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Ꮠ ࿐「 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 17 」

«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝖽𝗂𝖾𝖼𝗂𝗌𝗂𝖾𝗍𝖾»... [17]

❝𝗧𝘂 𝗽𝗿𝗲𝘀𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮❞

El amanecer trajo consigo una atmósfera de pesadez y tensión palpable. El cielo apenas se iluminaba con los primeros rayos de sol cuando Kim, aún sumido en el torbellino de sus pensamientos y emociones, decidió levantarse temprano y regresar al campamento. Los eventos de la noche anterior pesaban sobre él como una losa, llenándolo de una mezcla de culpabilidad, vergüenza y una inquietante realización que no estaba dispuesto a enfrentar del todo.

Kim se deslizó fuera de su refugio improvisado y se dirigió hacia su carpa con pasos silenciosos, esperando no despertar a los demás. Cada paso que daba era una lucha contra la voz en su cabeza que le recriminaba por lo que había sucedido con Jeon. Al llegar a su carpa, se quedó un momento de pie, mirando el suelo, tratando de encontrar la calma que se le escapaba entre los dedos.

━ ¿Kim? ━ la voz de Jeon lo llamó desde atrás, llena de curiosidad y quizás algo más ━ ¿A dónde vas tan temprano?

Kim se tensó, su corazón saltando en su pecho. No quería enfrentarlo, no ahora. Se giró lentamente, intentando componer una expresión neutral.

━ Voy a... salir a caminar ━ dijo, evitando la mirada penetrante de Jeon ━. Necesito un poco de aire fresco.

Jeon lo observó con una mezcla de preocupación y algo indescifrable en sus ojos, pero no insistió. Asintió levemente y dio un paso atrás, permitiendo que Kim continuara su camino. Kim dejó escapar un suspiro de alivio y se dirigió apresuradamente a su carpa, deseando escapar de la intensidad de la mirada de Jeon.

Una vez dentro de la carpa, se dejó caer sobre sus rodillas, sintiendo que su mundo se desmoronaba. Las imágenes de la noche anterior seguían invadiendo su mente, cada beso y caricia grabados en su memoria como un fuego que no podía extinguir. Se llevó las manos al rostro, intentando sofocar un grito de frustración y dolor.

━ Dios mío, ¿qué he hecho? ━ murmuró, su voz quebrada por la desesperación.

Miró a su alrededor, buscando algo, cualquier cosa que pudiera ofrecerle una salida, una manera de expiar lo que consideraba su pecado. Sus ojos se posaron en una rama de árbol que había caído cerca de la entrada de la carpa. Se levantó y la recogió con manos temblorosas, sintiendo una necesidad urgente de castigarse, de purgarse de los sentimientos que lo consumían.

Se quitó la camisa y, con la rama en la mano, comenzó a flagelarse, cada golpe una mezcla de dolor físico y emocional. Cada vez que la rama golpeaba su piel, sentía que estaba purgando una parte de su alma, una parte que consideraba corrupta y errónea. Las lágrimas corrían por su rostro mientras continuaba, cada latigazo acompañado por una oración silenciosa.

━ Perdóname, Señor... perdóname por haber caído en la tentación ━ susurraba entre sollozos, su voz apenas audible en el silencio de la mañana.

No se dio cuenta de cuánto tiempo pasó así, perdido en su auto-castigo y arrepentimiento. El sol había subido un poco más en el cielo cuando finalmente se detuvo, exhausto y adolorido. Su piel estaba marcada con líneas rojas y sus músculos temblaban por el esfuerzo. Dejó caer la rama y se abrazó a sí mismo, sintiendo un vacío aún más grande que antes.

Mientras se recuperaba, las voces del campamento comenzaron a levantarse, señalando que los demás también se estaban despertando. Kim sabía que no podía permanecer allí mucho tiempo. Se vistió rápidamente, ocultando las marcas en su piel lo mejor que pudo, y salió de la carpa con la esperanza de que nadie notara su estado.

En el campamento, todo parecía normal, pero para Kim, nada lo era. Cada mirada, cada palabra le parecía una acusación silenciosa. Evitó a Jeon deliberadamente, temiendo que cualquier interacción pudiera desatar de nuevo la tormenta de emociones que tanto se esforzaba por contener.

━ Kim, ¿estás bien? ━ preguntó uno de los jóvenes, notando su expresión tensa.

━ Sí, solo un poco cansado ━ respondió Kim con una sonrisa forzada, deseando con todas sus fuerzas que el día pasara rápidamente.

El resto de la mañana transcurrió en un estado de incomodidad constante. Kim se sumergió en sus tareas, tratando de ocupar su mente con cualquier cosa que no fuera Jeon. Sin embargo, cada vez que lo veía o lo escuchaba, una punzada de dolor y deseo lo atravesaba, recordándole la lucha interna que no podía ganar.

Finalmente, cuando el mediodía llegó, Kim decidió tomar un descanso. Se alejó del campamento y encontró un lugar tranquilo bajo un árbol, donde se dejó caer, exhausto. Cerró los ojos y respiró profundamente, intentando encontrar un momento de paz en medio del caos.

━ ¿Por qué me siento así? ━ se preguntó en voz alta, su voz cargada de confusión y dolor ━ ¿Por qué no puedo simplemente... olvidar?

El silencio fue su única respuesta, y Kim supo que la batalla dentro de su corazón y su mente estaba lejos de terminar.

El día transcurría lentamente en el campamento, cada minuto parecía alargarse indefinidamente en la mente de Kim. A pesar de sus esfuerzos por mantener la compostura y enfocarse en sus tareas, no podía evitar sentirse incómodo y perturbado por los eventos de la noche anterior. Su corazón latía con fuerza cada vez que pensaba en Jeon, y la culpa se cernía sobre él como una sombra constante.

Jeon, como era de esperar, se percató rápidamente del comportamiento evasivo de Kim. Este último evitaba cualquier tipo de contacto visual y se alejaba discretamente cada vez que Jeon se acercaba. Sin embargo, Jeon no parecía dispuesto a ignorar el cambio de actitud de Kim y, en su típica forma enigmática, decidió no confrontarlo directamente, sino observar y esperar el momento adecuado.

Durante el desayuno, la tensión era palpable. Los demás en el campamento parecían no notar el conflicto interno de Kim, pero Jeon, con su aguda percepción, lo percibía claramente. Había una variedad de alimentos dispuestos en la mesa improvisada: frutas, panes, y algunos embutidos. Kim, tratando de comportarse lo más normal posible, mencionó que quería una manzana que estaba en el centro de la mesa.

━ Quiero esa manzana ━ dijo Kim en voz baja, más para sí mismo que para nadie en particular.

Antes de que pudiera alcanzarla, Jongin también extendió la mano hacia la misma fruta. La tensión en el aire aumentó cuando ambos jóvenes se miraron, ninguno dispuesto a ceder. Fue en ese momento que Jeon, que observaba desde un rincón, intervino.

━ Jongin, esa manzana es para Kim ━ dijo Jeon con una voz firme y autoritaria, que no dejaba lugar a discusión.

Jongin se detuvo, su expresión cambiando de sorpresa a incomodidad. La presencia intimidante de Jeon era suficiente para hacer que cualquiera pensara dos veces antes de contradecirlo. Reluctantemente, Jongin retiró su mano y se encogió de hombros, dejándole la fruta a Kim.

━ Está bien, tú puedes tenerla ━ murmuró Jongin, claramente molesto pero sin atreverse a enfrentar a Jeon.

Kim tomó la manzana, sintiéndose un tanto avergonzado y agradecido al mismo tiempo. No había pedido la intervención de Jeon, pero no podía negar que le había aliviado no tener que pelear por algo tan trivial. Sin embargo, el hecho de que Jeon hubiera tomado partido por él solo aumentaba su confusión y culpa.

A lo largo del día, Jeon continuó mostrando un comportamiento peculiarmente atento hacia Kim. En un momento dado, cuando estaban preparando la comida del mediodía, Jeon se acercó a Kim con una pequeña sorpresa.

━ He hecho esto especialmente para ti ━ dijo Jeon, entregándole un pequeño paquete envuelto en hojas.

Kim lo miró con desconfianza, pero aceptó el paquete. Al abrirlo, encontró dentro una selección de frutas y nueces cuidadosamente preparadas. La simplicidad del gesto lo conmovió, pero también lo confundió más.

━ Gracias, Jeon ━ respondió Kim, intentando sonar neutral mientras su mente luchaba por entender las intenciones de Jeon.

La tarde pasó lentamente, y cuando llegó la hora de la oración, todos se reunieron alrededor de la fogata. Los miembros del campamento se arrodillaron y comenzaron a recitar las oraciones que habían aprendido, sus voces uniéndose en un coro de devoción. Kim se unió a ellos, intentando encontrar consuelo en las palabras familiares, pero su mente no dejaba de divagar.

Para su sorpresa, Jeon también se arrodilló y comenzó a orar. Su comportamiento era tan normal que parecía imposible que nada hubiera sucedido entre ellos la noche anterior. Kim lo observó de reojo, tratando de encontrar alguna señal de lo que realmente estaba pasando por la mente de Jeon, pero su rostro era imperturbable.

━ Señor, guíanos en nuestro camino y protégenos de toda tentación ━ recitó Kim, su voz apenas un susurro mientras cerraba los ojos con fuerza, intentando mantener su concentración en la oración.

Sin embargo, las palabras no lograban calmar la tormenta interna que lo consumía. Cada vez que recordaba el beso y el toque de Jeon, un fuego prohibido ardía en su interior, contradiciendo todo lo que había aprendido y creído durante su vida.

Después de la oración, la incomodidad entre Kim y Jeon se hizo aún más evidente. Los demás comenzaron a dispersarse, hablando en voz baja y riendo suavemente mientras se preparaban para la noche. Kim intentó mezclarse con ellos, deseando desesperadamente perderse en la rutina del campamento y olvidar, aunque fuera por un momento, el caos que Jeon había desatado en su vida.

━ Kim, ¿estás bien? ━ preguntó uno de los jóvenes, notando la expresión distante de Kim.

━ Sí, solo estoy cansado ━ respondió Kim automáticamente, evitando los ojos curiosos que lo miraban.

Jeon, por su parte, se mantuvo cerca pero sin acercarse demasiado. Su comportamiento desconcertante solo aumentaba la confusión de Kim. ¿Por qué actuaba como si nada hubiera pasado? ¿Era una especie de juego para él, o simplemente no le importaba en absoluto?

El amanecer trajo consigo una fresca brisa que recorría el campamento, agitando suavemente las tiendas de campaña y las ramas de los árboles circundantes. La luz del sol se filtraba a través del follaje, creando un juego de sombras que danzaban en el suelo. El grupo de jóvenes de la iglesia se estaba preparando para su siguiente tarea del día: orar por los caballos enfermos que habitaban en un campo cercano.

Kim se encontraba entre ellos, sintiéndose más nervioso de lo habitual. Los eventos recientes lo habían dejado inquieto y distraído, y ahora, con Jeon a su lado, la tensión se hacía aún más palpable. Los caballos enfermos, majestuosos a pesar de su estado, se encontraban en un amplio prado cercado. Sus cuerpos mostraban signos de fatiga y debilidad, y sus ojos reflejaban un dolor silencioso.

Jeon, por su parte, parecía extrañamente inmerso en los caballos. Sus ojos oscuros observaban a los animales con una intensidad que Kim no había visto antes. Hubo un momento de silencio en el que Jeon se acercó a uno de los caballos, acariciando suavemente su lomo con una expresión de nostalgia en su rostro.

━ ¿Te gustan los caballos? ━ preguntó Kim, sin poder ocultar su curiosidad.

Jeon asintió, sin apartar la mirada del animal.

━ En el pasado, me gustaba montar a caballo ━ respondió, su voz cargada de recuerdos ━. Solía pasar horas cabalgando, sintiendo el viento en mi rostro. Me hacía sentir libre.

Las palabras de Jeon resonaron en Kim. La idea de libertad, algo tan ajeno y anhelado, lo intrigaba profundamente. Aunque sus pensamientos estaban llenos de dudas y conflictos, no podía evitar sentirse atraído por la visión de esa libertad.

━ Deberías intentarlo ━ sugirió Jeon, girándose para mirar a Kim ━. Montar a caballo es una experiencia única.

Kim negó con la cabeza, sintiendo una mezcla de miedo y atracción hacia la idea.

━ No puedo ━ dijo, su voz apenas un susurro ━. Debo alejarme de... de los animales. No sé cómo van a reaccionar.

"Debo alejarme de ti" quiso decir.

Jeon lo observó en silencio por un momento, luego dio un paso hacia él.

━ Kim, montar a caballo no tiene nada de malo. Solo es una forma de conectarse con la naturaleza, de sentir algo diferente. Te prometo que no te hará daño.

Kim vaciló. La lógica de Jeon era irrefutable, y una parte de él anhelaba esa experiencia. Finalmente, asintió con reluctancia.

━ Está bien, pero solo una vez ━ accedió, tratando de mantener su voz firme.

Jeon sonrió, una sonrisa que mezclaba satisfacción y algo más profundo que Kim no pudo identificar. Con movimientos seguros, Jeon tomó una brida y llevó a uno de los caballos hacia Kim.

━ Sube ━ dijo, sosteniendo las riendas con una mano y extendiendo la otra para ayudar a Kim a montar.

Con el corazón latiendo con fuerza, Kim se acercó al caballo y, con la ayuda de Jeon, subió al lomo del animal. La sensación inicial fue de incertidumbre, pero pronto el movimiento rítmico del caballo comenzó a calmar sus nervios.

Jeon montó detrás de él, sus manos firmemente sujetas a las riendas, y Kim sintió un escalofrío recorrer su cuerpo cuando los brazos de Jeon lo rodearon para mantener el control del caballo. La proximidad era inevitable y la tensión palpable, pero a medida que el caballo comenzaba a caminar, esa tensión se transformó en algo más.

━ Relájate ━ murmuró Jeon, su voz cerca del oído de Kim ━. Solo siente el movimiento del caballo y el viento en tu rostro.

Kim cerró los ojos por un momento, permitiendo que las palabras de Jeon lo guiaran. A medida que el caballo aumentaba su velocidad, sintió una extraña sensación de liberación. El viento golpeaba su rostro y su cabello, y por primera vez en mucho tiempo, se sintió libre de las cadenas de sus propias dudas y temores.

El caballo galopaba con fuerza, y Kim se aferraba a las riendas con más confianza. La presencia de Jeon detrás de él era una mezcla de seguridad y peligro, pero en ese momento, Kim decidió dejarse llevar por la experiencia.

El prado se extendía ante ellos, y el ritmo del galope se volvió casi hipnótico. Kim se dio cuenta de que estaba sonriendo, una sonrisa genuina que no había sentido en mucho tiempo. Jeon, a su vez, parecía disfrutar de la experiencia tanto como él, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y satisfacción.

━ ¿Ves? ━ dijo Jeon, su voz apenas audible sobre el ruido del galope ━. No es tan malo, ¿verdad?

Kim asintió, incapaz de hablar debido a la emoción que lo embargaba. La libertad que sentía en ese momento era indescriptible, y aunque sabía que la realidad lo alcanzaría pronto, decidió aferrarse a ese instante el mayor tiempo posible.

Finalmente, Jeon desaceleró al caballo y se detuvieron cerca de un arroyo que cruzaba el prado. Kim bajó del caballo, sus piernas temblando ligeramente por la emoción y el esfuerzo. Jeon lo siguió, observándolo con una mirada que Kim no pudo descifrar.

━ Gracias ━ dijo Kim, sintiendo una gratitud genuina ━. No sé cómo, pero esto... esto fue increíble.

Jeon sonrió, pero había algo en sus ojos que sugirieron que entendía más de lo que decía.

━ A veces, solo necesitas un poco de libertad para ver las cosas de manera diferente ━ respondió, dándole una palmada en el hombro ━. Vamos, es hora de volver.

El camino de regreso fue tranquilo, ambos sumidos en sus propios pensamientos. La experiencia había sido intensa y liberadora, pero también había dejado a Kim con más preguntas que respuestas. Mientras caminaban de regreso al campamento, no pudo evitar preguntarse cómo sería su vida si pudiera aferrarse a esa sensación de libertad y dejar atrás las cadenas de la culpa y el miedo.

Al llegar al campamento, la atmósfera volvió a cambiar. La realidad de su situación lo golpeó con fuerza, y aunque había disfrutado del momento de libertad, sabía que no podía permitirse perderse en esos sentimientos. La tensión entre él y Jeon seguía siendo palpable, y aunque no podía negar lo que sentía, tampoco podía aceptar lo que eso significaba.

Mientras el sol comenzaba a ponerse, Kim se dirigió a su carpa, su mente llena de pensamientos contradictorios. La experiencia de montar a caballo había sido un destello de luz en su confusión, pero también le recordaba lo lejos que estaba de resolver sus propios conflictos internos.

━ Señor, guíame en este camino ━ murmuró para sí mismo, esperando encontrar alguna respuesta en la oración.

Pero las respuestas seguían siendo esquivas, y Kim sabía que tendría que enfrentar sus propios demonios antes de poder encontrar la paz que tanto anhelaba.

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Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09

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