34. 𝖰𝗎𝖾𝗋𝗂𝖽𝗈 𝗒 𝖽𝗎𝗅𝖼𝖾 𝖳𝖺𝖾.
「🥊」
Con mis nudillos golpeé la ventanilla del auto de Taehyung para que me abriera la puerta de este, ya que tenía seguro puesto.
Taehyung moviendo de forma perezosa su cabeza hacia mi dirección parpadeo varias veces estirando una de sus manos a el seguro de la puerta en la que me encontraba.
—Hola— dije, adentrándome en el auto.—¿Todo bien?— el castaño asintió varias veces reparándome con la vista.—¿Tae qué pasa?
Relamió sus labios moviendo una de sus manos de forma intranquila sobre su pierna. Y se acercó a mí, dando un pequeño empujón con su mano en mi espalda y acercando su cuerpo al mío.
No entendía que sucedía, solo que me estaba preocupando. Lo sentí respirar de forma pesada y juro que por un segundo pensé que había comenzado a llorar. Apartandome de él, comprobé si mis suposiciones eran ciertas o no y alarmada comencé a secar las lágrimas que caían por sus ojos.
—¿Taehyung que sucedió?— volví a preguntar, este simplemente negaba y apartando mis manos de su rostro se volvió a acercar para abrazarme.
No pregunte más, solo dejé que se desahogara mientras pasaba una de mis manos desde su cabello hasta su espalda.
Al pasar unos minutos consiguió calmarse y nos mantuvimos en silencio por varios minutos más.
—Algún día entenderás porque lloré frente a ti— fue lo único que dijo antes de suspirar y mostrarme una sonrisa cuadrada que yo solo podía clasificarla como rota.
Encendiendo el motor del auto, comenzó a ponerse en marcha.
—¿A donde vamos?— pregunté, curiosa.
—¿Estas dispuesta a mejorar mi día?— preguntó, asentí, no me gustó verlo llorar, sentía que una parte de mi, dolía al verlo de esa forma.
—Estoy dispuesta a verte sonreír toda la vida, Taehyung— dije de forma sincera mientras le miraba.
El nombrado sólo apretó sus labios sin apartar los ojos de la carretera.
Me dispuse a contemplar a mi alrededor hasta llegar a el destino que Taehyung tenía en mente. Me vi sonriendo como una tonta cuando presencié de un rápido momento donde se encontraba el jardín de niños al cual había asistido, y el parque que papá me llevaba a jugar en las tardes. Hace mucho no iba a lugares como esos, así que verlos, aunque de forma relativamente rápida, me habían dejado un poco de nostalgia.
No se cuanto tiempo pasó exactamente, pero si se que mis ojos comenzaron a cerrarse cuando supuse que el viaje sería bastante largo.
Sin evitarlo me deje vencer por el sueño.
—Sun Yhie— mi brazo fue movido haciendo que abriera los ojos— Hemos llegado— comentó Taehyung, retirandome el cinturón de seguridad.
Abrí la puerta del auto colocando mis pies en el suelo. Estiré mi cuerpo cerrando mis ojos y soltando un bostezo, para que al abrirlos dejara escapar una risa nasal. La vista me gustaba.
—Bienvenida a pequeños sueños— lo miré extrañada.
—¿Pequeños sueños?— pregunté divertida y a la vez intrigada.
—Así llamo a este lugar— dijo abriendo ambas manos al sitio.
Me dediqué a observar con determinación el sitio. Se trataba de una especie de finca que tenía a un lado un pequeño lago.
—¿De quién es esto?
—De mi padre, hace mucho que dejó de venir, bueno, desde que nació mi hermana. Así que yo decidí encargarme del lugar.
—¿Tienes una hermana?— pregunté boquiaberta, mi querido amigo sonrió asintiendo.
—Muy revoltosa, pero eso no importa ahora. Te estoy mostrando mi escondite— dijo con dramatismo mientras me empujaba por la espalda para adentrarnos en la propiedad.
—Tiene una vegetación muy bonita— dije, señalando unos enormes árboles que resaltaban por varios lugares.
—Si, la vista es hermosa— afirmó Taehyung.
Deteniendo nuestro caminar, se adelantó para abrirme la puerta de lo que supongo sea una pequeña casa.
Dentro de ella se encontraba todo en perfecto estado. Se veía muy bonita y transmitía una sensación acogedora. Era agradable.
—¿Tienes hambre?— preguntó quitándose los zapatos. Imité su acción colocándome unas pantuflas—Hago unas tostadas con mermelada muy buenas— me guiñó un ojo, reí asintiendo.
Frotándose ambas manos me guió hacía la cocina. Me senté en la encimera mientras lo escuchaba cantar y preparar las tostadas.
Entre risas comimos y bebimos jugo. Mientras escuchaba atentamente como Taehyung me contaba anécdotas que había vivido en este sitio. El castaño había vivido en un entorno familiar muy bonito.
—Ahora que tenemos la energía a tope. Comencemos a trabajar— dijo, levantándose de la silla.
—¿Trabajar?
—Como oyes, te traje aquí para que me ayudaras— sonrió como un angelito. Rodeé los ojos.
Bajándome de la encimera lo seguí. Tomando lo que me lanzaba de forma rápida mientras rebuscaba en unos cajones de la casa. No tenía ni la menor idea de que haríamos, pero no tenía pinta de ser algo fácil y conociéndolo a él y conociéndome a mí. Sabía de sobra que acabaría muy mal.
Me guío a el establo. Donde supuestamente estarían los caballos. Pero no, en ese sitio no habían caballos, si no una paredes llena de dibujos que hicieron que abriera mi boca en asombro.
—Algunos son de Yoongi hyung, le gusta venir a este sitio a pintar— explicó, dejando unos botes de pintura en el suelo.
—Son asombrosos—dije, dejando las demás cosas en el suelo junto a un bote.
—Si lo son— respondió— Bien, pero hoy me mostrarás tu talento y observarás el mío— comentó divertido.
—No soy buena dibujando— opiné.
—A mi no me mientas bonitilla, he visto bocetos de personas en tus agendas y dibujos animados muy lindos— le lancé uno de los pinceles, lo esquivó antes de que lo golpeara en alguna parte.
—¡No revises mis cosas!— regañé. Me lanzó un beso mientras reía burlón.
—Colócate este mono por encima de la ropa, no es de tu talla pero es el más pequeño que tengo— me tendió un mono mecánico azul.
Como me pidió me lo coloqué y no se equivocó al decir que no era de mi talla, me quedaba un poco grande, pero no lo suficiente para incomodar.
Esperé a que se colocara el suyo y siguiendo sus instrucciones comencé a dibujar lo que a mi mente llegara.
Este era un buen plan.
Pasó exactamente una hora cuando por fin había terminado el cuarto dibujo que hacía. Eran sencillos pero bonitos, tenía pintura en todos lados, pero me sentía bien, me gustaba el ambiente. Taehyung a diferencia de mi no había terminado el primero y tampoco me dejaba observar lo que hacía ya que quería darme una sorpresa.
—¡Lo logré!— gritó entusiasmado mientras lanzaba los pinceles que portaban sus manos en varías direcciones y quitándose una gorra que se había colocado comenzó a bailar sin música.
Me giré, ya que él se encontraba en una pared distinta a la mía y al igual que él dejé caer mi pincel a el suelo.
Me había pintado a mí.
—¡Noooo!, aún no te pedí que voltearas, ¡Me arruinas la sorpresa!— gruñó removiendo su cabeza. —Bien hagamos algo, te volteas y cuando yo diga ya, tú te giras y te haces la sorprendida, ¿Vale?, bien, en uno, dos, tr...
—¡Me encantó, gracias!— dije una vez que mi cuerpo estuvo encima del suyo. Sus palabras se quedaron atascadas en su garganta, pero me correspondió el abrazo.
Me había maravillado con tal sorpresa.
Cuando me separé de él le sonreí como toda una niña pequeña y sacando mi móvil del bolsillo de mi pantalón ( tuve que abrir el mono y buscarlo), me dediqué a tirarle fotos a su obra.
—Ponte junto a ella— pedí emocionada viendo como Taehyung se ponía a un lado de su pintura.
Tomé varias fotos , mías, de él, de ambos o del retrato solo. Debía enseñárselo a todos.
¡Jungkook debía ver eso!
Terminando la sección de fotos apagué el móvil pero antes de poder guardarlo la pantalla se encendió mientras comenzó a vibrar en mi mano.
El nombre de Nam se veía con claridad. Contesté la llamada.
—Nam.
—¡Sun Yhie!, ¡El periódico escolar está empatado con el de otra institución, tenemos dos meses más para conseguir ganar el primer lugar!, ¡Lo estamos logrando!— gritó con emoción y a la par grité yo. Haciendo que Taeyung se asustará.
—¡Nam, lo estamos logrando!— grité mientras comenzaba a saltar en mi lugar.
Este día, se había convertido en uno de mis días favoritos sin duda alguna.
—Notita:
*Aparece de la nada tirando corazones de papeles*
Gracias por el apoyo, por esperar y por leer.
Cuídense y eso.
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