«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝖽𝗂𝖾𝖼𝗂𝗈𝖼𝗁𝗈»... [18]

❝¿𝗨𝗻 𝗦𝗮𝗰𝗲𝗿𝗱𝗼𝘁𝗲?❞

El viaje de regreso al campamento había sido una experiencia intensa y reveladora para todos. Orar por los animales enfermos había acercado al grupo de jóvenes de la iglesia de maneras que no esperaban, y la interacción con los caballos había dejado una huella profunda en Kim. Ahora, con el viaje de vuelta en el autobús, todos estaban cansados pero con el espíritu renovado, aunque Kim no podía evitar sentirse inquieto.

El autobús se movía lentamente por los caminos rurales, sacudiéndose de vez en cuando por los baches del terreno. Dentro, el ambiente era una mezcla de conversaciones susurradas y suspiros cansados. Los chicos y chicas de la iglesia, agotados por las actividades del día, comenzaban a acomodarse en sus asientos, algunos ya dejándose llevar por el sueño.

Kim se sentó junto a Jeon, sintiendo la proximidad del otro con una mezcla de nerviosismo y algo parecido a la anticipación. Jeon, por su parte, parecía indiferente a todo lo que había sucedido, su expresión serena mientras miraba por la ventana. La tensión entre ellos era palpable, pero ninguno de los dos parecía dispuesto a romper el silencio.

A medida que el viaje avanzaba, Kim no podía dejar de observar a Jeon de reojo. Había algo en la tranquilidad de Jeon que lo desconcertaba y lo atraía al mismo tiempo. Sus pensamientos vagaban, reviviendo los momentos que habían compartido en el campo, especialmente la inesperada experiencia de montar a caballo.

Poco a poco, el cansancio comenzó a hacer mella en Jeon. Sus párpados se fueron cerrando, y antes de que Kim se diera cuenta, Jeon se había quedado dormido. La cabeza de Jeon cayó suavemente hacia un lado, apoyándose en el respaldo del asiento, y su expresión se suavizó.

Kim lo observó con detenimiento, incapaz de apartar la mirada. Jeon dormido parecía diferente, más vulnerable y menos intimidante. Era como si, en ese estado de descanso, todas las barreras y la dureza se hubieran desvanecido, revelando una faceta más humana y tierna.

━ Parece un cachorro tatuado ━ murmuró Kim para sí mismo, esbozando una pequeña sonrisa.

Había algo entrañable en la imagen de Jeon dormido, sus tatuajes visibles a través de la ropa desordenada, contrastando con su expresión tranquila y casi inocente. Kim se encontró luchando contra una oleada de ternura que no esperaba sentir.

Mientras el autobús continuaba su camino, Kim permitió que sus pensamientos divagaran. Era extraño cómo los eventos recientes lo habían llevado a ver a Jeon bajo una luz diferente. Aunque seguía sintiéndose confundido y conflictivo acerca de sus propios sentimientos, no podía negar que había algo en Jeon que lo atraía de una manera inexplicable.

Los otros jóvenes en el autobús también parecían sumidos en sus propios pensamientos o perdidos en el sueño. La atmósfera era tranquila, y el ronroneo del motor servía como un arrullo constante. Kim se ajustó en su asiento, tratando de encontrar una posición cómoda sin despertar a Jeon.

El viaje de vuelta le ofreció a Kim un momento para reflexionar sobre todo lo que había sucedido. Los eventos del viaje habían sido una mezcla de espiritualidad y emociones intensas, y ahora, con Jeon dormido a su lado, parecía el momento perfecto para intentar encontrar algo de claridad en su mente.

━ Dios, ¿qué debo hacer? ━ murmuró Kim, cerrando los ojos y dejando que una breve oración silenciosa se elevara en su mente.

Sentía una necesidad urgente de entender sus propios sentimientos y de encontrar un camino que pudiera reconciliar su fe con las emociones que Jeon despertaba en él. Pero las respuestas seguían siendo esquivas, y la confusión parecía envolverlo como una manta pesada.

El autobús siguió avanzando, el paisaje exterior cambiando lentamente mientras se acercaban a su destino. Kim abrió los ojos y miró nuevamente a Jeon. La imagen de Jeon dormido, tan sereno y vulnerable, era algo que Kim sabía que no podría olvidar fácilmente.

━ ¿Por qué tienes que ser así? ━ susurró, sin esperar una respuesta.

La relación entre ellos había pasado por tantas fases en tan poco tiempo. Desde la tensión inicial, la proximidad física, hasta los momentos de conexión inesperada. Y ahora, con Jeon dormido a su lado, Kim sentía que estaba más cerca de entender algo, aunque no sabía exactamente qué.

Con un suspiro, Kim se recostó en su asiento, tratando de encontrar algo de paz en medio de su tormenta interna. La presencia de Jeon, incluso en el sueño, era una fuente de conflicto y consuelo al mismo tiempo. Mientras el autobús seguía su curso, Kim decidió permitir que el momento simplemente existiera, sin intentar desentrañarlo completamente.

El viaje continuó en silencio, con el suave ronroneo del motor y el murmullo ocasional de los otros pasajeros. Kim cerró los ojos nuevamente, permitiéndose relajarse un poco. Sabía que las respuestas no vendrían de inmediato, pero por ahora, estar en el presente y aceptar la complejidad de sus sentimientos era lo mejor que podía hacer.

El paisaje pasaba lentamente, y el autobús seguía su camino, llevándolos de vuelta a la rutina y a las preguntas sin respuesta. Kim, observando a Jeon, sintió que estaba en el comienzo de un viaje mucho más profundo y complicado del que había imaginado. Y mientras el autobús avanzaba, una pequeña chispa de esperanza se encendía en su corazón, sugiriendo que, tal vez, encontraría su camino a través de la confusión y la duda.

Así, el autobús siguió su curso, y Kim se permitió disfrutar del momento de tranquilidad, consciente de que, aunque las respuestas no llegarían de inmediato, el viaje en sí mismo era una parte crucial de su camino hacia la comprensión.

El autobús llegó finalmente a su destino y los jóvenes de la iglesia comenzaron a descender, todavía somnolientos pero con una sensación de satisfacción tras el viaje. Kim ayudó a sus compañeros a recoger sus pertenencias y organizó el retorno de los materiales de la expedición. Jeon se había despertado al final del trayecto, pero apenas había intercambiado palabras con Kim, lo que solo aumentó la tensión interna que Kim sentía.

De vuelta en la iglesia, el ambiente era familiar y acogedor, pero Kim no podía evitar sentir una creciente inquietud. Los padres y hermanos de la congregación los recibieron con sonrisas y palabras amables, interesados en saber cómo había ido la expedición y las oraciones por los animales enfermos.

━ ¡Bienvenidos de vuelta! ━ exclamó el Padre Miguel, acercándose a Kim con una sonrisa ━. Nos alegra verlos sanos y salvos. Cuéntanos, ¿cómo fue todo?

Kim forzó una sonrisa y comenzó a relatar los eventos del viaje, destacando los momentos de oración y los esfuerzos del grupo para ayudar a los animales. Sin embargo, su mente estaba en otra parte, reviviendo los momentos más personales y tumultuosos que había experimentado, especialmente los que involucraban a Jeon.

━ Estamos muy orgullosos de ti, Kim ━ dijo el Padre Miguel después de escuchar atentamente ━. Sabemos que orar por esos animales era tu última tarea antes de tu graduación. Pronto serás oficialmente sacerdote. ¡Qué gran logro!

Las palabras del Padre Miguel resonaron en la mente de Kim como un eco distante. Sabía que debería sentirse emocionado y agradecido, pero en lugar de eso, una sensación de incertidumbre y malestar comenzó a apoderarse de él. El camino hacia el sacerdocio había sido algo que siempre había deseado, o al menos eso creía. Sin embargo, los eventos recientes y sus sentimientos conflictivos lo habían hecho cuestionarse cosas que nunca antes había dudado.

━ Gracias, Padre ━ respondió Kim, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto ━. Me siento honrado por la oportunidad y por su apoyo.

Los otros padres de la iglesia también se acercaron para felicitar a Kim. Sus palabras eran amables y llenas de orgullo, pero cada cumplido parecía añadir un peso adicional sobre los hombros de Kim. Mientras escuchaba, no podía evitar pensar en Jeon y en cómo había cambiado su perspectiva sobre tantas cosas en tan poco tiempo.

Después de los saludos y felicitaciones, Kim se dirigió a su habitación. Necesitaba un momento de tranquilidad para procesar todo lo que estaba sintiendo. Cerró la puerta detrás de sí y se sentó en el borde de la cama, mirando al vacío. La idea de convertirse en sacerdote, algo que siempre había visto como su destino, ahora parecía una carga en lugar de un honor.

━ ¿Qué estoy haciendo? ━ se preguntó en voz baja, sintiendo una punzada de culpa.

No quería dudar de su vocación, pero no podía evitarlo. La imagen de Jeon, con su naturaleza rebelde y su capacidad para desafiar todo lo que Kim creía, seguía invadiendo su mente. Era como si Jeon representara todo lo que Kim había tratado de evitar, pero al mismo tiempo, todo lo que no podía ignorar.

━ No debería pensar así ━ se regañó, cerrando los ojos y tomando un profundo aliento ━. Esto es una prueba. Debo mantener mi fe y seguir el camino que se me ha trazado.

Kim se levantó y caminó hacia el pequeño altar que tenía en su habitación. Se arrodilló y comenzó a rezar, pidiendo claridad y fuerza para superar sus dudas. Pero incluso mientras sus labios murmuraban oraciones familiares, su mente seguía revoloteando alrededor de sus sentimientos por Jeon.

La puerta de la habitación se abrió suavemente y su padre entró, observando a Kim con una expresión de preocupación.

━ Kim, hijo, ¿todo está bien? ━ preguntó su padre, acercándose.

Kim se levantó rápidamente, tratando de disimular su perturbación.

━ Sí, padre. Solo estaba rezando, pidiendo orientación ━ respondió Kim.

El padre asintió, pero sus ojos reflejaban comprensión y algo de preocupación.

━ Sabemos que este es un momento importante para ti, Kim. Pero también entendemos que puede ser abrumador. Recuerda que siempre estamos aquí para hablar, para ayudarte a encontrar el camino correcto.

━ Lo sé, padre. Gracias por su apoyo ━ dijo Kim, esforzándose por sonar convincente.

Su padre le dio una palmadita en el hombro antes de salir de la habitación, dejándolo solo nuevamente. Kim se dejó caer de nuevo en la cama, sintiendo que el peso en su pecho se hacía aún más pesado. Había sido un viaje largo y desafiante, y ahora se encontraba al borde de una decisión que definiría el resto de su vida.

El silencio de la habitación parecía amplificar sus pensamientos y dudas. Kim sabía que tenía que enfrentar sus sentimientos y resolver su confusión antes de que se volviera insostenible. Pero en ese momento, solo quería encontrar algo de paz, aunque fuera solo por un momento.

Cerró los ojos y trató de calmar su mente. Sabía que el camino hacia la claridad no sería fácil, pero estaba decidido a encontrar una manera de reconciliar su fe con sus emociones. Y aunque las respuestas aún parecían lejanas, tenía la esperanza de que, eventualmente, encontraría el equilibrio que tanto buscaba.

El día había sido largo, pero la noche prometía ser aún más introspectiva. Kim se quedó acostado, mirando el techo, permitiendo que sus pensamientos fluyeran libremente. Sabía que el viaje hacia su propia verdad sería complicado, pero estaba dispuesto a enfrentarlo con la misma dedicación con la que había abrazado su fe.

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Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09