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26. 𝖢𝖺𝗇𝖼𝗂𝗈́𝗇.

「🥊」

—Este sitio es precioso— le hice saber a Taehyung.

—Aún no lo has visto por dentro— dijo, mostrándome una pequeña sonrisa.

—¿Exactamente que es este lugar?— curiosa pregunté. Rozando con la punta de mi dedo una de las plantas aferradas a la pared.

—Es una cafetería.

Me giré sobre mis talones para observar a Taehyung. En mi rostro se notaba la confusión, ¿Por qué está tan oculta esta cafetería?, para dar con ella debes salir prácticamente de la ciudad.

—Sí, es una cafetería en medio de la nada, eso la hace especial y un poco rara— como si leyera mis pensamientos me respondió, introduciendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.

—Es un lugar ¿Secreto?— cuestioné.

—Algo así, pocas personas saben de él.

—¿Y como es que tú sabes de el?

—Trabajo aquí— ladeé un poco mi cabeza mirándolo con asombro.— Te dije que quería cantar para las personas y resulta que este lugar es perfecto para poder expresarme sin temor.

Lo miré con ternura, sintiéndome orgullosa al verlo perseguir poco a poco sus sueños. 

—¿Y que hacemos aquí afuera?, ¡Entremos!— chillé ansiosa por conocer el interior. 

Junté mi mano con la de Taehyung y jalé su cuerpo abriendo la puerta de madera oscura, puerta que sonó haciéndole saber a los del interior que habíamos llegado. 

—Dios.

Escuché la risa de Taehyung a mi lado, me había detenido en medio de la entrada mirando con asombro todo mi alrededor. Este sin duda era el lugar más bonito que mis ojos habían visto alguna vez.

Se trataba de un lugar cubierto de madera y plantas, las paredes tenían una especie de enredadera con flores y un montón de luces blancas que hacían que la iluminación del sitio fuera radiante. La barra que solo estaba a unos metros de distancia de nosotros, también era de madera y su borde se encontraba cubierto de flores de todos tipos,  colores y tamaños. Las mesas, las sillas, todo en general era de madera con adornado de flores o pequeñas mariposas brillantes que le daban ese toque mágico como si se tratara de un rincón lleno de fantasía.

—¿Eso es un pasillo?— pregunté mirando a uno de los lados de la barra y antes de que Taehyung me respondiera, jalé de su brazo guiando nuestros cuerpos hacia el sitio.—¡Santo dios!— exclamé completamente enamorada de lo que mis ojos veían.

Como había mencionado, es un pasillo donde la pared de su izquierda estaba llena de fotos con escrituras enmarcadas en cuadros, y a su lado derecho que era más amplio, había una especie de espacio abierto donde se veía una fuente pequeña con un ángel en ella, ángel que tenía las manos unidas y que de él brotaba agua. Todo su alrededor estaba cubierto por plantas que jamás pensé que vería en mi vida, ¡Tenían mariposas!, habían montones y montones de mariposas dentro de ese sitio.

—Esto es hermoso Taehyung— dije sincera, sin poder creer lo que veía.

—Aún no has recorrido todo el lugar— comentó siendo ahora él el que jalaba de mi brazo para llevarme al final del pasillo.

Caul abría paso a otra sala, con las mismas sillas y mesas vistas al principio, pero la esencia de este sitio era la tarima acompañada de un arco de flores que destacaba en un rincón del sitio.

—Ese es mi lugar— susurró a mi lado, mirando fijamente la tarima alumbrada.

Wao, creo que me he quedado sin palabras.

—Venga, siéntate aquí iré a por un par de bebidas— demandó, moviendo una silla para que pudiera sentarme en ella.

Solté un pequeño suspiro y le obedecí,  mi mirada siguió los pasos de Taehyung, quien comenzaba a saludar a sus compañeros de trabajo y a varias personas del lugar.

No me había percatado de las personas hasta ahora. Y para ser más concreta, no me había percatado de la presencia de Jungkook, había subido a la tarima vistiendo lo que supongo que sea el uniforme del local mientras acomodaba un micrófono en el centro de la parte elevada.

Él no se percató de mi existencia hasta que alsó la vista y su mirada se conectó con la mía, sentí como todo a mi alrededor comenzaba a detenerse y que los murmullos de las personas que animadamente conversaban entre ellas se convertían en completo silencio en el momento que conectamos nuestros ojos.

