37
El algodón era pasado por sus nudillos, tratando de desinfectar las heridas causadas por la pelea. George mantenía la mirada a una puerta, la puerta de la habitación dónde su rubia se encontraba. El líquido que poseía el algodón ardía contra su piel, incluso sus ojos se humedecieron.
-¿Duele?
-Arde un poco, pero gracias señora Vance. No tenía por qué- comentó agradecido, pero sus nervios no eran capaces de dispersarse- ¿Sabe algo de Noareth? Mi sobrina me dijo que vió a Elizabeth, por lo visto está con ellas. Al parecer necesita su espacio
-Sabes que para ti soy Samantha, George ya eres de la familia y claro que te curaré.- pausó colocando un esparadrapo en sus heridas.- Si, ella esta con Beth. Necesita su espacio es normal, la pasó muy mal cuándo salía con Zabini, pero por desgracia solo lo sabía Adriert. Ella no nos lo contó para no preocuparnos, hasta tiempo después que rompieron. Es muy complicado, ella estaba tan feliz a tu lado, creímos que lo había superado y apuesto a que ella también lo creyó, pero verlo en la galería y ahora aquí sobrepasandose con ella.. La debilitó, a ella le costará recuperarse.- su voz tibuteaba con sus ojos humedecidos, la furia y rabia que sentía en su voz por dejar sola a su hija se podía reflejar.- Por eso George te pido a ti, a quién confío porque sé que eres un buen hombre y que no quiere dañar a mi hija, te la confío. Y te pido que porfavor la cuides y apoyes, si la amas quedate a su lado, no será nada fácil.
George tembló ante sus palabras y dejó que algunas lágrimas corrieran por sus mejillas. Sentía rabia, sentía impotencia, furia, rencor pero sobre todo dolor.
El dolor es algo que muchas personas dejan pasar, finjir una sonrisa y nadie podrá darse cuenta de lo roto que estas por dentro. ¿Por qué? Simplemente por el hecho de que esta sociedad únicamente juzga lo que percibe por el sentido de la vista, no se toma el tiempo necesario de conocer a una persona; sus aficiones, gustos, miedos, temores, sueños, inseguridades. Ese es el mayor problema de hoy en día, estar roto en pedazos por dentro, sentir que te desmoronas y que miles de estacas están siendo clavadas lentamente en tu corazón, una muerte sin duda lenta y dolorosa. Por desgracia, una realidad para muchos.
Incluida Noareth Vance. Todo el proceso de su antigua relación estuvo sola, tenía miedo de contar la verdad, en este caso no por lo que sus padres le dijeran, sabía que la apoyarían. Si no porque era consiente de que Zabini era un hombre vengativo y cruel, estaba segura de que atentaría contra su familia, bien fuese arruinando las empresas Vance, el negocio familiar o dejando a la rubia en mala posición frente a la sociedad.
Tenía miedo.
Volver a sentir el tacto de sus manos alrededor de ella la hizo sentir de nuevo insegura, todos sus temores que creyó haber dejado en el pasado volvieron fugazmente cuándo su piel hizo contacto con la suya. Fue tal el impacto que incluso su cuerpo reaccionó rápidamente, tensándose frente al toque, sus ojos se humedecieron y sus piernas flaquearon.
Su mayor pesadilla había vuelto.
Él Weasley ni siquiera sabía que responder. Noareth se había convertido en su debilidad, la veía llorar y él sufría. No podía dejar de pensar en su chica temblorosa cuándo su cuñada logró llevarsela lejos. No la volvería a dejar sola, eso estaba claro. Pero sentía tanto odio accumulado por eso, ¿Acaso por el simple hecho de ser mujer no podía caminar segura a casa? ¿Debía él estar intranquilo cada que la rubia saliera sola?. No entendía cómo gente tan asquerosa era capaz de habitar en él mundo con una conciencia tranquila. Desde pequeño había sido consiente de que un no era un no, de que a las mujeres cómo a cualquier persona se les respetaba y trataba educadamente. Pero todo tuvo más impacto en él cuándo su hermana pequeña creció y se dió cuénta a la sociedad a la que estaba expuesta. No la dejaban salir sola, mucho menos en la noche, aún recordaba cómo la adolescente se enfadó una vez con él y su gemelo por acompañarla a las tres escobas, dónde quedó con algunos compañeros. A medida que fue creciendo lo entendió.
Y George cómo cada uno de los hermanos Weasleys se reinventaron, abrieron los ojos y desde ese momento fueron más consientes de la asquerosa sociedad en la que vivían.
Nada más pensar que su rubia fue víctima de eso le ponía los pelos de punta.
-No hace falta que lo pides, su hija para mi es un tesoro, la cuidaré con mi vida en ello, la apoyaré y haré de su recuperación lo más amena posible.-aseguró con total firmeza y seguridad en sus palabras.- ¿Podría pasar a verla?, Si se encuentra mejor y ella desea.
-Claro George, eres un buen chico
Esta le sonrió hacia las palabras del pelirrojo, sabía que su hija estaba segura en sus brazos. George se levantó del sofá de inmediato dirigiéndose a la puerta, no sin antes dirigirle a la mujer una mirada sonriente a pesar de sus lagrimosos ojos.
Llamó a la puerta con los nervios instaurados en sus manos. Fue abierto a los segundos por Adriert quién lo miró totalmente apenado para después ver con el corazón en un puño a su hermana quién se encontraba sentada en el centro de la cama de la habiatción, mientras que su amiga trataba de guardar su espacio desde las orillas.
-Es George.- anunció el Vance mayor, haciéndo que la rubia alzara la mirada.- ¿Quieres que lo deje pasar?.
Ni siquiera formuló una oración, únicamente asintió. Elizabeth le dió una mirada triste y comprensiva, para después formular un "os dejo a solas, si necesitas cualquier cosa puedes llamarme". Adriert también fue tras ella tras murmurarle al pelirrojo "se suave, ella lo esta pasando verdaderamente mal".
George cerró la puerta tras de él, vacilando o no en acercarse a la rubia o no. Se le veía totalmente devastada, sus ojos ausentes, sus labios sin color alguno, sus manos temblorosas, su débil aspecto destruyó al pelirrojo. Suspiró, él odio que profundizaba era bastante pero lograba calmarse por la pobre expresión de su rubia. Ocupó el asiento dónde su cuñada estuvo hace unos minutos.
Noareth alzó la mirada, buscándo al pelirrojo, a los orbes cafés que siempre fueron su mar de calma. Se sintió segura al verlo.
-Ahora mismo siento las marcas de sus manos forjadas a fuego contra mi piel. Pero porfavor, abrázame fuerte hasta que estas desaparezcan, o al menos lo hagan de mi mente.
Pidió, debilitando a él hombre lagrimoso. La voz de la rubia tibuteaba, pero aún así parecía que sus ojos se secaron de tantas lágrimas que había derrochado por aquel vil hombre que la tocó sin permiso.
El Weasley obedeció a sus suplicas, debía mantenerse sereno pero parecía él más afectado de los dos, pues que hirieran a su rubia significó una gran marca en su interior. Con sus cálidos brazos y su aroma golpeando sus fosas nasales fue llevada de vuelta a su hogar, dónde sentirse segura.
No hablaron, las acompasadas respiraciones de ambos era el único sonido que a duras penas lograba escucharse, sumado a los sollozos en silencio del Weasley que le afectaba de pensar el hecho de otras manos tocando a la rubia sin que esta pudiera hacer nada al respecto, le afectaba que su amada volviera a pasar por lo mismo de unos años debido a la basura de sociedad en la que habitaba.
En esos momentos fue dónde demostraron el cariño que la pareja sentía, bajo la tenue luz de la mañana se hicieron uno solo, con el simple roce de unos brazos abrazándola, con el simple hecho de su pecho contra el suyo, sus respiraciones enlazadas, el silencio de la habitación era más que palabras propiamente dichas en vano. Porque entre ellos estaba todo más que dicho, conocían el pesar del otro al igual que sus acciones cómo nadie más podía hacerlo.
Porque no hacía falta que se unieran físicamente para que sus cuerpos fueran uno solo.
-Georgie- este alzó la cabeza cuándo escuchó la aterciopelada voz de su rubia.- ¿Me puedes ayudar a bañarme?
El hombre aceptó con una gran sonrisa. Pudo ver el dolor que sentía Noareth a medida que se desprendía de las prendas de ropa frente al espejo, en su mente pensaba las partes que fueron tocadas por el Zabini. No tenía fuerza en esos momentos, su cuerpo estaba sin vida. George preparó el baño caliente, asegurándose de que el agua no llegara a quemar del todo a la rubia. La ayudó a introducirse en la bañera y se aseguró de enjabonar cada parte del cuerpo de la rubia para después remojarlo en agua fría por petición de ella, al querer borrar la marca del otro hombre.
En otra situación no hubiera dejado ser visto desnuda y mucho menos permitirle que la bañara a otro hombre, pero con George era distinto. Le aportaba tal confianza y seguridad, que estaba segura que nada malo sería capaz de hacerle.
Porque él era su lugar seguro.
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No tenía muchos animos pero a pesar de todo decidió querer continuar en la boda de su querida prima. Se bañó y cambió de vestido. Tomó asiento en la mesa que le fue otorgada, esta estaba compuesta por el matrimonio Lupin-Weasley, Ginny, Adriert, George a un lado suya y un asiento ahora fue ocupado por su prima, Venus.
Las manos entrelazadas de George y Noareth reposaron en el muslo de la rubia desde que tomaron asiento, llegaron a observar cómo hacía ya un tiempo Harry y Matthew Vance se habían encargado de llevar lejos al Zabini.
Todos le dedicaban miradas tristes, lo que le impidió olvidarse de lo sucedido. Solo el pelirrojo de su lado que le brindaba suaves y cariñosas caricias en su mano pudo ayudarla.
