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Los rallos de luz se colaron por su ventana impactando en su cara e irrumpiendo su sueño. En esos momentos maldecía a su melliza por no haber bajado la persiana cuándo se levantó. Trató de girarse en la cama y colocó su almohada por encima de su cabeza, pero sus intentos en seguir durmiendo tranquilamente fueron en vano al escuchar ruidos provenientes de la cocina.

Se incorporó en su cama y se colocó sus zapatillas, frotó sus ojos para verse al espejo: Tenía un aspecto desaliñado, su pelo revuelto y su camiseta del pijama estaba algo arrugada. No le dió mucha importancia pues era la mañana y solo le vería su familia por lo que se encaminó a la cocina.

Pudo ver cómo su padre se encontraba haciéndo el desayuno, mientras que de vez en cuándo le robaba algun que otro beso a su madre creyendo que nadie los observaba, ambos seguían aún en pijamas.

Erick carraspeó al ver que estos seguían hundidos en el beso, presionando los labios de uno contra los de otros, rápidamente la pareja se separó algo sonrojada. El joven tejón rió por lo bajo y se acercó hacia ellos.

-Buen día, ma, pa- abrevió los nombres optando por la cercanía

-Buen día amor- Jessica besó el cabello despeinado de su hijo mientras volvía a tomar su café.

-Hola, tejón

Imitó su acto Cedric mientras se dirigía de nuevo a cocinar pero el sonido de un quejido hicieron que los tres miembros voltearan a ver a Valerie que recién salía del cuarto de baño, tras haber ido a lavarse los dientes.

-¡Exhibionismo! ¡Ponte una camiseta!

Le insistió a su padre, quién siempre dormía a torso descubierto y por lo general se levantaba y se paseaba por la casa cómo si no necesitara la prenda. Cedric rió por lo bajito, mientras Jessica rodó los ojos sin que sus hijos se dieran cuenta, no estando de acuerdo con la idea de que su pareja se cubriera.

Estaba teniendo muy buenas vistas.

-Vamos princesa, estoy cómodo así.- pidió Cedric mientras sacaba los huevos que freía a un plato a parte.

Valerie negó mientras tomaba asiento a un lado de su mellizo, al cuál le revolvió más el pelo en signo de saludo, este alzó la cabeza y le dedicó una sonrisita a su hermana.

-Lo siento pero eso no funciona conmigo, todos tenemos camisetas así que tu también.- insistió alargando su brazo para pasarsela.- Vamos, a ponersela

Cedric rodó los ojos riendo por lo bajo ante la actitud de su preciada y amada hija mientras se colocaba la camiseta. Erick se inclinó en el banco para apartarse uno de los huevos que su padre cocinó e imitar el mismo con su melliza quién le sonrió agradecida.

-Gracias tejón.- sonrió besando su mejilla

Jessica tuvo una completa vista de su familia, apoyada desde la esquina de la pequeña isla en la que comían sus hijos. Estaba tan orgullosa de la familia que habían podido lograr formar. Mientras que Cedric miraba a su novia cómo si de una de las maravillas de La Tierra se tratase, él si estaba orgulloso de ella, de en la mujer que se había convertido y cómo consiguió reinventarse.

Mientras los jovenes Diggory-Banes se alimentaban tras haber estado toda una noche sin ingerir alimento, Jessica miró a su marido buscándo la repuesta que necesitaba, cuándo este asintió la mujer suspiró sentándose frente a sus progenitores.

Erick fue el primero en percatarse de la extraña actitud que su madre estaba tomando, dejó sus cubiertos a un lado, se limpió con una servilleta y apolló los codos en la encimera, frunciendo el ceño indicandole a su madre que se abriera con ellos. Jessica lo observó, sus actitudes, su mandíbula, su rostro, su honestidad y amabilidad, su respeto. Erick Diggory era una copia en miniatura de su novio, era cómo si los hubieran clonado. Mientras su hija era más parecida a ella, algo despitada, pero risueña en partes, era astuta, ingeniosa y muy orgullosa. Le recordaba a ella, pero afortunadamente a la Jessica nueva.

-¿Mamá pasó algo?- preguntó Erick, temiendose lo peor, desconcertado ante la actitud de la Banes mayor.

Cedric dejó de cocinar por un lado y rodeó la cintura de su novia, esta llegó a tener más confianza al sentir los brazos del hombre. Siempre lo hacía, Cedric era su lugar seguro, en el hombre que más confiaba, un simple tacto hacía que las mariposas en su estómago revolotearan cómo la primera vez que este la encontró.

Agradecía a Merlín que el sandor pasara en esos momentos por aquel bosque, agradecía que fuera a pasear para despejarse del estrés de trabajo pues si no ella probablemente hubiera acabado desangrada y no estaría en esos momentos allí. Siempre la trató caballerosamente, la manera en la que se tomó su tiempo para escucharla y no juzgara le impresionó, cómo la ayudo y le tendió la mano.

De nuevo, el destino jugaba un gran papel importante.

Jessica era amada y ella tenía la capacidad de amar por el simple hecho de que ella se quería a sí misma, Cedric la había ayudado a amarse, le repetía cada día sus sentimientos hacia ella, que era perfecta con sus defectos y perfecciones cómo cualquier otra persona. Nunca pensó que mereciera a un hombre tan bueno cómo Cedric, no después de todo el mal y el daño que causó, hoy en día seguía teniendo secuelas sobre sus oscuros pasados pero por suerte hablando y explicándose con su novio las cosas solían mejorar.

Val al escuchar a su hermano alzó la cabeza viendo a sus progenitores algo extrañada. De momento una fugaz idea cruzó por su mente.

-¡¿No me digas que estas embarazada?!

Erick miró impresionado a su hermana y su vista posó en sus progenitores, parecía que la idea de otro más en la familia no le desagradaba por completo.

Jessica se sonrojó de inmediato y su novio no pudo evitar reír por lo bajo, emitiéndole cosquillas al cuello de su amada.

-No por merlín- Jessica negó algo risueña.- Es una noticia que llevo mucho tiempo podiiendo esperar a darosla y estoy ansiosa

Ambos mellizos asintieron, indicándo que continuara su charla

-Él fue una persona muy importante para mi, sobretodo en mi adolescencia. Fue el único hombre en el que confiaba.- pausó, suspirándo al recordar aquellos tiempos oscuros. Cedric besó su mejilla dándole fuerza al notarla tensa.- Quiero que conozcan a Mason Banes, su abuelo.

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Llamó a la puerta del piso dónde la pelirroja se hospedaba y esperó para ser atendida.Colocó en su hombro el bolso con miedo a que se le cayera, miró a ambos lados observando el pasillo corredor. Le impresionó que hubiera muchas habitaciones y que todo se encontrara en sumo silencio. La puerta de madera fue abierta dejándo que la rubia pudiera observar a la Weasley.

Ginny se encontraba vestida con una camisa elegante y una falda de color negro, era acompañado con unos aretes y un precioso colgante que reposaba en su cuello, si no tenía mal entendido los gemelos se lo regalaron cuándo cumplió dieciocho años cómo regalo. Calzaba unos altos tacones y su centellante cabelllo pelirrojo que tanto le recordaba al de su pelirrojo fue recogido en una coleta alta y bien hecha que le quedaba perfectamente.

Ginny Weasley estaba preciosa.

-¡Noa, bienvenida pasa, pasa!- se hizo a un lado terminando de hecharse un perfume que la rubia reconoció cómo mora.-¡James, terremoto ven!

Llamó a su hijo, mientras la rubia se adentraba al piso. No era de gran tamaño, era parecido al de George lo suficientemente espacioso cómo para dos personas. Ginny lo tenía todo muy bien decorado, los colores negro y rojo hacían contraste, tenía algunos cuadros y fotos de su familia (mayoritariamente de su hijo) colocados por todas las paredes lo que le hizo parecer un ambiente más acojedor.

Un pequeño de ojos verdes ocuros apareció, su cabello azabache desordenado completamente pero esas pecas y sonrisa picarona que poseía cada miembro de la familia Weasley. Noareth pudo comprobar lo que se rumoreaba, James Sirius Potter-Weasley era la viva imagen de su padre, pero también poseía algunos rasgos físicos de su madre al igual que su personalidad.

-¡Soy Jamie! ¿Eres Noareth cierto? Tío George y mami me hablaron mucho sobre ti.- el pequeño extendió su mano cómo veía hacer a cientos de adultos cuándo se conocían entre ellos, a él le parecía aburrido pues prefería abrazar, pero su padre siempre le había insistido en que debía ser un niño educado.

Noareth se conmovió de ternura al ver al pequeño de esa manera tan enternecida, se agachó a su altura y estrechó su mano, dejando un tierno beso en su palma.

-Encantada Jamie, claro que si soy Noa.- le sonrió al pequeño.- Espero que hayan sido cosas buenas. ¿Estás listo para pasarlo bien?

Este asintió efusivamente, y tras indicar que iría a ponerse ropa más cómoda dejó a ambas mujeres solas. La rubia se incorporó y acomodó su ropa para ver a la pelirroja.

-¿Necesitas ayuda Gin?- preguntó al verla revisar que no se le olvidaba nada.

-No, muchas gracias Noa.- suspiró y la agarró de los antebrazos emocionada-Nadie lo sabe, no se lo digas a nadie pero tengo una cita.

Los ojos de la rubia se abrieron por completo ante la felicidad que poseía la Weasley que inmediatamente fue contagiada hacia ella.

-¡Eso es genial Ginny, te lo mereces! ¿Se puede saber quién es el afortunado?

Preguntó guiñándole un ojo pícaramente a la mujer quién rió ante la burla de la que esperaba que en un futuro fuera nombrada su cuñada.

-Si todo sale bien pronto lo sabreis.- aseguró- ¡James ven aquí, mami ya se va!

Alzó un poco la voz para que su hijo que se encontraba en la otra habitación llegara a enterarse. El pequeño, llegó con su pijama puesto y alzó los brazos una vez estuvo frente a sy madre para que esta lo cargara. Una vez hecho, James besó cariñosamente su mejilla.

-Te hecharé mucho de menos mami.- murmuró.- Pero nos lo pasaremos bien ¡y te prometo que me portaré super, super bien!

Ginny enternecida dejó un beso en la punta de la nariz de su pequeño sonriente, mientras la rubia no hacía más que observar la historia con suma ternez.

-Estoy segura de ello terremoto.- lo bajó para cojer su bolso y mirar a la rubia agradecida- De verás Noa muchas gracias por ofrecerte, te lo agradeceré siempre.

-No las des por dios, me encantan los niños pequeños y se nota que James es un buen chico.- aseguró sonriente.- Ahora ve y pasatelo bien en esa tan merecida cita.

Esta la miró enternecida y asintió para después de agradecer de nuevo salir de la casa en rumbo a su cita. Ginny no podía dejar ese día a James con Harry pues este trabajaba, al igual que Elizabeth y sus hermanos, pero tampoco quería dejarlo con su madre, pues los ambientes estaban algo tensos. Un día que la rubia se econtraba con el Weasley y Ginny le pidió a George que si se podía quedar con su hijo, pero este a muy su pesar tuvo que negarse pues esa noche trabajaba al igual que su gemelo. Noareth no pudo evitar ofrecerse, la idea de cuidar a James la entusiasmaba, desde pequeña los niños le encantaban.

Aunque los bebes era distinto, odiaba que lloraran a cada rato y no saber que les pasa, simplemente la estresaban y al final rehusaba a ellos. Pero esto no le pasaba con los niños pequeños cómo James que ya sabían hablar. Además estaba emocionada por poder conocer mejor al miembro que le faltaba de la familia Weasley.

Noareth se giró tras cerrar la puerta para ver los brillosos ojos del Potter-Weasley que la miraban con emoción e intensidad.

-¿Te gustaría jugar? Los tíos George y Fred me regalaron hace poco unas figuras de Quidditch y quiero estrenarlas..

Preguntó algo tímido. Noareth confirmó que era verdad cuándo su mejor amiga le decían que los dos hombres adoraban a su sobrino, al igual que ella. Y al parecer a Noareth tampoco le resultaría muy difícil adorarlo, pues se le hacía un pequeño muy lindo y tierno.

-Claro que si Jamie, ¡Enseñame esas figuras que tanto te gustan!-


AMO A LOS DIGGORY-BANES LOS AMO

Y A JAMES ES QUE LO ADORO

¿Quien creeis que sea la pareja de Ginny?

Capitulo especialmente dedicado a mi hermosa bestie : ValeriaMP7 que ama esta familia tanto como yo, te adoro <3

Aquí se acaba el maratón, espero que os haya gustado amores.

¿Alguna opinión?

Los amo!!

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