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Ꮠ ࿐「 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 28 」𝗙𝗜𝗡𝗔𝗟

«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝗏𝖾𝗂𝗇𝗍𝗂𝗈𝖼𝗁𝗈»... [28]

❝𝗨𝗻𝗮 𝗣𝗮𝘀𝗶𝗼́𝗻 𝗦𝗮𝗴𝗿𝗮𝗱𝗮❞

Jeon se había quedado en silencio después de aquella revelación, dejando que las palabras flotaran en el aire, pesadas, como si estuvieran cargadas de significado. Kim, por su parte, no podía apartar la mirada de Jeon. El shock, la incredulidad, y la confusión lo invadían, como si estuviera atrapado en un sueño del que no podía despertar. Aquello que había creído saber sobre su vida, sobre Jeon, y sobre todo lo que les había sucedido, se había desmoronado en cuestión de segundos, dejándolo sin ninguna certeza en la que apoyarse.

━ No puedo creerlo ━ susurró Kim, casi para sí mismo, su voz quebrada por la incredulidad ━. ¿Esto es real? ¿Todo esto... es verdad?

Jeon lo observaba con una mezcla de paciencia y compasión, pero en sus ojos también había una determinación que no admitía duda alguna. Cada palabra que había dicho, cada confesión, estaba impregnada de una certeza que a Kim le resultaba imposible negar, aunque su mente intentara resistirse.

━ Todo lo que te he dicho es verdad, Kim ━ respondió Jeon, su voz baja pero firme ━. Nada de esto fue un accidente. Tú y yo estamos destinados a estar juntos, de una manera u otra. Pero ahora, la decisión es tuya.

Kim sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. La habitación se había quedado en un silencio absoluto, roto solo por el sonido de su respiración entrecortada. El peso de las palabras de Jeon caía sobre él como una losa, haciéndolo sentirse más pequeño e indefenso que nunca.

━ ¿Qué... qué quieres decir? ━ preguntó Kim, su voz temblando mientras sus ojos buscaban desesperadamente una respuesta en el rostro de Jeon ━. ¿Qué quieres que haga?

Jeon se acercó a él, lentamente, con una calma que contrastaba con la tormenta que rugía dentro de Kim. Se detuvo justo frente a él, lo suficientemente cerca como para que Kim pudiera sentir su calor, pero sin tocarlo. La cercanía era casi insoportable, cargada de una tensión que parecía electrificar el aire entre ellos.

━ Kim ━ dijo Jeon, su voz ahora suave, casi como un susurro ━, te estoy ofreciendo la eternidad. Un futuro donde nada ni nadie podrá separarnos jamás. Ni siquiera la muerte. Pero ese futuro tiene un precio. Debes elegir... si quieres venir conmigo al infierno.

El corazón de Kim dio un vuelco, y por un momento, creyó que el mundo se desmoronaba a su alrededor. La mente le daba vueltas, las palabras de Jeon resonaban en su cabeza una y otra vez, como un eco interminable. Ir al infierno. ¿Era eso lo que Jeon le estaba pidiendo? ¿Renunciar a todo lo que conocía, a todo lo que había sido, para seguirlo en una eternidad oscura e incierta?

La pregunta lo golpeó con una fuerza que lo dejó sin aliento. Sentía que el suelo se abría bajo sus pies, que todo lo que alguna vez había considerado como cierto se había transformado en un caos indescifrable. ¿Cómo podía siquiera considerar una opción tan abismal? ¿Cómo podía elegir entre la vida que había conocido y una promesa de eternidad con Jeon, en un lugar donde las almas se consumían por la condenación?

━ No sé... ━ murmuró Kim, su voz apenas audible ━. No sé qué hacer, Jeon.

Jeon lo observó en silencio, sus ojos oscuros como la noche, llenos de una comprensión que solo hacía que la decisión pareciera aún más imposible de tomar. Sabía que la elección era una carga que Kim nunca había esperado llevar. Pero también sabía que no había otra manera. Habían llegado a un punto sin retorno, y ahora todo dependía de la decisión de Kim.

━ Tómate tu tiempo ━ dijo Jeon finalmente, con una calma que contrastaba con la urgencia de la situación ━. No voy a presionarte. Pero quiero que sepas que, si decides venir conmigo, no habrá marcha atrás. Una vez que crucemos ese umbral, estaremos juntos para siempre, en el bien y en el mal.

Kim cerró los ojos, intentando ahogar el tumulto de emociones que lo embargaban. ¿Qué era lo que realmente quería? ¿Podía seguir engañándose a sí mismo, pretendiendo que podía vivir una vida normal, sin Jeon? ¿O estaba dispuesto a renunciar a todo, a sumergirse en una eternidad de oscuridad, solo por el amor que sentía por él?

Los recuerdos comenzaron a pasar por su mente como un torrente, cada uno de ellos un testimonio de los momentos que había compartido con Jeon. Las risas, las miradas, los toques furtivos que habían compartido en la oscuridad, el sabor de sus labios, la intensidad de su amor. Pero también estaban las dudas, las inseguridades, las promesas incumplidas que había hecho a sí mismo, de ser alguien digno a los ojos de Dios, de encontrar la paz en la fe que le habían enseñado desde niño.

Pero ¿y si esa paz no existía? ¿Y si todo lo que había conocido hasta ahora no era más que una sombra de la verdad? Jeon le había mostrado un mundo más allá de lo tangible, un mundo donde su amor podía sobrevivir incluso a la muerte. ¿Podía realmente rechazar esa oportunidad? ¿Podía renunciar a Jeon, sabiendo lo que ambos habían compartido, sabiendo lo que él sentía en lo más profundo de su ser?

Las manos de Kim temblaban mientras intentaba encontrar una respuesta. No quería tomar una decisión tan definitiva, tan irreversible. Pero Jeon lo estaba mirando, esperando, con una paciencia que solo hacía que la presión sobre él aumentara.

━ Jeon, yo... ━ comenzó Kim, pero las palabras se le atoraron en la garganta. Su corazón latía con fuerza, y las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos ━. No sé si puedo hacerlo. No sé si puedo renunciar a todo...

Jeon lo observó, su expresión imperturbable, pero en sus ojos había algo más, una tristeza profunda, una comprensión de que la elección que le estaba pidiendo a Kim era quizás la más difícil de todas. Sabía que estaba poniendo a Kim en una situación imposible, pero no había otra manera.

━ Solo tú puedes decidir, Kim ━ dijo Jeon finalmente, dando un paso atrás ━. No te apresures. Pero recuerda, te amo, y siempre lo haré, sin importar lo que decidas.

Kim sintió que su corazón se rompía un poco más al escuchar esas palabras. Estaba a punto de responder, de decir algo, cualquier cosa que pudiera aliviar la tensión que sentía, pero las palabras no salían. Estaba atrapado entre dos mundos, uno de luz y otro de oscuridad, y ambos tiraban de él con una fuerza igual, pero opuesta.

La respuesta estaba en su corazón, lo sabía. Pero encontrarla significaba enfrentar todo lo que había evitado durante tanto tiempo. Y mientras Jeon lo miraba, esperando, Kim se quedó en silencio, sabiendo que estaba a punto de cruzar un umbral del que no habría retorno.

La visión se desplegó ante Kim como una escena salida de un sueño lejano, pero cargada de una calidez que le hizo cuestionarse si alguna vez había sentido algo tan real. En un campo abierto, bajo un cielo despejado y azul, se encontraba junto a Jeon, ambos vestidos con ropas sencillas, propias de una vida campestre. El paisaje alrededor era de una belleza indescriptible, con colinas verdes que se extendían hasta donde alcanzaba la vista, flores silvestres de todos los colores esparcidas como pinceladas de un artista divino, y el canto de los pájaros armonizando con el susurro del viento.

Kim se sentía ligero, como si el peso del mundo, sus pecados y temores, no existieran en ese lugar. Jeon estaba a su lado, y la simple presencia de él llenaba su corazón de una felicidad pura, una que no había conocido en su vida presente. Lo miraba y veía no solo al hombre que conocía, sino a alguien por quien sentía un amor que trascendía el tiempo. No había vergüenza, ni culpa, solo un profundo entendimiento entre ambos, como si sus almas se comunicaran en un lenguaje más allá de las palabras.

━ No quiero que esto termine nunca ━ dijo Kim, su voz un susurro que el viento llevó suavemente hacia Jeon.

