haber bailado innumerables veces esa canción en la soledad de su apartamento.
Pero no entendía por qué razón aquella melodiosa y fina voz que entonaba las letras de esa canción tan conocida para él, le erizaban la piel. Incluso sentía que sus cabellos se crispaban en cada tonada. La multitud cantaba a coro junto con el desconocido que portaba un antifaz negro que cubría hasta la mitad de su rostro, sus labios únicamente quedaban al descubierto.
—Una aventura es más divertida si huele a peligro... — Los gritos lo ensordecian y ni siquiera se dio cuenta de en qué momento se acabó su bebida.
Gulf odiaba el alcohol y de paso sabía que no lo resistía en absoluto. Así que, obligando a su cuerpo a moverse porque sus necios ojos se negaban a despegarse de aquel cuerpo en el escenario, caminó hacia los baños de aquel lugar.
Trastabillando a medida que avanzaba. No dudaba de que esa margarita haya llevado algo más en ella, sabía que no resistía tanto alcohol pero, tampoco era como si solo con un trago se ponía de esa forma.
Llegó a los baños y aprovechó para remojar su rostro y dar leves cachetadas en sus mejillas.
—¿Por qué tan solo, lindura? — Un Americano bastante, pero bastante alto, intentó tomarlo de la cintura. Gulf ahora realmente no podía defenderse con la fuerza que él sabía que poseía.
—No quiero —balbuceó. El tipo frunció el ceño mientras sonreía de lado.
—¿Qué es lo que se supone que no quieres? —cuestionó. Gulf recostó su cintura en el lavamanos.
—Lo que... sea que... quieras darme —divagó un poco, el lugar daba vueltas —. No soy gay, perdón. — El Americano comenzó a caminar lentamente hacia él, sujetando su cintura y empujándolo hacia atrás, provocando que este encendiera la llave del agua por accidente y mojara su trasero.
—¡Mierda! —Reaccionó bruscamente. —¡¿Ves lo que has hecho, idiota?! — El Americano se asustó ante ese grito que más parecía un regaño de su madre.
—P-Perdón... — Toda la coquetería que tenía en ese momento, desapareció por completo.
—¡¿Perdón?! ¡¿Cómo se supone que saldré de aquí con el trasero mojado?! — El otro chico se queda boquiabierto, ni siquiera sabe qué decir y solamente inclina su cabeza. —¡¡Lárgate!! — El Americano ni siquiera espera que se lo repitan, de inmediato corre hacia afuera de los baños. Gulf mete su cabeza completamente debajo del chorro de agua y comienza a restregar sus manos en su rostro. —¡Maldición! ¡Que estúpido! — Saca su cabeza y comienza a mojar el piso con los chorritos de agua que bajan de sus cabellos —Que idea más estúpida de una luna de miel.
—Wow, ¿luna de miel? ¿También? Fabuloso — Gulf da un salto en su lugar y de inmediato mira al dueño de esa voz.
Este se encuentra recostado sobre el marco de la puerta, vistiendo una camisa negra formal, de seda, con mangas dobladas hasta los codos y los cuatro primeros botones de esta, abiertos, mostrando el esplendor de su pecho. Jeans en un color negro que apunta a grisáceo, no sabe si están desgastados o ese ya es el estilo, la camisa va por debajo de esos jeans, pero únicamente de la parte delantera, pues la cola de esa camisa cae por toda la espalda baja de ese desconocido. Una pequeña coleta adorna su cabello, con más mechones callendo por debajo y dos específicos callendo a los costados de su frente. Finalizando con unas botas negras grandes y monstruosas.
Gulf traga grueso al observarle, incluso siente que toda la ebriedad desapareció. El tipo que parece no exceder los treinta, continúa observándole fijamente. Sus cejas son un tanto gruesas, su nariz es al estilo Americana, pero mucho más bonita que la del tipo fastidioso, sus labios lucen rosaditos y esponjoso, ni tan gruesos, pero tampoco tan delgados. Sus ojos son de un intenso marrón, profundos y bonitos.
—¿T-También? — Eso es lo único que pudo rescatar su subconsciente de todo lo que el tipo frente a él, dijo.
—Olvídalo. — Se separó de la puerta y comenzó a caminar hacia él. No sabe ni por qué, pero no sentía la necesidad de retroceder cuando este tipo se le acercaba. —¿Por qué mejor no me cuentas el motivo por el cual mojaste tu cabeza de esa forma? — Gulf guardó silencio, en serio parecía que las palabras lo habían abandonado por completo —¿No? Bueno, ¿y qué hay de en dónde está tu esposa? — Un parpadeo fue su respuesta —Es el baño de hombres, sí, que estúpido. —Golpeó su frente.
—O-Oye no te... no es necesario que te golpees. — Bien, se sintió estúpido al decir eso.
—No me dolió. Pero, agradezco la preocupación. —Sonrió, lo cual Gulf desearía que no hubiera hecho pues sintió que esa sonrisa le había hipnotizado por completo. Tragó grueso al mismo tiempo en que sentía como su corazón latía aceleradamente. Ya ni siquiera se sentía ebrio ni nada de eso. —Soy Mew... — El hombre le extendió su mano, Gulf la observó unos momentos sintiéndose incapaz de tomarla —s-se... bueno, se supone que debes tomarla, decirme tu nombre y estrecharla con la mía para que ya no seamos más extraños.
—Lo sé, no soy idiota.
—Parecía que sí. —Bromeó. Gulf únicamente rodó los ojos.
—Soy Gulf, Gulf Kanawut. — Mew apretó su mano con una medida fuerza, pero Gulf no entendía por qué su cuerpo temblaba con tal intensidad ahora mismo.
—Mew Suppasit —Volvió a sonreír.
—Ay, por favor. No sonrías, ¿quieres? Soy alérgico a esas cosas.
—¿A las sonrisas? ¿Eres hijo del Grinch, o qué?
—De hecho sí, mi padre es el Grinch y mi hermano es Max el perro. — Mew comenzó a carcajearse esta vez. El moreno guardó silencio y decidió contemplar su risa. Ni siquiera fue capaz de darse cuenta de que él también sonreía.
—Eres divertido, me agradas. ¿Quieres un trago? — Esas palabras lo regresaron a la Tierra. Aclaró su garganta y parpadeó para reaccionar.
—N-No, debo irme.
—¿Irte? Gulf, la noche es jóven. Puedo llamarte Gulf, ¿verdad?
—Tú puedes llamarme como más gustes. —Soltó sin querer. Mew abrió su boca solo un poco, sorprendido por esas palabras —A-Ah... mmm... q-quiero decir q-que... n-no hay problema, puedes llamarme Gulf, o Kanawut o... esas cosas. — Ladeó su cabeza, Mew volvió a sonreír, pero solo de labios esta vez.
—Bien, Gulf. Te invito un trago a tí y a tu esposa, puedo ser su anfitrión en su luna de miel.
—¿Por qué lo harías cuando tú también estás en tu luna de miel? — Mew guardó silencio —¿No deberías estar atendiendo a tu esposa en lugar de estar coqueteando con un desconocido?
—Touché. — Mew le guiñó el ojo. —Peeerooo, mi estimado Gulf, no estoy coqueteando contigo y ya no eres un desconocido.
Vale, su ego se sintió herido por eso.
—...
—¿Qué te hace pensar que coqueteo contigo únicamente por invitarte a un trago?
—De donde vengo es así como se empieza.
—Vale, pues de donde yo vengo si te invitan a un trago es porque lleva droga para dejarte inconsciente, luego te secuestran y por último quién sabe qué hacen contigo. — A Gulf incluso le dio un tic en el ojo.
—¿Y aún así quieres que acepte un trago? — Mew rio en alto.
—Solo estoy bromeando. — Es un alivio. Pensó. —Entonces, ¿sí aceptas?
•
—Aquí tienen, caballeros. Un tequila para el señorito, y un Vodka para la estrella. — Mew agradece en un asentimiento de cabeza.
Cada uno toma su bebida y dan un trago a esta. Mew voltea hacia el frente de ellos, observando a dos chicos que se besan como si no hubiera un mañana.
—¿Puedo preguntar qué sucede?
—¿De qué o con respecto a qué?
—Tu.... pareja, ¿en dónde está? — Mew suspira. Eleva sus labios en un puchero y luego de inclinar su cabeza, niega con la misma y encoge sus hombros.
—No lo sé, supongo que hablando por teléfono con su madre, o tal vez teniendo sexo telefónico con su novio. — Una pesada sonrisa de lado se forma en sus labios. —Es... él es muy jóven, ¿sabes? Y no me quiere, ni siquiera quiere estar conmigo o... algo así.
—¿Él? — Mew vuelve a asentir, da otro trago a su bebida y acomoda su posición en el banco.
—Sí, me casé con un "él". Soy gay, abiertamente desde los 15. — Gulf no entiende el motivo, pero sonríe. —¿Tienes problema con ello?
—Por supuesto que no, para nada. También... también lo soy. — Da otro trago a su bebida.
—Entonces... ¿es un él? — El menor asiente. —Ya veo. ¿En dónde está? — Gulf frunce su ceño y vuelve a beber.
—Con la persona a la que realmente ama.
—Que mierda — Ambos suspiran.
—Una completa mierda, ¿verdad? — Mew asiente.
—Lo es, realmente lo es. —Vuelve a beber.
—¿Tú lo amas? Digo, ¿por qué más te casarías con él, verdad? — Se siente tonto al decir eso, pues él es un justo testimonio de que los matrimonios no son únicamente por amor.
—¿Un matrimonio arreglado desde niños? ¿Tal vez? — En esta ocasión Mew se bebé todo de un solo trago. —¿Y tú? ¿Si te casaste por amor? — Una risa escandalosa es lo que recibe como respuesta. —Ese es un no.
—Por supuesto que es un rotundo NO. Ni siquiera lo conozco, es decir, el día de nuestra boda era la segunda vez que lo veía. La primera vez fue en la cena de pre-compromiso, el anillo me lo dio mi hermana y fue incómodo, ¿sabes? — Ambos ríen.
—Bueno, agradezcamos que no eres sensible, Gulf. Cualquiera en tu posición lloraría. Yo no, pero apuesto a que otro sí.
—Oh, te equivocas. Soy sensible, sucede que no lo demuestro tanto. — Otra ronda de tragos es llevada hacia ellos, ambos sonríen y chocan sus copas en un brindis. Luego de dar un trago a cada una, Mew habla.
—¿Qué tan sensible? — Gulf se pone pensativo.
—Bueno, lloré con Misterio. La parte en que separan al lobo de la niña, no pude soportarlo. — Mew ríe.
—Oh, por favor. No me lo creo, era lo mejor para el lobo. Victoria debía entenderlo, ¿sabes? Si lo amaba debía dejarlo ir, además, los del pueblo querían asesinar a los lobos y... eso era un peligro enorme para Misterio.
—Sí la has visto. —Sonríe orgulloso.
—Por SUPUESTO que lo hice. Era la película favorita de mi madre, antes de... —Frunce el ceño —antes de que nos volviéramos enemigos por siempre.
—¿Q-Qué?
—Bueno, ella... ella quería que fuera un empresario que creara millones y millones de dólares con una empresa, yo quería ser músico, ella quería "construir un buen futuro" para mí, y por ello me comprometió con el único heredero de una de las familias más adineradas. Apenas tenía ocho años, y él cinco, pero le importó nada, no pude tener una vida social fructífera. No podía tener relaciones en el colegio porque ella siempre se encargaba de alejarlos de mí. Desde entonces ya no pudimos ser más... madre e hijo, eso acabó. Si es que alguna vez existió.
—Tu madre se llevara excelente con mi padre.
—Salud por eso. — Ambos levantan sus tragos y brindan nuevamente. Esta ya es la tercera ronda.
—¡Salud! — Beben todo el contenido. —Yo me fuí de casa a los quince, alquilé un departamento y trabajé para poder comprarlo y pagar mis estudios. Comencé trabajando en una cafetería y luego ingresé a un estudio de fotografías, la paga era excelente que hasta creí que era un milagro. Pero resulta que mi padre compró al presidente para que me contratara y pagara mucho más que a los demás. Fue duro darme cuenta que nada de lo que obtuve fue gracias a mí, gracias a mi esfuerzo, pensé que era libre... pero solo me engañé. — Traga grueso y sonríe melancólico. —Al final usó eso en mi contra y me obligó a casarme con un hombre al que ni siquiera conozco, te juro que ni siquiera lo soporto. Ni a él, ni a sus trajes de marca y esas cosas, parece un abogado, está loco. — Mew ríe.
—Bueno, yo también parezco un abogado cuando no estoy de luna de miel, ¿sabes?