Venus era una de sus primas con la que pocos miembros de la familia lograban llevarse bien, incluida Freya, su propia hermana. Al ser mayor, cuándo cumplió la mayoría de edad buscó un apartamento lejos de su familia dónde se independizó. No quería ser el centro de los medios, la familia Vance era muy conocida por su línea de empresas, siempre estaban en el ojo de la prensa y eso era algo que ella odiaba. Tal vez su hermana menor logró acostumbrarse, cómo sus primos, pero no ella. A ella le gustaba salir de fiesta y pasarla en grande, beber hasta perder la razón, amanecer en una cama distinta cada día. Era permitido gracias a la buena herencia que su padre le dejó al enfermar gravemente cuándo solo era una adolescente.
Noareth detestaba a su prima, hizo llorar a su tía Agnes, a su prima Freya y a su abuelo jamás se lo perdonaría cómo el hecho que siempre veía cualquier oportunidad para arremeter contra la pequeña ya que era la única de la familia que lograba plantarle cara. Si no fuera por su hermano mayor, muchas veces la cosa pudo ir a peor.
Venus visualizó un centellante cabello pelirrojo que reconocería en cualquier parte. Aún se acordaba cuándo siendo una adolescente se lo encontró en una discoteca muggle bebiendo en la barra al pasar por mayor gracias a su altura, recordaba que se encontraba mal debido a una chica. Venus lo consoló, ambos bailaron animadamente y pegados, tal así fue que pasaron la noche juntos, no fue la única, quedaban varias veces en sitios variados para poder volver a pasarla juntos. George trataba de olvidar a la Lupin que en esos entonces era novia de su gemelo. Tiempo después, perdieron el contacto. La mujer viajó por varios países, se asentaba en Francia pero más a menudo en Italia. Logró verlo una vez que visitó a su familia, recorriendo las calles de Londres. Por lo visto se había divorciado, ella ni siquiera sabía de la existencia de una esposa. Vió su oportunidad, pues no pudo olvidarse tan facilmente de él pero el poco tiempo que poseían le jugó una mala pasada.
Ella pasó el resto de los años buscándolo a la par que viajaba.
No encontró rastro de él, y ahora se lo encontraba en la boda de su hermano, sentado junto a su prima la cuál deseaba desterrar por siempre tratar de hacerle quedar mal. ¿Qué estaba pasando?
-¡Pero miren, dichosos los ojos! ¡George Weasley!- Venus tomó asiento al lado de este, el asiento libre. Una sonrisa de total plenitud se instauraba en sus labios.
La mayoría de la mesa fruncieron el entrecejo al ver a la rubia de labios rojos y carnosos tomar asiento al lado de este. Noareth y Adriert compartieron mirdadas ¿Cómo se conocían?, las esmeraldas buscaron al café en busca de respuestas.
George abrió los ojos con sorpresa y total confusión al ver a aquella rubia en la boda. Él tambien se hacía la pregunta ¿Que hacía aquí? No lo sabía. Le traía recuerdos de su adolescencia sin duda, la rubia le ayudó a sobrellevar la ruptura de su corazón.
Sobrellevar, porque no pudo quitar de su mente a la Lupin.
-¿Venus? ¿Que haces aquí?
Descartó totalmente la posibilidad de que concoiera al Longbottom, le parecía imposible. Por otra parte todos los de la mesa se dedicaban miradas extrañas. Fred parecía ser el único que entendía la situación al reconocer el nombre de la mayor. Noareth renegó a seguir tratando de que George la reacatara en su mar de duda, y miró a Fred que era atosigado por las preguntas que su mujer le lanzaba, impacientemente al igual que ella.
-En la boda de mi hermana- sonrió plenamente cruzándo sus piernas, causándo que su vestido azul le subiera por las piernas, revelándolas un poco.- La verdadera pregunta es que haces tú aquí, Georgie.
Georgie. ¡Así le decía ella a George! La poca paciencia y fuerza con la que ese día constaba desapareció. No iba a permitir que coquetaran con su pelirrojo delante de ella de esa forma. Y mucho menos la mujer que hizo imposible su existencia desde joven. No sabía de que se conocían el Weasley y la Vance mayor, pero que lo descubriría era una afirmación.
-Acompañar a su novia- enredó su brazo con el del Weasley, dándole su mejor sonrisa a su prima mayor.- Que bueno verte, Venus.
Venus chasqueó la lengua irritada, pero en ningún momento se separó de la cercanía del hombre que parecía incomodo ante aquel debate familiar. ¡Él se acababa de enterar que eran familia!. Lo que estaba claro es que la mayor no se daría por vencida.
George besó la cabeza de Noareth sonriente. La quería tanto..
Eso fastidió a Venus.
-Oh, que bueno por ti, primita
I have the honor to introduce you:
●●●●
Hola amores!
¿Que tal todo? Espero que les vaya genial.
De verdad, amo a estos dos a ciencia cierta, son muy monos y me encanta la relación basada en la confianza que tienen.
¿Que opinan de Venus?
Lxs leo! No se olviden de votar y comentar , lxs amo!
<3
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