
37.𝖯𝖺𝗉𝖺́ 𝗎𝗇𝖺 𝗏𝖾𝗓 𝖽𝗂𝗃𝗈.
「🥊」
❝Recuerdos de una noche estrellada: 2/2❞
El viento soplaba con fuerza haciendo que tanto el pelo del pelinegro como el mío danzara, tuve que apartar varias veces mechones que se interponían en mi vista.
—Ya regreso— un sonriente Jungkook se despidió de mi alejándose luego de haberme dicho que iba a por un par de cosas que había preparado para ambos y que se encontraban en la moto.
En lo que Jeon se alejaba de mi presencia, me dediqué a observar a mi alrededor, habían muy pocas personas a esta hora en la playa, tampoco estábamos en temporada por lo cual no me extrañó ver a solo tres o cuatro personas en ella. Solté un suspiro, guiando mis pies a una palmera que sorprendentemente daba una sombra bastante amplia.
Dejando caer mis zapatos junto a las medias a un lado de dicho árbol, doblé mis piernas, sentándome con mis pies cruzados mientras hundía mis manos en la arena. Me encantaba la arena.
Las olas al chocar en la orilla provocaban un sonido tan relajante que me desconecté por unos minutos del mundo. Disfrutando muy ampliamente la sorpresa del pelinegro.
La presencia de Jeon hizo que abriera mis ojos, ya que la fragancia de su perfume había atacado mis fosas nasales. Di un pequeño brinco en mi sitio al ver que su rostro estaba a escaso centímetros del mío y sin cuestionarse mucho o decir algo, acercó sus labios a los míos dándome un corto beso.
—Hice un especie de picnic— me contó mientras se sentaba a mi lado, dejando una cesta que si soy sincera no sabía que venía en su moto.— Preparé varios aperitivos para mantener esa panza contenta— con diversión dio pequeños toquecitos en mi estómago, retiré sus manos luego de soltar un par de carcajadas.
El cielo aún mantenía ese azul tan característico y que lo representa tanto, el viento abatia nuestro entorno y nuestras carcajadas y voces danzaban en el aire.
—Venga, admite que está riquísimo— me pidió dándole un mordisco a su sándwich, mientras yo masticaba el mío.
—¿Cómo diablos sabes que odio el jamón?— pregunté curiosa, ya que los sándwiches que me había entregado, no tenían ese alimento. — Y otro dato curioso, ¿Cómo sabes que me gusta que los bordes del pan queden tostados?— pregunté sin poder creer que el pelinergo supiera tales cosas.
—Bueno, obtuve información de cierta persona— dijo, mirándome con diversión.
—Fue Seokjin verdad— reí cuando me observó de una forma que me indicaba que mi respuesta era correcta.
—Le estuve preguntando sobre que te gustaba y que no. Me dijo que amabas la playa pero que llevabas tiempo sin venir, así que me pareció una buena idea traerte a esta— confesó mientras me sonreía con ternura.
Me estaba derritiendo de amor.
—Eres tan dulce— dije sin pensar. Viendo por primera vez como el pelinegro se sonrojaba, yo también me había sonrojado, pero ignorandolo me comencé a burlar de Jeon.— ¡Tus mejillas están rojas!— reí dejando caer mi espada en la arena al ver que el muy apenado Jungkook intentaba cubrir su rostro para que no lo viera.
—¡No es gracioso!— se quejó, y de forma estratégica sin tirarle arena a la comida se dejó caer a mi lado, muy pegado a mi.
Lo observé, levantando una de mis manos a su rostro, con la punta de mi dedo índice me entretení delineando su mentón. Sus ojos estaban fijos en mi, mientras disfrutaba de las pequeñas caricias que mi dedo le proporcionaba. Y cuando cerró sus ojos dejándose llevar por la tranquilidad y el buen momento, levanté mi cabeza acercándome a su rostro hasta el punto de hacerlo caer conmigo encima, y como toda una tonta enamorada comencé a besar todo su rostro mientras lo escuchaba reír.
Y así estuvimos, jugando con nuestras manos, dándonos pequeños besos fugaces, hablando de recuerdos de nuestra vida, hablando incluso de cosas tan absurdas que sería simplemente imposible buscarle una lógica. También me enseñó un par de trucos para esquivar y atacar de forma estratégica, para los entrenamientos con Yoongi.
Me estaba divirtiendo con mi chico, porque sí, Jeon era mi chico sin la necesidad de una etiqueta para la sociedad.
—Deberíamos ir a el agua— propuso, me negué.
—No trajimos trajes de baño— le recordé, lo vi encogerse de hombros mientras comenzaba a quitarse la camisa del uniforme escolar.
El color rojizo se apoderó nuevamente de mis mejillas al darme cuenta de que me había quedado mirando de forma fija el torso descubierto de Jungkook, y abriendo mis ojos hasta el punto que parecieran querer salir de su órbita me giré a una velocidad que me hizo perder un poco el equilibrio cuando el comenzó a retirarse el pantalón.
—¡Venga ya!— río divertido, claramente y conociéndolo no perdería la oportunidad de burlarse de mi acción. —No es para tanto— dijo, a mi lado cayó su ropa y cuando mis instintos me dijeron que su presencia ya no estaba cerca, me giré.
Lo aprecié llegando a el agua y lanzándose a esta con una emoción que no se veía en él diariamente.
—¡Joder, está agua esta increíble, vamos Kang, entra!— gritó dándole palmadas a el agua haciendo que esta brincara.
—¿¡Estás loco!?— pregunté, caminando hasta la orilla para meter aunque sea mis pies—¡No me quitaré la ropa!— le dije, lo vi blanquear la mirada, me dieron ganas de lanzarle arena a los ojos.
El agua estaba caliente.
—Venga no seas así. ¿Me vas a quitar el privilegio de ver ese cuerpo en ropa interior?— cuestionó
Lo mire avergonzada
—¡Jungkook!— la vergüenza me consumiría. Se carcajeo, mientras me hacía unas señas extrañas para que fuera hacia él.
Solté un suspiro nervioso mientras me dejaba guiar por la voz en mi cabeza que me decía una y otra vez que no fuera boba y que me lanzara a el agua con aquel pelinegro que me esperaba impaciente.
Jeon, el cuál jugaba con el agua se quedó estático cuando sus ojos cayeron sobre mi. Mis dedos se deslizaban suavemente por mi camisa, la cual fue desprendiéndose de mi cuerpo poco a poco, de igual forma deje caer en la misma orilla la saya perteneciente a el uniforme escolar. Sus órbitas carmelitosas, seguían con determinación cada uno de mis movimientos.
Poco a poco me fui adentrando a el agua, a cada paso que daba, más me acercaba a él, me esperaba ansioso. Me extendió una de sus manos, la tomé y de un jalón me acercó a su cuerpo, mi piel se erizo, al recibir contacto con la piel mojada de mi acompañante.
Nos miramos fijamente, por uno de nuestros costados, directo en nuestras pieles, se reflejaba los rayos amarillentos del sol, el cual comenzaba a esconderse con una lentitud cuestionable. El cielo comenzó a tonarse de diversos colores, destacando más en el un color morado junto a rosáceo y amarillento, eso sin contar el blanco de las nubes y el azul propio de este.
Una de las manos de Jeon se apoderó de mi cintura y la otra en mi mejilla. Deslizó ambas manos con sutileza, en mi cintura haciendo pequeños círculos, en mi mejilla simples roces. Y yo, levantandome en la puntita de mis pies uní nuestras bocas, en un beso que se sintió tan diferente a los demás.
Pero ni Jungkook, ni yo, sabríamos decir el porque.
Su cuerpo cayó a el agua, llevándose consigo el mío y antes de que nuestros rostro se hundieran en las profundidades del agua nuestros labios se separaron.
—Tu cabello— río cuando salimos a la superficie, yo abriendo mi boca, expulsaba el agua acumulada en ella y con mis manos retiraba tanto mi alborotado y ahora pegado cabello y el exceso de agua.
Sus manos se apoderaron de mi cabellera y con dedicación peino esta hacía atrás.
Le sonreí, de forma tan genuina que juraría que los latidos de su corazón se escucharon en nuestro alrededor.
Jugamos, bailamos, cantamos, nadamos, nos besamos y de cierta forma nos contemplamos hasta que el sol se escondió por completo, dándole la bienvenida a la brisa proveniente de la noche que comenzaba a expandirse.
Salimos del agua, abrazando nuestros propios cuerpos y colocandonos nuestros uniformes de forma rápida. De mis labios habían salido varios insultos a el pelinegro, ya que por su culpa habíamos estado hasta tan tarde en el agua y ahora ambos teníamos frío.
—Ya, gruñona, ven— me dijo, una vez que recogió todo de la canasta y entrengandomela se dedicó a envolver su cuerpo en el mío, en un lindo intento de darme calor.
Estuvo así un par de segundos hasta que de forma repentina agarró una de mis manos y nos condujo a el muelle.
—Jeon, no se te ocurra dar otro paso más— le dije, frenando nuestro caminar cuando jalé su brazo haciendolo detener ese impulso repentino de caminar por el muelle.
—Quiero mostrare algo, prometo que no te sucederá nada— lo mire dudando.— Sun Yhie...jamás te haría daño o te arriesgaría a algo— y sintiendo el efecto de sus palabras en mi, me deje guiar sin importar mis miedos.
Al fin y al cabo Jeon estaría para mi si llegara a caer.
Tomó de la canasta su celular, con el cual alumbró nuestro camino para evitar caernos a el agua y respiré con tranquilidad una vez que estuvimos en una plataforma flotante de madera, que tenía un techo de cristal tan asombro que me dejó boquiabierta a pesar de no tener mucha visibilidad por la oscuridad.
Jeon se dejó caer en el suelo acostándose y yo imité su acción, contemplando con una admiración inexplicable como era que desde este sitio se podía observar con tanta belleza las estrellas que abarcan el cielo.
—Dicen que observar a las estrellas con la persona que te gusta, hace que la pareja tenga una especie de pacto con ellas— empezó a hablar.
Curiosa cuestioné:
—¿Qué tipo de pacto?
—Pues verás, uno de los dos le pedirá a las estrellas que lo ayude a que el amor que abarca tanto en su corazón como en el de su amada, en este caso, brille con la misma intensidad, con que ellas lo suelen hacer— explicó.
—¿Y que ganan ellas en ese pacto?—pregunté nuevamente.
—Ganan el amor de dos personas puras que las contemplarían sin importar el porqué...
—¿Te has inventado eso?
—No— río suavemente.—Papá me lo contó, y me hizo prometerle que se lo contaría a la persona que jamás permitiría que se marchara de mi vida.
Mi corazón bombeó con fuerza cuando nuestros ojos se encontraron.
—Él dice que el brillo de las estrellas es lo más hermoso que el ser humano pueda contemplar, pero creo que se equivocó en eso— comentó en susurro, mientras acercaba su cuerpo aún más a el mío.
—¿Por qué?
—Porque el brillo que les proporcionan estas a tus ojos hacen que ese comentario pierda validez— volvió a susurrar, dejándome a mi con el corazón a punto de abrir mi pecho.
Rozó su nariz con la mía, con suavidad mientras dejaba escapar aire de sus labios, cerré mis ojos dejándome llevar por el momento y entre abriendo sutilmente mis labios le di paso a los suyos. Haciendo que encarajan ambos de una forma simplimente única.
—Notita:
En pocas palabras, amé este capítulo, me llenó de ternura escribirlo y me pareció muy íntimo para ambos.
Espero que les haya gustado tanto como a mi.
Gracias por leer.
Cuídense y eso.
Juan_Carl0s_Bodoque
Por tu cumpleaños ♡
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