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AL DÍA SIGUIENTE
Se miró por última vez en el espejo, acomodando la blusa color blanca que llevaba. Agradecía que le hubieran cedido una habitación en la acogedora casa, a pesar de no ser tan amplia era del tamaño perfecto para que esta pudiera acomodarse perfectamente.
Tras rociarse con su perfume que desprendía un dulce olor a vainilla, salió de la habitación directa a el salón rezando no encontrarse de nuevo con el molesto pelirrojo.
Un pequeño escándalo habían formado ayer ambos, pero por su bien ella trató de guardar la calma para no dar una mala impresion a aquella familia.
Cuando llegó un alivio la recorrió al ver a la azabache quien vestía un bonito vestido amarillo que le llegaba por las rodillas, el pelirrojo de su lado era su prometido a quien distinguió porque constaba de ambas orejas.
Su primo estaba con la pareja, desayunando un vaso de leche mientras reía a lo que Fred había dicho.
Se alegraba de que este finalmente hubiera encontrado una familia que lo amara, pues sabía que su tío ni siquiera lo tomaba en serio desde que se casó.
—Buenos días — saludó sonriente la rubia, algo avergonzada por lo que sucedió ayer
Los dos hombres le devolvieron la sonrisa mientras corearon un "buen día" a la vez.
—Esa blusa te queda de muerte– aseguró la azabache deteniéndose a verla—
—Oh, muchas gracias— comentó tomando asiento a un lado de su primo, levemente sonrojada ante las palabras de la chica— Tu estas preciosa en ese vestido.
Murmuró un "gracias" con las mejillas tornadas carmesí, para pasar a mirar a su prometido quien charlaba animadamente con Jackson.
—¿Siguen dormidos Hiraeth y Remus?—preguntó a lo que este asintió
—Si, ya sabes duermen como marmotas— comentó a su novia con cierta burla— Cuando despierten mi madre, papá, Ron y Ginny se quedaran cuidandolos
Informó tranquilizando a la mujer, dedicándole una sonrisa .
—¿Y George?— preguntó Elizabeth extrañada al no verlo.
La incomodez de la rubia se hizo presente al escuchar el nombre del pelirrojo, removiendose en el asiento nerviosa.
—Supongo que bajara ahora— suspiró pasándose una mano por el pelo frustrado— No se como se tome volver a ver a Kailei..
—Normal...
Concordó la azabache asintiendo. La rubia sentía que al menos debía disculparse con la pareja, pues le había caído muy bien y ambos habían sido muy agradables con ella. No quería perder una amistad con ellos.
—Por cierto..— comenzó incomoda, ganándose la atención de los presentes— Perdón por el escándalo de ayer con George , tuvimos un pequeño encontronazo y manchó sin querer mis bocetos.
Sus mejillas estaban tornadas un color carmín, debido a la vergüenza del momento.
—Ey, no te preocupes — aseguró el gemelo de este— George esta un poco imbecil últimamente y anda en su mundo. Es normal
Le dedicó una sonrisa agradecida al hombre, para después pasar a su prometida que concordó en sus palabras.
—Exacto, no te preocupes Noareth.
A los minutos, cuando todos se encontraban en la sala y George y la rubia habían intercambiado fulminantes miradas, irrumpió el auror por la puerta tras darle dos toques.
—Listo, es la hora— miró a cada uno de los presentes y asintió—¿Nos vamos?
Todos murmuraron un silencioso "si", antes de salir por la puerta.
Pero los prometidos y los miembros de la familia Weasley se extrañaron al ver como este no había preguntado nada sobre su novia, la cual ahora se sentia enferma.
De igual manera, se encaminaron hacia el juicio.
●●●
Llegaron al tribunal de justicia. Pudieron observar a la Lombrad, quien pasó dentro de este, dedicándole una espeluznante y psicópata sonrisa. Su pelo estaba sucio y enredado, su cuerpo que de por sí era de complexión delgada, empeoró. No podían observarlo a simplemente, pero aseguraban que sería posible que las costillas se le notaran.
La pareja, estaba agarrada de las manos intentando calmar los nervios pero les era imposible.
—Gracias, por lo de ayer— murmuró Elizabeth mirando a su prometido .
—¿El qué?— preguntó extrañado, sin quitar la vista de sus manos entrelazadas.
—Lo de tu madre — comentó haciendo que la mirara a los orbes chocolates— No quiero que pelees con ella, pero tampoco que menosprecie a nuestros hijos.
Fred mirandola a sus hipnotizantes ojos, besó sus nudillos para después repetir el acto con el anillo de compromiso de ambos.
—no lo hará más tenlo por seguro.– afirmó el hombre mirando a los ojos de su prometida— Ayer me callé en gran parte porque teníamos visita, pero te aseguro que hablaré con ella en cuanto pueda
La mujer dejó un corto beso en los labios del hombre, mientras sonreía.
—Te lo agradecería mucho cielo, gracias.
Por otra parte, la rubia se encargaba de fulminar con la mirada al desorejado, miradas las que este le devolvía gustoso.
Podria odiarlo pero admitía que era un hombre jodidamente atractivo. Sus pecas decorando su rostro, su centellante cabello fuego, sus ojos avellanados , sus amplios y fornidos hombros, sus varoniles y venosas manos con sus brazos musculados.
Era un modelo perfecto.
Obviamente no podía pedirle que posara para ella, pues le rechazaría de inmediato. Solo le quedaba imaginarlo en su cabeza y reproducirlo en su boceto.
El pelirrojo también se había detenido a recorrer con la mirada a la hermosa mujer que lo odiaba.
Era preciosa, su pelo era rubio como el oro, sus ojos marrones a simple vista pero verdes si te acercabas a observarlos con detenimiento, sus labios finos y curvados, su nariz respingada, sus curvas, y su aire formal que la blusa le daba.
No pudo evitar que sus ojos vagaran por el escote de esta, dejando a la vista el inicio del valle de sus senos.
Apartó rápidamente la vista avergonzado y sintiéndose mal por la mujer.
Si tan solo no tuviera ese bravo carácter.
—¿Tanto lo odias?— susurró su hermano con burla a su derecha— No debe ser tan malo.
Rió incrédula, para después mirar con una seria expresión a su hermano.
—Me destrozó mis bocetos que me costó noches enteras terminar, y ni siquiera se digna en pedir perdón — le dió una rapida mirada al hombre molesta— Y ahora va con esa arrogancia que carga, creyendo que puede replicarme. Escuchame Adriert, a mi nadie me alza la voz
Afirmó dejando de mirar a su hermano, alzando el mentón dando una expresión segura de si misma. Miró el reloj de su muñeca, ya debía iniciar el juicio y este aún no comenzaba.
—¿Nervioso?— preguntó Jackson a su padrino, quien estaba recargado en la pared cuando el joven apareció en la sala tras haber dado un paseo—¿Por que estas rojo?
Frunció el ceño extrañado al ver como este tenía las mejillas del mismo color que su cabello.
—No, más que nervioso angustiado— hizo una mueca de desagrado— Soy rojo, cariño
Comentó con cierta burla, intentando desviar el tema.
Jackson río levemente negando, apoyándose en la pared a su lado esperando que el juicio empezara para que acabara lo antes posible.
—Tiene su lógica
El hombre asintió confirmandolo, mientras una leve risa se escapaba de sus gruesos labios. Sonido que la rubia hizo que rodara los ojos al escucharlo.
—¿Ya andas más calmado no?— le proporcionó un leve codazo bromeando.— Tus padres me dijeron que te podrían adoptar finalmente, tus primos cedieron.
—Si, ya más calmado— asintio riendo mientras se sobaba el codo— Menos mal que aceptaron, les agradezco infinito.
—Menos mal, si no tendría otro motivo para discutir con la rubia— se burló en voz baja para que esta no escuchara.
—¡Pero si Noareth es un sol!— gritó en voz baja riendo— Tan solo si te dieras la oportunidad de conocerla.., Eso si, ahora no porque te tiene hecha la cruz
Comento con cierta burla en su voz, con una sonrisa egocéntrica en su rostro.
—Y no te lo niego, arde como el mismísimo diablo— susurró con burla— ya veo, tranquilo que no es de mi especial agrado.
—Me he dado cuenta, padrino
Informó riendo, cuando el autor irrumpió en la habitacion. Venia asfixiado y atareado.
—Es la hora, vamos
●●●
Su fulminante y psicópata mirada no había pasado de George y Elizabeth, quien si las miradas matasen hubieran muerto hace mucho. La Lombrad no le hechaba cuenta a las palabras de el ministro, ella se conformaba con volver a ver el rostro del hombre que amaba y en pensar una y mil maneras para matar a la azabache que permanecía agarrada de la mano de su prometido.
George había relatado todo su relato, lo que había tenido que soportar mientras vivía con la mujer que estaba siendo esperada para juzgar.
Después fueron Elizabeth y Fred, para seguir con Jackson quien tuvo que hacer el esfuerzo de volver a recordar todo lo que había tenido que soportar de la Lombrad para relatarlo frente al tribunal.
Su corazón se encojía e intentaba tragarse las lágrimas y mostrarse fuerte y con seguridad frente a la Lombrad.
—¿Y con la señorita Banes? ¿Que fue exactamente lo que pasó?— inquirió el ministro quitandose laa gafas para mirar atentamente al joven
Este suspiró tomando aire, recordando la horrible y cruel escena que tuvo que presenciar frente a sus ojos.
—La mató—informó haciendo que todo el tribunal se sumergirá en un inmenso silencio, mientras algunos abrían la boca sorprendidos sin saber que decir— La torturó frente a nosotros con un cruccio durante interminables minutos, hasta que perdió la consciencia y segundos después el pulso.
Todos los que desconocían el suceso estaban sorprendidos, sin llegar a poder creer que el rostro angelical de la mujer escondiera al mismísimo demonio tras ella.
Lombrad simplemente hacia que su sonrisa se intensificará cuando recordaba como murió la Banes, estaba tan feliz de que cerrara la boca y su corazón dejara de latir. Finalmente había cobrado justicia por todo lo que tuvo que aguantar en su adolescencia.
Por otra parte los dos rubios se encontraban en un estado de shock. Sabían que la mujer era capaz de hacer miles de horribles cosas, pero su conocimiento de su estado mental aumentó al enterarse que mató a una mujer frente a dos pequeños niños.
—¿Es cierto eso, señorita Lombrad?— inquirió el ministro, dirigiéndose a la acusada.
Kailei ni siquiera pudo darse cuenta que le estaban hablando. Seguia en su mundo, con una malvada sonrisa en su rostro
—¿Señorita Lombrad?
—Si, yo la maté — respondió orgullosa, volviendo el rostro hacia el ministro
●●●
El caso de la Lombrad se dio por concluido, exigiendo su encarcelamiento en Azkaban de inmediato, para la desgracia de los presentes se pudo librar del beso de Dementor, pero no de una larga condena en la cárcel para magos.
—Señor y señorita Vance— llamó el ministro al atril— Los únicos familiares del joven, Jackson-Nicholas Vance.
Estos asistieron, mirando a Jackson quien atendía impaciente a las declaraciones
—Así es, señor ministro— se apresuró a hablar Adriert.
—Sabran que si ustedes no gustan convertirse en los tutores legales, el señorito Vance deberá ir a una casa donde residiran más niños en su condicion.– informó leyendo el texto que le pasaron
—Lo sabemos señor ministro, pero no queremos ser sus tutores legales— pausó y miro a los prometidos— Pero se de una pareja que si gustarían, por eso lo cuidaron todo este tiempo.
Fred y Elizabeth les sonrieron agradecidos a la rubia.
—¿Quienes son señorita Vance?—
—Fred Weasley y Elizabeth Lupin, aquí presentes señor— informó esta vez Adriert.
El Ministro llevó su mirada hasta la pareja que escuchaba el juicio atento, y tras examinarlos y con ganas de acabar de una vez, preguntó.
—¿Es eso cierto señor Weasley y señorita Lupin?— preguntó mirandolos.
—Es cierto, señor ministro.—pausó el hombre sonriente — Para mi prometida y para mi seria un honor, poder ser sus tutores legales.
Esta entrelazó sus dedos sonriente.
—¿Estas de acuerdo joven?— preguntó mirando a Jackson
—Estoy de acuerdo — respondió rápido efusivamente, con una sonrisa plasmada en su rostro.
—Bien— sacó unos papeles— Señor Weasley, señorita Lupin fimen aquí y serán oficialmente los padres de Jackson.
Ambos prometidos obedecieron, firmando bajo la atenta e impaciente mirada de todos el acta.
—Oficialmente son los padres de Jackson Weasley Lupin.— informó el hombre organizando los papeles
—Lupin-Weasley, porfavor— corrigió la mujer.
Su prometido la miró sonriendo y orgulloso al haber hablado antes con ella de ponerles a sus hijos el apellido Lupin primero.
El ministro los miró extrañados, y sin querer insistir más se encogió de hombros.
—Esta bien..
Unos pequeños brazos rodearon a ambos a la vez, encontrándose con el rostro cristalizado de Jackson.
—Gracias, los amo de veras..
●●●
Fred vio como el hombre era sujetado por distintas personas del ministerio, llevó su mirada al frente donde la Lombrad estaba siendo procesada a Azkaban, mientras en esos instantes le dedicaba sonrisas arrogantes y burlas al pelinegro .
—¡Soltarme, la mataré con mis propias manos!— bramaba con ojos rojos e hinchados Mason Banes, intentando escaparse de los agarres de la seguridad mágica—¡Mató a mi hija!
Fred al ver como trataba zafarse, soltó la mano de su prometida y le dirigió una mirada de disculpa a esa y su hijo, antes de ir con el hombre.
—Mason pofavor cálmate.., la mandarán a Azkaban— se puso delante suya, con las manos en sus hombros intentando tranquilizarlo.
—No es suficiente Fred, ¡Mató a Jessica!— alzaba la voz tratando de escaparse
George vio el escándalo, y se adelantó a ayudar a su hermano, pero la irritante voz de la mujer lo hizo frenar y girarse para encarse
—Georgie mi amor...— sonrio psicópata viendolo—¿No te acercas a despedir a tu amada novia?— se burló fingiendo un rostro de tristeza
Este tragó saliva y apretó los puños tratando de controlarse y mantener la calma
—No eres mi novia—escupió con odio— Pudrete Kailei.
—¡Me amas George! ¡Te arrepentirás de todas las mierdas que dices!
Noareth no podía quitar la vista de la escena, apiadandose en parte de lo que había tenido que sufrir el Weasley
A AZKABAN FINALMENTE
¿Que os ha parecido el cap?
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