—Oh, no me lo digas, por favor. Pensé que dijiste que querías ser músico.
—Quería, más, no lo logré, Gulf. Ser hijo único es un fastidio. Huí a Canadá para evitar mi compromiso con First, pero mamá me encontró. Unos tipos me ofrecieron una bebida que contenía droga, me secuestraron y llevaron "a casa", al día siguiente amanecí con un esmoquín y estaba de pie en la iglesia.
—Rayos. Ahora eso explica todo.
—Lo hace, sí. — Ambos vuelven a compartir unas risas.
—Esto no es vida. — Gulf dice.
—¿Acaso no se dan cuenta que nos atan al lado de personas que no amamos porque ni siquiera los conocemos?
—Se hacen llamar padres, pero son tan desconsiderados.
—Egoístas.
—Estúpidos... —Guardan silencio —papá me gritaría si escuchara como lo estoy llamando ahora mismo. — Gulf ríe.
—¡Ja! Mamá seguramente diría: no te quejes, más adelante me lo agradecerás ha--
—Hago esto por el bien de tu futuro. —Finaliza Gulf. Mew le observa sorprendido.
—Sí, sí... ella diría eso. — Otro silencio se instala entre los dos.
Ambos sintiendo desesperación por su situación, y así mismo, amargura por ni siquiera poder hacer lo que les gusta o por el hecho de que sus padres no les permitan vivir su propia vida. Tomar sus propias decisiones y vivir sus propios errores. ¡Vamos, que de los errores se aprende!
—¿Ha habido alguna ocasión en la que sentiste que todo te importa un carajo y quieres hacer lo que se te plazca o lo primero que se te viene a la cabeza?
—Sí —responde —, muchas veces. Pero siempre me detengo. ¿Y tú? — Gulf fija sus ojos en los de Mew —¿Hay algo que has querido hacer con tanta intensidad que estarías dispuesto de olvidarte de las estúpidas reglas de tu padre y simplemente dejarte llevar? — El menor traga grueso, sintiendo reseca su garganta y su corazón latiendo aceleradamente.
—Sí, justo ahora... — Mew le observa extrañado —yo quiero... — Pasa saliva y humedece sus labios —quiero besarte, Mew. — El nombrado ni siquiera parpadea o muestra una reacción ante lo escuchado. Eso alerta a Gulf, lo hace sentir náuseas y desesperación de la tranquilidad que el otro tiene.
¡Vamos, que no hay que ser estúpido para no darse cuenta de la tensión sexual que se respira entre ambos!
Su mente se bloquea al momento en que Mew prácticamente se lanza hacia él y demanda sus labios en un beso feroz y necesitado. Está de pie frente a él, mientras que Gulf aún permanece sentado. Tira de su cintura y apega más su cuerpo al suyo, devorando esos labios rosa, incluso muerde el inferior y hace a Gulf gemir en voz baja. Les importa poco que están de luna de miel, aunque siendo sinceros, desde un principio eso fue un chiste.
Nadie a su alrededor les presta atención, pues en ese lugar es común que eso suceda. Mew lleva sus manos hasta su cóccix y presiona sus dedos ahí. Se separan segundos después debido a la falta del estúpido oxígeno. Sus bocas abiertas jadean entrecortadas. Ambos comparten miradas y sonríen.
—Yo también quería besarte —dice Mew.
—¿Si? Casi no se notó —Vuelven a reír.
—Gulf, dime que estamos en la misma página. Sería demasiado vergonzoso e incómodo, que no fuera así. —Sonríe nervioso.
—Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas. —Sonríe ladino.
Un ruido bastante alto es el que se escucha ante el azote que da la puerta de los baños contra la pared. Ambos chicos entran trastabillando a estos, pues no dejan de besarse. Gulf extiende su mano y abre solo un poco sus ojos para cerrar completamente la puerta.
—Eres un diablillo —habla Mew, en medio del beso.
—B-Bueno, no quiero que nos interrumpan —responde.
Mew comienza a desabrochar la camisa de Gulf con tanta rapidez que muestra su desesperación. Gulf abre los únicos dos botones que sujetaban la camisa de Mew y comienza a pasear sus manos por todo su abdomen. Luego de ahí pasa a su cuello, mordiendo y succionando sin importarle dejar marcas. Extiende sus brazos al momento en que Mew comienza a deslizar su camisa por sus hombros, y luego el crop top, al terminar de sacarlo deposita un suave y húmedo beso entre su cuello y hombro, haciendo que la respiración de Gulf se entrecorte.
—¿Estás seguro de esto? No quiero que te arrepientas en la mañana, Gulf.
—Bueno, siendo sincero jamás imaginé que en mi luna de miel terminaría teniendo sexo con un chico en los baños de un antro, pero, no me desagrada la idea. —Rie y da un piquito en los labios de Mew. —No estoy ebrio, ¿de acuerdo? Sé lo que estoy haciendo y sé que lo quiero tanto como tú.
—Me alegra saberlo, porque de igual forma no iba a dejarte ir.
El castaño vuelve a apresar su boca en un necesitado beso, devorando con rudeza esos esponjosos belfos. Desabrocha el pantalón de Gulf, junto al cinto, y lo baja con rapidez, quedando boquiabierto al darse cuenta que no hay ropa interior.
—A veces está sobrevalorado llevarla —Encoge sus hombros. Mew solo ríe ante el comentario del menor. No pierde más tiempo y envuelve ese erecto miembro entre su mano. —Aagghh — Tan solo ese acto hace a Gulf arquear su espalda y gemir en voz alta. Mew comienza a mover su mano de arriba a abajo, humedeciendo el miembro con el presemen que sale del pene de Gulf. El menor se sujeta de los hombros de Mew y vuelve a jadear —Llévalo a tu boca, a-aahhg.
Mew no responde, pero obedece. De inmediato lleva el miembro a su boca recibiendolo casi por completo, comienza a mover su cabeza de adelante a atrás en varias repeticiones. Gulf siente como sus piernas tiemblan y tiene que sujetarse con mucha más fuerza de esos gruesos hombros, para no caerse. El mayor retira el miembro de su boca, haciendo un chasqueo al sacarlo.
—Vamos, aguanta un poco más... —bromea —apenas estamos comenzando. — Se pone de pie y baja sus pantalones junto a sus boxers. El pene erecto saluda a Gulf con un salto, al ser liberado. El menor traga grueso, sintiendo imposible el siquiera querer retirar su vista de él. —De rodillas.
Gulf obedece de forma inmediata y cae de rodillas. Ni una sola indicación espera y lleva ese miembro a su boca, es grande y grueso. Iniciando su labor de una forma tan ardiente, lleva su vista hacia Mew, sintiendo como sus pezones se vuelven más erectos al recibir la lujuriosa y caliente mirada de Mew. Comienza a bombear en ese grueso trozo de carne, recibiendolo lo más profundo que su garganta se lo permite. Incluso se sujeta de las caderas de Mew, moviendo eufóricamente su cabeza. Quiere ser llenado de ese manjar, quiere que Mew tatúe su nombre por todo su cuerpo. Le encanta lo salvaje de este hombre, lo espontáneo que puede llegar a ser. Mew es la primera persona con la que siente que ha llegado a conectar de verdad, Mew es la única persona que puede comprender a la perfección lo que él siente, y es porque él también lo ha sufrido.
El castaño lleva su mano al cabello de Gulf y enreda unas pocas hebras entre sus dedos, haciendo a Gulf echar su cabeza hacia atrás, al mismo tiempo que abre su boca de manera ardiente. Se inclina a besar su manzana de Adán y a lamer el lóbulo de su oreja. Con gemidos gruesos provenientes de esos finos labios, Gulf sabe que está haciendo bien su trabajo.
Vuelve su boca al miembro que desatendió tan solo unos segundos, y esta vez se auto embiste la boca con más fuerza. Mew aún lo sujeta del cabello pero no hace presión alguna, simplemente lo deja ejercer su propio ritmo. Ahora es Gulf quien siente como las piernas de Mew se debilitan.
—¿Puedes alimentarme ahora, o debo esperar más? —pregunta provocativo.
Mew lo levanta de un solo movimiento, volviendo a besarlo y haciéndolo girar sobre sus pies. Lo hace recostar en el lavamanos y enciende la llave del agua.
—Te alimentaré justo ahora, cariño. —Gruñe. Gulf recibe gustoso esas palabras. El mayor moja lo más que puede su dedo medio, con una mano sube la pierna de Gulf al lavamanos, y con la otra lo sujeta de la cintura. Deja un suave beso en el encaje del menor, y le sonríe tan lascivo que es jodidamente caliente. —¿Estás listo?
—Ya no pierdas más tiempo —responde necesitado. Mew vuelve a sonreír, y acercando su boca vuelve a besarlo.
Suelta su pierna para llevar ese mismo dedo a su entrada y comenzar a introducirse con delicadeza. Sintiendo como Gulf abre su boca a medida que el intruso ingresa en su interior, se sujeta con más fuerza de los hombros de Mew, este sabe que lo necesita, así que sujeta con más fuerza su cintura. Lo hace de una forma tan posesiva que no pareciera que esta es primera vez que toca a Gulf.
La base de su dedo llega a tactar con la suave piel canela, es entonces cuando comienza a embestir con lentitud.
—Agghmn — La voz de Gulf suena temblorosa, y con justa razón. Se abraza aún más a Mew y continúa besándole, abriendo su boca en ocasiones de forma inerte. —¡Ah! ¡Oh sí, mete otro! —Pide, cuando siente que es capaz de recibir otro más. El mayor sabe que está para cumplir lo que esa belleza le pida, así que de inmediato introduce un segundo dedo, este ingresa con un poco más de facilidad que el anterior. Y esta vez embiste con más rapidez. —Aahhh s-sí... r-rápido, ¡más rápido! Aaagnaam — Gulf incluso pone en blanco sus ojos.
Mientras el menor echa hacia atrás su cabeza, Mew comienza a lamer todo el largo de su cuello, marcando ese cuerpo como suyo mientras lo embiste con rapidez. Sin que Gulf se lo pida introduce un tercer dedo y comienza a disfrutar con más libertad del chapoteo que estos causan al entrar y salir en ese estrecho y cálido agujero.
Gulf muerde uno de sus hombros, haciéndolo tocar el cielo con las manos. Por inercia aumenta la velocidad en sus dedos y siente como en segundos Gulf está a punto de llegar a su orgasmo, es entonces cuando retira sus dedos, recibiendo un gruñido de Gulf en reclamo.
—Date la vuelta — El menor con rapidez baja su pierna del lavamanos.
Mew lo toma de las muñecas y lo hace apoyarse en la base de la fría cerámica blanca de ese lavamanos, haciéndolo ver sus reflejos en el espejo. Pega su pecho a su espalda y comienza a acariciar desde su abdomen hacia arriba, al mismo tiempo en que pasea su pene entre la apertura de sus abultados glúteos. Los entrecortados suspiros de Gulf le hacen saber que este está disfrutando de ello.
—Por favor... no me tortures más, por favor — Gulf lo sujeta de la nuca, tirando de él para besarlo.
—E-Espera... quiero probar algo contigo, ¿de acuerdo? — Unen sus miradas en el reflejo.
—Lo que quieras —responde.
—Cierra los ojos.
Gulf no rechista ni un poco, simplemente los cierra. Mew vuelve a encender la llave y esta vez moja su mano y al mismo tiempo uno de las glúteos de Gulf. Luego de asegurarse que está bastante húmedo, deja ir un azote tan fuerte que su mano queda marcada ahí.
—¡AHHGMNS, MIERDA! — Las rodillas de Gulf incluso se doblan y tiene que sujetarse del lavamanos para no caer. Mew da otra nalgada en su otra mejilla, sintiendo como el cuerpo de Gulf tiembla.
—¿Qué sentiste? —pregunta en su oído. —Dime lo que sentiste. — Gulf aún está en busca de recuperar su respiración.
—Me... —Jadea, sus ojos continúan cerrados, por alguna razón no quiere abrirlos hasta que Mew se lo autorice —gustó. —Niega —Me encantó. — Mew sonríe victorioso.
—Perfecto, cariño. Ahora déjame recompensarte. Abre los ojos y mírame mientras me introduzco en tí. — El menor gime ante esas palabras.
Mew toma su pene y lleva la gruesa y goteante punta hasta la entrada ajena, Gulf respira acelerado, pero, impaciente por que Mew esté dentro suyo. Segundos bastan para que tense tan solo un poco su cuerpo mientras Mew se va introduciendo poco a poco. Encoge incluso los dedos de sus pies y se sujeta tan fuerte del lavamanos, que sus nudillos se vuelven blancos.
—Carajo, carajo, carajo, siento que vas a partirme en cualquier momento —dice, a duras penas.
—Lo cual sería perfecto, ¿verdad? — Muerde su oreja —Así tendría más de tí.
—¡Aaammhh! ¿Tienes idea de lo malditamente caliente que eres? — Mew sonríe de lado.
—Nunca me lo habían dicho, hermoso.
Sujeta su mentón y lo hace girar solo un poco para poder besarlo. A Gulf ni siquiera le importa si su cuello puede dolerle mañana, él solo quiere disfrutar "el hoy" junto a Mew. El mayor termina por introducirse en él, y acerca más su cuerpo al suyo. Gulf gime dentro de la boca de Mew haciéndolo sonreír.
—M-Muevete... ahora — Mew asiente aún en el beso y comienza a mover su cadera de adelante a atrás.
Gulf siente como el ardor en su trasero poco a poco va siendo reemplazado por un placer que es capaz de nublar todos y cada uno de sus sentidos. Lo único que su mente puede hacer ahora es grabar las expresiones de placer en el rostro de Mew, y, conservar la melodía de esos masculinos gruñidos.
—Tan bueno... y-y... apretado —balbucea.
—Solo para aaaahhhghg... t-tí —responde.
Mew aumenta la velocidad en sus embestidas, haciendo que esas pieles choquen con más intensidad y que a su vez el placer incremente en ambos.
—Aaahh, cariño, eres delicioso — Lleva su cabeza a su cuello y comienza a lamerlo cual paleta de chocolate.
Gulf siente como si su corazón va a salirse de su pecho, el sudor ya llegó a su frente, pero poco le importa. Su cuerpo se bate de adelante hacia atrás siendo deliciosamente embestido.
—Así, así, aaaahhhggg carajo, esto es tan delicioso — Mew lo sujeta bruscamente del cabello y tira hacia atrás su cabeza.
—Gulf... ¿puedes ser un sumiso para mí? — Siente como si su respiración se corta en ese momento, pero asiente. Mew dibuja una sonrisa en su rostro, y él siente que eso es suficiente premio. —Quiero que te des la vuelta.
Él nunca había jugado a eso del BDSM, ni siquiera sabía cómo se hacían esas cosas, pero su mente era tan traviesa que de inmediato le lanzó la respuesta correcta.
—Sí, mi señor. — Fue testigo de como el pene de Mew goteó en respuesta y su cuerpo se tensó aún más.
Mew levantó el cinto de cuero de Gulf, y haciéndolo recostar sobre el lavamanos, dejó ir el primer azote en la mejilla derecha. Por inercia Gulf respingó en su lugar, mordió su labio disfrutando de eso.
—¿Te gusta? — Asintió.
—S-Sí...
—¿Sí qué?
—Sí, mi señor, me gusta. — Mew gimió tan grave como su voz se lo permitió. Repitió el azote en la otra mejilla y luego volvió a la otra, dejando de un rojo intenso ambas montañitas de carne. —Eres un excelente sumiso, cariño.
Gulf identificó el tono tranquilo en la voz de Mew, así que se sintió libre de hablar. Era sorprendente como sin haber practicado eso nunca, sabía cómo y cuándo actuar.
—Es bueno saberlo, nunca había hecho esto. Ya veo por qué el sexo siempre era aburrido —Encogió sus hombros, Mew rio.
—Pues, que bueno que te encontré. — Inició un nuevo beso, y esta vez los llevó a ambos hacia uno de los cubículos. Bajó la tapa de uno de los retretes y se sentó ahí, tomó las manos de Gulf y las sujetó con el cinto en sus muñecas. El menor únicamente sonrió y sintió como eso no hizo mas que aumentar su excitación. —¿Quieres montarme, Gulf? — El nombrado observó el goteante miembro necesitando de atención, lamió sus labios cual gatito observando su cena, y asintió.
—Por favor, mi señor, permítame montarlo.
—Todo tuyo —respondió Mew, demasiado orgulloso del menor.
Gulf se acercó poco a poco y colocándose a horcajadas de él, pasó sus manos sujetas sobre la cabeza de Mew, apoyándose de su cuello. Y ya estando bien sujeto, comenzó a dejarse caer sobre el miembro grueso y erecto.
—Agghhmm —gimieron ambos.
Mew lo sujetó de la cintura mientras bajaba. Al empalarlo todo no esperó más tiempo y comenzó a subir y bajar sobre el trozo de carne. Haciendo que el ruido de los choques de sus pieles fuese bastante alto. Gemía y arqueaba su espalda a medida que se dejaba caer con más intensidad. Mew comenzó a chupar, lamer y morder sus pezones, tirando de ellos con sus dientes. Marcando de forma territorial todo ese pecho.
—Lo haces excelente, Gulf. Que delicia... se siente extremadamente delicioso, amor. — La mente de Gulf se nubló un poco al escuchar esa palabra, algo palpitó dentro suyo. Pero se recordó que Mew pudo decirle eso únicamente por el calor del momento, es solo que, nadie nunca lo había llamado así. —M-Más, más rápido, más rápido, Gulf.
Mew volvió a sujetarlo de la cintura y comenzó a hacerlo subir y bajar con más fuerza y rapidez, al mismo tiempo que lo embestía y besaba. Cada golpe dado en su próstata lo hacía delirar y sentir que tocaba el cielo con las manos. Llevó sus grandes y venosas manos a su trasero y lo apretó tanto que se volvía pálido. Sujetandolo fuertemente de esa forma, comenzó embestidas más fuertes y certeras, golpeando su próstata en cada una.
Se detuvo y salió de él sonriéndole divertido ante su confusa mirada, lo hizo darse la vuelta y pasar sus manos atadas, hacia atrás. Para por consiguiente sentarlo sobre su miembro, Gulf sintió que de esa forma entró más profundo en él.
—¡AA-AH M-MEW!... — El castaño lo sujetó de el nudo en sus muñecas y comenzó a hacerlo rebotar sobre su pene. Provocando que Gulf se volviera un completo manojo de gemidos, jadeos y gritos. —Voy a... ven-nirm- ¡aaaaahfnm! No puedo más, no soporto más, por favor... aaaahghsh
—Puedes venirte, cariño.
Ante las palabras de Mew su cuerpo sufrió un azotado espasmo y se liberó manchando todo el piso del baño. Mew continuó embistiéndolo hasta encontrar su propia liberación, la cual fue dentro de Gulf.
Ambos se sentía exhaustos y bastante pero bastante rendidos. Gulf recostó su espalda sobre el pecho de Mew y sonrió casi callendo en la inconsciencia.
—Por favor dime que no estás ebrio y que recordarás esto mañana — Mew sonrió y besó la coronilla de su cabeza.
—No lo estoy, y por supuesto que recordaré esto no solo mañana... sino que, por el resto de mi vida. — Ambos volvieron a iniciar un beso, pero esta vez era uno suave y pausado.
Desconociendo que a unos cuantos pasos de ellos, en el mismo lugar en donde su ropa había quedado regada, sus teléfonos se alumbraban anunciando las llamadas de sus respectivos esposos, junto a un mensaje que decía:
“—Gulf, voy ahora mismo a buscarte.”
¿Quién lo diría? La luna de miel de ambos no resultó nada aburrida o solitaria como lo pensaron.
Y como bien dicen por ahí:
“Si es prohibido sabe mejor.”
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Gente, me explotó la cabeza.🤭 O se me incendió, como sea jaja🤣🔥
Hellowis, mis Feeniks.
¿Se esperaban esta sorpresita?
🙈🙈🤭
Espero que les haya gustado así como
a mí, y que hayan tenido un ventilador
al lado, así como yo.🤭🙈
La idea principal de esta historia la
saque en medio de una conversación
con josseppar así que créditos para
ella, gracias bebé. ♡
Estaré leyendo sus comentarios.
Y, por si acaso tenían dudas: gente,
mi fé en el MewGulf sigue intacta. Así
que si alguien quiere venir a comentar
aquí que los dejemos ir y bla bla bla,
mejor se ahorran esos comentarios
innecesarios, y se me van por
la sombrita, XD. Aquí somos fieles
al sol y al girasolito. ☀️🌻
A mí solo me importa que mis dos
razones de vivir, sean felices, así sean
pareja o no. Pero esta cabecita cree
que si son, así que, respeto please.
Menos odio y más amor.
¿Ustedes creen que esto puede tener segunda parte? 👀
Bueno, los estaré leyendo.
Bye, Nukitas.😚🌹
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