Capítulo ~13
Apenas he salido del aparcamiento cuando veo en mi espejo retrovisor las luces del coche de Tiffany.
—Esto no tiene buena pinta —niega Kit.
—Parece que no nos van a dejar escapar tan fácilmente —suspira Erebus.
—No puedo creerlo... ¡Si lo que quieren es una persecución en coche, la tendrán!
—Tengo una idea... —Kit coge mi cámara del asiento trasero y baja la ventanilla.
—¿Qué piensas hacer? —pregunta Gil con curiosidad.
—Voy a filmar esto para que podamos utilizarlo como prueba contra Tiffany. Tenemos que enseñárselo a alguien. Aunque tenga a la policía comprada...
—¡Buena idea! La cadena de televisión está todavía a unos cuantos kilómetros de distancia.
—Nos están alcanzando —avisa Gil.
Miro por el retrovisor y veo la sonrisa maníaca de Tiffany en el coche que nos sigue.
No te asustes... Concéntrate en la carretera que tienes delante —pienso—. El semáforo está en amarillo.
Miro el semáforo y decido pisar a fondo.
Sin inmutarse, Tiffany lo pasa en rojo.
—Mierda... —digo para mí misma.
—No le importa la seguridad de nadie... Qué ser tan despreciable —Erebus sacude la cabeza.
—¿Y ahora te das cuenta? —pregunta Kit con ironía—. Katalina, tenemos que deshacernos de ellos.
—Creo que podemos perderlos... ¡Agarraos, chicos!
Me desvío hacia la derecha y entro en el bosque cercano. El camino está lleno de rocas y hay poca visibilidad.
—¡Les has cogido por sorpresa! ¡Los estamos perdiendo! —informa Kit.
—No está mal, Katalina —me felicita Gil.
Le sonrío por el retrovisor.
—¡Lo tengo controlado! —aseguro—. No vamos a dejar que ganen cuando ya hemos llegado tan lejos.
—Esto sería un material excelente para una película de acción épica... —dice Kit, divertido.
Sacudo la cabeza, sonriendo.
Apago las luces y me dirijo al sendero hacia la cadena de televisión.
Después de dar un volantazo en el aparcamiento, nos detenemos en seco.
Bien, todavía no hay rastro de Tiffany.
—Parece que nos hemos librado de ellos —digo triunfante.
—¡Son más de las nueve! ¡Se nos acaba el tiempo! —Kit entra en pánico.
Corremos al edificio e irrumpimos en él.
Veo a un guardia de seguridad esperando delante de la entrada.
No parece impresionado.
—Mierda...
—Ah, genial —espeta Kit.
—Eh, más despacio, ¿por qué tanta prisa? —nos detiene el guardia.
—¡Tenemos que ir al plató! —dice Kit de mala gana.
—Me temo que no puedo dejar que lo hagáis. Nadie va a entrar ahí.
—Lo siento, no podemos aceptar un no por respuesta. Vamos a entrar a ese plató. Hay demasiado en juego —digo con voz firme—. Me han robado una cinta y la están reproduciendo sin mi permiso —explico—. No tienes ni idea de lo que está en juego... Tienes que dejarnos pasar.
Me quedo consternada al ver que el guardia permanece imperturbable.
Mira a Kit y a los demás que jadean detrás de mí.
—Vamos, hombre. ¡Esto es una emergencia! —dice Kit.
—Déjanos pasar —pide Gil.
—No es posible, chicos.
—Espera un momento... —lo miro detalladamente—. ¡Te conozco! ¡Eres uno de los amigos de mi tío! —aseguro—. Los dos solíais grabar esos bobos vídeos de crípticos.
Parece que no me reconoce.
—Soy Katalina, la sobrina de Gary.
Aplaude al darse cuenta.
—¡Ah, es verdad! ¡Eres Katalina! —sonríe—. ¡No te había reconocido! ¡Cuánto has crecido! —me da un fuerte abrazo para luego separarse—. ¿Ahora haces lo mismo que tu tío?
De repente, me siento muy aliviada.
—¡Sí! —afirmo—. Pero esta cinta... No tienes ni idea de lo que pasará si se emite.
—Por favor, este asunto es de suma importancia —dice Erebus.
—De acuerdo, os dejaré pasar. De todos modos, le debo una a Gary —accede—. Dile que me pasaré por allí algún día —se hace a un lado y nos deja pasar—. Haz lo que tengas que hacer.
—¡Muchas gracias!
Atravesamos la puerta y nos precipitamos al plató.
—¡Parad!
—¡No pongáis la cinta! —grita Kit.
Todos miramos desesperadamente la pantalla y vemos la cara de Gil.
Llegamos demasiado tarde... Se acabó.
—Chicos... Lo siento mucho —apenas puedo pronunciar las palabras mientras caigo de rodillas, cubriéndome la cara con las manos—. Lo he estropeado todo.
Erebus y Gil vienen a mi lado. Kit aprieta los puños mirando la pantalla.
—Después de todo lo que hemos pasado... Creía que teníamos un plan sólido. Pero lo he empeorado todo. Quién sabe lo que la gente va a hacer ahora...
—No es culpa tuya, Katalina —Gil intenta tranquilizarme—. Conocíamos los riesgos.
—Estuvimos muy cerca, pero no es tu culpa, Katalina —asegura Kit—. Si no fuera por Tiffany...
Erebus me acaricia la espalda, lo que me hace sentir un poco mejor.
—¿Quieres salir conmigo para calmarte?
—Necesito un momento a solas.
Incapaz de enfrentarme a nadie, salgo del pasillo.
Me trago las lágrimas y me concentro en mi respiración.
Esto aún no ha terminado...
Todavía tiene que haber una forma de salvar a los crípticos.
Erebus asoma la cabeza por la puerta.
—Katalina, ¿cómo te encuentras?
—Estoy bien, gracias.
Decido volver al plató para afrontar lo que venga después.
Observamos impotentes cómo la película llega a su fin.
Ahora todo el mundo en Everly Springs sabe lo de los crípticos. Y pronto... el mundo lo sabrá. Quién sabe cómo reaccionarán...
Salgo de mis pensamientos en espiral cuando el presentador de las noticias anuncia que tienen una llamada en línea.
—Tenemos una llamada de Geoffery Collins, un residente de Everly Springs. Gracias por llamar, Geoffery. Continúa.
—Oí hablar de los crípticos cuando era un niño. Sinceramente, no creía que fueran reales. Pero después de ver el vídeo... no son muy diferentes al resto de nosotros. Hay que protegerlos pase lo que pase.
¿He oído bien?
Miro a los demás, que están a mi lado. Por las miradas de sus rostros, me doy cuenta de que también están conmocionados.
Entra otra llamada.
—Hola, me llamo Margie. Ese proyecto de desarrollo no tiene sentido, te lo digo yo. ¿Qué bien va a hacer esto a nuestro pueblo? —dice la mujer—. Si nos deshacemos de los manantiales, ¡también perjudicaremos a la fauna! Estoy dispuesta a hacer un donativo para que el hábitat de los crípticos permanezca intacto.
Aprieto las manos con emoción y siento que la mano de Gil me aprieta el hombro.
—No puede ser... —murmura Kit asombrado.
—No puedo creerlo. ¿Los humanos están de nuestro lado? —dice Gil, atónito.
—¡Claro que sí! ¡Ahora saben que sois unas criaturas increíbles!
—Bueno, esto sí que es un giro inesperado de los acontecimientos —dice Kit.
El presentador de las noticias sigue recibiendo llamadas. Cada vez más gente para ofrecer su apoyo. Incluso se habla de designar zonas de crípticos como hábitats protegidos.
—Me he quedado sin palabras —Gil parece verdaderamente sorprendido—. Nunca pensé que los humanos se preocuparan tanto por nosotros.
De repente, la puerta se abre y todos giramos la cabeza para ver quién es.
—Oh, no —dice Kit.
Tiffany y Alexander entran corriendo en el plató ante las cámaras que están rodando.
Alexander evita hacer contacto visual conmigo.
—¡No creáis nada de lo que os ha dicho! —espeta Tiffany—. ¡Y tampoco os dejéis engañar por sus caras bonitas! Los crípticos son peligrosos y una amenaza para nuestro pueblo.
—¿No os preocupa el bienestar de los habitantes de Everly Springs? —pregunta Alexander—. ¡Se sabe que los crípticos han atacado a personas inocentes!
—Es cierto. ¡Incluso vinieron a mi habitación de motel e intentaron atacarme! —miente Tiffany.
Señala acusadoramente a Erebus y a Gil.
—¡Eso no es cierto! —grita Erebus.
Un miembro del equipo gira la cámara hacia nosotros.
—Así es, ¡está mintiendo! —apoyo a Erebus—. No sabe cuándo aceptar un no por respuesta. Incluso cuando mi tío le dijo que no tenía intención de vender la tienda, ella siguió acosándolo.
—Incluso contrató a hombres para que le hicieran el trabajo sucio —dice Kit.
—Después de amenazarnos numerosas veces, uno de sus compinches le rompió la nariz a mi tío.
—Por no hablar de que incendiaron el videoclub, poniendo en peligro la vida de Katalina —recuerda Kit—. Echando más leña al fuego, nunca mejor dicho... nos ha perseguido esta noche para intentar que no revelemos la verdad.
Miro a Alexander, que no muestra remordimientos.
—¡Uf! Rendíos de una vez —dice Tiffany molesta—. Katalina, ¿a quién crees que va a creer la gente? ¡Es tu palabra contra la mía!
—¡Tenemos imágenes tuyas persiguiéndonos hasta aquí!
Tiffany ignora por completo a Kit y permanece centrada en mí.
—Nadie creería a una niña patética como tú —espeta con odio—. Siempre dando vueltas con esa pequeña cámara tuya y metiéndote donde no debes. No eres más que una niña perezosa que se aprovecha de su tío.
—¡Retira eso, Tiffany! ¡Has ido demasiado lejos! —Kit pasa por delante de mí y se dirige a Tiffany.
Quiero oír lo que Kit tiene que decirle, pero Kit no necesita defenderme... Puedo hacerlo yo misma.
Agarro el brazo de Kit cuando pasa junto a mí.
—No sabes nada de mí, y también parece que no sabes nada de este pueblo —doy un paso hacia adelante y miro fijamente a Tiffany—. Nadie apoya tu falso proyecto. Eres patética, Tiffany. No eres más que una tirana sin corazón —suelto una risa amarga.
Toda la rabia y la frustración de todo lo que Tiffany nos ha hecho pasar brota dentro de mí.
—Sabes que todo el equipo de televisión puede ir a casa de mi tío y ver su nariz rota. También pueden preguntarle qué ocurrió. Luego pueden echarle un vistazo al videoclub...
—No nos culpes de lo que le pasó a la tienda de tu tío. Era un vertedero —me interrumpe—. Ese lugar lleva años derrumbándose. Es un milagro que no haya ardido en llamas hace años.
—¿Ah, sí? —muestro una sonrisa falsa—. Es curioso que hayas estado husmeando, intentando que mi tío venda el local... ¿Y, cuando se niega, resulta que se incendia?
Miro fijamente a Alexander. Todo signo de mi antiguo amigo se ha desvanecido. Ahora solo recibo su mirada fría e inexpresiva.
—Parece que tu plan ha fracasado, Tiffany —se burla Erebus.
—Los humanos son más compasivos de lo que crees —dice Gil.
—Has actuado como si este proyecto fuera un beneficio para Everly Springs... Pero no soportas no conseguir lo que quieres —me acerco más a Tiffany, que a estas alturas prácticamente echa espuma por la boca—. Y ahora has hecho el ridículo en la televisión en directo. Gran trabajo, Tiffany. Seguro que ahora la gente hace cola para apoyar tu proyecto.
—Serás...
Antes de que tenga tiempo de reaccionar, Tiffany se lanza hacia mí y me agarra del brazo.
—¡Suéltame!
—¡Te voy a enseñar lo que pasa cuando te metes conmigo!
Empieza a tirarme del pelo.
Te vas a enterar...
Le agarro la muñeca justo cuando está a punto de darme una bofetada. Intenta pegarme con el otro brazo, pero lo esquivo.
—Todo el mundo está viendo esto. Lo sabes, ¿no?
Se zafa de mi agarre y me da una bofetada.
Me toco la mejilla...
—Has caído muy bajo, Tiffany. Incluso para ti.
—¡Estoy harta de ti!
Levanta el brazo e intenta darme un puñetazo, pero doy un paso atrás.
Intenta recuperar el equilibrio. Se tambalea hacia adelante.
Kit y Gil la agarran por los brazos para retenerla.
—¡Te voy a dar motivos para llorar, pequeña! ¡Espera y verás!
—¡No le pongas las manos encima! —advierte Kit.
—¡Rendíos! ¡No vais a ganar!
—¡No! ¡No voy a renunciar a mis amigos ni a Everly Springs!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro