Caminaba con su temple egocentrico por los pasillos de Hogwarts, sus rulos despeinados y mejillas rosadas resaltando sus pecas. Su seguridad era visible que cada paso que daba. Podia notar como varias personas se volteaban a verlo, sabía que contaba de un gran atractivo pero no el por que se fijaban en el sin conocerlo.

Tenia un aspecto misterioso, poca veces era visible una sonrisa verdadera en su rostro a no ser de que fuera una egocéntrica. Tal vez, eso era lo que le atraía a las personas de Hogwarts la curiosidad por saber si tras ese siniestro aspecto, se encontraba otra persona.

Lamentablemente nunca lo conocerían.

—Bueno si, Char tiene sus rondas de perfecta ya sabes— rodó el Flint los ojos burlon, su amiga era la única "responsable" de ese trío— Pero tu y yo podemos ir a pasarlo bien.

Giro su perfil para observar a su amigo curioso

—Ajá si, ¿a dónde y cuándo?— cuestionó observando sus facciones, mientras seguía caminando

—Pues a algun sitio de fiesta muggle, creo que se llamaban "diquetas"— pausó— Tal vez podríamos escaparnos este viernes y pedir que Char nos cubra

Propuso esperando una respuesta afirmativa por parte del Avery. Aunque en parte sabia que su amigo jamas rechazaba una fiesta.

—Discotecas, Alex—corrigió aguantando una leve risa, mientras seguía con su serio rostro— Ya te diré, no se— soltó un leve suspiro sin mirarlo— Tengo muchas cosas en la cabeza

Este lo miró algo sorprendido, pues era algo extraño que su amigo rechazara la oportunidad de pasarla bien. Le encantaría haber podido interrogar lo y sacarle todo lo que rondaba por su misteriosa e inexplicable mente, pero sabía que jamás lo descubriría.

Corey era algo reservado, incluso con sus mejores amigos. Segun el prefería guardarse sus problemas para el y no atormentar con ellos a sus amigos.

—Bien, ya hablamos— zanjó la conversación al ver caminar por el otro extremo del pasillo a la Slytherin. Sus ojos brillaron al verla.— Nos vemos en la habitacion

Se despidió dándole una palmada en el hombro a su amigo, e ir tras la azabache. No sabía que le pasaba pero desde que la vio cayó rendido a sus pies, le interesaba y gustaba la idea de conocerla, claro estaba que por su mala fama la Diggory ya estaba advertida sobre acercarse mucho el. Odiaba los rumores sobre el, l3 causaban mala fama sin ni siquiera tomarse la gente el tiempo de conocerlo, ya lo estaban juzgando.

—¡Diggory, espera!

Fue tras esta, que iba en compañía de una pelirroja y una rubia aparentemente de su edad

Avery rodó los ojos al ver como su amigo babeaba por la menor, para seguir con su recorrido. Pasaba por las clases, deteniéndose en el salón de Defesas Contra las Artes Oscuras, cuando por el cristal visualizó al Ravenclaw pelinegro leyendo un libro.

Parecía concentrado en un hechizo pues miraba el libro para después tratar de memorizar y repetir con la varita.

Se detuvo unos segundos en observarlo, como fruncia el ceño tratando de recordar las cosas, como jugeteaba con la varita entre dedos y como revolvía su pelo cuando se frustraba.

Habia algo interesante en el, algo que le llamaba la atención, más que cualquier persona lo había hecho.

Se apoyó en la columna que había frente a la sala, dispuesto a esperar al joven Ravenclaw, quien tras unos aproximadamente unos diez minutos comenzó a recoger sus artefactos rápido para salir de la clase.

Algunas alumnas hablan salido, y ofrecido una leve sonrisa sonrojada al mayor para que este únicamente las fulminara con la mirada.

Saliendo de los últimos en su clase, apareció Remus quien al ver al rizado frente a el se sorprendió y caminó a paso rápido para salir del incomodo momento cuanto antes posible. Para desgracia del joven, el rizado ya lo había visualizado

—¡Eh, tu Ravenclaw!— alzó la voz viendolo—¡Ven aquí!.

Maldeció internamente, dándose la vuelta lentamente siendo foco de las miradas de todos y cada un estudiante que pasaba por los pasillos.

—¡¿Que es lo que quieres, joder?!— bramó cansado, cuando lo tuvo frente a frente.

Tenia un fuerte agarre en su libro en sus manos, al cual apretaba con fuerza desahogando su furia en este.

—No me hables así, no tienes derecho a alzarme la voz— trató de sonar calmado,  compartiendo contacto visual con el Lupin. Se inclinó para susurrarle en su oído a continuación, mientras le pasaba a su mano un pequeño papel arrugado— No me falles, Ravenclaw, no lo hagas

Más que una pedida fue una orden. Se fue del lugar, dejando confundido al Lupin, quien al girarse y ver a todos los estudiantes mirandolo con curiosidad hizo que alzara la voz

—¿¡Que coño miráis?!

Inquirió molesto, causando que estos se dispersaron volviendo cada uno a sus asuntos.

Al notar como ya no era tan presionado, abrió la pequeña nota arrugada entre sus manos. Su vello se erizó y su corazón dio un vuelco asustado al leer las palabras procedentes de la curvada letra del Avery.

Torre de Astronomia, mañana tras el toque de queda

Pd: Ni se te pase por la cabeza decirle a alguien esto.

Corey Avery

Miles de pensamientos pasaron por su mente, el primero y que más odiaba era la pelea que le esperaba con el hombre. Al parecer, no había soportado que este le plantara cara la primera ve que lo observó. Merecia saber que no todos están a su merced.

Sus ojos también se sorprendieron al leer su nombre, nunca lo había escuchado a pesar de que el rizado supiera el suyo, aún se preguntaba como consiguió saberlo. No le disgustaba su nombre, era fino, elegante y misterioso al igual que el dueño que lo portaba. El apellido Avery le era algo sonado, tal vez fuese del bando oscuro en los tiempos de la guerra, no le extrañaría por su temple.

A pesar de saber su nombre, cada vez que lo veía su mente solo podía formular que el hombre serio, misterioso y testarudo frente a el era Heathcliff.

●●●

—Vamos ven— se sentó cruzando sus piernas "modo indio", como solía decir en su niñez, mientras le hacía al pelirrojo una  seña para que se acercara.— Nadie nos va a interrumpir

Aseguró pues ambos se encontraban en el pequeño apartamento de la rubia, donde únicamente se dedicaba a pintar a los modelos, aunque esta vez sería para algo totalmente diferente.

—Esta bien,esta bien— rió yendo a colocarse tras de ella, dándole la espalda—¿Así?

—Así— asintió con la cabeza, agarrando sus manos y poniendolas en su cintura—¿Te acuerdas en que quedamos que buscaríamos el placer del otro no?

—Me acuerdo

Asintió, viendo como su mano derecha era controlada por la de la rubia. Hizo que esta se colara por su pantalón, teniendo contacto con su ropa interior.

—Pues nos indicaremos que nos gusta a cada uno, después seguirás tu— informó hechando la cabeza hacia atrás, recostandose en el pecho del hombre al sentir como dos de sus dedos acariciaban su sexo tapado por la prenda interior.

Sonrió al escuchar a la rubia, dejándose llevar libremente por sus movimientos. Mientras su mano derecha se encargaba de estimular el clitoris, ya por encima de la prenda su mano izquierda era llevada hasta el seno de la rubia amasandolo con la rudeza que imponía la mujer.

Soltó un jadeo de sus rosados labios, soltando las manos del pelirrojo dándole libertad para que descubriera sus gustos y preferencias.

—Continua tu..— pidió con una voz cargada de lujuria y deseo

—Si quieres que pare u toque en algún sitio, pidemelo

Susurró con voz ronca en el oído de la mujer, mordiendo su lóbulo para dar inicio a un camino de besos húmedos por su cuello, notando como la piel de la rubia se estremecía ante el contacto, y su respiracion se aceleraba. Mientras con los dedos anular y corazón acariciaban los labios menores de la mujer, dedicando el tiempo para observar las reaciones de la mujer y darse cuenta de lo que le gustaba

Esta, sin separar al pelirrojo quitó su camiseta a la misma vez que su sujetador, dejándole vía libre al Weasley.

La mano izquierda se ocupaba de amasar el seno de la mujer,quien parecía disfrutarlo. Sonrió egocentricamente al darse cuenta que este tenía el tamaño perfecto para ser envuelto en su mano.

Tuvo que soltar un leve gemido involuntario cuando el hombre pellizco su pezon, erizandola por completo. La miraba esperando su reacción, que afortunadamente fue buena.

—El clítoris...— pidió como pudo entre respiraciones cortadas y jadeos involuntarios, disfrutando de como el hombre frotaba sus labios menores, teniendo que atrapar su labio inferior en sus dientes

Sonrió al escucharla, mientras con sus ásperos dedos comenzó a realizar movimientos alternos, frotando el clítoris y pellizcandolo, u frotando los labios menores, a compás de la mano izquierda que amasaba el seno y pellizcan el pequeño botón de carne.

Sus labios se movían por todo el largo del cuello besando, mordiendo y succionando la piel.

La rubia temblaba bajo sus brazos, soltaba jadeos y gemidos incontroladamente. Sentia que únicamente con las caricias podría llegar al clímax, sus dedos pellizcando y frotando el clitoris hacian que se sintiera en el paraíso.

El pelirrojo sentía deleitarse ante los sonidos de la Vance, su preminente erección dolía en sus boxers, esperando por ser liberada.

—George.. ya casi..— ni siquiera era capaz de formular una palabra u oración coherente.

Le parecía imposible que las dos veces que estuvo con el Weasley hubiera podido llegar al orgasmo, cuando estuvo con el Zabini pensaba que ella era quien tenía un problema pues en muy pocas veces pudo llegar.

Gimiendo con fuerza el nombre del pelirrojo, una ola de placer la abrazo llegando al ansiado clímax, sorprendiendola ante sus ágiles movimientos que habían hecho que ni siquiera hubiera sido necesaria la penetración para llevarla al completo éxtasis.

Cubierta con una fina capa de sudor, se acomodó el el pecho del hombre abrigada ante la completa sensación. George sacó la mano del pantalón de la mujer, para relamerse los dedos cubiertos de fluidos sin quitarle  ojo a la rubia quien se sonrojó febrilmente ante su acción.

—Joder George..

Musitó aún impresionada por  todo lo que la llegó hacer sentir.

—Estuviste increíble, mon ange—alabó susurrandole en el oído, repitiendo el apodo que leyó en un libro francés de su sobrina, quien estaba estudiando el idioma

Sus labios se curvaron en una sonrisa al escuchar el dulce apodo que le había otorgado esta vez el hombre. Cuando estuvo recuperada del orgasmo,  se incorporó optando esta vez ella la posición del hombre.

—Ahora es mi turno pelirrojo...— susurró para dejar un beso en la piel bajo su oreja, estremeciendo al hombre.—Pero parece que yo no tendré que calentar el ambiente mucho ¿o me equivoco?

Comentó con voz burlona cuando al rodear su torso y colar las manos por su pantalón, palmeó su  predominante erección.

—Tus gemidos me tienen así, rubia..— musitó entre dientes cerrando los ojos involuntariamente, cuando notó la fina mano de la mujer liberar su erección.

Tomó su sexo, acariciando desde el glande hasta todo el tronco, alternando las velocidades,  disfrutando de torturar al Weasley.

●●●

Recostados ambos en el pequeño sofá del estudio tras una intensa sesión de caricias por parte de ambos para descubrir cómo le gustaba que los tocaran, se encontraban Noa y George..

La mujer en el pecho del Weasley, quien acariciaba su cabello sin musitar ni una palabra, afortunadamente era un silencio pacifico no incomodo.

—¿George?—llamó sin alzar la cabeza, disfrutando se sus caricias en su cabello.

—Dime, rubia

La miró con curiosidad sin detener sus movimientos

—Proximamente mis tías y abuelo vendrán.. — murmuró nerviosa por lo que diria a continuación—Ellos creen que tengo pareja y no quiero defraudarlos..

Este alzó la cabeza, encontrándose con las esmeraldas de la rubia, quien aún se encontraba descubierta.

—¿Necesitas ayuda cielo?— preguntó burlón llevando un mechón de cabello detrás de su oreja observando su leve rubor

—Porfavor.. y con mis padres también

Pidió avergonzada viendo como este se distraía con su cabello, algo que le causó demasiada ternura.

El hombre le robó un corto beso en sus rojos labios, para después acariciar su mejilla viendola con dulzura

—Te ayudaré, como lo he hecho con todo

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