Él no se movía y yo apretaba mis manos sobre la mesa, sentía la necesidad de ir y acercarme a él, lanzarme a sus brazos y abrazarle sin motivo alguno. Era un sentimiento que simplemete crecía en mi pecho y atormentaba mi cabeza, tal cual repetía una y otra vez: "ve, hazlo, háblale". 

—Debo decir que esta es la especialidad de la casa— la voz de Tae me hizo reaccionar volviendo mi mirada ahora a los ojos de mi amigo, sus manos dejaban sobre la mesa dos copas con líquidos coloridos en ellas.

—Gracias— agradecí tomando una de las bebidas y mientras Taehyung se sentaba a mi lado yo me dispuse a mirar a la tarima.

Jungkook ya no estaba en ella.

—Eso es embarazoso— opiné riendo de una anécdota que me contaba el castaño. Mi risa retumbaba por todo el lugar debido a lo alto que sonaba. 

Tae a mi lado acompañaba mis carcajadas con las suyas mientras hacía un absurdo intento de controlarse para darle un sorbo a su bebida.

—Taehyung, es tu turno— comunicó una chica, dejando un par de bebidas a las personas de la mesa de al lado de la nuestra.

Mi acompañante asintió, levantándose y antes de marcharse se inclinó sobre la mesa haciendo que nuestros rostros quedaran moderadamente cerca.

—Sabes...—comenzó diciendo, ambos tragamos saliva al mismo tiempo, continuó.— La canción que cantaré a continuación es para ti.

Mi corazón dio un pequeño vuelco en su sitio y la mirada fija de Taehyung sobre mi rostro solo provocó que sintiera el nerviosismo recorrerme desde la punta de los dedos hasta la cabeza.

Relamí mis labios, acto que Taehyung no dejo pasar por alto ya que siguió el movimiento de mi lengua con la vista y separándose repentinamente, se marchó dejándome con la palabra en la boca.

Solté un suspiro, experimentando en mi interior un manojo de emociones y curiosidad.  De repente, la sala comenzó a llenarse de personas, y todos se colocaban cerca de la tarima para poder ver mejor la presentación de Kim...

Yo no me quede atrás, así que decidí levantarme de mi lugar y caminar hacía la tarima para quedar frente a esta. En realidad tuve que qudarme en una de las esquinas ya que el centro estaba cargado de personas.

Miraba nerviosa la plataforma, esperando que el castaño apareciera sobre el sitio, inconscientemente uní mis manos dándome pequeños apretones en estas mientras balanceaba mi cuerpo impaciente.

Realmente estaba ansiosa por escuchar la canción.

Las personas comenzaron a hacer ruido cuando los pasos de alguien hicieron eco por la madera elevada.

—Buenas noches— la voz de dicha persona que conocía bastante bien, fue haciendo eco en todo el sitio al ser amplificada en los altavoces del lugar.— ¿Están preparados para recibir a nuestro famoso Kim?— Jungkook sonrió cuando su pregunta fue respondida con gritos pertenecientes de los espectadores.

Y sin más palabras dejó el micrófono en su sitio mientras que de forma graciosa dejó caer una de sus rodillas en el suelo mientras estiraba sus manos hacia el cuerpo del castaño, quien había aparecido repentinamente.

—¡Damas y caballeros, Kim Taehyung!— gritó sonriendo, presentando a su amigo bastante bien recibido por el público.

No pude evitar soltar una pequeña risa, al ver tal acto que jamás imaginé apreciar por parte del pelinegro, siempre se había visto intimidante y serio.

Taehyung mostrando una de sus típicas sonrisas cuadradas le dió la mano al chico para que se levantara y acercándose al micrófono, comenzó hablar.

—¡Hola!— rascó la parte trasera de su cabeza, estaba nervioso. — Esta noche es especial, ya que hay una persona importante para mi en este sitio por lo cual me encuentro un poco nervioso— el bullicio provocado por los presentes hizo que el chico se avergonzara aún más.

Si les soy sincera, creo que mi corazón a dejado de latir por tales palabras.

—¡Venga, canta para esa chica!— gritó alguien entre las personas y ese fue el empujón que hizo que Taehyung comenzara su show.

Se acomodó en un asiento que Jeon le había colocado antes de bajarse de la tarima y rasgando la guitarra que había aguantado mientras hablaba, fijo su mirada en mi.

Y yo sentí que moría.

—Nota: 

Creo que este ha sido uno de los capítulos que más he amado escribir. Me encanta mostrarle los sentimientos de mis niños. 

Gracias por leer linduras, besos. 

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