Jeon lo miró, sus ojos oscuros reflejando una ternura que Kim nunca había visto antes. Era una mirada cargada de promesas, de algo eterno e inquebrantable.

━ No lo hará, Kim. Te lo prometo ━ respondió Jeon, tomando la mano de Kim entre las suyas ━. Siempre estaré contigo, en esta vida y en cualquier otra. No hay fuerza en este mundo o en el próximo que pueda separarnos.

Kim sintió cómo su corazón latía con fuerza, inundado por un amor tan profundo que casi dolía. Era un amor que lo consumía, que le hacía querer estar con Jeon de una forma que nunca antes había comprendido. Su pecho se llenó de una calidez que desbordaba su ser, y supo, sin lugar a dudas, que esas palabras eran la verdad más pura que jamás había escuchado.

━ Prométeme que siempre estarás aquí, Jeon ━ dijo Kim, aferrándose a la mano de Jeon con fuerza, como si al soltarla, pudiera perderlo para siempre.

Jeon sonrió, una sonrisa que iluminó su rostro de una manera que hizo que todo a su alrededor se sintiera aún más brillante, más vivo.

━ Te lo prometo, Kim. Incluso si todo lo demás se desmorona, nosotros no lo haremos. No importa lo que suceda, siempre encontrarás tu camino de vuelta a mí, y yo a ti.

Las palabras de Jeon resonaron en la mente de Kim, un eco que parecía grabarse en lo más profundo de su ser. Era una promesa hecha más allá del tiempo y el espacio, una promesa que no se rompería ni con la muerte ni con el olvido.

En ese momento, el viento sopló más fuerte, llevando consigo el aroma de las flores y el sonido distante de una tormenta que se aproximaba. Kim sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, no de miedo, sino de una extraña anticipación. Era como si algo grande, algo inevitable, estuviera a punto de suceder. Jeon apretó su mano, y Kim se sintió un poco más tranquilo, pero el sentimiento persistía, esa sensación de que el tiempo se acababa y que pronto tendrían que enfrentarse a algo que no podían evitar.

━ No importa lo que pase, Kim ━ dijo Jeon de nuevo, su voz firme y segura ━. Nos tenemos el uno al otro. Eso es todo lo que necesitamos.

Kim asintió, sin poder quitar la vista de los ojos de Jeon, esos ojos que parecían prometerle el cielo y más allá. Quería creer en esas palabras, quería aferrarse a la esperanza que Jeon le ofrecía, pero en el fondo de su mente, una pequeña voz le susurraba que el mundo no era tan simple, que las promesas a veces se rompían, no por falta de voluntad, sino por la crueldad del destino.

Sin embargo, en ese momento, Kim decidió ignorar esa voz. Decidió creer, porque en los brazos de Jeon, en ese campo perfecto bajo el cielo azul, todo parecía posible. El amor que sentía por Jeon era más fuerte que cualquier duda, y se aferró a esa sensación con todo lo que tenía.

━ Jeon... ━ comenzó Kim, pero su voz se quebró. No sabía qué más decir, no sabía cómo expresar todo lo que sentía en su interior, toda la gratitud, el amor, el miedo, la esperanza que lo llenaban en ese instante.

━ Shh... no digas nada ━ dijo Jeon suavemente, inclinándose hacia él y presionando sus labios contra los de Kim en un beso que lo dijo todo. Fue un beso lleno de amor, de promesas, de la certeza de que, pase lo que pase, siempre se tendrían el uno al otro.

Cuando se separaron, Kim apoyó su frente contra la de Jeon, respirando profundamente, tratando de grabar ese momento en su memoria, de aferrarse a él como si fuera la última cosa real en el mundo.

Pero entonces, como un destello, la visión se desvaneció, y Kim se encontró de vuelta en la realidad, en esa habitación, frente a Jeon. Las palabras que Jeon acababa de decirle resonaban en sus oídos, mezclándose con la promesa que le había hecho en su visión. Estaba atrapado entre el pasado y el presente, entre lo que sabía que debía hacer y lo que su corazón deseaba.

El aire en la cabaña parecía cargado con una tensión indescriptible, una mezcla de emociones reprimidas y deseos oscuros que amenazaban con desbordarse en cualquier momento. Kim permanecía de pie frente a Jeon, sus pensamientos envueltos en un torbellino de confusión y miedo. Las palabras de Jeon aún resonaban en su mente como un eco incesante, desdibujando las líneas de lo que creía ser la realidad.

Kim había intentado comprender lo que Jeon le había revelado, pero cada explicación sólo abría nuevas preguntas, nuevas dudas que lo sumían en una desesperación creciente. Había creído conocer su vida, sus deseos, sus miedos, pero ahora todo parecía haber sido una mentira, una construcción frágil que se desmoronaba ante la verdad que Jeon le ofrecía.

Y aún así, a pesar del terror que lo embargaba, Kim sintió una extraña calma apoderarse de su cuerpo. Era como si, en lo más profundo de su ser, una parte de él supiera que esto, lo que estaba viviendo en ese momento, era lo que había estado esperando durante toda su vida.

━ Acepta, Kim ━ murmuró Jeon, su voz cargada de una oscura promesa ━. Acepta y estaremos juntos por toda la eternidad.

Las palabras flotaron en el aire, envolviendo a Kim en una especie de hechizo. Miró a Jeon, y lo que vio en sus ojos no fue el rostro de un demonio, sino el de alguien que lo amaba más allá de cualquier comprensión humana. Kim sintió que su resistencia se desvanecía, como si una fuerza invisible estuviera despojándolo de toda voluntad.

━ Sí ━ susurró Kim, apenas consciente de lo que estaba diciendo ━. Sí, acepto.

En cuanto las palabras salieron de sus labios, una oleada de oscuridad lo envolvió. Su visión comenzó a nublarse, y una extraña sensación de debilidad lo recorrió, como si su cuerpo estuviera perdiendo toda su energía. Intentó mantenerse de pie, pero sus piernas cedieron bajo el peso de su decisión, y cayó en los brazos de Jeon, que lo recibió con una mezcla de ternura y posesividad.

Kim no entendía lo que estaba sucediendo. Su mente se sumía en un letargo cada vez más profundo, y lo único que podía sentir era el calor de Jeon a su alrededor, su abrazo firme, protector, pero también peligroso. Mientras su consciencia se desvanecía, una sensación de paz lo invadió, como si finalmente hubiera encontrado el lugar al que pertenecía.

Jeon lo sostuvo con cuidado, inclinando su rostro hacia el de Kim. Su mirada estaba fija en los labios del joven, ahora entreabiertos y vulnerables. La expresión de Jeon era la de alguien que se encontraba al borde de una decisión irrevocable, pero al mismo tiempo inevitable. Bajó la cabeza lentamente, susurrando palabras que Kim apenas podía escuchar, palabras que eran tan antiguas como el tiempo mismo.

━ Perdonami, amore mio ━ murmuró Jeon, su voz entrecortada por una emoción contenida ━. Ma questo è il nostro destino.

Y con esas palabras, Jeon inclinó su rostro hacia el de Kim, atrapando su labio inferior entre los suyos. La caricia era suave al principio, casi amorosa, pero luego se transformó en algo más oscuro, más desesperado. Jeon mordió el labio de Kim con fuerza, y el sabor metálico de la sangre llenó su boca.

Kim no sintió dolor, o al menos, no el tipo de dolor que podría haber esperado. Era una sensación extraña, como si la mordida de Jeon estuviera liberando algo dentro de él, algo que había estado dormido durante mucho tiempo. La sangre que brotaba de la herida no era sólo un signo de la violencia del acto, sino también un símbolo de algo mucho más profundo, una conexión que trascendía el plano físico.

Jeon comenzó a beber la sangre de Kim con una mezcla de devoción y avidez, sus labios moviéndose con una precisión casi ritualística. Mientras lo hacía, su cuerpo pareció cambiar, su postura se volvió más erguida, más dominante, y una oscura energía comenzó a emanar de él. Los ojos de Jeon brillaban con una intensidad sobrenatural, como si estuviera absorbiendo no sólo la sangre de Kim, sino también su esencia, su alma.

Mientras bebía, Jeon comenzó a recitar una oración, sus palabras fluyendo en un susurro bajo, cargado de una antigua melancolía. No era una oración convencional, sino algo más antiguo, algo que provenía de un tiempo antes de que las religiones humanas existieran. Las palabras estaban mezcladas con frases en italiano, su lengua materna, y resonaban en la cabaña con un poder que parecía alterar el mismo aire que los rodeaba.

━ Per l'amore eterno che ci lega, per il sangue che ora condividiamo... ━ comenzó Jeon, su voz reverberando en la habitación, cada palabra un eco del pacto oscuro que estaba sellando ━. Nel nome di tutte le anime dannate, di tutti i demoni che ci ascoltano... io, Jeon, prendo questo sangue come il segno della nostra unione eterna.

La oración continuó, las palabras en italiano fluyendo como un río oscuro que envolvía a Kim en su corriente.

━ Tu sei mio, e io sono tuo, ora e per sempre... In questa notte, sotto questa luna, con questo sangue... noi siamo uno.

La voz de Jeon se hizo más profunda, más resonante, como si cada palabra estuviera grabada en la piedra de una promesa inquebrantable.

━ Per le fiamme dell'inferno, per le ombre che ci avvolgono... nessuno potrà mai separarmi da te, Kim. Nemmeno la morte.

Kim no podía resistirse. Su cuerpo, su mente, su alma, todo se rendía ante la fuerza de la oración de Jeon. Las palabras eran como un mantra hipnótico que lo sumía cada vez más en la oscuridad, pero era una oscuridad cálida, acogedora, la promesa de una eternidad junto a la única persona que había amado.

Finalmente, Jeon terminó la oración con una última frase, dicha en un tono que mezclaba la adoración con la posesividad más absoluta.

━ E ora, mio amore... tu sei mio per l'eternità.

Kim, debilitado por la pérdida de sangre y el poder de las palabras de Jeon, no pudo más que aceptar su destino. La última imagen que vio antes de caer completamente inconsciente fue la de Jeon, con sus ojos brillando en la penumbra, su rostro manchado con la sangre que acababa de beber, y una expresión de satisfacción que hacía que todo valiera la pena.

Jeon lo sostuvo con fuerza, sus brazos envolviéndolo en una promesa que no requería palabras. Kim ya no tenía dudas, ya no tenía miedo. Había hecho su elección, y esa elección lo llevaría a un destino del que no había retorno. Mientras su consciencia se apagaba, Kim sintió una última vez el calor de los labios de Jeon sobre los suyos, y luego, todo se desvaneció en una negrura total, una paz que sólo la eternidad podría ofrecer.

Traducción de la oración :
—Por el amor eterno que nos une, por la sangre que ahora compartimos... En el nombre de todas las almas condenadas, de todos los demonios que nos escuchan... yo, Jeon, tomo esta sangre como el signo de nuestra unión eterna. Tú eres mío, y yo soy tuyo, ahora y para siempre... En esta noche, bajo esta luna, con esta sangre... somos uno. Por las llamas del infierno, por las sombras que nos envuelven... nadie podrá separarme de ti, Kim. Ni siquiera la muerte. Y ahora, amor mío... Tú eres mío por la enternidad.

❝𝗣𝗮𝘀𝗶𝗼́𝗻 𝗦𝗮𝗴𝗿𝗮𝗱𝗮❞

「 𝗙𝗜𝗡 」

¡𝖦𝗋𝖺𝖼𝗂𝖺𝗌 𝖺 𝗍𝗈𝖽𝗈𝗌 𝗉𝗈𝗋 𝗅𝖾𝖾𝗋 𝗆𝗂 𝗁𝗂𝗌𝗍𝗈𝗋𝗂𝖺!
♡´・ᴗ・'♡

"Pasión Sagrada" 𝖥𝗂𝗇𝖺𝗅𝗆𝖾𝗇𝗍𝖾 𝗁𝖺 𝗌𝗂𝖽𝗈 𝖼𝗎𝗅𝗆𝗂𝗇𝖺𝖽𝗈.

𝖤𝗌𝗉𝖾𝗋𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝗅𝖾𝗌 𝗁𝖺𝗒𝖺 𝗀𝗎𝗌𝗍𝖺𝖽𝗈 ( ˘ ³˘)♥︎

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Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09
ʰⁱˡˡᵃʳʸ ᵃʳⁱᶻᵃ

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