40. 𝖢𝗈𝗇 𝗊𝗎𝖾 𝗍𝖾 𝗀𝗎𝗌𝗍𝖺 𝖸𝗈𝗈𝗇𝗀𝗂.
「🥊」
—Realmente me parece todo muy triste— comentó Minha, mientras pasa ambas manos por sus ojos para retirar las lágrimas.
—Ven acá, llorona— solté el bowl de palomitas sacudiendo mis manos para atrapar uno de los brazos de mi mejor amiga.
Eran quizás más de las dos de la tarde y Minha se había aparecido por casa luego de terminar las clases para que viéramos una película juntas, luego de tanta búsquedas, ambas habíamos decidido ver: "La chica del siglo XX"
No pensé que fuera a terminar de la forma en que terminó.
Minha lloriqueaba en mi pecho y yo como toda buena amiga que soy, deslizaba una de mis manos por su cabello, en un intento de calmarla por la tristeza que le provocó ver el final. Ambas estábamos envueltas en mantas y encerradas en completa oscuridad en mi habitación, donde la única luz era proveniente de la pantalla de mi portátil, en donde habíamos acabado la peli.
—No me gustaría enamorarme, ¿te imaginas que me suceda algo así?— cuestionó, separándose de mi.
—Bueno, en realidad no tenemos el control sobre nosotros cuando se trata de amor y mucho menos sabemos que planes existen en el futuro para ese amor— le dije, volviendo mi atención en la comida.
—Pero yo no sería fuerte, moriría— comentó, mientras sollozaba. Negué varias veces levantando su rostro para que me observara.
—Oye...no morirás por amor, no cuando eres fuerte y podes salir de la tristeza que este puede llegar a provocarte. Yo soy de las personas que opinan que el amor es más sufrimiento que cariño, pero que se basa en un equilibro, en una unión y trabajo de equipo— volví a hablar desde mi punto de vista.
—Desde que estas enamorada hablas más profundo, con madurez—la miré extrañada.
—No estoy enamorada.
—Si claro, doña "Sin Jeon no vivo"— hizo varias comillas con sus dedos, tomé una almohada para golpearla.
Ambas reímos y como dos pequeñas niñas comenzábamos una guerra de almohadas.
—Extrañaba pasar tiempo juntas— le confesé ya que, llevaba un largo tiempo sin convivir con ella por más de una hora o media hora.
—Si, lo siento, últimamente he tenido que ayudar a mamá con la joyería en lo que Jimin ayuda a papá con el taller— se justificó, negué acariciando su mano.
—No pasa nada, se que estas ocupada.
—Y puede que un...poco pillada por alguien— susurró, y al hacerlo de una forma tan baja me costó entender sus palabras.
Abrí los ojos, golpeando suavemente su mano repetidas veces.
—¡Pero que me está contando!— expresé mi emoción con puros gritos. Los cuales fueron callados por la peli-rosa.
—No es la gran cosa, es... no lo sé, estoy un poco confundida— habló mientras fruncía su ceño.
—¿Quién es el chico?—pregunté llevando a mis labios la botella de jugo mientras esperaba una respuesta por parte de Minha.
—Yoongi.
Ah...vale...¡¿QUÉ?!
Al escucharla mi sistema se trabó, al igual que el liquido en mi garganta, el cuál terminé expulsando exageradamente.
—¡Te estas ligando a mi entrenador!— grité exasperada, no, yo no esperaba que dijera ese nombre.
Era Yoongi dios mío, el paliducho malhumorado.
—¡Sun Yhie baja la voz!— me regañó a la par que cubría mi boca, ya que mi madre podría enterarse.— No me lo estoy ligando, solo me gusta, no es nada extraño— explicó.
Oh...sí, si que era extraño.
Cuando Minha se fue porque Jimin la necesitaba en la joyería, me sentí sola y aburrida. No sabía que hacer y tareas no tenía, así que...recurriendo a la vieja confiable fui a darle cariño a mamá.
Mi cariño equivale a molestar, cabe destacar.
—Mamaaaá— en el momento justo que me iba poner a saltar en su busquedad un trueno sonó a la par que se iluminaba el cielo.
Como toda una cobarde que soy, corrí en dirección a la habitación de mamá. Esta estaba bajo su cobija leyendo un libro, levantó una de sus cejas al verme.
—Estoy aburrida— le dije, subiendome a su cama.
—Desaburrete entonces— me propuso, rodee los ojos. No tenía nada que hacer.
Me acerqué a ella, y comencé a acariciar su cabello. También como buena chismosa que soy, observé el libro que tenía en las manos y que acaparaba toda su atención.
—¿Te quieres superar en la cocina?— le pregunté, ya que el libro era de recetas.
—Hice una apuesta con Seokjin para el viernes, tengo que preparar algún aperitivo mejor que el suyo— me explicó, formule una "o" con mis labios.
Desde que tengo uso de razón, mi madre y Seokjin siempre han tenido una especie de rivalidad en la cocina, y el juego de las apuestas de: "quien es mejor que quien", a existido desde siempre. Ambos competitivos, era divertido verlos pelearse por los mejores resultados, anteriormente cuando el que perdía se enojaba, el otro debía invitarlo a un helado. En la actualidad y existiendo los cambios que existen, lo arreglan con un par de besos.
Ya saben. Cosas de parejas.
Resoplé a su lado, cuando su atención volvió a el libro y dejó de estar en mi. ¿Qué se supone que haga ahora?
Justamente cuando iba a soltar un chillido que seguro provocaría que mi madre me asesinara con la mirada, mi celular siendo el salvador para los oídos de mamá, comenzó a sonar.
Me sorprendió mucho el hecho que estando este en la sala, lo escuché desde la habitación de mamá.
Luego recordé que estaba conectado a los altavoces de la casa y pues el sonido era más fuerte.
Levantandome de la cama, salí de la habitación con rapidez, formando una carrerilla hasta la sala con la esperanza de que la llamada no llegara a su fin. Mientras tanto mi madre me gritaba que me colocara las pantuflas y que no anduviera descalza por la casa.
—Mierda— solté en susurro cuando casi caigo de culo por las escaleras ya que, en un intento de andar con más rapidez, me volé tres escalones.
Y justo cuando mi mano estuvo a punto de atrapar el aparato que en resumidas palabras, es mi vida completa. La llamada terminó.
Bufé rodando los ojos, mientras desbloqueaba el móvil.
Llamada perdida de Kook♡
La comisura de mi labio se levantó inconscientemente, y rápidamente marqué su número.
—¿Puedes abrirme? Estoy afuera— dijo, cuando luego de dos timbres contestó, su voz se escuchaba ronca, inconscientemente mi piel se erizó.
Sin darle respuesta colgué, mientras deslizaba mis pies por el suelo hasta la entrada de mi hogar, abrí la puerta rápidamente, contemplando a un Jungkook con las mejillas rojizas y los labios abultados.
Y pensar que luciendo tan adorable ahora, tenga una voz que te haga temblar las piernas.
Lo dejé pasar, notando que fuera de casa, había cierto aire friolento.
—Hola— saludé, como respuesta obtuve su cuerpo balanceándose hacía el mío en busca de calor, mientras sus labios fríos depositaban un pequeño beso en mi cabellera.
—Hola bebé— contestó, sentí un pequeño vuelco en mi corazón al escuchar tal apodo meloso.
Le sonreí, embobecida.
—Solo vengo de pasada, es para hacerte una pregunta— me explicó, elevé ambas cejas.
—¿Y no podías hacerla por teléfono?— cuestioné
—Me parece más...lindo preguntarte en persona— me quede callada, esperando a que hablara, se aclaró la garganta, algo me decía que estaba nervioso.
—Jeon, la pregunta.
—Si, lo sé, debo decirte— me dijo. Aunque más bien parecía que se lo decía a él mismo.—Entonces Kang, ¿te gusta algún tipo de flor en específico?— fruncí mi ceño.— Ya sabes, rosas, lirios, jazmines.
Solté una pequeña risilla.
—¿Vas a hacer lo que creo que vas a hacer?— le dije con un tono divertido.
—Lo que voy hacer te sacará una sonrisa, así que responde.
—Los tulipanes, Jeon, amo los tulipanes azules.
Se quedó callado, lo vi asentir de forma rápida y distraída, como si estuviera planificando algo en su cabeza, me resultaba un acto tierno de su parte ya que inconscientemente abultada un poco sus labios.
Volvió a hablar.— ¿Por qué esos en específico?— se notaba la curiosidad en su voz.
—Me recuerdan a papá.
Escuché su respiración, a la par de la mía. Y me miró con fugacidad luego sonrió y se acercó a mi para darme un beso en la mejilla, se dio la vuelta despidiéndose con la mano. Arrugué mi frente a la par que mis cejas se fruncian, a veces no entendía a este chico.
Sonreí, porque él siempre me hacía sonreír y sentí una calidez en el pecho que no sabía exactamente porque había aparecido de la nada, pero me gustaba. Me sentía bien.
El cielo había comenzado a teñirse de diversos colores grisáceos y hacía un poco de frío.
Tomando esa indirecta que el universo me estaba enviando, luego de darme una buena ducha caliente, me coloqué el pijama más cómodo que poseía y bajé las escaleras portando en mis manos una de mis mantas favoritas para mi espectacular plan de películas.
Mamá me había preparado unos sándwiches acompañados de fruta y agua. Me sentía mimada, me gustaba cuando lo era. Solté la manta sobre el sofá y tomé el mando a distancia para encender la tele, me acomodé, haciendo mi cuerpo bolita sobre el sofá mientras miraba intensamente la pantalla en busca de alguna película cursi para ver. Y justamente cuando había encontrado la indicada, el timbre de la casa sonó.
Resoplé, levantándome con la manta pegada a mi cuerpo, mis pisadas se escuchaban por toda la sala principal. Abrí la puerta con la intensión de quejarme con quién sea que fuera, ya que había interrumpido mi plan perfecto, pero al ver a Jungkook con algunas gotas de agua sobre él, lo único que salió de mis labios fue un susurro para nada audible.
—Hola— me saludó con cierta alegría. — No soy bueno escondiendo cosas y a veces esto de ser detallista no es lo mío, pero— fruncí mi ceño, había hablando con cierta rapidez. Me había costado entenderle.
—Jungkook...
Antes de poder terminar de hablar, tomó mi mano, sacándome de la casa, lo miré extrañada. Tenía intenciones de salir más allá del porche, a la calle en concreto, en donde llovía con cierta fuerza. Intenté frenarlo.
¿Estaba loco?
Me acababa de duchar y andaba en pijama y sobre todo, descalza.
—¡Jungkook!— chillé cuando las primeras gotas cayeron encima de mi cuerpo. El frío de la carretera subió desde la planta de mis pies hasta la punta de mi cabeza.
Lo miré asustada.
¿Qué le pasa?
—Lo siento, es que...— se mantuvo en silencio y soltó mi mano, me quedé estática cuando comenzó a agacharse.
Abrí mis ojos a más no poder. ¿Qué está tramando este chico?
—Esto no es lo mío, pero quería tener un detalle contigo, posiblemente enfermemos pero creo que vale la pena— sacó de uno de los bolsillos de la sudadera que llevaba una pequeña cajita y con ambas manos la colocó frente a mi.
Mi corazón comenzó a alterarse cuando mi cerebro imaginó algo...que, oh dios, que no sea lo que estoy pensando.
—No te pediré matrimonio.— lo escuche reír, al parecer mi cara de pánico me había delatado.— Pedí que hicieran esto...especialmente para ti. Porque quiero que me recuerdes, siempre que lo tengas contigo.
Abrió la pequeña cajita y en su interior se encontraba un colgante de plata con un pequeño tulipán con perlas azules.
Sentí por un momento que el mundo se detenía en ese preciso momento, no me importó la lluvia, ni el hecho de que ya me había duchado y me había vuelto a mojar, ni tampoco que estuviera descalza, solo me importó el chico que tenía enfrente, que me observaba nervioso, que se había arrodillado bajo la lluvia para darme un obsequio. Solo podía fijar mi atención en ese chico que me ha hecho descubrir lo que es querer tanto a una persona.
Y quizás también amar.
—Dios Jungkook, estas loco— le dije, sintiendo el nudo en mi garganta y como unas inmensas ganas de llorar de felicidad se apoderaban de mi.
Me lancé hacía su cuerpo, pegándome a él tanto como pudiera, le agradecí, mientras sus brazos me rodeaban, nos levantó a ambos del suelo y aproveché el momento para hacer lo que antes el me hacía a mi.
Robarle un beso.
—Notita
Espero que les guste el capítulo
¡
Gracias por leer!
Cuídense y eso.
2087 palabras antes de...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro