Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo ~10

Llego a los manantiales, cámara en mano.

Gil y Erebus ya están allí, hablando entre ellos.

—Estoy de acuerdo en que nos estamos quedando sin... —Gil se vuelve para mirarme—. ¿Por qué nos has convocado aquí? ¿Ocurre algo?

—No, en realidad puede que tenga buenas noticias... —los miro—. Pero necesito que ambos confiéis en mí.

Erebus cierra los ojos durante unos segundos.

—No percibo ningún peligro —los abre—. Pero estás planeando algo...

Justo en ese momento, Kit sale del bosque.

—¡Jope, este bosque es denso! —se inclina hacia delante, quitándose la hierba y las hojas de la ropa—. Eh, hola, Katalina y... amigos.

—¡Hola, Kit!

Gil entrecierra los ojos.

—No me dijiste que tus planes lo implicaban a él.

—Gil, dale una oportunidad, Kit ha demostrado ser un amigo de confianza.

—Como he dicho, no percibo ningún peligro de su parte —repite Erebus—. Puede que tenga recelos sobre los crípticos, pero su corazón es puro.

Kit parece satisfecho y saca pecho.

—Sí, así es. Y creo que podría haber encontrado una forma de salvarlos. No sugeriría esto si no fuera el último recurso. Creo que es la única manera de ganar.

Gil mira a Kit con desconfianza.

—Vale, oigámoslo entonces...

—Deberíamos hacer una película sobre crípticos...

—¡De ninguna manera! ¡Eso es absurdo! —le corta Gil.

—¡Ni en broma! —sacude la cabeza Erebus.

—Chicos, ¡escuchadle!

Ellos me miran para luego suspirar y volver su vista a Kit.

—¡Una película que muestre que no sois peligrosos y que solo queréis que os dejen en paz! —explica—. Nunca habéis podido contar vuestra versión de la historia. Si la gente del pueblo puede ver que los crípticos son seres inteligentes y complejos... —los mira a los dos—. Entonces quizá os acepten y se den cuenta de que la corrupta es Tiffany —se vuelve hacia mí—. ¿Qué te parece la idea, Katalina?

—Bien pensado, Kit. Es perfecta —sonrío—. Da a los crípticos la oportunidad de hablar por fin. El pueblo necesita saber cómo se sienten. No es justo cómo se les está tratando.

—Exactamente.

Me vuelvo hacia Erebus y Gil.

—¿Qué pensáis vosotros dos?

—Katalina, ¿puedo hablar contigo en privado? —Gil parece muy serio.

—Por supuesto.

Gil y yo nos dirigimos al otro extremo del claro, lo bastante lejos como para que no nos oigan.

—Tengo algunas reservas sobre este plan.

—Es totalmente comprensible —le doy la razón—. No te pido que hagas nada con lo que no estés de acuerdo.

—Es demasiado arriesgado —sacude la cabeza—. ¿Y si sale el tiro por la culata y la gente vuelve a sentir curiosidad por nosotros? Entonces, aparecerán más turistas para destruir nuestra tierra.

—Eso también me preocupa. Pero ninguno sabemos qué ocurrirá. La gente podría cambiar su postura cuando se le presenten pruebas. Elegir confiar en la gente podría valer la pena.

—Eso es fácil decir para una humana —remarca la última palabra—. Quizá todo esto haya sido parte de una estrategia... —su tono es firme—. Un elaborado plan para ganarte nuestra confianza y que tú y tu amigo podáis hacer una película.

—Gil, ¿todavía no confías en mí? —digo un poco decepcionada—. Después de todo... Pensé que éramos amigos.

—¿Cómo voy a saber que eres mi amiga de verdad?

—Gil, sé que estás preocupado. Pero me he puesto en peligro físico para ayudar a los crípticos en varias ocasiones —le recuerdo—. He guardado tus secretos hasta ahora, incluso de mi propia familia —desvío la mirada por un segundo y vuelvo a mirarle—. Alguien que estuviera planeando traicionarte no haría eso.

—Tal vez —dice dudoso—. O tal vez estés dispuesta a correr esos riesgos por ser la que exponga a los crípticos al mundo moderno...

—Gil, ¡venga ya! —digo claramente frustrada—. ¿Después de todo lo que hemos compartido?

Gil me mira, claramente confuso.

Sin decir nada más, se da la vuelta.

—Vamos, no me dejes así...

Gil no responde.

En su lugar, se aleja hacia el bosque.

Vuelvo con Erebus y Kit, descorazonada.

—¿Adónde va? ¿Qué le has dicho? —pregunta Kit con curiosidad.

—No, que me ha dicho él a mí —mi tono sale un poco borde—. Después de todo lo que he hecho para que confiara en mí... No puede dejar de lado sus miedos.

—Dale algo de tiempo. Estoy seguro de que entrará en razón —me intenta tranquilizar Erebus—. Mientras tanto, me encantaría participar en este plan.

—¡¿En serio?! —se nota el entusiasmo en su voz—. ¡Qué pasote! ¡Esta va a ser la mejor película de la historia! —miro a Kit y él se aclara la garganta—. Es un placer tenerte a bordo, Erebus. Gracias por confiar en nosotros.

Erebus nos sonríe a los dos.

Es tan agradable verle sonreír... Me hace feliz.

—Empezaremos a rodar mañana, si te parece bien —propone Kit.

—A mí me parece bien —acepta Erebus—. Con suerte, para entonces, Gil entrará en razón.

—¿Vuelves a casa conmigo, Katalina?

—Sí, vuelvo contigo.

Miro a Erebus y lo veo mirando al suelo.

—Dame un segundo. Quiero despedirme de Erebus.

—No hay problema.

Se despide de Erebus y se da la vuelta, caminando lentamente hacia el aparcamiento.

—Erebus, ¿estás bien?

Sigue sin establecer contacto visual conmigo.

—Sí, gracias.

—No te creo...

—Supongo que esperaba que te quedaras conmigo.

—¿Por qué no lo has dicho?

Él levanta la vista y yo le sonrío.

Me doy la vuelta, todavía puedo ver a Kit.

—¡Eh, Kit!

—¡¿Qué pasa?!

—Adelántate. Voy a quedarme un rato con Erebus.

—¡Vale, hasta mañana!

—Erebus, gracias por ayudarnos —me giro hacia Erebus.

—Por supuesto. Haré cualquier cosa para salvar este lugar.

Echa un vistazo a los manantiales.

—Todavía no puedo creer que Gil no confíe en mí.

—Sé que te preocupa —suspira—. Pero me temo que hoy no podemos hacer nada al respecto. ¿Quizá deberíamos hacer una actividad humana? —lo miro confusa—. He oído hablar de un lugar intrigante que me gustaría visitar. Creo que se llama biblioteca —sonríe—. Podría ser... ¡Una cita!

Me sonríe, satisfecho por haber recordado el término.

Erebus es tan adorable...

¿Cómo voy a decirle que no a esa cara?

Me balanceo de un lado a otro.

—Erebus, eso suena muy bien, pero... —lo miro—. Tengo que ir a casa y empezar a prepararme para mañana. Vayamos a la biblioteca cuando terminemos la película.

Erebus se revuelve las plumas.

—Vale —dice firmemente—. Esperaba poder aliviar tus preocupaciones... —me mira fijamente—. Pero muy bien.

Antes de que pueda despedirme, se desvanece en el cielo.

(...)

Después de cenar con mi tío, voy a los manantiales, con la esperanza de encontrar a Gil.

No me gusta cómo hemos dejado las cosas.

El hecho de que todavía no confíe en mí... Me molesta mucho.

Encuentro a Gil flotando en el agua, aparentemente disfrutando.

—Has vuelto, humana.

Genial... Ha vuelto al tono despectivo.

—Sí, pero no te preocupes, esta vez no he traído la cámara —Gil mira en mi dirección con la ceja levantada—. Sé que es mucho que asimilar. Debería haber hablado contigo antes de que Kit viniera al bosque a proponer su plan. Lo siento.

—No... Me he pasado de la raya —sacude la cabeza—. Te has portado bien conmigo y con los crípticos —su tono es firme—. Así que soy yo quien debe disculparse.

Me acerco y me agacho hacia el agua.

—Gracias por decir eso. Acepto tus disculpas —sonrío—. Sé lo difícil que es volver a confiar plenamente en la gente después de que te hayan hecho daño.

Mirar mi reflejo en el agua me trae recuerdos.

—Pareces triste... ¿Qué te ha pasado?

—Cuando estaba en el colegio, la chica que consideraba mi mejor amiga dejó de hablarme —lo miro—. De repente, me evitó como si fuera la peste... Cuando intentaba hablar con ella en los pasillos, me miraba como si fuera un chicle en su zapato.

—¿Y nunca te dijo por qué?

—No. Me quedé pensando en qué podría haber hecho mientras seguía disfrutando de su vida sin mí —desvío la mirada—. Todavía no lo sé.

—Nunca mereció tu amistad —niega—. Cualquiera sería afortunado de tenerte como amiga y de tener tu lealtad.

—Eres muy amable —sonrío—. El caso es que... Entiendo cómo te sientes cuando se trata de confiar en la gente.

—Estoy de acuerdo con tu plan, Katalina —hay una chispa en sus ojos—. Y sé cómo compensarte por haber sido tan idiota —Gil extiende su otra mano—. ¿Quieres ser la primera humana en ver mi reino bajo los manantiales?

—¿Es una pregunta retórica? Porque ya sabes la respuesta.

—Entonces, dame la mano...

Hago lo que me pide y me sumerjo en el agua.

Con un gesto de su mano, se forma una burbuja de aire alrededor de mi cabeza que me permite respirar bajo el agua.

Gil y yo descendemos bajo la superficie del agua, cogidos de la mano.

Nadamos cada vez más profundo en la oscuridad. Un escalofrío me recorre la espalda.

—Gil, esto da un poco de miedo...

—No te pasará nada, te lo prometo. Pronto llegaremos a mi palacio.

Después de doblar una esquina, por fin puedo verlo.

—Vaya... —es lo único que logro decir.

Un palacio brillante y resplandeciente, hecho de conchas marinas.

—Es magnífico... —aquello me deja sin aliento.

—Bienvenida a mi reino, Katalina.

—No puedo creer que esto haya estado bajo los manantiales todo este tiempo...

Entramos nadando en el palacio y miro a mi alrededor con asombro.

Es aún más hermoso por dentro.

Gil me conduce a sus aposentos privados.

Las paredes están llenas de armas y artefactos interesantes.

Nado hasta una mesa y miro un pequeño orbe brillante.

—¿Qué es esto? —pregunto, apuntando el orbe brillante.

—El orbe de paz octopiana. Me la dieron como agradecimiento por detener la invasión isopodiana.

Es increíble...

—Tienes toda una vida que no conozco. No solo quieres proteger a los crípticos... También a este mundo.

—Ahora empiezas a entenderlo —dice seriamente—. Haré lo que sea necesario para mantener mi reino oculto —asegura—. Hay algo más que deseo discutir contigo... ¿Te gustaría acompañarme a dar un paseo por los jardines de coral? Es un lugar muy bonito... y aislado.

El sonido de su voz hace que me flaqueen las rodillas.

La forma en la que Gil me mira me deja claro que le gustaría hacer algo más que hablar...

—Te agradezco la invitación y que me hayas mostrado tu reino. Ha sido maravilloso, pero tengo que volver a casa —espeto con una media sonrisa—. Las cosas han sido una locura últimamente. Seguro que mi tío está preocupado por mí.

—Lo comprendo. Quizá pueda enseñarte mi jardín de corales cuando las cosas se hayan calmado.

Gil y yo volvemos a la superficie y nos despedimos.

(...)

Cuando entro en la casa, huelo a palomitas recién hechas.

—Katalina, ¡ahí estás!

—Hola, ¿qué pasa?

—He pensado que esta noche tendríamos una noche de cine, como en los viejos tiempos —propone sonriente—. En su día te asustaban las películas de monstruos, pero seguro que ahora te encantarán.

—Suena bien —acepto—. Voy a ponerme el pijama. Vuelvo en un segundo.

(...)

Intentamos concentrarnos en la película, pero está claro que ambos estamos distraídos.

—No pasa nada, tío Gary —le animo, sabiendo que lo tiene tan distraído—. A Kit y a mí se nos ocurrirá una forma de arreglar las cosas. Ya hemos empezado a trabajar en un plan.

—Cariño, te agradezco lo mucho que te has esforzado, pero se acabó —suspira—. Tiffany ha conseguido que la reunión del ayuntamiento se adelantara unos días. El alcalde ha aprobado sus planes esta noche —baja la cabeza—. Ha ganado.

—No si yo puedo evitarlo.

Estoy decidida a no dejar este asunto así.

Mi tío no perderá su tienda, y yo me encargaré de eso.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro