Ꮠ ࿐「 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 14 」
«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝖼𝖺𝗍𝗈𝗋𝖼𝖾»... [14]
❝𝗨𝗻𝗮 𝘁𝗲𝗻𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻❞
La noche avanzaba con una claridad estrellada que daba al campo una apariencia casi mágica. El grupo de jóvenes de la iglesia, ya establecidos en el campamento, se congregaba alrededor de una fogata que ardía con un vigor reconfortante. Las llamas danzaban y crepitaban, arrojando destellos de luz y calor que contrastaban con la frescura nocturna. Había una sensación de camaradería en el aire, aunque también estaba cargada de tensiones sutiles que nadie se atrevía a mencionar abiertamente.
Jeon, a pesar de su apariencia intimidante, había sido el que más contribuyó a la construcción de la fogata. Su fuerza y destreza se habían puesto de manifiesto mientras levantaba los pesados troncos y organizaba la madera de forma eficiente. Kim, observándolo desde una distancia prudente, no pudo evitar sentirse atraído por la destreza física y la determinación de Jeon. Sin embargo, inmediatamente se regañó a sí mismo, recordando las enseñanzas de su fe y el deber de mantener sus pensamientos puros.
━ Dios mío, dame fortaleza ━ murmuró Kim en silencio, tratando de enfocar su mente en la tarea de guiar al grupo y no en las distracciones que lo perturbaban.
A medida que la fogata tomaba forma, los jóvenes comenzaron a sentarse en torno a ella, formando un círculo de rostros iluminados por el resplandor anaranjado de las llamas. Las conversaciones eran inicialmente ligeras, llenas de risas y comentarios triviales, mientras todos se acomodaban. La fogata no solo proporcionaba calor físico, sino también una sensación de comunidad y seguridad.
Kim decidió que era el momento de dirigir la atención del grupo hacia una actividad más introspectiva. Se levantó y llamó la atención de todos con una voz serena pero autoritaria.
━ Hermanos y hermanas, esta noche estamos aquí no solo para disfrutar de la compañía mutua, sino también para reflexionar y orar juntos. Quisiera que cada uno de nosotros compartiera algo que desearía cambiar en sí mismo, algo que siente que necesita mejorar o superar. Esta es una oportunidad para ser honestos con nosotros mismos y con Dios.
Hubo un murmullo de asentimiento entre los jóvenes, algunos de los cuales comenzaron a pensar en lo que querían compartir. La atmósfera se volvió más seria y contemplativa, a medida que cada uno se preparaba para abrir su corazón.
Uno a uno, los jóvenes comenzaron a hablar. Compartieron sus luchas personales, sus miedos y sus esperanzas. Las historias eran variadas, algunas conmovedoras, otras inspiradoras. Kim escuchaba atentamente, ofreciendo palabras de aliento y apoyo. La fogata se había convertido en un espacio sagrado de confesión y redención.
Entonces llegó el turno de Jongin, un joven que siempre había sido vocal sobre sus opiniones, a veces de manera polémica. Se levantó y miró a sus compañeros antes de hablar.
━ Algo que me gustaría cambiar es la manera en que nuestra sociedad trata a ciertas personas ━ comenzó, con un tono que ya sugería controversia ━. Creo firmemente que los homosexuales son una amenaza para los valores tradicionales y deberían ser tratados como tales.
Las palabras de Jongin cayeron como una piedra en un estanque, creando ondas de incomodidad y desconcierto. Hubo un silencio tenso, roto solo por el crujido de la madera en la fogata. Los rostros de los jóvenes reflejaban una mezcla de sorpresa y desaprobación. Kim sintió un nudo en el estómago, consciente de que la situación podría escalar rápidamente.
Antes de que pudiera intervenir, Jeon se levantó con un semblante severo. Su voz era firme y contenía una ira contenida que nadie había visto antes.
━ ¿Te escuchas a ti mismo, Jongin? ━ dijo Jeon, con una frialdad que heló a todos ━ No puedes ir por la vida juzgando a los demás de esa manera. Todos merecen respeto y dignidad, sin importar su orientación.
Los ojos de Jongin se abrieron con sorpresa y miedo, claramente no esperaba una reacción tan fuerte y directa. Los otros jóvenes miraban a Jeon con una mezcla de respeto y temor. Kim sabía que debía intervenir antes de que las cosas se salieran de control, pero las palabras de Jeon resonaban con firmeza.
━ Jeon, por favor, cálmate ━ intentó Kim, su voz temblando ligeramente ━. Este no es el momento ni el lugar para...
Pero Jeon no estaba dispuesto a ceder tan fácilmente.
━ No, Kim, esto es exactamente lo que necesita ser dicho ━ replicó, mirando a Jongin con una intensidad que hizo que el joven retrocediera ligeramente ━. Las palabras tienen poder, y las tuyas están llenas de odio. Deberías reflexionar sobre eso antes de abrir la boca para juzgar a alguien.
El ambiente se había vuelto casi insoportable, la tensión palpable en cada respiración. Jongin, visiblemente asustado, no pudo articular una respuesta. Miró a su alrededor, buscando apoyo entre sus compañeros, pero todos estaban demasiado sorprendidos para intervenir.
Jeon, aún enfadado, lanzó una última mirada a Jongin antes de darse la vuelta bruscamente y alejarse de la fogata. Los jóvenes lo siguieron con la vista mientras desaparecía en la oscuridad, su silueta recortada contra la luz menguante.
El silencio que dejó a su paso era pesado. Kim se sintió abrumado por la confusión y la impotencia. Sabía que Jeon tenía razón en muchos aspectos, pero la forma en que había manejado la situación solo había intensificado las tensiones. Kim se volvió hacia el grupo, tratando de recuperar el control de la situación.
━ Hermanos, por favor, recordemos que estamos aquí para aprender y crecer juntos ━ dijo, su voz intentando ser conciliadora ━. Todos tenemos derecho a nuestras opiniones, pero debemos expresarlas con amor y respeto. Sigamos con nuestras reflexiones.
Pero el daño ya estaba hecho. La armonía de la noche había sido fracturada, y aunque los jóvenes continuaron compartiendo sus pensamientos, la atmósfera ya no era la misma. Las palabras de Jeon habían dejado una huella profunda, y la figura de Jongin, aún temblorosa, era un recordatorio de las divisiones latentes.
Kim se sentó nuevamente, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. La fogata, que había comenzado como un símbolo de unidad, ahora reflejaba la complejidad y las dificultades de la convivencia humana. Mientras las llamas seguían ardiendo, Kim no podía evitar preguntarse cómo podría reparar las fisuras que se habían abierto entre ellos.
La noche avanzaba, envolviendo el campamento en una atmósfera de inquietud tras el tenso enfrentamiento junto a la fogata. Kim observaba el rostro de los jóvenes reflejado en las llamas, pero su mente estaba en otro lugar. La figura de Jeon desapareciendo en la oscuridad le preocupaba más de lo que quería admitir. Después de un rato de silencio incómodo, decidió que debía hablar con él, intentar comprender su rabia y, quizás, apaciguarla.
Se levantó discretamente y se escabulló entre los árboles, siguiendo el sendero que Jeon había tomado. La noche era fría y el viento susurraba entre las hojas, creando una sinfonía natural que contrastaba con la agitación interna de Kim. Mientras avanzaba, las sombras de los árboles proyectaban formas inquietantes bajo la luz de la luna, pero él estaba decidido a encontrar a Jeon.
Finalmente, lo divisó a lo lejos. Jeon estaba apoyado contra un árbol, una tenue luz de un cigarrillo encendido iluminaba parcialmente su rostro. El humo se elevaba en espirales, desvaneciéndose en el aire nocturno. Kim se detuvo por un momento, observando cómo Jeon exhalaba el humo con una expresión de frustración y cansancio.
━ Jeon ━ llamó Kim suavemente, acercándose con cautela.
Jeon no respondió inmediatamente, solo giró la cabeza ligeramente para mirar a Kim con una mezcla de sorpresa y enojo. Kim tragó saliva, consciente de la tensión palpable entre ellos.
━ No deberías fumar ━ dijo Kim, intentando sonar firme pero con una voz que traicionaba su nerviosismo ━. Es malo para ti.
Jeon soltó una risa amarga, sacudiendo la cabeza. ━ ¿De verdad, Kim? ¿Eso es lo que vienes a decirme después de todo lo que pasó allá? ¿Que fumar es malo para mí?
Kim dio un paso más cerca, sintiendo la urgencia de la situación. ━ No, no solo eso. Quiero hablar contigo. Quiero entender por qué reaccionaste así.
Jeon lo miró fijamente, sus ojos brillando con una furia contenida. ━ ¿Entender? ¿Qué hay que entender? Ese chico Jongin es un imbécil, como muchos otros. Solo dije lo que todos pensábamos pero nadie se atrevía a decir.
Kim suspiró, tratando de mantener la calma. ━ Lo sé, pero no es así como debemos manejar las cosas. La violencia, la rabia... No es la manera. Necesitamos encontrar paz, incluso en las diferencias.
Jeon apagó el cigarrillo contra el tronco del árbol y avanzó hacia Kim con una mirada intensa. ━ ¿Paz? ¿Y cómo crees que se consigue paz cuando estás rodeado de odio? ¿Rezando? ━ Jeon tomó a Kim del cabello con una brusquedad que le sorprendió, acercándolo hacia él.
━ Jeon, suéltame ━ murmuró Kim, pero su voz estaba ahogada por el pánico y la confusión.
Antes de que pudiera reaccionar, Jeon exhaló el humo del cigarrillo y, en un movimiento inesperado, lo besó, pasándole el humo directamente a través de sus labios. Kim se quedó paralizado, atrapado entre la sensación de violación y una respuesta corporal que no podía controlar. Durante un breve e intenso momento, correspondió al beso, sintiendo la mezcla de amargura del humo y la pasión oculta de Jeon.
Cuando Jeon se apartó, la cara de Kim estaba llena de lágrimas. La sensación del humo en su boca y la intensidad del beso lo habían dejado sin aliento, y la confusión interna era abrumadora. Sin decir una palabra, Jeon lo soltó, dejándolo allí, jadeando y temblando.
Kim retrocedió, mirando a Jeon con una mezcla de horror y deseo. No podía comprender lo que acababa de suceder, pero su cuerpo reaccionaba con una tormenta de emociones que lo dejaban sin saber qué hacer. Finalmente, sin poder soportarlo más, dio media vuelta y comenzó a correr, huyendo de la escena, de Jeon y de sus propios sentimientos.
Las lágrimas corrían por sus mejillas mientras corría a través del bosque, sus sollozos ahogados por el viento nocturno. No sabía adónde iba, solo necesitaba alejarse, encontrar un lugar donde pudiera recuperar el control. Su mente era un torbellino de pensamientos contradictorios: el beso de Jeon, la intensidad del momento, su fe, su confusión.
Finalmente, llegó al campamento, jadeando y con el corazón latiendo con fuerza. Se detuvo cerca de la fogata, donde algunos de los jóvenes aún estaban sentados, hablando en voz baja. Sin mirarlos, se dirigió a su carpa, cerrando los ojos y tratando de bloquear todo lo que acababa de suceder. Se dejó caer de rodillas, cubriéndose la cara con las manos mientras lloraba en silencio.
━ Dios, ayúdame ━ susurró entre sollozos ━. No sé qué hacer. No sé qué sentir.
Los ecos de su oración se mezclaban con el crujido distante de la fogata y los murmullos de la noche. En ese momento, Kim se sentía más perdido que nunca, atrapado entre su deber y sus emociones, entre su fe y su deseo. Y mientras intentaba calmarse, la imagen de Jeon y el beso compartido seguían invadiendo su mente, dejándolo en un estado de agonía y confusión profunda.
No podía evitar preguntarse qué significaba todo esto, cómo podría reconciliar su devoción religiosa con los sentimientos que Jeon despertaba en él. Sabía que debía encontrar una respuesta, pero en ese momento, todo lo que podía hacer era llorar y esperar que, de alguna manera, la claridad llegara a él.
La zona de duchas era rudimentaria, apenas una serie de paredes de lona y cubículos de madera que ofrecían un mínimo de privacidad. La noche era fría, y el viento hacía crujir las estructuras temporales, añadiendo un toque de inquietud al ambiente. Kim entró en uno de los cubículos, cerrando la cortina de plástico tras él con manos temblorosas. Colgó su toalla en un gancho y comenzó a desvestirse lentamente, cada prenda de ropa cayendo al suelo con un peso simbólico de culpa y arrepentimiento.
Encendió el agua, permitiendo que los fríos chorros se calentaran un poco antes de entrar bajo ellos. Cuando finalmente lo hizo, un escalofrío recorrió su cuerpo, seguido de un alivio momentáneo a medida que el agua tibia comenzaba a relajar sus músculos tensos. Cerró los ojos, inclinando la cabeza hacia atrás y dejando que el agua cayera sobre su rostro, mezclándose con las lágrimas que aún brotaban sin control.
Mientras el agua corría sobre su piel, Kim comenzó a frotarse con fuerza, casi con desesperación. Sus manos recorrían su cuerpo en un intento frenético de borrar la sensación de los labios de Jeon sobre los suyos, el sabor amargo del humo que había compartido con él. Pero no importaba cuán duro se frotara, la sensación permanecía, como un recordatorio ineludible de su propia debilidad.
Quería bajar su erección.
━ Dios, perdóname ━ murmuró entre sollozos, sus palabras casi inaudibles sobre el sonido del agua ━. Perdóname por mis pensamientos, por mis deseos.
Cada movimiento de sus manos era un intento de purificación, una súplica silenciosa por redención. Recordaba las enseñanzas de la iglesia, las palabras de los padres que le habían inculcado desde joven. El cuerpo es un templo, el pecado se manifiesta en los pensamientos y deseos impuros. Pero esos pensamientos, esas sensaciones, eran demasiado fuertes, demasiado reales para ser simplemente borrados con agua y jabón.
Mientras se frotaba el pecho, sintió una punzada de dolor que lo hizo detenerse. Era el dolor de la culpa, de la auto-recriminación. Pensaba en Jeon, en la forma en que lo había besado, en cómo su propio cuerpo había respondido a ese contacto prohibido. ¿Cómo podía reconciliar ese deseo con su fe? ¿Cómo podía seguir adelante sabiendo que había experimentado un placer tan intenso, tan prohibido?
De repente, un escalofrío recorrió su espalda, no solo por el contraste del agua tibia con el aire frío de la noche, sino por una sensación extraña, una percepción casi instintiva. Se sintió observado, como si alguien estuviera allí, presenciando su momento de vulnerabilidad. Abrió los ojos de golpe, mirando alrededor del pequeño cubículo, pero no había nada fuera de lo común. Solo las sombras danzantes creadas por la luz de una linterna que se filtraba a través de las rendijas de la lona.
━ ¿Hola? ━ llamó, su voz quebrada por el miedo y la confusión. No obtuvo respuesta, solo el susurro del viento y el constante golpeteo del agua contra el suelo de madera.
Intentó convencerse de que era solo su imaginación, un producto de su estado emocional alterado. Pero la sensación persistía, esa inquietante certeza de que alguien lo estaba observando. Terminó su ducha rápidamente, sintiéndose cada vez más expuesto y vulnerable. Apagó el agua y se envolvió en la toalla, sus manos aún temblando mientras se secaba. Se vistió con la rapidez y torpeza de alguien que está huyendo de algo invisible pero omnipresente.
Al salir del cubículo, miró alrededor una vez más, intentando discernir alguna figura oculta en las sombras. Pero no había nadie, solo la quietud inquietante del campamento y el susurro del viento entre los árboles. Regresó a la carpa, su mente aún atrapada en un torbellino de pensamientos y emociones. La figura de Jeon, el beso compartido, la mirada intensa y desafiante de su compañero... todo se mezclaba en una cacofonía de imágenes que no podía silenciar.
Se arrodilló junto a su saco de dormir, cerrando los ojos y entrelazando sus manos en una postura de oración. Las palabras vinieron a él automáticamente, una letanía de súplica y arrepentimiento.
━ Señor, guíame. Muéstrame el camino correcto. Líbrame de la tentación y del pecado. Ayúdame a ser fuerte, a resistir.
Las lágrimas volvían a caer mientras oraba, y su cuerpo temblaba por el frío y la emoción. Se sentía perdido, dividido entre sus deberes religiosos y los deseos que no podía negar.
█▓▒░░▒▓█
Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro