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Ꮠ ࿐「 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 25 」

«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝗏𝖾𝗂𝗇𝗍𝗂𝖼𝗂𝗇𝖼𝗈»... [25]

❝𝗧𝘂 𝗿𝗲𝗴𝗮𝗹𝗼 𝗱𝗲 𝗴𝗿𝗮𝗱𝘂𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻❞

Kim se despertó temprano esa mañana, mucho antes de que el sol comenzara a asomarse por el horizonte. La ansiedad le había robado el sueño, y ahora, tumbado en su cama, no podía dejar de pensar en lo que le deparaba el día. Su graduación, el momento en que finalmente se convertiría en sacerdote, estaba a solo unas horas de distancia. Debería sentirse emocionado, pero en su corazón había una mezcla de emociones que no podía ignorar.

Se levantó y se dirigió al pequeño armario en la esquina de su habitación. Allí colgaba la túnica blanca que había planchado meticulosamente la noche anterior. La tela inmaculada brillaba con la luz tenue que se filtraba por la ventana. Kim la acarició con la yema de los dedos, tratando de encontrar consuelo en la textura suave y familiar.

Los pensamientos sobre Jeon se arremolinaban en su mente, más insistentes que nunca. Desde que había recibido la nota, no podía pensar en otra cosa. "Probablemente es la última vez que nos veamos", había escrito Jeon. Esas palabras resonaban en su cabeza una y otra vez, llenándolo de una inquietud que no lograba disipar. Sabía que no podía ignorar esa cita. Debía ver a Jeon una última vez, aunque solo fuera para agradecerle y despedirse.

Después de prepararse, Kim salió de su habitación y se dirigió a la iglesia para las últimas prácticas y preparativos. Sus compañeros estaban ocupados, todos sumidos en sus propias tareas y emociones. Kim trató de concentrarse, de mantenerse enfocado en lo que tenía que hacer, pero su mente volvía una y otra vez a Jeon. Sabía que su ausencia sería notable, que su comportamiento distraído podría levantar sospechas, pero no podía evitarlo.

A lo largo de la mañana, mientras se aseguraba de que todo estuviera listo para la ceremonia, Kim sintió el peso de sus responsabilidades aplastándolo. Debería estar emocionado, debería sentirse bendecido y agradecido, pero en lugar de eso, una sombra de duda y culpa lo seguía a cada paso.

Finalmente, cuando la ceremonia de la mañana terminó y los feligreses comenzaron a dispersarse, Kim aprovechó la oportunidad para escabullirse. Sabía que no tenía mucho tiempo antes de que alguien notara su ausencia, pero necesitaba hacer esto. Tomó el sendero conocido que lo llevaba al bosque cercano, sintiendo que cada paso lo acercaba más a un destino incierto.

El bosque estaba tranquilo, y el camino hacia la cabaña de Jeon le ofrecía un respiro de la ansiedad que sentía. Cuando llegó, la cabaña estaba iluminada por velas, proyectando un resplandor cálido y acogedor en la penumbra que extrañamente había a pesar de ser de día. Jeon estaba allí, esperándolo en la puerta, con una expresión tranquila pero intensa.

━ Me alegra que hayas venido ━ dijo Jeon, su voz baja y grave.

━ Tenía que hacerlo ━ respondió Kim, tratando de mantener la compostura ━. Quería agradecerte por todo.

Jeon asintió y le hizo un gesto para que entrara. Kim lo siguió al interior de la cabaña, donde una mesa estaba preparada para una comida. La habitación estaba llena de velas, creando una atmósfera mágica y casi irreal. Jeon había cuidado cada detalle, y Kim no podía evitar sentirse conmovido por el esfuerzo.

━ Siéntate, por favor ━ dijo Jeon, indicando una de las sillas ━. Quiero que este día sea especial.

Kim se sentó, sus movimientos lentos y deliberados. Observó a Jeon mientras se movía por la habitación, encendiendo algunas velas adicionales y asegurándose de que todo estuviera perfecto. La atención a los detalles, la manera en que Jeon había preparado todo, le conmovió profundamente. A pesar de las complicaciones y los conflictos internos, no podía negar que había algo muy especial entre ellos.

━ Todo esto... ━ comenzó Kim, buscando las palabras adecuadas ━ Es hermoso. Gracias.

Jeon se detuvo y lo miró directamente, sus ojos brillando a la luz de las velas. ━ Quería que este día fuera memorable ━ dijo ━. Para ambos. Después de todo es tu graduación.

Graduación.

Esa palabra lo ponía nervioso.

Mientras comenzaban a comer, la conversación fue ligera al principio, con ambos evitando los temas más profundos que sabían que tendrían que enfrentar eventualmente. Hablaron de cosas triviales, compartiendo recuerdos y risas, tratando de aferrarse a la normalidad por un momento más.

━ Recuerdo cuando te vi por primera vez ━ dijo Jeon de repente, rompiendo el flujo de la conversación ━. Te ví con tu liviana y pulcra sotana, tu cabello se movía por el viento y tus labios estaban muy rojos por el clima. En ese momento me pregunté cómo puedes ser tan blanco y perfecto, eras simplemente angelical. Sabía que había algo diferente en ti.

Sus mejillas se enrojecieron ante sus palabras, ¿por qué estaba satisfecho con la primera impresión que había dado?

Kim bajó la mirada, su corazón latiendo con fuerza. ━ Yo también lo supe ━ admitió ━ Aunque no quería aceptarlo. Tú desde el inicio fuiste muy diferente al resto, siempre te ves intimidante y... grande. Estás lleno de tatuajes y además eres Italiano, todo indicaba que no eras común. Y eso es muy atracti-... muy lindo.

La tensión en la habitación aumentó, y ambos quedaron en silencio por un momento, sumidos en sus propios pensamientos. La realidad de su situación se hacía cada vez más evidente, y Kim sabía que no podían seguir evitando el tema.

━ Esta noche...━ comenzó Kim, su voz temblando ligeramente ━ Será un nuevo comienzo para mí. Pero... quería agradecerte por todo. Y también, despedirme.

Jeon lo miró fijamente, su expresión seria. ━ Kim, sé que esto es difícil. Pero quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti, sin importar lo que decidas. Nunca quise complicar tu vida, pero no puedo negar lo que siento por ti.

Kim sintió una oleada de emociones abrumadoras. Quería decir tantas cosas, pero las palabras parecían escaparle. En su lugar, simplemente asintió, dejando que sus sentimientos hablaran por él.

La comida continuó en un silencio cargado de significado, ambos sabiendo que esta podría ser la última vez que estuvieran juntos de esta manera. Cuando terminaron, Jeon se levantó y comenzó a recoger los platos, pero Kim lo detuvo.

━ Déjalo ━ dijo suavemente ━. Quiero recordar este día tal como es.

Jeon se acercó a él y se inclinó, sus rostros a solo unos centímetros de distancia. ━ Entonces, recordémoslo ━ susurró.

En ese momento, todo lo que Kim había tratado de suprimir, todo lo que había intentado negar, salió a la superficie. Se acercó y besó a Jeon, un beso lleno de pasión y tristeza, sabiendo que este podría ser su último adiós.

La intensidad del beso y el abrazo que siguió dejó a Kim temblando. Sabía que no podía seguir negando lo que sentía, pero también sabía que no podía cambiar el camino que había elegido. Se apartó con suavidad, con lágrimas en los ojos.

Sin pensarlo dos veces, se levantó de su asiento y se acercó a Jeon. Su corazón latía con fuerza, y antes de que pudiera detenerse, se inclinó y lo besó nuevamente.

El beso fue suave al principio, una simple presión de labios contra labios, pero pronto se intensificó. Kim sintió una oleada de calor recorrer su cuerpo, un hambre insaciable de algo que había tratado de negar por tanto tiempo. Jeon respondió al beso con igual pasión, sus manos envolviendo la cintura de Kim, acercándolo más.

━ Jeon ━ murmuró Kim contra sus labios, su voz cargada de deseo y confusión ━, no puedo... no debería...

━ Déjate llevar ━ susurró Jeon, sus labios rozando la piel de Kim mientras hablaba ━. Solo por esta noche.

Las palabras de Jeon parecían liberar algo dentro de Kim. Sus manos se movieron frenéticamente, desabrochando botones y deslizándose sobre la piel de Jeon. Cada caricia, cada contacto, encendía una chispa que amenazaba con consumirlos a ambos. La mesa fue olvidada, los platos quedaron a un lado mientras sus cuerpos se unían en una danza de deseo y necesidad. Sentía los músculos y la tersa piel de Jeon en sus manos. Cada parte de su cuerpo estaba hecha para él, al igual que el suyo.

Quería entregarle cada parte de sí mismo.

Kim se sentía como un hambriento de pecado, sus manos explorando, descubriendo cada rincón del cuerpo de Jeon. La ropa desapareció, dejando al descubierto piel contra piel, y la cabaña se llenó de susurros y gemidos.

Jeon tocó el punto bajo que tanto había deseado tocar. Los dedos en su mano recorrieron toda su cavidad, preparándolo para la penetración. Los fluidos de excitación se hicieron imparables. La boca de Kim se abrió con sorpresa, no podía evitar soltar suspiros. Era la primera vez que experimentaba algo así. Había fantaseado y soñado muchas veces con ese encuentro, pero definitivamente nada le hacía justicia a la realidad. Los dedos gruesos y grandes lo penetraban con fuerza y Jeon lo miraba con una intensidad que lo hacía temblar.

El tiempo pareció detenerse, y todo lo que existía en ese momento eran ellos dos, perdidos en un mar de pasión.

━ Kim ━ murmuró Jeon entre besos, su voz ronca de emoción ━, este es mi regalo de graduación para ti. Si aún estás dispuesto a hacerlo.

Sintió la gran verga de Jeon en su ano y el tiempo se detuvo al instante. Su corazón latía con fuerza y a pesar del dolor que sintió momentáneamente, los besos en su cuello y los dedos ahora en sus pezones lo distrajeron de toda la incomodidad que pudo sentir. Suavemente Jeon lo penetró por completo, sentía todo su miembro dentro de él. Lo estaba llenando. Estaba corrompiéndolo.

Un cordero se había infectado por las sombras de los demonios que él mismo había invitado.

Lo estaba follando con fuerza. Sus cabellos rubios eran tomados con propiedad, le estaba demostrando con su toque que él era de su propiedad. Estaba demostrándole toda la pasión que había estado sintiendo desde el momento en que lo conoció. Era algo increíblemente fascinante. Los gemidos roncos en su oído hacían que su glande se pusiera cada vez más tenso. Sentía que iba a explotar en cualquier momento. Estaba con la mente nublada, queriendo solo evitar llorar.

Sei mío, prete ━ susurró Jeon con su respiración agitada, besando y lamiendo su oreja como un lobo hambriento ━ Te amo, eres mío y lo serás por toda la eternidad. Lo giuro.

Su voz se fue oscureciendo cada vez más, y un escalofrío recorrió su cuerpo. Sintió sus piernas temblar, las tiras de semen se esparcieron por todo el lugar. Su abdomen fue llenado de su escencia, y por primera vez en su vida pudo experimentar algo inexplicable.

Algo jodidamente fascinante.

Una sensación que no le daba Dios, ni nadie.

Solo Jeon.

Kim se detuvo, sus manos temblando ligeramente. Las palabras de Jeon lo golpearon con fuerza, trayéndolo de vuelta a la realidad. Sentía una mezcla de emociones tan intensa que apenas podía pensar. Sin embargo, una parte de él sabía que había cruzado una línea, que había cedido a algo que había tratado de negar durante mucho tiempo.

━ Gracias ━ dijo finalmente, su voz apenas un susurro ━, por todo.

Sus labios estaban agrietados por querer evitar sus gemidos, el sudor decaía por su frente y cuello, sus cabellos estaban desordenados. Era un desastre.

Jeon lo observó, una sombra de algo extraño en sus ojos ━ Siempre estaré aquí para ti, Kim. No importa lo que decidas.

Kim asintió, incapaz de decir más. Se levantó lentamente, sintiendo una extraña mezcla de alivio y arrepentimiento. No podía simplemente aceptar que sentía su cuerpo muy extraño. Su ano aún palpitaba y quería tocarlo de nuevo. Mientras se vestía evitando mirarlo, notó que Jeon lo miraba con una expresión que no podía descifrar del todo. Tenía hasta vergüenza de ponerse su sotana.

¿Cómo podía un santo como él haber estado minutos antes temblando del placer y rogando por más mientras le enterraban la verga?

Sin decir una palabra, salió de la cabaña, su mente y su corazón en un torbellino de emociones. No podía mirar a Jeon, porque entonces le pediría que lo follara de nuevo.

¿Acaso estaba poseído?

Caminó de regreso a la iglesia, sintiéndose extraño y nervioso. Sabía que su vida había cambiado para siempre, que no podía seguir ignorando lo que sentía por Jeon. Y aunque el futuro era incierto, una cosa era clara: este día, por primera vez, había dejado de lado sus dudas y se había permitido sentir. Pero ahora, con el inicio de su graduación a la vista, debía enfrentar las consecuencias de sus acciones y decidir cuál sería su camino a seguir.

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Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09

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