Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

32

Aún vacilaba en si estaba correcto decirle a sus padres. ¿Ellos lo acepatrían?- se preguntaba mentalmente. Siempre le habían dicho cuánto lo querían y amaba, y esperaba que eso no cambiara con la noticia que daría a continuación.

Sabía que sus padres eran de mente abierta, pero le asustaba el pensar que estos lo rechazarían y la idea de volver a ser llevado al orfanato de dónde lo recogieron le asustó aún más.

Quitó rapidamente esa idea de sus pensamientos, sus padres no eran así. Aún vestía en pijama, era la mañana de ese día y los miembros de la familia Lupin-Weasley estaban descansando en sus camas aún,pues sería un largo día, hoy debían ir a la galería de arte, dónde Noareth expondría los cuadros.

Se encontraba frente a la habitación de sus padres, asomó la cabeza por el pequeño hueco que tenía la puerta abierta y pudo ver a sus progenitores abrazados el uno al otro mientras hablaban casi en un susurro seguramente para no despertarlos. Siempre se había dado cuenta de cómo su padre miraba a su madre con tanta intensidad y amor en su mirada, sus ojos brillaban a su lado. Y siempre había adorado cómo su madre trataba a su padre, de esa manera tan cariñosa y duce propia de ella, cuándo Elizabeth miraba a Fred el mundo entero se paraba.

Sonrió inconsientemente, sin duda él quería una relación como la de ellos en un futuro, dónde abundara la confianza, la lealtad, el amor y cariño y sobre todo el respeto.

-Mamá, Papá buenos días... - los  llamó haciendo que estos dos se incorporaran y se apoyaran en el cabecero de su cama para ver a su hijo con una dulce sonrisa.- ¿Podemos hablar..?

Elizabeth y Fred asintieron, y la mujer palmeó el espacio que quedaba entre ellos dos, indicando que el pelinegro se sentara en medio de ambos.

-Claro que si cielo, ven- pidió Elizabeth.

Remus obedeció y trepó por la cama tal y cómo hacía cuándo era un niño pequeño y las pesadillas sobre los niños que se metían con él en el ofarnato lo atormentaban una y otra noche. Aún recordaba cómo su madre lo atraía a sus brazos y tarareaba una canción para calmarlo, cómo su padre lo arropaba y acariciaba su cabello. Lo hacían sentir querido, el ser más afortunado del planeta. Cuándo percibía el olor a lavanda mezclado con pólvora se sentía a salvo.

Fred y Elizabeth dejaron que el menor tomara asiento entre ellos, para verlo de manera curiosa.

-Dinos pecas, ¿Qué te preocupa?- preguntó su padre, mirándolo curioso mientras su esposa lo miraba con atención y algo de preocupación en su mirada.

-Veréis.., debo contaros algo que me pasó en Hogwarts. Siento no haber podido contaroslo ayer, pero no me sentía preparado.- comenzó nervioso jugueteando con los anillos de sus manos, cosa que siempre solía hacer cuándo algo le preocupaba o los nervios invadían su cuerpo.-

Elizabeth, rápidamente agarró sus manos, haciéndo que Remus mirara a sus ojos color chocolate, causando que este y el gris profundo se encontraran. Esta siempre sabía cuándo sus hijos tenían algo que les preocupara.

-Rem, cálmate. Sabes que puedes contarnos lo que sea, jamás te juzgaremos cariño.- aseguró mirandolo fijamente a sus grises orbes.

Fred asintió de acuerdo con su esposa, Remus se sintió más confiado y agarró la valentía para confesarles a sus padres.

-Está bien mamá. Yo.., nuca creí que algo así me pasaría, fue algo totalmente de imprevisto para mi.- comenzó a relatar.- Pero yo conocí a un chico, nunca llegué a pensar que mi vida cambiara de esa manera. Nunca me atrayeron los hombres, pero me tomé el tiempo de conocerlo y llegué a la conclusión de que si me atraen, pero las mujeres también lo hacen..-

Fred y Elizabeth escucharon con atención a su hijo, y aunque se sorprendieron por su confesión, ambos se sentían orgullosos de haber llegado a su cometido, que sus hijos confiaran en ellos para poder contarles lo que sea, y que nunca se incomodaran o preocuparan por que los iban a juzgar, pues ellos jamás harían algo así.

Elizabeth besó los nudillos de su hijo y Fred palmeó su hombro.

-Definitivamente no me esperaba eso pecas, pero no sabes cuánto me alegro de que te hayas conocido y que seas feliz.- aseguró Fred, besando la coronilla de su hijo.

-Concuerdo con tu padre cielo, me enorgulleces tanto. Gracias por confiar en nosotros para contarnos esto.

Remus se tranquilizó al escuchar a sus padres y se sintió cómo un idiota al pensar que estos lo juzgarían alguna vez. Sin duda era demasiado afortunado al tener unos padres cómo Fred y Elizabeth.

-No podría no hacerlo, sois junto con mis hermanos las personas en las que mas confío.- aseguró apegandose más a ellos.- Todo comenzó cuándo tuvimos un pequeño encontronazo en el campo de Quidditch, más tarde me citó en la torre de astronomía, pensé que nos pelearíamos pero me besó.. tuve mi primer beso.

Fred y Elizabeth abrieron los ojos sorprendidos, no podían evitar sorprenderse por su confesión y sentirse felices, pero algo no les cuadraba.

-¿Tuviste tu primer beso pecas?- preguntó Fred algo aturdido.- ¿Cuántos años tiene el chico?

Preguntó y se sintió más aliviado al compartir mirada con su esposa, sabiéndo que no era el único que pensaba lo mismo. El matrimonio Lupin-Weasley estaba demasiado feliz por su hijo, pero se preocupaban bastante, no querían que este sufriera ni que le hicieran daño.

-Oh bueno, tiene catorce pero está a punto de cumplir quince.- se removió algo incomodo en su pocisión.-

Fred y Elizabeth compartieron una instantáne mirada y asintieron. Fue la mujer quién habló primero.

-Cariño, tanto tu padre cómo yo estamos muy felices por ti. Pero creo que ambos coincidimos en que debes de tener cuidado, no conocemos a ese chico y claro está que no podemos opinar y aunque así fuera tu serías él único que tiene las riendas de tu vida, por lo qué tu decidirías que hacer. Pero a lo que nos referimos es que él chico es mayor y son épocas de la vida distintas, no queremos que salgas dañado por lo que debes de tener cuidado. Y si pasa cualquier cosa, te obliga a algo no dudes en comunicarnoslo de inmediato ¿Si?- cuestionó, no quería ver mal a su hijo- Tal vez esto suene demasiado  exagerado, pero te amamos y nos preocupamos por ti, no nos gustaría que nuestro hijo salga herido.

Remus a pesar de todo asintió entendiendo a sus padres y asegurándo que si algo pasaría sus padres serían los primeros en enterarse. Confiaba en Corey, pero sus pades tenían razón debía tener cuidado.

Abrazó y besó la mejilla de sus padres.

-Los amo de verás, son los mejores.- se levantó sonriente de la cama.- Los veo en el salón, debemos desayunar, no queremos llegar tarde a la galería de tia Noa.

Se fue emocionado del lugar. Una vez que él matrimonio estaba solo se miraron.

-Son épocas de la vida distintas, y más a la edad de Remus. No me gustaría verlo herido o que lo obligara a hacer cualquier cosa con la qué él no estuviera de acuerdo.- la idea rápidamente la horrorizó, su marido pudo darse cuénta y la rodeo en sus brazos pegándola a su pecho.- Nosotros nos llevamos también dos años, pero nosotros comenzamos a estar en una relación cuándo ya eramos más maduros.

Murmuró Elizabeth, tal vez estaba siendo egoísta pero no quería que ninguno de sus hijos saliera herido, los amaba demasiado cómo para que los destruyeran.

-Te entiendo mi amor.., pero el está tan feliz. Rem es un chico listo, sabrá que hacer si algo así pasa. Confiemos en él y no pensemos en lo negativo ¿Si?

●●●

Galería de arte

Noareth colgaba del brazo de su pelirrojo, totalmente hecha un manojo de nervios. Observaba cómo todo el mundo se paseaba viendo sus cuadros. Se sentía demasiado feliz, finalmente estaba allí, todo el mundo observando su trabajo y admirandolo.

Su sueño se estaba haciendo realidad.

-Me duelen mucho las piernas..- se quejó al pelirrojo quién soltó una risa burlona.

-No parecías quejarte esta mañana cuándo brincabas sobre mi cómo loca.

Se burló mirándo a sus esmeraldas completamente embelesado. Noareth estaba preciosa, llevaba un elegante vestido blanco que se ceñía a sus curvas, un escote en forma de v que hacía que George se perdiera en el inicio de sus senos. Pero no era el vestido, ni siquiera su cabello alisado lo que más resplandecía de la rubia ni lo que más llamaba la atención de ella ese día.  Sus ojos tenían un brillo especial y su sonrisa no se despegaba de su boca. Sabía lo que se sentía pues el lo experimentó cuándo Sortilegios Weasley fue abierto, cuándo su sueño fue cumplido.

Su preciosa rubia estaba cumpliendo su sueño, y el se encontraba feliz de poder estar a su lado viendo cómo sus metas de vida eran siendo tachadas de su lista.

-Es que verte en ese traje hizo que mi imaginación volara.- le guiñó un ojo al hombre escáneandolo de arriba hacia abajo.

George portaba un elegante traje negro, con una camisa blanca. No llevaba corbata, pero el cuello de su camisa dejaba volar su imaginación al estar los primeros botones desabrochados. Su centellante pelo pelirrojo le daba un toque demasiado sexy.

George se veía demasiado caliente.

-Ya veo tu fetiches por los trajes.- se burló George, causándo que Noareth rodara los ojos.

Brooke observó cómo Noareth sonreía feliz colgada del brazo del pelirrojo y rápidamente lo identificó. Se acercó sonriendo a su alumna.

-¡Noareth!¡Todo esto es una verdadera maravilla!- sonrió orgullosa acercándose.- ¡Tus cuadros están triunfando más de lo que me imaginaba y eso es decir mucho.!

-¡Brooke!-tiró del brazo del pelirrojo, acercándose hacia ella.- No sabes cuán  feliz me haces.

-Supongo que este debe ser el famoso modelo, muchas gracias por posar para la señorita Vance, sin duda capturó bien tu imagen.- rió picara dándole una mirada a la rubia para extender su mano hacia el hombre.- Brooke, la jefa de Noareth.

-George Weasley encantado.- estrechó su mano sonriente.-Creo que ambos estamos de acuerdo en que la señorita Vance tiene un gran talento.

Aseguró George viendo a la mujer que colgaba de su brazo, totalmente embelesado. Brooke pudo darse cuenta al instante de cómo sus ojos brillaban.

-Totalmente, es un prodijio.- aseguró la jefa de esta- ¿Te importa si te la robo un rato?

-Esta bien, Noa después te veo.- besó su cabello causando que esta sonriera.- Iré con Fred, buscame cuándo termineis.

Pidió y esta asintió al segundo mirándo al hombre.

-Claro que sí, Georgie

●●●

Noareth caminaba junto a su jefa observando todos sus cuadros que fueron expuestos; Había uno de los niños Lupin-Weasley reflejando cómo no todos tienen que ser iguales para ser una familia, otro de Fred y Elizabeth dónde se podía observar que lo que quería transmitir era que el amor verdadero existía. Los demás eran del más sexy modelo que pudo haber encontrado excepto el de ella, todos los demás eran sobre él.

-Esto está causando demasiado éxito Noareth, estoy muy orgullosa de verás. Lograrás muchas cosas en esta industría- aseguró la mujer observando uno de sus cuadros.

Noareth se sentía inmensamente feliz ante sus palabras y eran ciertas, pues había demasiadas personas observando y admirando sus cuadros. Su sueño se cumplió, ya no solo era su familia quién los admiraba si no miles de personas, artistas, pintores, modelos..etc.

Bebió su copa de vino sin poder quitar ojo a todo lo que había conseguido.

-Eso espero al menos Brooke, este fue mi sueño desde que era una niña

-Y lo estas cumpliendo Noa- la abrazó por sus hombros.- El siguiente cuadro en ser subastado es una de mis joyas, tu auto-retrato. Ya hay demasiados interesados.- aseguró y guió su mirada hacia dónde la Vance miraba.

Noaereth no podía despegar mirada de George. Se encontraba charlando con su gemelo y sus tres sobrinos. Se llevó a sus labios una copa de vino, para después relamerselos. Se veía tan sexy, tan guapo, con su sonrisa, sus pestañas pelirrojas siendo abanicadas. George Weasley era su perdición. Involuntariamente soltó un suspiro.

-No lo dejes ir Noareth, puedo ver cómo te mira, cómo si ninguna mujer más existiera sobre la faz de la tierra, cómo habló de ti. Siempre sigo mis instintos, pues nunca me fallan y yo te puedo asegurar que ese chico es el correcto.- Noareth mientras la escuchaba analizando sus palabras, no dejaba de mirar al hombre sin poder evitar imaginarse una vida a su lado.- Ha vuelto a relucir supe que había alguien cuándo viniste a mi despacho, pues en tus ojos había un brillo que jamás vi, y hoy cuándo os vi juntos ya supe quién era la razón.- la mujer estaba totalmente segura de sus palabras.- No debería decirte esto pues soy tu jefa, pero cómo amiga te aconsejo que mandes a la mierda la regla y corras a sus brazos. No serás ni la primera ni la última que lo hizo.

Soltó un gran suspiro, planteandose sus sentimientos. Era cierto que George tenía un gran lugar en su corazón, los sentimientos aunque los ocultara poco a poco iban floreciendo. No podía imaginarse una vida sin su pelirrojo. Amaba cada parte de él. Necesitaba sus bromas para sobrevivir, sus miradas cargadas de cariño y sus alentadoras palabras de apoyo para hacerla sentir segura.

Noareth se dió cuenta que quería un George Weasley en su vida.

Por desgracia, su mirada involuntariamente se desvió a su amiga Elizabeth quién codeó a George. El Weasley apretó el agarre que tenía en su copa, Noareth creía que la rompería. Su mandíbula se tensó y sus ojos irrdiaban de ira y furia. Fred tuvo que frenarlo, tirando de su brazo hacia atrás y la rubia pudo observar cómo le susurraba algo para que se calmase.

Noareth llevó su mirada hacia dónde la tenía el Weasley y sintió su mundo caer cuándo vió la figura del hombre que más le hizo daño en toda su vida entrando por la puerta. Blaise Zabini entraba a la galería cargando su porte de elegancia y altanería que nunca se desprendía de él.

Sus mayores miedos se vieron reflejados en sus ojos los cuáles se humedecieron al instante. El agarre en su copa comenzó a temblar y todas y cada una de las malas escenas que había vivido en su relación pasada con el Zabini pasaron fugazmente por su mente, asustándola e hiriéndola más.

Rápidamente buscó su salvación, para sentise segura. Su mirada buscaba la de George y al segundo se encontraron. George sintió una punzada en su pecho al ver en ese estado a su rubia, pero se calmó al verla a ella, ya se preocuparía de partirle la cara a ese idiota luego. Noareth se tranquilizó al ver esos ojos cafés que tanta paz, calma, seguridad y amor le demostraban.

Se necesitaban él uno al otro.

Eran su marea baja y calmada en un tsunami.


AHH ESTOS DOS SON TAN BONITOS

Y REMUS Y SUS PADRES >>>

¿QUE CREEN QUE PASE EN LA GALERIA?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro